Summary: Bonito hotel de ventanas azules... ¿cuántas historias explicarías si pudieses hablar?. Un hotel y muchos clientes por los que pasan por sus habitaciones, pero lo que más nos interesa son los empleados y sus más oscuros y escondidos secretos. Rated M por futuras escenas. Historia basada en hechos reales, así que puede ser que algún día os encontréis con mi bonito hotel de ventanas azules.
Los nombre son propiedad de la señora Meyer. La historia completamente de mi propiedad.
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Prólogo.
Se paró delante de su nueva adquisición. La había comprado a precio de saldo porque sus antiguos dueños ya no querían saber nada de ese viejo caserón, lo que no sabían es que haciendo un pequeño arreglo por aquí y otro por allí esa casa de ventanas azules daría mucho dinero.
Cruzó los brazos. Oh si! Ya lo podía ver!
-Diego! David! Queréis dejar de correr por favor.- gritó la chillona de su mujer. No la quería, eso estaba más que claro, pero la familia de ella tenía dinero, mucho dinero, y eso compensaba todo lo demás.
-Kate, deja a los niños que hagan lo que quieran.- dijo con voz cansina.
Hacía cinco años que habían tenido unos gemelos, David y Diego, así los habían bautizado. Físicamente iguales, con la única diferencia que uno de ellos tenía el pelo negro como la noche y el otro naranja como las zanahorias. Diego el del pelo negro era calma hasta que se juntaba con su hermano pelirrojo.
-Como quieras Mike- dijo la mujer- ahora ya me puedes explicar que harás con este mugriento edificio?- preguntó Kate parandosé a la altura de su marido, mientras que con un ojo no dejaba de controlar a sus hijos.
Mike rió.
-Lo voy a convertir en un hotel, el hotel de las ventanas azules. - dijo con orgullo.
Kate lo miró con el ceño fruncido. Suspiró.
-Mientras yo no tenga que hacer nada...- se quejó
El hombre entornó los ojos. Respiró profundo.
"Solo piensa en el dinero, mujeres puedes tener en cualquier rincón."-se dijo a si mismo.
-Papá, papá!- gritaron Diego y David mientras se enganchaban a las piernas de su padre.
-Este será nuestro hogar- les dijo a sus hijos quedando a su altura.
Kate resopló. Solo le faltaba eso, tener que vivir en una casucha en medio del campo porque a su marido le había entrado ganas de tener un hotel. Perdería todo, sus amistadas, sus hobbies, el profesor de pilates... y esas ventanas azules... que poco le gustaban.
El aire sopló. Era un nuevo comienzo.
Bienvenidos al hotel de las ventanas azules.
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Hola,
espero que os emocione tanto como a mi esta historia, poco a poco irán saliendo todos los personajes y cada trama que se enredará con otras.
espero vuestros comentarios con lo que pensáis que llegará a pasar.
es una historia basada en hechos reales, así, que quien sabe, puede que un día encontréis el hotel de ventanas azules y todos sus personajes.
Feliz lunes y nos leemos! Besos!