-¿Harry? -la voz de Hermione provenía desde algún rincón oscuro de su caebza, pero Harry no podía oírla con claridad. Sentía como si hubieran desgarrado su cuerpo pedazo a pedazo, lo cual no estaba tan lejos de la verdad. Solo pudo desear que el hechizo de aparición hubiera resultado bien, o de otra forma probablemente estaba sufriendo los efectos de una despartición (cuando uno de tus miembros queda inconvenientemente atrás, sin tu cuerpo).
Cerca de él había algo frío, casi húmedo, justo abajo de él y a sus lados rodeándolo y mojándole la camiseta que llevaba puesta. Un segundo antes de desmayarse, sintió una mano suave levantarlo del suelo. Luego, se sumió en la oscuridad.
Era una fría mañana en pleno invierno, y mientras los relucientes copos caían suavemente sobre una fina capa de nieve afuera, una chica de una gran melena castaña se inclinaba expectante sobre un chico en su cama, con un feo corte en su brazo. La castaña fruncía el ceño, preocupada y un poco nerviosa. El chico de cabello oscuro en su cama se removió lentamente y murmuró algo inentendible, un leve barbullo en medio del silencio que reinaba en la habitación.
-¡Hermione! -la chica saltó de la sorpresa y dio un respingo antes de volverse hacia la voz de su madre:
-¡Voy enseguida! -arropó al chico y le subió las mantas hasta el cuello, luego lo observó una última vez y cerró la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido. Y, mientras descendía las escaleras hacia el comedor de la casa de sus padres no podía parar de pensar en por qué Harry Potter había llegado hasta su puerta, malherido e inconsciente. "Chicos", pensó y siguió bajando.
A Harry le había ocurrido innumerables veces despertarse en un lugar que no conocía. Por ejemplo, estaba la enfermería de Hogwarts, donde había despertado luego de varios partidos de Quidditch. O la casa de los Weasley, a veces. E incluso en lugares que desconocía totalmente. Pero jamás se había despertado en la casa de los Granger, ni mucho menos en la mismísima habitación de Hermione Jean Granger.
Y ahí estaba su mejor amiga, recostada contra el marco de la puerta observándolo fijamente como si esperara a que algo fuera a ocurrir. Harry extendió su brazo buscando sus anteojos en la mesita de noche, pero como no fue capaz de hallarlos; Hermione se sentó junto a él en la cama y se los acercó.
-Gracias -su voz salió más ronca de lo normal.
-Oh, Harry, espera -Hermione tomó los anteojos y sacó su varita de uno de los cajones de la mesita. Miró a Harry con una mezcla de ternura y melancolía en sus ojos marrones, y le dio un pequeño golpecito con la varita a los anteojos y se los entregó; como nuevos.
-Wow, realmente necesito aprender ese hechizo.
-Oh, no es nada, me gusta hacerlo. Me recuerda a los viejos tiempos.
Hubo una pequeña pausa antes de que ella inspirara hondamente.
-Harry, ¿que ocurrió? ¿Te atacaron?
-¿Por qué? -ella parecía bastante preocupada, y levantó un poco la sábana para mostrarle su pierna. O lo que quedaba de ella.
-Creo que algo salió mal con el hechizo de aparición, pero lo conjuré demasiado apresurado. Tal vez se me olvidó algo.
-Más que algo. Tú. . .sufriste una despartición. Te encontré tirado en mi patio delantero, con una pierna ensangrentada y un feo corte en el brazo, medio inconsciente. Cuando te traje hasta mi habitación te desmayaste y llevas dos días sin despertarte, murmurando algo sobre máscaras y oscuridad. Harry, en serio, ¿qué demonios pasó? -ahora sí estaba preocupada. Harry lo podía decir por sus ojos, o por la forma en que parecía querer abrazarlo y golpearlo allí mismo. Pero también sabía que solo la preocuparía más con lo que estaba a punto de decir:
-Me atacaron un grupo de dementores en Grimmauld Place, justo afuera de la entrada, y yo. . . -le avergonzaba un poco admitir esto-. . no pude convocar un patronus, Hermione, por más que lo intenté. Así que solo desaparecí y bueno, ya sabes, terminé aquí por alguna razón.
-Por Dios, Harry, tú siempre has sido capaz de invocar un patronus. Tú fuiste el que le enseñó a todo el Ejército de Dumbledore a hacerlo.
-Lo sé, pero aún así no sé que me ocurrió. Tal vez si lo intento ahora. . .
-Nada de eso. Debes descansar. Lo sientas o no, sufriste una despartición y eso tomará días e incluso semanas para curarse, sin contar el corte del brazo. Oye, ¿cómo te hiciste ese corte?
-Resbalé en la escalera cuando huía, pero no había notado el corte hasta ahora.
-Bueno, no importa, aún debes descansar. Además, debes estar bastante agotado tras el hechizo de aparición y todavía debemos resolver qué estaban haciendo los dementores en Grimmauld Place y cómo lo encontraron y tú debes comer algo. Venga, acomódate en el respaldo de la cabecera y yo te traeré una sopa. No tardo.
Y Harry no tuvo más opció que hacerle caso a su amiga y sentarse a esperar su sopa. Al parecer, tenía una larga estadía en la casa de los Granger, y si fuera de otra forma, probablemente Hermione solo lo arrastraría de vuelta a la cama, así que no valía la pena huir. Suspiró, se acomodó y cerró los ojos por un instante.
