Ninguno de los personajes mencionados me pertenece, tampoco la franquicia

y aun menos las tramas originales de las películas; este es un mundo ficticio, no

traten de imitarlo en casa.


0. Introducción:

A finales de 1984, el Doctor Spengler decidió darle un giro de ciento ochenta grados a la teoría de los mundos posibles. Tal teoría expone que la nuestra existencia, es decir, que el mundo dónde vivimos, es así -y no de otra forma- porqué es el más perfecto de todos ellos ya que, la existencia, es parte de la perfección. ¿Pero, qué pasa cuando dos mundos existen a la vez?, es decir, ¿Qué pasaría si hubieran dos mundos igual de perfectos? Pues bien, el Doctor Spengler tenía una teoría:

Si dos mundos coexisten a la vez, uno de ellos, el menos perfecto, acabaría convergiendo en el punto "A" con el mundo más perfecto. De esta forma, el mundo menos perfecto desaparecía.

Cuándo Egon publico su primer artículo en la revista Thémata, las críticas de sus compañeros de oficio le llevaron a una depresión que tardó más de dos años en superar, mas para su fortuna, Jannin, su compañera sentimental, siempre estuvo a su lado y gracias a ella logro salir airado de semejante bucle de autodestrucción.
Aquel logro personal fue todo lo que necesitó para darse cuenta de los pequeños errores que había en su teoría; cuándo la teoría estuvo lista, el Doctor Spengler decidió llevarla a cabo.

Ray Stantz, físico e ingeniero, trabajaba en aquel momento en una especie de máquina teletransportadora. Aquella máquina debía de transportar los átomos del punto "A" al punto "B" sin ningún cambio molecular, pero tras varios intentos, el equipo descubrió que lo único que hacía aquella chatarra era desintegrar y reconvertir los átomos. ¿Qué problema había en ello?, si se usaban objetos inertes ninguno, mas al pasarlo a seres vivos -técnicamente- los reconstruía como una caja vacía sin recuerdos. Por suerte para la humanidad, el equipo de Ray nunca llego a comprobarlo.

Cuando Ray desecho el proyecto, su amigo Egon se preguntó si con pequeños cambio aquello podría crear un punto "B" en otro momento del espacio-tiempo.

En 1987, Stantz y Spengler decidieron llevar a cabo el experimento número cincuenta y dos. La máquina había sufrido cientos de cambios pero ninguno había funcionado de forma correcta. Por desgracia para los amigos, aquella noche de verano el Doctor Egon decidió utilizar la última copia de su teoría como objeto de contacto con el otro mundo posible. Entre luces de colores, chirridos y sudor, la máquina empezó a funcionar, escaneo el pequeño artículo, lo desintegro y nunca más se volvió a saber nada de él.

Aquella noche los amigos fueron a celebrarlo, se tomaron unas copas y acabaron durmiendo en el portal del piso de Spengler debido a que ninguno de los dos atinaba a meter la llave por la cerradura. Aquella misma noche el mundo fue engullido por la oscuridad y ese mundo perfecto acabó convergiendo en otro mundo posible, uno dónde el Doctor Spengler y el físico Ray eran cazafantasmas, uno dónde tras una grandísima borrachera, Egon se había encontrado un artículo que bajo su nombre exponía una magnífica teoría. Por suerte para ellos, nunca lo recordarían así. En la memoria de todo el mundo estarían esos últimos años de vida del Doctor Spengler.

Por suerte, en aquel mundo posible existía la tecnología ideal para poner en práctica la teoría de Egon, el problema era que ninguno de ellos había pensado que: si uno o varios mundos entraban en contacto, sólo uno acabaría sobreviviendo.

1-Entrelazados:

Rayos de luz penetraban a través de la gran venta que había a su espalda, surcaban la estancia y acariciaban todo cuanto abarcaban calentándolo a su paso. Por suerte para la muchacha, el aire acondicionado estaba al máximo y apenas podía sentir el calor de la chaqueta de cuero; fuera de la estancia, justo a la entrada del edificio, las compañeras de la rubia tomaban un poco de aire, descansaban del largo día de trabajo y procuraban recuperarse lo antes posible para el último asalto.

-¿Qué tal lo llevas?

-Bien, la verdad es que no me esperaba que esto fuera a llevarnos tanto tiempo.

La más alta de las cuatro "Cazafantasmas" estaba ausente en la conversación dado que se había separado un par de metros de sus compañeras en un intento por encontrar señal para su móvil. Nada, ni una sola ralla de cobertura. Cuándo la más delgada de las cuatro le preguntó por su vida en general, la misma que buscaba cobertura no supo que contestar y sus compañeras se echaron a reír. Por otra parte, dentro del edificio, la rubia prendía el aparato de música, cogía la bombona y el soplete que tenía a un lado de la mesa, prendía la llama y empezaba a bailar por la sala con movimientos descompasado y exagerados mientras cantaba. Justo en ese instante sus tres compañeras entraron y se echaron a reír el extrambótico baile.

-Joder Kate, acabas de superar a Kristen.- Melissa no pudo contenerse la risa, ni si quiera el comentario, y acabó por estropear la escena que tanto les había costado grabar con un mínimo de seriedad.

-¿Enserio, Melissa?- Kate cerro la llave de la bombona y la dejo encima de la mesa.-¡Nadie puede superar a Kristen! ¿O es que acaso te perdiste el episodio donde bailaba con una peluca afro?

Kristen Wiig, más conocida como Erin Gilber, tenía el rostro rojo por la vergüenza. ¿A caso la gente no iba a olvidar esa actuación?

-Imposible querida- Leslie supo interpretar sus pensamientos y con una palmadita en la espalda trato de animarla.-Desde que Kate descubrió ese vídeo en YouTube va a usar cualquier excusa para echártelo en cara.

Kate había nacido casi diez años después que Kristen, de ahí que aquel descubrimiento le hubiera impactado tanto. Cualquiera pensaría que diez años no son demasiados como para obviar un hecho tan magnificente, mas la verdad era que Mckinnon, entre sus estudios y clases de teatro jamás había tenido el suficiente tiempo como para ver esa escena en directo.

El director de escena se llevo una mano al rostro y suspiró, aquella escena iba viento en popa hasta que el trío de actrices entraron y lo estropearon, por suerte para ellas, él comprendía lo que era trabajar tanto. -Creo que será mejor que dejemos esta escena para mañana.- El hombre se levantó de la silla y se puso a hablar con los fotógrafos para que llevase las tomas buenas al estudio.

-Pues si nos vamos a casa ya, será mejor que nos cambiemos.- La obviedad de Melissa rompió el encanto del momento en el que todas empezaban a charlar, ¿Es que a caso le corría prisa por volver a casa?, aunque nadie sabía lo que se le pasaba por la cabeza, todas pensaron que sí por la forma apresurada de salir hacia los camerinos.

-Oye, ¿Por qué no nos vamos a tomar algo?- Propuso alguien.


Cuándo una de ellas, fuera quien fuese, había propuesto salir de fiesta, ninguna había imaginado que acabarían en un pequeño bar de ambiente con un pequeño séquito de mujeres que se morían de ganas de acercarse a sus ídolos. La verdad era que, incluso en la mejor de las fantasías de Holtzmann, nunca nadie se hubiera imaginado que el fenómeno Cazafantasmas lograría semejante revuelto aun cuando se suponía que todo era un secreto y nadie tenía que saber nada sobre él. Al menos aún no.

-¿Por favor, señorita Jillian, podría firmarme la camiseta?

La aludida miró desconcertada a sus compañeras, miró a la muchacha, y de repente se vio atraída por esa sonrisa tan inocente que la joven poseía.-Por supuesto guapa, pero dime, ¿De dónde has sacado que yo soy Jillian?

La muchacha dudo, se acercó y le dijo algo al oído que sólo la rubia escucho.

-Entiendo.- Comentó la llamada Jillian mientras firmaba con la palabra "Holtzmann" en una esquina.-Aunque te agradecería que no me llamases así.

-No le gusta que le llamen por ese nombre.

La pelirroja que se hallaba frente a la rubia fue tajante. Quzás no era la mejor acción del mundo para ganarse fans, ni si quiera para promocionar su persona, mas la mujer de mediana edad y cabello largo rojizo no había podido reprimir aquel pensamiento. ¡Nadie debía llamarle así!, ¿Es que a caso no tenían dos dedos frente?. Bufó casi como un perro rabioso y de no ser por la palmadita en la espalda que llego desde su izquierda no se hubiera calmado.

-Vamos "Doctora", no sea celosa.

La rubia se echó a reír mientras despedía a la muchacha con un suave gesto de muñeca y se quedaba con el bolígrafo que le había prestado.
Habían pasado más de dos meses desde que las cuatro se habían reunido por primera vez, y la verdad era que pese a las tensiones iniciales se habían acabado haciendo muy amigas. Por desgracia, debido a la carrera de la airosa pelirroja, últimamente daba la impresión de que a la mínima se ponía celosa por la celebridad y reconocimiento de su compañera más joven.

-No son celos.- La misma que se había puesto a la defensiva
se mordió el labio inferior y calló con tal de no decir una barbaridad aún mayor. Al mismo tiempo, en un intento de calmar a su amiga, la "ingeniera" colocó los brazos sobre la mesa y se inclinó hacia adelante para mirar a su amiga a los ojos y poder susurrarle que no tenía de que preocuparse.

-¡Oh por favor! ¡Id a un motel!

Alguien del séquito grito y el grupo entero se echo a reir ante el comentario; ante la escena presenciada, poco a poco la gente se fue yendo.

Rhythm of the night empezó a sonar por los altavoces y una de ellas se levantó con la misma rapidez que un rayo aparece y desaparece en el firmamento. En la pista de baile las luces blancas destellaban y provocaban un atractivo relentí en todas las acciones. Cuándo la más morena se dio cuenta de que faltaba una de las tres,
el resto del equipo saltó la pista de baile. Allí pasaron casi toda noche hasta que la llamada "Doctora Erin" empezó a sentirse mal, tan mal que para ella toda la estancia se movía, Holtzmann, al darse cuenta de ello decidió que ya era hora de irse.

-¿Puedes caminar?- Preocupada por su compañera, la mas bajita de las dos, intentaba pensar qué hacer con su amiga en aquel estado.-¿Quieres que llame a un taxi?

-No.- En un intento por defender su dignidad, la más ebria

se echó a andar en dirección a ninguna parte.-Estoy bien, sólo necesito un poco de aire fresco.

-¿Aire fresco? Si tu intención era acostarte conmigo podrías haber buscado una excusa más buena.- La rubia se acercó a su compañera y la agarró por la cintura antes de que se cayera.-Porqué te recuerdo que tu apartamento está en dirección contraria. Hacia allí esta mi casa.

-Sí, lo se, es sólo que quería coger la ruta más larga.

-Ya... Oye, se que esto puede sonar un poco raro pero...¿Y si vamos a la oficina?

-¿A la oficina?

-Sí, claro, esta a una calle de aquí y al haber sido una casa de bomberos podrías ducharte, cambiarte y echarte una cabezadita.- Aunque el plan era arriesgado, teniendo en cuenta que tenían que estar ahí a las ocho de la mañana de ese mismo día, valía la pena aguantar una, dos -e incluso tres- broncas.

-Está bien, me has convencido.

Sin decir mucho más ambas mujeres empezaron a caminar en dirección a la oficina; Estefano era, entre muchas cosas, un capullo integral. Su ego siempre estaba por la nubes provocando que infravalorara al resto de compañeros de trabajo e incluso, en algunos momentos, a sus superiores. Pero lejos ahora de interesarnos su historia o si quiera su personalidad, la importancia de Estefano en este punto de la historia es crucial.

El director de fotografía había sido despedido recientemente, el odio le consumía y las ansias de venganza le desbordaban, por eso aquella noche de octubre había decidido atacar a las primeras personas que se encontrar. Ya pagaría a un buen abogado y alegaría "estado de locura transitoria" provocada por "un estado extremo de ebriedad".

Justo en ese instante, cuando el moreno forcejeaba con una rubia de diminuta estatura, en algún punto del universo dos mundos posibles convergían. Esto no era una fusión, era un error del universo y del Doctor Egon, para ser exactos, era el error número cincuenta y siete.