Era un día lluvioso cuando Evony la mandó traer. Llaman a la puerta insistentemente.
- Pasad – mira a la mujer castaña de arriba a abajo intrigada – así que tú eres esa de la que todos hablan… - se acerca lentamente y mira las cadenas – quitádselas. Ni que fuera un perro.
- Evony, no creo que sea buena idea - el guardia echa a la mujer hacia atrás para evitar que se acerque demasiado.
- ¡He dicho que la soltéis! ¿Estáis sordos?
Los guardias se miran entre ellos y comienzan a soltarla.
- He oído que hiciste muchas travesuras hace un año. Eres de las sombras pero vas a tu aire.
- No me gusta recibir órdenes, ni tampoco trabajar en equipo – se toca las muñecas doloridas.
Suspira y la observa con detenimiento, finalmente La Morrigan habla – dejadnos solas. Tenemos que hablar – dudosos los guardias salen de la habitación dejando a las dos mujeres a solas.
- ¿Por qué me has traído aquí?
- Quería conocerte – la musa la mira de arriba a abajo algo interesada – pareces herida ¿te hicieron daño mis guardias?
La súcubo la mira dudosa, se aleja un poco y comienza a observar la habitación detenidamente. Finalmente habla.
- No, no fueron ellos. Fue otra persona, no he tenido tiempo de curarme. Tus guardias me cogieron cuando iba a alimentarme.
- Así que estas hambrienta – la mira y comienza a alejarse lentamente – puedo buscarte algo para comer. Tengo algunos chicos que ya están casi muertos.
La mira y sonríe levemente – Evony, sé sincera. ¿Qué hago aquí? He matado a ancianos de las sombras, de las luces, al Ash y sin embargo estas aquí, a solas conmigo. Sabes que podría matarte.
- Pero no lo harás, eres demasiado inteligente – Evony mira a la mujer a los ojos – Y si, tienes razón; te he traído aquí por una razón, tu padre. He oído que es el Rey Sangriento.
La mujer la mira a los ojos durante unos segundos y aparta la mirada – y quieres saber quien es ¿verdad?
- Solo tengo curiosidad – llena dos copas de vino y le da una - ¿fue el quien te hirió? – se acerca a ella y le acaricia la herida del brazo mientras continua mirándola a los ojos.
- Es posible… - la mujer mira a la musa a los ojos, sin saber por qué se siente atraída. Coge su copa y se la bebe de un trago.
- Me sorprende que no lo mataras – se aleja de ella y se sienta en su mesa.
- A mí también – mira al suelo y suspira – Supongo que estaba débil por la desaparición de
- ¡Bo! Tú… tú eres la madre de esa súcubo insolente.
- ¿Te sorprende? – la mira a los ojos, comienza a enfadarse.
- Bueno, Bo es tan… manejable, débil. Adora a los humanos, nunca piensa en sus actos, siempre hace lo que le dice… - deja de hablar y la observa sorprendida – espera, ¿ese viejo tabernero es el Rey Sangriento? ¿Trick es tu padre?
