En medio de este dichoso día de sol y cielo azul cubierto por joviales nubes blancas, hay un carro ago deshecho abandonado en la maleza en medio de un viejo campo, dicho carro está rodeado de derruida y oxidada basura y otros cacharros de desguace metalico.
De dentro de aquel viejo carro cuyos cristales estan algo rasgados y quebrados, provenían dos jóvenes voces que parecían estar divirténdose, a juzgar por el tono. Dentro de aquel carro se encuentran dos pequeñas y coloridas ponys, en cuyos ojos brillantes se reflejan los rayos de la luz del sol que proviene desde fuera y se refractan en el cristal frontal del carro. Al parecer, esta dos pequeñas potras se encontraban jugando un dichoso juego muy conocido entre la poblacion común y corriente, el cual consiste en mentalizar un objeto cercano y hacer un juego de adivinanzas.
- Veo veo...
- ¿Qué ves?
- Una cosa
- ¿Qué cosa?
- Maravillosa
- ¿De qué color es?
- De todos colores.
-Whoa, ¿qué puede ser?
- Jeje, es maravillosa, es...
Pero la potranca se quedó callada un momento. Luego los ojos se le abrieron de horror al recordar algunas cosas del pasado, cosas que irónicamente tienen relación con los colores. Cosas de muchos colores... Arcoíris...
La otra potra miró a su amiga y al ver su extraño cambio de expresión, se inclinó sobre ella y preguntó.
- ¿Pasa algo, Aurora?
La potra llamada Aurora negó con la cabeza, y luego desvió la mirada hacia el lado contrario, y quedó mirando por la ventana rota del carro, hacia lo lejos. Su expresión infantil esta vez había cambiado y era diferente, más extraña... más madura. Y piensa:
"A veces, no todo lo bello puede ser bueno. Los arcoíris no siempre pueden ser hermosos. Pese a que se supone que según lo aparente, siempre deberían ser algo bello. Quién hubiera creído que alguien como yo sería capaz de entenderlo... de entender que, a veces, los arcoíris pueden inspirar temor..."
