Fairy Tail y sus personajes no me pertenecen.
Cuando deje de llover...
Prólogo
Parecía una mala tragedia. Luchaban por su vida todas y cada una de ellas, era una caída lenta, dolorosa, podía ver como se resistían pero al final terminaban cayendo. La lluvia caía por toda la ciudad, y por la ventana que me protegía de tal tormenta podía observar como las gotas que caían sobre el vidrio luchaban un poco más que el resto, parecían pedirme por favor que las salvará para después terminar en un mar de muerte a la orilla de la madera. Era tan trágico verlo de esa manera, pero nadie podía disfrutar de tan buena obra. Por eso solía aplaudir al final de la tempestad. Y al final, cuando salía el sol cerraba las cortinas, el telón se bajaba. Todo acababa allí.
Nadie disfrutaba de la lluvia como realmente se debía disfrutar, cada vez que llovía todos se cubrían, huyendo, es como si aquellas gotas que buscaban piedad les hiciera daño, como si al recibirlas algo malo sucedería, nadie las aceptaba, siempre desde mi ventana podía ver como todas las personas corrían a protegerse, o maldecían en voz alta. ¿Por qué odiar algo tan hermoso? Pero un día en particular algo cambio, lo vi a él, a él que era tan diferente al resto. Un actor nuevo. A él que no le molestaba recibir las gotas de lluvia en su rostro, sino que lo alzaba y sonreía, no había visto el sol después de la lluvia pero suponía que podía compararse con esa sonrisa, que sonrisa más linda tenía, su cabello negro, ya mojado, se pegaba su frente, y el caminaba a paso lento, como si disfrutara del viento que lo envolvía y cuando suponía que nadie lo estaba mirando abría los brazos y parecía bailar, era feliz, porque bailaba, aunque no pude seguir observándolo, lo perdí de vista y maldije por primera vez en mi vida.
Algo tan mágico era digno de repetirse una y otra vez, mi mano se apoyó contra el vidrio empañado esperanzada de que vuelva a aparecer ante mí, pero jamás ocurrió, la lluvia ceso, y cuando las nubes comenzaban a correrse para hacerle paso a la estrella más brillante, la que solía opacar al resto, mis cortinas se cerraron.
En el interior de mi departamento se escuchaba la suave melodía de un violín. El violín era un instrumento hermoso, lleno de paz, era como así decirlo, un instrumento hecho para ángeles, ¿verdad? La persona que tocaba un violín a la perfección tenía alas, y te hacia volar junto a él en un cielo abierto, a un mundo donde solamente el artista te podía llevar, y aquello me encantaba. Por eso amaba el violín pero jamás había hecho el intento de tocarlo, y jamás podría, puesto que no soy ningún ángel. Y que pecado tan grande tocar algo tan angelical.
Tomé un abrigo, era gris hasta por encima de mis rodillas, con botones negros grandes, era delicado, femenino pero era gris. Por eso lo había comprado. El gris era un color que pegaba conmigo, con todo lo que yo era.
Al poner ambos pies afuera y que el frío recorriera mis mejillas, supe que mi piel se secaría. No tenía linda piel, era muy blanca, como la de una muñeca de porcelana, pálida, a nadie le gustaba. Parecía muerta en vida y es que a veces sospechaba de que tan fea afirmación sea cierta. ¿Tenía algún motivo para seguir respirando día a día? Mi cabello, ondulado, de un extraño color celeste, caía rebelde, no había forma con el, había perdido las esperanzas de tener un cabello bonito, una sonrisa bonita o unos ojos bonitos que le gustarán a algún hombre que no sintiera otra cosa por mí que no sea pena. Al final todo terminaba con la misma frase: "…Pobre chica."
Al dar dos pasos tropecé torpemente con una caja de cartón y un ruido, a algo roto se escuchó. Miré a ambos lados, desesperada y del camión que estaba estacionado afuera de mi edificio bajo un hombre corpulento, era el doble de mi persona en todos los sentidos y bajo su mirada de enfado temblé.
— ¿Señorita está bien?
Su voz no era ruda, y su expresión había cambiado a una de preocupación. Todavía me sentía asustada.
—Juvia lo siente, no quiso romper nada.
El hombre negó con la cabeza, como si toda la situación actual no tuviera importancia. Al darme cuenta que seguramente las cajas pertenecían a un nuevo vecino, me sentí demasiado culpable, aquel hombre corpulento, al cual tan mal había juzgado, seguramente tendría problemas por mi culpa, porque dentro de esa caja algo se había roto. Estaba tan acostumbrada a romper todo lo que tocaba, desde objetos hasta la persona más dulce y hermosa, todo se rompía cerca de Juvia. Nunca tenía la intención de romper pero simplemente se rompían.
—Juvia puede reponerlo. Ella le dará el dinero.
Quise dibujar una sonrisa en mi rostro pero estaba segura que tan solo había conseguido una expresión rara, mi labio inferior seguramente estaría temblando, no de frío, pero de los nervios del momento. El hombre mucho más alto que yo, volvió a negar con la cabeza, dijo que no tendría problemas y me vio marcharme. Antes de doblar la esquina volteé a mirarlo, y el rascaba su cabeza mientras miraba preocupado aquella caja de cartón.
Una vez, hace algún tiempo atrás, una persona a la que apreciaba mucho me había mencionado que las personas veían a alguien muy vulnerable en mí y que despertaba instintos protectores en los demás. Alguien frágil que no tenía el carácter suficiente como para defenderse, para luchar por lo que ama, para hacer frente a la vida. Por eso las personas me veían como alguien débil pero en realidad Juvia no lo era, no era alguien tan débil. Vivir sin sentido en esta vida, demandaba de mucha fuerza, de decisión, de todo eso que alguna vez había carecido.
Esa persona también me había dicho que estaría conmigo, hoy y siempre pero dudo que en estos momentos, alguien tan cálido y hermoso se esté acordando de mí.
Un par de niños pasaron corriendo, saltaban en los charcos de aquellas pequeñas gotas que no sobrevivían y me distrajeron del triste recuerdo en el cual me hundía, sus sonrisas eran tan grandes. "Por fin ha dejado de llover." Repetían. Y el viento de un triste otoño jugaba con ellos. Los despeinaba, los hacía reír a carcajadas, como si cosquillas les estuvieran haciendo en la panza.
Los vi sonreír de manera tan admirable, que la duda surgió a mi cabeza, ¿alguna vez fui capaz de sonreír así? ¿Por qué todo tiempo que añoraba era pasado? ¿En qué momento le había empezado a temer al futuro? ¿A dejar de disfrutar de mi presente? La ventisca que me azotó en ese momento pareció responderme, quiso purificar mi alma en un intento de olvido y perdón. Como si en realidad, todo fuera tan sencillo. Una carga tan pesada no deja de pesar tan pronto, jamás. Y con lágrimas queriendo escapar de mis ojos, queriendo morir al caer de mis mejillas, apresure el paso y volví a mi departamento. Unas cuadras antes la lluvia había vuelto a caer, desesperada, como si hubiera comprendido mi dolor, como si el cielo, en realidad, quisiera llorar conmigo, ayudando a camuflar mis lágrimas. Y aunque no quería ser desagradecida, y aunque me hubiera gustado quedarme día y noche bajo la lluvia, debía entrar a mi hogar, dónde una taza de café me esperaba, donde podía disfrutar de otra obra desde mi ventana. Mis ojos se fijaron en la puerta de metal, buscaron por los alrededores algún camión que continuará con alguna mudanza pero no había visto nada. Dude en dar algún paso, y antes de poder reaccionar un mano fuerte sostuvo mi brazo, tan fuerte que pensé que lo rompería, ni tiempo a gritar ni tiempo a escapar me arrastro con fuerza dentro del edificio. Asustada, di un paso atrás y el hombre entre risas me soltó, pidiendo disculpas.
—Te estabas empapando ahí afuera. —Luego se miró así mismo y rió más fuerte. —No puedo decirte nada, los dos estamos demasiado mojados.
Sus ojos grises se me hacían raramente conocidos, parecían tan fríos como el hielo y su cabello negro goteaba, aquellas gotas habían conocido el paraíso antes de caer en el olvido.
N/A:
Hace mucho que le debía a WaterJuvia un OneShot, en realidad habíamos dicho que ambas haríamos un OneShot Gruvia para compartir con ustedes y demás, por cosas de tiempo e inspiración jamás lo subí en la fecha acordada. Pero mejor tarde que nunca. La inspiración tocó mi puerta y no para un OneShot sino para algo un poquito más largo, así que espero simplemente que les guste, hace mucho que no redactaba de esta manera.
¡Espero les guste! Un beso enorme.
Sugar.
