Cuando Adrien llegó a casa parecía bastante tranquilo para contradicción de Plagg, que no dejaba de observarlo buscando cualquier gesto que le permitiera saber cómo se sentía su chico por todo lo que había pasado en las últimas 24 horas.

Pero nada, Adrien sacó los materiales de su mochila, dispuesto a hacer su tarea antes de su clase de piano.

Quizás es demasiado pronto. Se permitió pensar Plagg antes de irse a comer su queso, evitando la pérdida de su tiempo. Después de todo, su portador (como todos los parisinos al parecer), era demasiado ciego y lento.

Pero lo que el kwami olvidaba en ese momento era que Adrien era un modelo, acostumbrado a sonreír amablemente aún cuando no deseaba hacerlo, escondiendo sus pensamientos cuando era necesario. Y ese momento no era muy distinto.

Ya que el recuerdo de la conversación que había compartido con la azabache le vino de golpe, esa en la que se había enterado en la piel de Chat Noir que ella gustaba de alguien; situación combinada al recuerdo de cada fotografía que había visto en televisión con su imagen y las palabras de Jaggued Stone, que eran la cereza del pastel.

Acelerando su corazón ante la idea y llenándolo de nervios en el proceso.

Porque no estaba seguro sobre cómo debía actuar ante los sentimientos de Marinette si realmente iban dirigidos a su persona.

Pasando toda la tarde después de la intromisión al hogar de los Dupain pensando en ella y dejándolo con una sola idea: debía hablarlo con ella, tal como Ladybug lo había hecho con él.

En una situación que le había dolido, pero que agradecía infinitamente; ya que lo mejor era saber la verdad, siempre.

Y aunque él sabía que no tenía una oportunidad en un futuro cercano con la chica de rojo, eso no significaba que él ya no la quisiese. Dispuesto a esperar lo que hiciera falta por ella.

Imaginaba en ese momento que podía repetir las palabras de Ladybug le había dicho con Marinette, porque ella también era una persona importante en su vida y lo último que quería era dañarla. Aún cuando no podía corresponder sus sentimientos.

Aunque al final, no fue necesario.

Una leve punzada en su corazón se hizo presente junto a un gran alivio que recorría sus entrañas, mientras ella empezaba a liarse con sus palabras. Intentando decirle que no estaba interesada en él de ese modo.

Y tras recibir esa respuesta, Adrien supo que debía ayudarla a tranquilizarse. Asegurándole que no había nada de malo si ella era una de sus fans y que no debía sentirse avergonzada por ello.

Todo entre ellos estaba bien, como siempre.

Aunque ahora, no podía evitar preguntarse quién sería el chico que la hacia suspirar. Si sería alguien que él conocía, si merecía la atención de la azabache.

Porque Marinette era una chica muy linda y dulce, que se merecía un romance que la hiciera ver las estrellas.

Quizás pronto él se de cuenta de sus sentimientos. Pensó mientras buscaba la hoja que debía resolver.

Sin imaginar la ironía que rodeaba aquella situación.

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