Cuando me dijo que su Rose era diferente en todos los aspectos algo dentro de mí se quebró. La prefería a ella. Sin dudas. El momento que compartimos solo fue especial para mí. No sé si será orgullo, celos o simple rabia pero yo no me iba a arrodillar de amor en frente del Sr. Edward Cullen. Primero… tenía que hacerlo él
*Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer y la Historia a Adna Montiel.
La esposa cap. 01
Una nueva vida
Todavía no puedo creer como llegué aquí. Mi padre Charlie era un militar, mi madre ama de casa. Un día en nuestro país se formó la guerra. Los árabes acabaron con casi todo, no respetaron nada. Ni siquiera la dignidad de la mujer. Creo que eso fue lo peor de todo. Las mujeres que no morimos ese día fuimos obligadas a irnos con ellos. Nos trataron como una simple mercancía y luego en las calles de su país nos exhibieron como trofeos. Ese día mi padre murió. Salvando a nuestro país, salvando a sus mujeres, salvando su vida, su corazón.
Recuerdo muy bien todo. Nos agruparon de diferentes maneras, por la edad que decía nuestro físico y por color. Mi madre lloraba y pedía que nos soltaran. Decía que nosotros no teníamos culpa de nada y en realidad así era. Fuimos trasladadas a un lugar medico donde nos fueron chequeando a cada una por separado. Tenía mucho miedo, no quería que nadie me tocara, ya estaba paranoica. Me mandaron a quitar toda la ropa y al cuarto pedido lo hice. No quería que le dijera a los matones de afuera y después me lastimaran. Me hicieron un chequeo general, entré en estado de shock cuando el doctor se fijó en mis partes intimas y más cuando trató de meter sus dedos en ella. Algo que me produjo mucho dolor y no lo siguió haciendo. "de paquete" dijo cuando salí y todos los hombres afuera sonrieron triunfadores. Esta vez me colocaron en un grupo de chicas menores que yo. La mayor tendría como once, yo tenía catorce. Rato después llegó una mayor que yo. Diecisiete me dijo que tenía. Sin duda era hermosa. Su cabello negro liso le llegaba hasta el ras de sus hombros, sus ojos ámbar te miraban con dulzura y un poco de seguridad que interpreté como superioridad. Sus senos redondos sobresalían demasiado gracias a su pequeña cintura la cual le daba un buen comienzo a la curva de sus glúteos rellenos, era alta y de una piel canela muy clara. Los grupos fueron dispersados y no vi más a mi madre. Nos metieron en un salón y de vez en cuando entraban hombres eligiendo a las que querían. Hablaban un idioma extraño, supuse que árabe. Yo en ningún momento levanté mi mirada. No quería ver lo que sabía que estaban haciendo. Vendiéndonos. Con la chica que parecía modelo creo que hubo problemas pues todos la querían. Hasta que entró un hombre y el silencio reinó. Tampoco me atreví a levantar la cara pero de la susodicha a mi lado se le salió un jadeo. Pasó por el frente de cada una, sentí como sus pasos se acercaban más a mí. Escuchaba como decía frases cortas delante de algunas y las sacaba de la fila. Intuí que era la cantidad que iba a pagar. Cuando llegó a la modelo se quedó un rato, me extrañó y levanté la cara para mirarlo. Era muy alto, musculoso, de cabello claro y ojos azules. La miro de arriba hacia debajo y viceversa de una manera provocativa, casi sucia. Si hubiera sido a mí, me hubiese sentido desnuda y me hubiese cubierto aun cuando tengo la ropa. Pero ella le sonrió. Sus dientes perfectos destellaron y me sentí nada. El hombre se mordió el labio y dijo "delicioso manjar" en italiano. (Mi primer idioma) ofreció una cantidad y todos pelaron los ojos. Después de un minuto alguien le negó y empezó una pelea, de la cual no me perdí casi nada ya que era italiano con otro idioma.
-Están ofreciendo el doble de lo que tu ofreciste por la morena y por la monja siete veces más de lo que ofreciste por la mismita morena. Le ven potencial a la monjita-
-pero yo no quiero a la monja- decía enfadado el hombre. Por sus señas supe que era yo.
-Las monjas cuestan más, será solo tuya. ¿Por qué quieres llevarte a la regalada?-
-Eso no te incumbe. Dámela- le gritó
-Me pagaran mejor. Ella se queda-
-bien. Te arrepentirás- y salió molesto
-Ustedes dos vengan- nos dijo un hombre, haciéndonos señas para que nos adelantáramos a él. La modelo fue directamente, sin tambalearse; pero yo me quedé en mi lugar. No sabía quién era ese hombre ni quien me había comprado, definitivamente yo no le pertenecía.
-Mira monjita no te pongas difícil, te dije que vinieras aquí- no me moví. Se acercó molesto y me tomó con fuerza por un brazo. Resistí inútilmente su agresión. Empezó a arrastrarme hasta la puerta, pero apareció otro hombre, muy parecido al anterior, al que quería a la modelo, pero éste tenía el cabello negro y sus ojos miel.
-Suéltala- le dijo a mi agresor –y ni te atrevas a volver a tocar a alguna de las mías- su voz era fuerte y autoritaria.
-disculpe Sr. Emmett- dijo avergonzado –pero no se quería mover- se excusó
-No me importa lo que haya pasado. Que sea la última vez que tocas a una de las mías-
-Sí, señor- perfecto, este era mi dueño. Por lo menos no se veía tan malo. Solo tenía que tener un poco de suerte y no me iría tan mal. Tal vez.
Afuera del lugar nos esperaba un carro. Negro, por fuera del vidrio no podía verse el interior. Salió el chofer y nos abrió la puerta, el Sr. Se sentó con nosotras, cerraron la puerta y el carro empezó a andar muy despacio.
-Bien. ¿Cómo se llaman?- preguntó
-Iris- respondió la "modelo" –Me llamo iris- volvió a repetir. Yo no contesté. Tenía mi cabeza hacia abajo mientras miraba mis dedos entrelazados jugando entre sí.
-¿Y tú?- me preguntó
-Bella- le respondí en un susurro
-Disculpa, no te escuché-
-Bella- dije un poco más alto
-¿Solo Bella?- inquirió
-Me llamo Isabella pero me gusta solo Bella-
-Ok. Bella- me dijo asintiendo –A partir de ahora solo responderán cuando se les diga Sra. Cullen. Todos deben dirigirse a ustedes como Sra. Y solo responderán al apellido Cullen. Si no entienden lo que pasa se los explicaré. Los más ricos del país compran esposas. Pueden tener la cantidad que quieran, así que no serán ustedes solas. Deben tenerle lealtad y respeto a su dueño. Será el único que los podrá llamar por sus nombres si así lo desea. Ninguna obtiene oficialmente el apellido de su esposo ya que en sí nadie se casa. Ustedes solo le pertenecen. No pueden juntarse con la servidumbre ni salir sin permiso. Deberán quedarse en casa y cumplir con todo lo que se les pida. ¿Entendido?-
-Sí, señor- dijimos y él esbozó una sonrisa de triunfo. Por un momento pareció un niño menor. Con un juguete nuevo.
Llegamos como a un palacio, era todo como de barro. Extraño, o bueno, para este lugar no tanto. Para mí sí. No vivía en una mansión pero tampoco en un lugar así. Cuando entramos fue increíble. Estaba muy bien decorado, era amplio y aunque no lo crean acogedor. Si, acogedor. Nos llevaron a nuestra habitación. Muy grande. Había muchas camas, diez para ser exacta. ¿En serio tenía tantas "esposas"? una señora mayor muy amable nos mostró nuestras camas. En la hilera derecha, de primera estaba la mía, en el frente estaba otra muy bien arreglada con una despampanante rubia encima de ella. Tres camas más adentro estaba Iris. En la misma hilera que yo. La rubia me miraba con burla y a Iris con odio. "la competencia" pensé. Por lo menos yo no tendría enemigas por ser bonita. Me consideraba normal.
Y ahora estoy aquí. Mi primera noche en éste lugar. Deseando poder ver a mi madre y recordando a mi padre. Para la muerte ya estaba preparada, mi madre y yo siempre hablábamos de eso cada vez que papá se iba de servicio, no sabíamos si de verdad algún día regresaría. No tenía sueño, daba vueltas en la cama y no lograba conseguir un método para llamar a mi mundo de fantasía. Me quedé muy quieta y miré hacia el techo recordando momentos hermosos con mis padres. Minutos después escuché como alguien se levantó. La rubia de enfrente, estaba arreglando su pijama, su cabello y salió del lugar. Se supone que deberíamos estar durmiendo todas. Metidas en nuestra cama, así como nos dijo Emmett. Entonces ¿para donde iba ella? No pude aguantar la intriga y un ratico después salí yo. Se dirigió por un pasillo hasta llegar a una especie de habitación. Era abierta, no tenía puertas ni ventanas en su lugar estaban hermosas cortinas que adornaban la sala. El Sr. Emmett estaba sentado en una gran silla. La rubia ya estaba ahí. Me senté en el piso y me asomé por una de las ventanas disimulando mi presencia con una cortina. Ocultándome tras de ella. Ellos se besaron salvajemente, La rubia se sentó con las piernas abiertas sobre el Sr. Cullen y empezó a moverse, éste la desnudó poco a poco y empezó a besar su cuerpo. Y sí que tenía un muy buen cuerpo. De envidia. Los gemidos empezaban a escucharse en el lugar, el hombre se quitó la camisa y empezaron un sexo salvaje. Y yo viendo.
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Holaa chicas! Aquí les dejo el primer cap de esta historia, ya lo dije arriba, no es mía pero la leí y me encanta! Es buenísima así que iré subiendo caps a medida que la autora original los suba (: Tengo su permiso para publicar esta historia en esta página y soy la única que puede hacerlo aquí, espero que comenten para yo mandarles sus comentarios y aunque esta historia no sea mía también me emocionaría mucho si la comentan (:
*Con respecto a mi otra historia. Un amor imposible. Lamento en el alma no haber actualizado aun pero les prometo que lo haré o mañana Martes o pasado mañana día Miércoles ya qe me hace falta inspiración y una amiga vendrá mañana y me ayudara ya que solo llevo 2 páginas y media y últimamente trato de hacerlos de mínimo 5 páginas así que será espero que mañana! Ya las echo de menos :C
