Quizá ayer no debí levantar el trasero de mi estúpida cama. Digamos que mi día no fue de los mejores, de hecho cada vez más iba de mal a peor, primero me quede profundamente dormida y no desperté hasta diez para las ocho, y mi "linda" hermana, nótese el sarcasmo, se fue sin mi a la escuela, dejándome sin transporte en un día que era demencial, era uno de esos días de película de horror, donde llueve a cantaros y sabes más que nadie que en cualquier momento el asesino puede salir de uno de los tantos callejones a tu lado y degollarte como a un cerdo en un matadero, pero en mi caso no fue un asesino quien corrió tras de mi, si no un enorme perro que me siguió hasta una cafetería que quedaba a tan solo una cuadra de mi escuela, y bueno al llegar a las puertas de la gran "HA" supe inmediatamente que esto no acababa aquí. Entre deseando ser la única chica que estaba retrasada y completamente empapada, me dirigí rápidamente a mi casillero y lo abrí dando las gracias a que tenia ropa de repuesto. Fui al baño de alumnas y me cambie rápidamente, para luego volver a mi casillero, guardar la ropa mojada y sacar el cuaderno de la asignatura que me correspondía, estaba en eso cuando de pronto la puerta de la entrada se abrió abruptamente, mostrando a una gótica con el cabello mojado y con un vaso de café en la mano, mientras su mirada era un tanto despreocupada. La mire por un instante, estaba deslumbrante como siempre, su cabello negro aun estando empapado era hermoso, su rostro nívea mostraba una mueca de disgusto y fue cuando lo note, ella me atrapo observándola, gire mi rostro totalmente desencajado por la vergüenza y saque lo que necesitaba justo antes de ver como la puerta de mi casillero se cerraba de manera ruda ante mi cara, y para variar solo eso fue lo que hizo, ni una mirada, ni siquiera un "hola", esa era su manera de saludarme, me odiaba y yo de cierta manera también lo hacia. Luego de ese encuentro me dirigí a la clase de mi loco profesor Sikowitz. La clase paso rápidamente, entre unos tantos ataques a mi cabello con la cerbatana que había hecho de improviso Jade con su bolígrafo. El receso fue horrible como el resto de mi día, primero un chico choco contra mi y me tiro el café encima, y como era de esperarse los comentarios de Jade no se hicieron esperar, pero estos fueron cortados por Beck, nuestro amigo, nuestro muy guapo amigo. Andre fue muy amable y me cedió uno de sus pollerones para poder cambiarme. El almuerzo no lo pude comer ya que había dejado el dinero sobre la mesa y así siguió todo hasta terminar las clases, y para variar mi hermana se había ido sin mi, pero ya vería después. Fui por mi bolso y luego partí en dirección a mi casa bajo la leve llovizna.

Iba tan tranquila que hasta me dio miedo, pero era de suponerse que algo sucedería, aunque no pensé que esto vendría bajo la mano de una gitana…

-Ey paisana déjame y leeré tu mano –dijo mientras pasaba a su lado.

*No gracias… -dije con una voz nada agradable, la verdad así estuvo mi voz durante todo ese maldito día.

-Eh… que si quieres te lo hago gratis, tómatelo como un obsequio por tu mal día –dijo sonriente mientras tomaba mi brazo para detenerme, y bueno eso fue la gota que rebalso mi cubeta, solté mi brazo bruscamente de su agarre.

*¡He dicho que no! ¿Acaso eres sorda? ¿Eres idiota? Déjeme en paz… -Y eso es lo que no debí haber hecho, fue un mal momento para ser una Jade, ya que si no fuera por eso no estarían pasando cosas tan extrañas. Vi como una extraña mueca se posaba en el hermoso rostro de la gitana y me dijo…

-Desde hoy algo cambiara y lo iras perdiendo día a día, viendo como retrocede todo poco a poco hasta el punto en donde no podrás recuperar nada y cuando eso pase tu y yo nos volveremos a ver…-Dicho esto la lluvia comenzó a caer rápidamente, mientras veía como la colorida falda de la mujer desaparecía en la calle y de pronto todo se volvió a negro.

Cundo desperté estaba totalmente desorientada, estaba en mi habitación ¿Qué como llegue allí? Bueno mi madre me dijo que había llegado un tanto ida y fui directamente a mi habitación, que me recosté y que no desperté hasta hoy en la mañana. La verdad me dejo un tanto choqueada lo de ayer, pero ¿A quien no?. Tome mi desayuno, me aliste y corrí a bajo, para que Trina no me dejara hoy, nos despedimos de papá y mamá, y nos subimos al auto. Al cabo de 15 minutos ya estábamos aparcando en el estacionamiento de "HA", Trina y yo caminamos en silencio hasta la puerta de entrada de la escuela y fue cuando Trina se desapareció de mi vista. Camine con cansancio hasta mi casillero, lo abrí y dispuesta a sacar mis cosas vi como este se cerraba nuevamente, pero de manera ruda al igual que ayer, gire mi rostro y encontré unos orbes azules con tonalidades gríseas, me miraban con enojo, pero de pronto eso cambio por una mueca divertida…

*eh… ¿Jade estas bie…? –Y es aquí donde entra lo extraño, ya que fui interrumpida por un tierno beso.