N/A: (AU) Es solo una historia corta a la cual les recomiendo no traten de encontrarle mucho sentido D=
Disclaimer: Los personajes de Victorious no me pertenecen.
Silencio
Un día parecido a cualquier otro la noche fue cayendo en aquel pueblo; sin embargo, la realidad era que en ese misterioso lugar, ninguna noche era como todas. Ésta en particular estaba habitada tan solo por el silencio, un aterrador e inquietante silencio formado como consecuencia de las cosas que una vez estuvieron ahí y hoy se encontraban ausentes.
Victoria Vega, una viajera empedernida que vagaba por el mundo sin más pertenencias que su propia vida, se encontraba ahora en la entrada de aquel pueblo, será el destino tal vez; pero, para suerte de ella le había tocado parar precisamente allí, en ese lugar el cuál esta particular noche sería el más callado y oscuro sitio en el cual pararía jamás.
Dejando de lado sus miedos decidió adentrase en tan misterioso pueblo divisando a los lejos una posada en la que pensó podría pasar la noche, una leve llovizna comenzaba a mojar su morena piel mientras se dirigía a ella con la esperanza de encontrar albergue; sin embargo, nada más encontró que puertas cerradas y el aterrador murmullo de la nada, comenzó entonces a rodear el local topándose al fin con un hueco por él cuál podría deslizarse, se metió por él sin pensarlo dos veces yendo a parar directamente al sótano de aquel edificio, lugar donde nuevamente lo único que se encontró fue más silencio.
Lo que no sabía Victoria era que en el fondo de aquel desolado sótano en realidad la estaba esperando alguien, y ese alguien era nada más y nada menos que Jade West, o como en los mitos decidieron nombrarla, la mujer del traje de gris, aquella mujer de quién se dice que en noches como estas vagaba a través del pueblo en busca de aquellas almas débiles que no hacían más que vagar sin sentido por él mundo en busca de algo que llenase su vacía existencia.
Victoria iba avanzando lentamente dentro de aquel oscuro sótano, cuando notó que su camino había sido cortado, de pronto se encontró de frente con aquella fría mujer de la cuál alguna vez sus abuelos le habían hablado, aquella mujer quién no tuvo que hacer más esfuerzo que extender sus manos para que la morena joven la siguiera. Hipnotizada por aquellos azules ojos que en lugar de azules llegaban a ser casi tan grises como su traje, no podía detener sus pasos, y realmente desde ese instante nada más importó para ella, porque ante todo pronóstico en aquellos fríos ojos sintió una calidez que no había sentido jamás.
Y fue así como Victoria, ya sea por casualidades del destino o porque aquello sin pensarlo había ido a buscar, paso a formar parte de aquel misterioso pueblo, aquel que nadie y todos conocen, que nadie y todos anhelan, que nadie y todos temen, aquel pueblo del cual todos hablan pero a la vez nadie realmente ha oído jamás.
Fin
