La última noche
Bajo a la cocina a beber un vaso de agua. Me había vuelto a levantar por otra pesadilla, ya hacía casi un año que estas me atacaban por las noches. Al llegar abro el grifo y el vaso empieza a llenarse, miro por la ventana, es una noche oscura y cerrada, noto como la sensación de soledad que siempre me persigue aumenta. Bajo la persiana y me giro, aunque escucho cómo se va cerrando pero mi atención se concentra en un papel pegado en la nevera con un imán. Me acerco lentamente y lo cojo, lo miro y unas gotas el comienzan a mollar. No sé cuando he empezado a llorar, me prometí que no lo haría más, pero no puedo parar. Enfoco la vista para ver las dos figuras que allí están dibujadas: la una más alta que la otra y los dos con una sonrisa dibujados en la cara y en unas letras de color negro se puede leer "Mi madre y yo". Abrazo el papel y caigo de rodillas, sigo llorando pero me da igual. Empiezo a recordar el día que me dio ese dibujo, aquel que había hecho ese día en la escuela cuando les habían pedido que dibujaran a sus familias. Quien me huera dicho en esos momentos que ocho años después aparecería aquella que me separaría de su lado. Después de tantas luchas y discusiones por él, ella se lo llevo de mi lado, bueno ahora no se si de verdad fue ella después de todo en sus ojos no había rencor como en del resto.
Desde entonces he intentado seguir adelante por mi hijo aquel que ya no se si me sigue queriendo, pero que cuando era pequeño no le gustaba verme triste, siempre dicen que el tiempo cura las heridas, pero no sé si es cierto del todo, ya que el agujero en mi corazón sigue intacto.
No sé cuanto tiempo he estado de rodillas llorando pero debe de haber sido un buen rato, ya que me duelen las piernas. Me levanto y coloco el dibujo en su lugar, cojo el vaso de agua y me dirijo a mi cama para dormir aunque sean un par de horas. Una vez en la cama intento dormir, estoy agotada por haber estado llorando y los ojos, aunque me cuecen un poco, se van cerrando lentamente.
Tocan el timbre, miro el reloj y son las cinco de la madrugada ¿Quién podría ser a estas horas de la madrugada?, me pongo la bata y me dirijo a la puerta. Vuelven a llamar, pienso que la persona debe de estar muy impaciente para que abra la puerta. Cuando llego miro por la mirilla y no veo a nadie, entonces pienso que es una broma, por qué quien llamaría a mi puerta, y vuelvo hacia la habitación pero el timbre vuelve a sonar y abro la puerta un poco enfadada. Y entonces escucho una voz que aunque ahora es un poco más grave pero que reconocería en cualquier lugar que dice "Mama".
