Cell Block Tango/Tango del pabellón.

Las pisadas pesadas y secas que daba el guardia con aquellas botas

Las estaba molestando en verdad; sabían lo que eran.

Y sabían porque estaban allí.

Sangre, sangre y más sangre que había corrido sobre sus manos o incluso alrededor de un arma.

La cárcel no era el mejor lugar para una dama, una señorita,

O una mujer de altos soportes que se la pasaba fumando gracias a los sobornos.

La horrible llave de agua que alguien había dejado un tanto abierta sonaba

Escandalosamente en pleno silencio.

Gota, gota y por gota. Como la sangre;

Cuando la sangre escurría sobre sus perfectas manos arregladas por la manicura cara.

El sonido de unas uñas tocando los barrotes asegurando que aún seguía alguien despierta no se hizo esperar.

Y es que pocas dormían…

Todas estaban conscientes que el mañana sería otro día tejiendo, cocinando, haciendo idioteces con trapos que de seguro les serviría sí llegaban a salir de ese maldito y sucio lugar.

Pero conocían de seis en especial,

Los crímenes más atroces o eso se podría llamar. Pues aquellas no se arrepentían de nada; absolutamente, sabían que sus actos eran entendibles y nadie podía señalarlas.

ABSOLUTAMENTE

NADIE.