¡Ohayo minna! Pues bueno, hoy en la tarde entre a FF y vi un mensaje, y nunca me hubiera esperado una invitación para participar en un concurso, me alegró mucho sinceramente.
Bueno, un capítulo contendrá LEMON, asi que estan advertidos!
Este fic participa en el Reto del mes de Noviembre "Amores Prohibidos" del foro "Hazme el amor".
Lo observó de reojo y una tenue sonrisa se formó en su rostro, ladeo su cabeza mientras recibía una mirada de reproche de su criada.
-Usted sabe bien que no es propio de una señorita observar a un hombre, y menos de su categoría.- Habló la vieja mujer con el entrecejo fruncido.
-Pero Kaede…-Trataba de decir la pelinegra cuando recibe otra mirada de reproche de la anciana.
-Continuemos, aun debemos de elegir las telas para vuestro vestido.- Interrumpió Kaede comenzando a alejarse del lugar.- 'Vaya muchacha'. -Pensó.- 'Ha insistido toda la tarde para salir al pueblo para adquirir las telas en vez de aceptar la costosas prendas que le ha traído Lord Ookami desde lejanas tierras'.- Siguió mientras tomaba entre sus arrugadas manos una brillante tela roja.- 'Demasiado simple'.- Pensó con desprecio, se dió la vuelta para confirmar de que su señora la estuviera siguiendo, abrió los ojos de par en par y con pasos furiosos se acercó a la joven que se encontraba embalsamada observando a un vulgar agricultor.- Venga conmigo Lady Izayoi.- Ordenó la mujer tomando la mano de la distraida ojimarrón. Con su mano ocultó una traviesa sonrisa.
…
-Estas son las mejores telas que podríais conseguir en este reino.- Dijo la extravagante mujer mientras le entregaba a la anciana un trozo de brillante y suave tela verde.
-¿Qué le parece esta mi señora? -Preguntó la anciana a lo cual la joven ojimarrón negó suavemente con la cabeza, sus gustos eran más simples. Observó el pequeño puesto y en una esquina, casi escondido, encontró algo que le llamó la atención.
-Quiero aquella, la que se encuentra debajo de todas, la violeta.- Pidió la pelinegra, inmediatamente la castaña saco sin cuidado alguno la simple tela violeta que contenía algunos detalles en dorado.
-¿Le parece esta tela la adecuada para confeccionar vuestro vestido Lady Izayoi? -Preguntó la anciana no muy segura, esta tela no era de la mejor calidad, su diseño era apenas vistoso, pero así eran los gustos de la joven, y ella no tendría derecho a reprochar.
Antes de que la chica pudiera decir que 'si' un hombre alto y fornido pasó a su lado, distrayendola por completo, suspiró, ese muchacho tenía algo que le encantaba, se mordió el labio inferior mientras observaba su ancha espalda y su cabello algo largo sujeto en una coleta.
-¡Lady Izayoi! -Exclamó Kaede conmocionada mientras sujetaba su corazón.
-Mis mas sinceras disculpas Kaede, no debería actuar así por las calles del reino.- Se disculpó la joven agachando la cabeza, quenque aquella pícara sonrisa aun no desaparece.
…
Se observó en el espejo, una sonrisa se formó en su rostro, acomodó la capa negra para que no se viera ni siquiera una minúscula parte de su rostro. Con parsimonia salió de sus aposentos, atravesó el laberinto que eran los largos pasillos del castillo, hasta salir de este. Era una costumbre para ella escapar de su criada para ir al prado que quedaba fuera del castillo.
La noche la acompañaba, la tenue luz de la luna le proporcionaba las luz suficiente como para ver si algún hombre del rey se dirigía hacia ella. Se escabulló por los pasajes que ya bien conocía hasta salir de los muros del castillo.
Corrió con libertad hasta llegar a su lugar favorito, un hermoso prado escondido por frondosos árboles, sonrió mientras atravesaba un matorral, ya casi llegaba, luego de su huida amaba adentrarse en las frías aguas de aquella laguna. Nadie conocía ese lugar además de ella y su fallecido padre. Se petrificó cuando estaba a punto de atravesar el último arbusto, se acuclilló y con sus manos abrió un espacio para observar de quien se trataba, estaba segura, había escuchado voces.
-¡Esto si que es refrescante! -Habló alguien a lo lejos.
- Ya lo creo Toga.- Apoyó otro.
Izayoi cubrió su boca con ambas manos al distinguir en el grupo de hombre a aquel muchacho de dorados ojos. Se sonrojó al ver que no traía nada puesto en la parte superior de su cuerpo, al igual que el resto de lo hombre.
-De acuerdo muchachos, me retiro, mañana tengo un duro trabajo por hacer, después de todo, los impuestos no se pagan solos.- Dijo con cansancio un hombre pelinegro de edad algo avanzada.
- Iremos contigo Edmund.- Dijeron al unísono lo que parecían dos gemelos. Luego de que estos se retiran solo quedaban el joven ojidorado y un rubio.
-Ey Toga.- Llamó el pelirrojo.- ¿Notaste la mirada que te dirigió Lady Izayoi esta mañana? -Preguntó con picardía codeando al muchacho.
-De que hablas Edward, no seas idiota.- Contestó divertido el muchacho.
-Lo que tu digas amigo, yo me retiro, hasta mañana.- Se despidió el joven mientras corría en la misma dirección que los demás.
La joven que se encontraba un detrás de los matorrales mordió su labio inferior, lo que daria por tocar su cuerpo, aquella piel bronceada por las largas exposiciones al sol, aquellos músculos tan marcados por el pesado trabajo que realizaba, estaba segura de que si no salía de ahí se terminaría arrojando sobre aquel hombre, y eso no era propio de una señorita.
Se levantó con lentitud y comenzó a retroceder cuando a sus pies escuchó como una rama se rompía, se quedó helada en su lugar y rezo por no haber sido escuchada.
-¿Quien anda ahí? -Preguntó el muchacho mientras comenzaba a caminar en dirección a la pelinegra, esta se escondió rápidamente tras un árbol, aguanto la respiración al ver como el ojidorado pasaba a su lado, admiró los músculos de su espalda y estuvo tentada a alzar una mano. Con ojos abiertos de par en par admiro como el muchacho se dio lentamente la vuelta, se sonrojo al ver su expresión de sorpresa cuando la vio,
-¿Quien eres? -Preguntó seriamente cuando se acercó. En ese instante la muchacha recordó que aún llevaba la capa negra que cubría parcialmente su rostro, por lo cual agacho la cabeza y se pegó aún más contra el árbol. Se estremeció cuando sintió los brazos del ojidorado a cada lado de su cuerpo.- Contesta.- Ordenó mientras sujetaba la capucha de la capa dispuesto a tirar de ella.
-¡No! -Grito la chica mientras lo empujaba, pero no contó con que el muchacho tomaría una de sus manos cayendo así sobre su cuerpo, trató de levantarse pero en menos de un segundo sintió como su espalda se encontraba sobre la suave hierba, se estremeció al sentirlo sobre su cuerpo y con aquella expresión tan fiera, que cambió a una sorprendida al ver el rostro de la pelinegra… ¡No era nada menos que Lady Izayoi!
-Y-Yo… ¡Lo siento! -Gritó el joven mientras se apartaba.
-Descuida.- Hablo mientras sentía sus mejillas arder. Al terminar de decir esto levantó su cabeza y observó la mano tendida del joven, con vergüenza la tomo sintiendo como era levantada con facilidad, soltó un pequeño grito al impactar contra el pecho del chico. Con lentitud levantó su cabeza mientras el ojidorado no soltaba su cintura. Sus ojos la cautivaron, aquel brillo que poseían, su mirada.- Yo…-Murmuró mientras su vista bajaba hasta posarse en los labios del muchacho… Y les deseó… Volvió a mirar sus ojos y se sorprendió al ver el fuego en ellos. Gimió, su mirada la sofocaba, vio su rostro descender hasta el suyo, sintió su aliento mezclarse con el suyo, abrió sus labios esperando el contacto, pero parecía indeciso, seguramente pensaría que si la besaba lo mandaría al calabozo. Con lentitud alzó sus brazos hasta envolver su nuca obligando a que se encontraba… ¡Ese hombre era demasiado alto!... Podría apostar que media 190 cm si no eran más. Cuando por fin sintió sus labios se estremeció de pies a cabeza, era una sensacion increible, movía sus labios con ferocidad, casi devorandolos. Se separó buscando aire y gimió al sentir sus labios repartir besos y algunas mordidas a su cuello. Sus piernas temblaron y estaba segura de que hubiera caído de no ser por el abrazo que mantenía el ojidorado sobre su cintura. El muchacho comenzó a caminar junto a la chica entre sus brazos hasta chocar contra un árbol, se separó de su níveo cuello y la miró a los ojos y los encontró cerrados.
-Lady… ¿Desea continuar? -Preguntó con la respiración agitada, sabía que era un plebeyo, que no tenía derecho ni siquiera de soñar con alguien como la pelinegra entre sus brazos, estaba seguro que si alguno de los hombres del rey los viese él sería enviado al calabozo a morir de hambre, no, eso sería un castigo demasiado suave, ¿Morir quemado en el toro de Falaris?, o tal vez morir desangrado a manos de la doncella de hierro, si eso parecía un castigo suficiente, observó su rostro levemente iluminado por la tenue luz de la luna, sus ojos entrecerrados, su respiración agitada, si… Cualquier tortura valdría la pena si esta noche el lograba ser el poseedor de aquel cuerpo, además... A ella parecía no importarle. La ojimarrón mordió su labio inferior, que Dios se apiadara de ella pero deseaba a ese hombre desde hacía más de tres mese y no pensaba perder esta oportunidad.
-Dime… Tu nombre.- Rogó Izayoi en un gemido cuando él comenzó a besar su cuello.
-Toga… Mi lady.- Pronunció aquel peliplata mientras tomaba el delicado lóbulo entre sus dientes. Si esta mujer no lo detenía él comenzaría desvestirla y no dejaría de tomarla hasta el otro día, no importaba la cosecha, los impuestos, el rey… Su virilidad comenzaba a incomodarle dentro de su ropa, con manos temblorosas comenzó quitar el vestido, ciertamente se encontraba ansioso. Nuevamente besó sus labios, la situación le parecía ciertamente increíble, un plebeyo y una doncella, algo para nada bien visto. La recostó en el suelo con algo de brusquedad, susurró un 'Disculpadme' recibiendo como respuesta un ardiente beso de parte de la pelinegra bajo su cuerpo. Se irguió colocando una pierna a cada lado de la joven, comenzó a desprender la prenda exponiendo sus pechos, tomo uno con una de sus manos mientras que con su boca mordisqueaba levemente el pequeño botón que coronaba aquel monte de carne recibiendo como respuesta varios gemidos y jadeos de parte de la ojimarrón que se aferraba a sus ropajes. Sonrió ladinamente, esta sería una larga, larga noche.
Bueno… Primero quiero aclarar que si hay algo que no concuerda, la forma de hablar, la vestimenta, las costumbres, es porque bueno, no se mucho de historia, pero si busque en varias paginas y me informe para poder hacer este fic lo mejor posible.
Y por si no lo saben 'El toro de Falaris' El dispositivo constaba en un enorme toro de bronce puro, dentro del cual cabía una persona. Dentro se colocaba a la víctima y debajo del toro se hacía una inmensa fogata que quemaba viva a la víctima. El toro se calentaba y se enrojecia, salía humo por los orificios de la nariz y un color rojo brillaba siniestramente en los orificios de los ojos.
Y 'La doncella de hierro' Consistía en una gran estructura de metal, con rostro de mujer, similar a un sarcófago; ésta estructura era hueca y cabía una persona dentro. Dentro, la parte frontal tenía 8 grandes, filosas y mortales púas que penetraban fácilmente la carne de quien se colocaba allí. Al colocar a la víctima dentro y cerrar la puerta frontal, otras 13 púas se introducían en la carne. Cada una de ellas se clavaba en un lugar estratégico para que al penetrar a la víctima, ésta se mantuviese con vida, desangrándose dentro lenta y agónicamente hasta la muerte.
Pues espero que les haya gustado, este one-shot contendrá mi primer lemon asi que no
esperen mucho.
P.D: Se dice que el nombre de Inu no Taisho es Toga, yo me base en la informacion que encontre, si no es asi, les ofresco mis más sinceras disculpas.
Gracias por leer.
Att: PockyGame.
