Disclaimer: La trama es mía, los personajes de Steph, tenemos un pacto de sangre sobre Jasper, tho.
Sonríe, el Coco te está observando.
Summary: "El Coco, pensó. Lo habían nombrado de tantas maneras a lo largo de su existencia y esta era la que más le gustaba."
Vampiros. OoC. Bella&Edward.
Capítulo 1: El Coco.
Isabella no quería dormirse.
La pequeña niña miraba aterrada cada rincón de su, ahora, oscura habitación. Cada vez se cubría más y más con el edredón, casi sofocando al pequeño oso de peluche que la acompañaba noche tras noche, mientras repasaba que todo estuviera en orden. Bella, como la llamaba su madre, odiaba el hecho de que su querida lamparita se hubiera estropeado, ahora no tenía nada con que espantar al Coco y la sensación de que la estuvieran observando hacia que se le pusiera la piel de gallina.
Lo que no sabía la pequeña, era que desde un escondido rincón de su habitación, efectivamente alguien la observaba. Pero ese alguien estaba bastante lejos de ser el Coco, el ser al que temía noche tras noche.
El vampiro, que ya tenía más de un siglo de existencia, se encontraba sumamente cautivado con cada pequeño gesto que hacia la niña que yacía frente a él, mientras que Bella no paraba de morder su labio insaciablemente al sentirse desprotegida en aquella oscura habitación dado al estado de su nerviosismo. Aquel gesto no pasó desapercibido para el vampiro, cautivándolo aún más si es que era posible.
Bella no pudo más, el terror que sentía cada vez que miraba su armario se hacía insoportable, así que no hayo nada mejor que cubrirse completamente con el edredón, cerrando sus dos ojos con extrema fuerza, para ver si caía al mundo de los sueños de una vez por todas. A Edward, como lo había bautizado su madre hace más de cien años, le fue imposible contener una pequeña risita que escapo de sus labios al ver detalladamente como Bella ponía de todas sus fuerzas para poder conciliar el sueño.
Aquel suave y musical sonido no pasó desapercibido para los sensibles oídos de la pequeña, quien dio un respingo al escuchar el delicado tintineo de la risa de Edward, tenue, como pequeñas campanas repiqueteando. El vampiro se maldijo internamente por su descuido, él debía guardar silencio y acababa de delatarse. Bella fue asomando su cabeza poco a poco, entretanto su mirada recorría por ¿enésima vez? la habitación.
— ¿Señor... Coco? —llamó, con una dulce y suave voz que temblaba a causa del pánico, mirando fijamente el gran armario que se encontraba a los pies de su cama, esperando que algo saliera de allí. Edward se enterneció ante su nuevo apodo, pero esta vez logro contener la risa que amenazaba con salir.
El Coco, pensó.
Lo habían nombrado de tantas maneras a lo largo de su existencia y esta era la que más le gustaba.
— Dime, querida —respondió, saliendo de su escondite y mostrándose en toda plenitud y magnificencia. Después de hacer su aparición, Edward quedo totalmente prendado de dos orbes chocolate que lo miraban curiosamente, mientras que la pequeña Isabella no lograba asimilar lo que tenía frente a sus grandes ojos.
— ¿U-usted es el Coco? —preguntó curiosa, dejando el edredón y las demás sabanas a un lado para tomar asiento en medio de su enorme cama. Edward se acercó lentamente a la pequeña niña y se puso de cuclillas frente a ella.
— Así es —fue su única respuesta, estaba completamente maravillado con la criatura que parecía no tenerle ninguna pizca de miedo. Bella suspiro aliviada, mañana hablaría con su madre para decirle que el Coco no era un monstruo horrible como ella le había contado, y también le diría al señor de la biblioteca que los libros que su mamá le había llevado estaban equivocados, es más, el Coco parecía un hermoso ángel y no un feo demonio.
Tal vez es el hermano del Coco, pensó inocentemente.
Bella se imaginaba, aunque fuera, una masa deforme, con los ojos distorsionados, que usaba una capa negra. ¡Pero la imagen que tenía frente a ella no era nada de eso! La translucida piel de Edward centelleaba tenuemente a la luz de la luna, que se filtraba por una de las ventanas que había en la habitación. Bella sintió unas ganas enormes de pasar sus manos por el alborotado cabello del Coco. Apretó su pequeña manita en un puño ante el repentino pensamiento y se dijo así misma que no podía hacerlo, tal vez el señor Coco se molestaría.
Las mejillas de la pequeña se tornaron de un fuerte color carmín en un segundo y su corazón comenzó a palpitar desenfrenadamente. Edward le dio una sonrisa ladina, causando que el pequeño corazón de la niña se saltara un latido.
— Creo que ta me he presentado, ahora es tu turno, ¿cuál es tu nombre, pequeña? —le preguntó con una voz aterciopelada que no pasó desapercibida para la niña, haciendo que su sonrojo se intensificara. Edward sonrió, el nombre de la pequeña lo sabía de antemano.
Bella, dijo en su mente, mientras observaba esos enormes pozos color chocolate que lo tenían hipnotizado. Bella trago en seco, y se dispuso a negar frenéticamente con su cabeza, causando que pequeños bucles color marrón chocaran débilmente con el rostro de Edward. Si hubiera sido humano la sensación del cabello de la niña contra su rostro hubiera causado pequeñas cosquillas.
— No —dijo la niña, dejándolo desconcertado—. No le diré mi nombre, señor Coco —agregó la pequeña cruzándose de brazos e inflando sus rosadas mejillas. A Edward le pareció la imagen más adorable que sus ojos hubieran captado.
— ¿Por qué no? —preguntó sonriente, haciendo relucir una hilera de pulcros y blancos dientes, mientras esperaba la respuesta de la niña. No se pudo contener y tomo delicadamente entre sus finos dedos un mechón de cabello que colgaba por sobre la frente de Bella, lo privaba de esos ojos que lo tenían completamente loco.
— Po-porque no quiero que me lleve —contestó Bella, quien sentía como la sangre fluía nuevamente a sus mejillas. Su mano tenía vida propia, o eso fue lo que pensó cuando esta fue a dar con la cálida mejilla de la niña, que hacía un notorio contraste con su fría y gélida piel. Bella respingo al sentir el dulce contacto y su corazón amenazaba con salirse de su pecho nuevamente.
— Mhm, ¿me dejarías adivinar? —le pregunto nuevamente, retirando con delicadeza su mano de la mejilla de Bella, sintiendo inmediatamente un pequeño vacío en su interior. Bella lo miro por un prolongado tiempo, tratando de encontrar algo que lo hiciera semejante al Coco que ella había imaginado por años. La pequeña asintió, escrutando cada detalle del rostro de Edward para descubrir algo terrorífico en el— ¿María?, no, no tienes cara de ser una María —Bella soltó una pequeña risita— ¿Qué tal Jessica? —el ceño de la pequeña se frunció y negó con repulsión— Oh, ¡ya lo sé! Tu nombre… tu nombre es Bella —soltó tan pronto como pudo, había esperado este momento desde hace mucho tiempo, desde la primera vez que la vio. La niña abrió sus ojos de par en par al escuchar su nombre salir de los labios del Coco.
¿Viene por mí?, se preguntó, sintiéndose levemente asustada de que eso fuera verdad. Edward frunció el ceño con preocupación, el mutismo de Bella lo había alertado de que algo andaba mal, más la niña se dedicaba a observarlo cautelosamente.
— ¿Te comes a los niños? —preguntó Bella en un susurro, tomando a Edward por sorpresa al cambiar de tema tan repentinamente. Esta vez no pudo evitar reír por la inocente pregunta que la pequeña le hacía, y pensar que estaba tan cerca de la cruda realidad.
El experimentado vampiro se estaba preparando para responder la pregunta de la pequeña cuando un ruido en el corredor llamo su atención, alcanzó a soltar un débil "cúbrete" antes de escabullirse al escondite más cercano que tenía: el armario. Bella lo observo sorprendía por la velocidad en la que se había movido desde su cama al armario, y sin entender lo que había querido decir se quedó sentada en el mismo lugar en el que estaba, justo en el instante en el que una mujer de aproximadamente veintiséis años se asomaba por su puerta y la miraba con reproche.
— Es hora de dormir Bella —anuncio Renée, con tono maternal— ¿Con quién hablabas? —Bella le dio un leve vistazo al armario, donde se encontraba el Coco, Edward hizo un gesto con su mano, dándole a entender que guardara silencio.
— Uhm, con nadie —Renée miro a su pequeña hija sospechosamente, algo pasaba por su retorcida cabecita y ella lo iba a averiguar, pero lo haría mañana, las horas de trabajo la dejaban exhausta, y si quería reponerse debía dormir lo necesario.
— Que descanses, princesa —Bella vio cómo su madre cerraba la puerta cansinamente y en un abrir y cerrar de ojos Edward volvía a la misma posición de antes.
— Si —respondió, siguiendo donde habían quedado, como si nunca los hubieran interrumpido. Bella abrazo al pequeño osito de peluche con demasiada fuerza cuando finalmente entendió la respuesta del Coco— Me como a los niños, pero no te preocupes, bella damita —le dijo Edward, regalándole una vez más aquella sonrisa que se había hecho la favorita de Bella— Solo a los niños que no se portan bien, ¿me prometes que te portaras bien? —pregunto el vampiro, sorprendiéndose por el dulce tono de su voz.
— ¿No salías del armario? —Bella trató de pasar en alto la pregunta que el Coco le había hecho, no podía prometerle que se postraría bien, ¿qué niño de cinco años se porta bien?, Edward capto que la niña estaba evadiendo su pregunta así que alzo una de sus delineadas cejas esperando por la respuesta. Bella suspiro y se tapó la cara con el oso de peluche— Esta bien, lo prometo por el meñique —dijo con cansancio. Después de todo tendría que hacerle caso, no quería que el Coco se la devorara.
— Acabo de salir del armario —Bella entorno sus ojos ante la respuesta, Edward sonrió embobado con cada gesto de la pequeña criatura— ¿No crees que siendo un monstruo puedo salir del lugar que se me apetezca? —a Edward le encantaba esto de poder hablar con ella con total libertad.
Bella frunció el ceño y se puso sobre sus dos pies en la cama, sorprendiendo al vampiro que no podía descifrar lo que la pequeña tenía en mente. Bella dio un pequeño salto para poder bajar, trastabillando al inicio y luego dio un par de zancadas hasta llegar a un pequeño estante donde había un montón de cuentos, tomo uno entre sus manos y volvió a la cama, donde el vampiro la esperaba entretenido por sus ocurrencias.
— Lee —Bella le entrego el cuento, Edward leyó el titulo y sonrió, "Sonríe, el Coco te está observando" razones tenia Bella para temerle al Coco, pensó, mientras le daba una rápida hojeada al libro y se sentaba a orillas de la cama— ¡Ahí! —chillo la pequeña por sobre su hombro, sorprendiéndolo una vez más— Ahí dice que vives en el armario —Bella estaba convencida en decirle a su madre que nada de lo que decían del Coco era cierto.
— No todo lo que dicen los cuentos es verdad, cielo —le respondió, cerrando el cuento y dejándolo sobre el buró, donde reposaba un pequeño reloj a cuerda que daba las tres de la madrugada en punto, ya había absorbido demasiado tiempo de la pequeña, pensó, era la hora de dormir. Bella se separó un poco de Edward cuando este comenzó a levantarse, para darle espacio y así pudiera ponerse de pie libremente— Es hora de dormir pequeña Bella —el vampiro se reprendió, estaba siendo dulce, demasiado dulce para su propio gusto, tenía que dejar de actuar de esa forma con la niña.
— No tengo sueño —respondió Bella haciendo un puchero, su labio inferior tiritaba tenuemente. Esa fue la segunda imagen que Edward dejo grabada a fuego en su mente.
— Claro que si —el cobrizo se acercó lentamente a ella hasta quedar a la altura de su oído. Bella dejo de respirar cuando el Coco le susurro— Te portaras bien, lo prometiste pequeña —asintió y se metió rápidamente bajo las cobijas.
— ¿Te irás? —preguntó con un deje de melancolía, tallándose sus ojitos y poniendo una de sus manos sobre su boca para amortiguar el bostezo que amenazaba con salir. Poco a poco el sueño le iba ganando. Edward asintió acariciando su mejilla y antes de que emprendiera, un suave tacto lo hice quedarse de piedra en su lugar.
Bella retiro sus labios de la mejilla de Edward y se volvió a acostar, con sus mejillas totalmente arreboladas. El Coco le había caído bien y la pequeña ansiaba volver a verlo en alguna otra ocasión.
— Adiós, señor Coco, vuelva mañana —se despidió, haciéndole saber que ella quería que volviera. Edward sonrió, sintiendo como el lugar en donde habían estado los dulces labios de la pequeña niña aun cosquilleaba.
Nos vemos mañana pequeña, pensó, antes de desaparecer por una de las ventanas que daba directamente al bosque.
A la mañana siguiente Isabella despertó mejor que nunca, miro el pequeño reloj que reposaba en el buró y tomo entre sus manos el cuento que se encontraba a un lado de este, boca abajo, sonrió al darse cuenta de que había conocido al Coco. Espero que venga hoy, pensó la pequeña mientras bajaba la escalera de su casa en pijamas aún. Se encontró con su madre en la cocina, quien la recibió con una hermosa sonrisa adornando su rostro.
— Ayer conocí al Coco —Bella le comento a su madre, echándose una cucharada del delicioso cereal que esta le había preparado— Y este libro miente, el Coco no vive en el armario y no es un monstruo —sentencio Isabella con sus pequeñas cejas juntas, mostrándole el libro a su madre.
Renée rio dulcemente, su hija sí que tenía una gran imaginación. Bella miro a su madre con los ojos entrecerrados, había captado el sentido de su risa y a pesar de todo, la pequeña sabía que ningún adulto le iba a creer que había visto al Coco. No le importaba, le contaría a Ángela cuando llegara al jardín de infantes.
Bella se levantó enfurruñada de la mesa, y partió directo a su habitación, A pesar de lo que su madre pensara ella estaba completamente segura de que el Coco la había visitado, ¡y no se la había comido! Renée entorno sus ojos ante las ocurrencias de su niña y pidió al cielo que mañana no le dijera que había conocido al Hada de los dientes o al Conejo de pascuas.
¡Buenas tardes!
Bueno, como dije en el grupo, aquí les vengo con una sorpresa. Este fic lo subí hace un tiempo a ff pero nunca supe como plasmar el final, así que lo dejé incompleto y pensé que nunca lo terminaría, es tan no yo a la hora de escribir que me dije "Bueno, hiciste el intento mujer", y el otro día me vino de la nada escribirle un fin que me gustó como quedó, así que se los traigo completamente terminado.
Es un mini-fic que constará de 10 capítulo, ¡espero les guste!, es totalmente distinto a mis otros fics y sus capítulos serán cortos, subiré un capítulo por día. Es un regalo de Halloween para ustedes, jajajaj. Por cierto, si se preguntan porqué está en cursiva, bueno, tendrán que esperar hasta el final para saberlo ;)
¡Nos estamos leyendo pronto!
Lamb.
