Título:the devil's voice. (1/8)

Fandom: Ashes to Ashes

Spoilers: Tercera temporada, centrándome hacia el final en el octavo capítulo

Pairing: Gene/Alex. Con toques de Keats. En ningún tipo de sentido romántico respecto a / con la pareja. Gracias.

Rating: AU. R (suave). Alex P.O.V.

Dedicatorias: A quienes me han ayudado a descubrir este maravilloso universo. Gracias, gracias, gracias.

El diablo mira con envidia a quien sufre mucho y lo expulsa al cielo.

Friedrich Nietzsche

Prólogo

The music is weaving -

Haunting notes pizzicato strings

The rhythm is calling

Alone in the night as the daylight brings a cold empty silence

The warmth of your hand and a cold grey sky

It fades to the distance.

The image is gone

only you and I

This means nothing to me

This means nothing to me

Oh Vienna -

Vienna – Ultravox.

Volver a casa.

La frase sonaba de cuando en cuando dentro de su cabeza. Volver. Ver a Molly. Esa hija suya cuya imagen estaba cada vez más borrosa. A diferencia de la claridad con la que, al principio, parecía verla en cada pequeño detalle. Todavía pensaba en el encuentro dentro de ese hospital – obviamente no real. Su tacto, el alivio, la felicidad por volver. La tarjeta personalizada "mejórate pronto, mamá". A pesar de la aparente tranquilidad del escenario, sabía que no todo estaba en su sitio. Algo le estaba ocurriendo. Luego pensó en Él. Se preguntó si acaso le volvería a ver. Si esto era su vuelta al mundo, su re – nacimiento, la posibilidad de volverse a encontrar sería remota. Lo mismo con Ray, Shaz, Chris. Recordó cómo su corazón pareció detenerse en ese momento igual que un reloj. Su aire parecía que se lo hubieran robado. Y en mitad de la angustia, su cara emergió en todas partes. Monitores, tiendas, calles. La llamaba porque le había abandonado. Porque debía despertar. Todos parecía hablar con ella – o una versión de sí misma – desde el cariño. Contaban anécdotas de sus vidas. Del trabajo.

Despierta, despierta, Drakey.

Uno. Dos. Tres.

Y abrió los ojos. Sintió un fuerte dolor en la mejilla que posteriormente se extendería a su cuerpo entero. Su mirada azul la estaba esperando. Parecía cansado, como si hubiera hecho de esa habitación su casa. Dios, ¿cuánto tiempo llevaba allí? ¿Terminaría esto pronto? Mejor dicho, ¿terminaría?

Lo que Alex Drake no sabía – aún – es que en ese momento había hecho una elección. Una fundamental.

La que cambiaría su vida.