Solo en el mundo onírico
Mi primer fic de esta serie, acepto topo tipo de comentarios constructivos
Disclaimer: Este fic usa los personajes del mundo creado por Fujimaki Tadatoshi
Pareja: AoKi
Volaba por la ciudad, sus manos extendidas y la vista en el horizonte, el viento alborotaba su rubio cabello, podía ver las luces destellar a su paso; una gran sonrisa adorno su rostro en cuanto llego a su destino, bajo la velocidad y traspasó la pared.
Se acerco a la cama del durmiente sentándose justo a un lado de él, su inexistente peso permitió no ser descubierto.
Lo miro con ternura, el moreno se veía tan tranquilo, el gesto duro que siempre mostraba no se encontraba ahí, Kise estiro la mano en un intento de tocar la mejilla del peliazul, y aunque sabía que no sentiría nada, dejo que su impulso lo guiara, hizo el simulacro de acariciarlo.
No bastándole eso se inclino, sus bocas estaban a escasos milímetros, Kise cerró los ojos permitiéndose sentir el cálido aliento de Aomine que era lo único que podía apreciar en ese estado, quiso acercarse aun más.
Un intempestivo ruido.
Y Kise se incorporo agitado en su cama, tenía el mismo sueño cada vez, uno donde abandonaba su estado corpóreo y viajaba al cuarto de Aomine.
Se paso las manos por el cabello, y se regaño mentalmente; hacía tiempo que ellos habían tenido una pelea, algo normal, pero ahora habían pasado muchos días sin verse, sin intentar reconciliarse. Ryouta empezaba a extrañarlo, mas ahora que ya habían empezado las vacaciones de invierno.
Por la temporada tenía muchos proyectos en su trabajo, pero no los suficientes como para no pensar en su Aomine, y en lo mucho que lo extrañaba; estaba seguro que eso era lo que le ocasionaba esos sueños.
Pasado mañana seria la fiesta de fin de año de la agencia, Daiki ya le había prometido acompañarlo pero Kise dudaba ahora que lo hiciera; sabía que si le hablaba y simulaba que nada había pasado, todo seguiría igual; y no quería eso, no quería que las cosa siguieran igual, no quería ser siempre él que tenía que dar todo en esa relación, quería al menos saber que le importaba al moreno.
El reloj marcaba las 3:35am. Se recostó de nuevo pero tardo en volverse a dormir.
Un molesto despertador, eran las 7am, apago el despertador y siguió durmiendo, solía correr por las mañanas pero ese día no tenía ganas de hacerlo.
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Aun se sentía cansado, pero no acostumbrado a dormir tan tarde su cuerpo le decía que tenía que levantarse. Las 8:10am, se fue al baño y espero que una ducha lo terminara de despertar.
Quedo con sus compañeros de Kaijo a eso del medio día, aun tenía tiempo, se sentó en el sillón y puso la primera película que encontró, una que no fuera navideña, que era lo que abundaba en la programación por la temporada.
Se sentía somnoliento, sin poder evitarlo sus ojos se cerraron y termino dormido.
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Estaba flotando sobre su departamento, un impulso lo llevo a volar por el blanco cielo de la ciudad, llego a las canchas callejeras, ahí estaba Aomine con Momoi y Sakurai; a esa altura no escuchaba lo que decían, bajo a donde ellos estaban, sus pies tocaron el suelo.
–los dos son unos tercos y mas tú– regañaba la chica
–deja eso de una vez, ¿quieres?– Aomine tenía el balón dispuesto a lanzárselo al castaño –tampoco es que sea importante– Sakurai atrapo el balón y lo lanzo en un tiro alto hacia el aro.
–lo que me molesta es que para ti no sea importante–
–eres a la única que le molesta– brinco y atrapo el balón antes de que este entrara
–no, estoy segura que eres al único que no le molesta–
–ya verás que pronto me llama– un par de rebotes y un pase al más bajo
–lo siento Aomine-san, pero opino lo mismo que Momoi-san, creo que es tiempo que usted le llame– regreso el pase –lo siento–
Kise sabía perfectamente de que hablaban, y un sentimiento de tristeza lo invadió.
–pero si es Ahomine– dos chicos entraban a las canchas
–si es Tetsu y Bakagami– el moreno dio un pase con mayor fuerza al pelirrojo –ya que están aquí, un partido–
–no podemos, solo estamos de paso– explico el peliceleste –nos reuniremos con nuestros sempais–
–solo unos tiros– Kagami no pudo resistirse, ya había escuchado los balonazos a lo lejos y quería jugar un rato
–Tetsu-kun– saludo alegre la chica corriendo hacia él
–Buenas tardes Momoi-san– contesto al saludo
–Buenas tardes Kagami-san, Kuroko-san– un cordial castaño
–Buenas tardes Sakurai-kun– el peliceleste se acerco a los chicos –Momoi-san te vez algo enojada–
–es por culpa de Dai-chan– miro hacia el aludido y con voz alta para ser escuchada –hizo enojar a Ki–chan y desde hace días que no se hablan–
–yo no lo hice enojar, él ya estaba así, solo le conteste–
Kise que solo escuchaba se acerco al moreno enojado, tenía ganas de reclamarle pero sabía que no podía, así que en un vano intento alzo su brazo el cual fue atravesado, pudo notar que Daiki sintió un escalofrió en ese momento.
–pues hiciste mal– volteando hacia el chico fantasma –Ki-chan a tenido mucho trabajo, y sé que algo le ha estado molestando, pero no nos ha querido decir, es obvio que está muy estresado y Dai–chan en vez de apoyarlo, solo lo empeoro–
–es decir que Kise se desquito conmigo, es su culpa– intento defenderse el As de Too
–recuerdo que Kise-kun estaba muy emocionado de que lo acompañaras a la fiesta de año nuevo de su trabajo, espero que arregles las cosas antes de eso Aomine-kun–
–Tú también Testu– mostró su enojo –no tenían que irse a otro lado–
–vaya, parece que no eres capaz de reconocer tus errores– un burlón pelirrojo
–no fue mi culpa, y si Kise quiere que vaya, que me lo pida–
–Aomine–san lo siento pero creo que usted no está del todo interesado por Kise-san–
–no es…– Daiki lo miro con enojo, después con confusión –no es eso– soltó el balón, y tomo sus cosas frente a la mirada expectante de todos –me gusta estar con Kise, es todo– y se marcho
–¿Qué has sabido de Kise-kun?– el peliceleste pregunto preocupado
–solo dice que está ocupado– una triste Momoi
Una fuerte sacudida despertó al rubio, la respiración acelerada y las manos en su pecho. Su celular estaba sonando, con el cuerpo tembloroso alcanzo el aparto.
–Mochi mochi– logro decir con la voz agitada
–¿Dónde estás Kise?, llevamos rato esperándote– era Nakamura
–¿eh?– aun confundido verifico la hora en la televisión, marcaba las 12:35 –lo siento sempai, ya estoy ahí– se levanto rápidamente
–ok, te esperamos un poco mas–
~~o~~
Era casi las una de la mañana cuando llego a su departamento, desde hacia tiempo vivía solo, buscando algo de dependencia y sobre todo para no tener preocupada a su familia por sus constantes llegadas tardes, como en esta ocasión, que había asistido a la inauguración de una galería privada, invitado por una amiga que era familiar de la dueña.
Tenía dos llamadas perdidas, una de Momoi y otra de Kuroko, no por falta de querer contestarles, sino que el ruido del evento no lo dejo escuchar.
Se sentía muy cansado, les marcaria al día siguientes, tomo una ducha y se recostó en su cama.
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Otra vez flotaba fuera de la ventana de su departamento, giro sobre sí mismo y admiro la vista nocturna, estaba empezando a nevar, intento tocar los pequeños copos pero estos lo atravesaban, lo cual estaba bien pues ya que no sentía el frío.
De nuevo empezó a volar, conocía bien el camino, aunque nunca sabia que lo llevaba tomar esa dirección.
Llego nuevamente a las canchas, una solitaria persona rebotaba el balón con desgano, las luces del lugar le dejaron reconocer a Aomine. Se acerco hasta llegar hasta estar a la misma altura.
–¿Por qué no te importo?– le pregunto aun sabiendo que no tendría respuesta
Lo vio detenerse y mirar al suelo, floto hasta colocarse frente a él, pudo mirar su rostro triste, demasiado pensativo.
–¿en qué piensas?– estiro su mano con la intención de acariciar una de las manos morenas que sujetaban el balón.
Aomine se estremeció, la sorpresa le hizo tirar el balón –Kise– pronuncio en voz baja, sacudió su cabeza desechando la idea que se le formaba en su mente.
–está haciendo frío, es mejor que te vayas a tu casa– aunque estuviera enojado con él, Kise siempre le preocuparía, pues él es la persona que admira, la persona que le gusta, la persona que quiere más que nada.
Y con ese pensamiento, unas lágrimas se escurrieron por sus ojos, unas que desparecieron al dejar su rostro.
Daiki tomo el balón y se marcho, Kise lo siguió flotando, hubo un momento en que el moreno se detuvo el ojidorado pudo sentir el calor que emanaba del fornido cuerpo. Se acerco más, y vio como el peliazul volvía a estremecerse, se dio cuenta que mientras Aomine era cálido, él era frío.
Hizo dos veces berrinche por las veces en que Daiki le cerró la puerta en las narices. Vio el regaño del señor Aomine por que su hijo llego muy tarde, también lo vio quitarse la ropa, provocándole un sonrojo, conocía cada parte del cuerpo desnudo del moreno, pero ahora lo estaba espiando y se sintió un acosador.
Permaneció con él lo suficiente para ver que dormía únicamente con la parte de abajo de la pijama, aunque era invierno; que permanecía boca arriba durante mucho tiempo hasta que el sueño le llegaba y se acostaba sobre su lado derecho, esa parte de él ya la conocía, muchas veces durmió entre esos brazos.
Lo vio estirar los brazos, como si quisiera alcanzar algo, mover las piernas, estirarse, respirar un par de veces con fuerzas, como si de un ronquido. Le gusto descubrir todo eso, y sonrió con melancolía, quizás ya no podría volver a tener la oportunidad de saber más de su persona amada.
Una opresión es su pecho provocado por no querer perderlo, estaba decidió, en la mañana le llamaría. Y tanto fue su deseo de querer sentirlo que paso su pálida mano por el cabello azul.
–¿Qué tengo que hacer para que me quieras?–
Ahogo
Se sintió sofocar, de nuevo en su cuarto, el cuerpo de Kise se contorsiono al tomar una larga bocanada de aire, su pecho le dolía, le costaba respirar, estaba sudado, intento levantarse pero por la opresión le era difícil.
Empezó a toser, la cabeza le punzaba; tardo en recuperarse. No entendía lo que le pasaba, porqué de repente sentía que se asfixiaba.
Una vez recuperado reviso su celular, pasaba de las seis, desactivo el despertador, no tenía nada que hacer esa mañana, y estaba demasiado cansado para permanecer despierto, se recostó y no tardo en dormirse.
Sabía que había despertado, pero le costaba abrir los ojos, dio dos vueltas en la cama y se tallo los ojos, se sentía entumecido. Logro sentarse, y dejo caer sus pies a un costado de la cama, no sentía tanto frio como en las anteriores mañanas.
Tomo su celular, tenía varias alertas y llamadas perdidas, bostezo largamente y al limpiarse los ojos se dio cuenta que era casi medio día. Su estomago le rugió, anoche había comido algunos bocadillos, pero acostumbrado a desayunar temprano para esas horas ya sentía hambre.
Ahora estaba sentado en la sala, mirando fijamente el celular, ya había decidido llamarle a su, esperaba, aun novio.
–buenas tardes Aominechi–
–Kise– fue el seco saludo
–¿estás listo para esta noche?–
–¿eh? ah sí, pero ¿es necesario que yo vaya?– la pregunta enojo a Kise, quien ya le había explicado varias veces lo importante que era esa fiesta
–claro que sí, quiero presentarte a todos, y que todos conozcan a mi genial novio– sabia que abogar a su ego era siempre la mejor estrategia
–como quieras–
–¿te quedas en mi departamento al terminar?–
–si claro–
–ok, nos vemos al rato–
–si– colgó
Había sido una fría conversación, pero no estaba dispuesto a perderlo, al regresar le daría su regalo de navidad y pasarían una grandiosa noche, se encargaría de eso.
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Ambos llegaron a la fiesta, había muchas personas vestidas elegantemente, Kise le había comprado a Aomine un traje especial para ese día.
Estaban tomados de la mano, el moreno se sentía incomodo pero a nadie parecía sorprenderse y aun menos incomodarse.
–¡Hola chicos!– el rubio lo arrastro hasta un grupo de jóvenes con porte altivo, el moreno empezó a notar que todos mostraban esa actitud, incluyendo a su acompañante.
–Ryouta-kun, que bueno que llegaste– dijo una chica de cabello castaño con luces doradas y ojos azules – y tu acompañante es…–
–les presento– se sujeto del brazo del aludido –es mi novio Aomine Daiki– dijo con voz alegre –Aominechi ellos son mis amigos, Yuriko– señalo a la castaña– Yukihito, Yumire y Mitsuko– apunto a los otros tres.
–Ryouta-kun nos platico mucho de ti– la castaña tomo la palabras –aunque creíamos que solo inventaba tener novio para lucirse y deshacerse de molestias–
–no lo invente, solo que no había oportunidad de presentárselos– el rubio recordó todas las veces en que le pidió a Aomine que lo acompañara a su trabajo, y este lo rechazaba tajantemente.
La plática entre los modelos era de mucha confianza, pero Daiki se sentía incomodo no entendía muchas cosas, pues hablaban de cosas que había hecho ellos juntos; aunque quisiera irse Kise no lo soltaba.
–Ah pero si es el lindo de Ryouta– al escuchar esa extraña voz, Aomine se dio cuenta que Kise se tenso.
–¿Qué quieres?– una mirada fría de parte del rubio. Daiki sabía que Kise siempre era alegre y muy amable con las personas, incluso los desconocidos, pero si había alguien que le caía mal, se lo demostraba claramente.
–no te pongas así, solo quería saludar– el desconocido de cabello castaño oscuro y ojos verdes examino descaradamente a Aomine –supongo que es el susodicho novio–
–así es, él es mi novio, ahora vete, estoy platicando–
–¿y no nos vas a presentar?– hasta Daiki estaba empezando a fastidiarse por la insistencia y las miradas intensas que mandaba el castaño.
–soy Aomine Daiki– estiro su mano –el novio de Ryouta–
–yo soy Kusaka Yabe– la cara del ojiverde se frunció de dolor, el moreno había aplicado demasiada fuerza cuando estrecharon las manos
–vamos por algo para beber– esta vez fue el peliazul quien jalo a su novio lejos de ahí. Los otros modelos le sonrieron con burla a Kusaka.
Kise estaba más que feliz, era la primera vez que Aomine lo llamaba su novio, y más frente a ese sujeto que llevaba semanas acosándolo, había sido mediático al tratar de deshacerse de Yabe pero era bastante insistente, y al venir éste de una familia distinguida, sabía que si no se controlaba lo meterían en muchos problemas.
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No sabía cuánto tiempo había pasado, lo que sí, es que había dejado a Aomine solo mucho tiempo, lo busco por todos lados, el salón no era muy grande, pero había mucha gente dispersa por todos lados.
Saco su celular, y buscando un espacio le marco.
–Aominechi ¿Dónde estás?–
–voy a tomar un taxi, me voy a mi casa–
–espera, no te vayas– el rubio camino hacia la salida, esquivando a los otros invitados –quedamos en ir a mi departamento–
–estoy aburrido y no iba esperar hasta que se te ocurriera salir de ahí–
–pero ya estoy saliendo– fuera del salón empezó a correr –espérame ya llego–
Escucho algo como un quejido de enojo –ya me voy–
Kise llego a la banqueta, donde estaban enfilados los taxis –¿Dónde estás?–
–ya me fui, adiós– y le colgó
Ryouta no pudo dejar de sentirse frustrado, siempre era lo mismo, lo dejaba sin explicación alguna, completamente abandonado.
Ya no tenía ganas de estar en la fiesta, sin despedirse de sus compañeros, abordo el vehículo que lo llevaría a su departamento.
Estaba en su cuarto con mucho cansancio, pero no quería dormir, sabía que tendría eso sueños con Aomine, y seguía muy enojado con él como para verlo hasta en su inconsciente.
Ya con mucha resignación, cerca de la una decidió irse a dormir, mañana iría con su familia y tenía que empacar; su madre había decidió que todos irían a visitar a una prima de ella para pasar la navidad.
Decidió tomar pastillas para dormir, su mente aun estaba muy agitada, estaba abriendo el frasco cuando de reojo vio el regalo que le daría a Aomine del enojo abrió mal el frasco haciendo que su contenido quedara esparcido en el piso, fastidiado levanto una y pateo las demás debajo de la cama para no pisarlas en un descuido; ya mañana las levantaría.
Trago esa única pastilla y con resignación se acostó esperando que esos mismos sueños no llegaran.
Se vio a sí mismo durmiendo, floto hasta su balcón atravesando el ventanal, caía poca nieve, las luces navideñas tintineaba, se elevo hasta rebasar los edificios de la zona. Voló hasta el destino conocido.
Entro a través de la ventana de un segundo piso de una familiar casa, reconoció la habitación, había estado ahí varias veces, floto encima del habitante quedando paralelo, tenía una vista completa del durmiente.
Bajo para estar a su alcance.
–Aominechi ¿Por qué siempre me dejas?– le susurro al oído
–Kise– al oír una respuesta levanto en vuelo, casi atravesando el techo, pero el moreno solo se había acomodado
Se acerco de nuevo –Aominechi, ¿me escuchas?–
–Kissse– repitió entre sueños
Lo pensó un poco – ¿Aominechi que sientes por mí?–
–te extraño– aun dormido pronuncio quedamente
Se acaban de ver, extrañar no sería la palabra correcta –¿Te quiero?, ¿me quieres?–
–quiero… a Kise–
–¿y por qué no me lo dices?–
–porque… porque no…– el moreno empezaba sacudirse en su cama, parecía que despertaría, pero tras unos segundos se calmo.
–¿Aominechi te molesta ser mi novio?– lo intento una vez mas
–no–
–¿te molesta estar conmigo?–
–no–
–¿Qué te molesta?–
–todos–
Kise se detuvo un momento, su mente estaba pensando rápidamente, el "todos" de Daiki no tenía sentido –¿Quiénes todos?–
–ellos los que…– volvía sacudirse, esta vez con mayor fuerza, el rubio se alejo temeroso de haberlo espantado, pero el moreno solo giro terminando sobre su lado izquierdo.
Ryouta se dio cuenta que el moreno no podía dar respuesta largas. Quería saber muchas cosas pero no sabía cómo preguntar sin despertarlo, y tampoco quería perder la oportunidad de recibir respuestas honestas.
Suspiro –Aominechi te amo, quisiera estar contigo–
–también–
–pero hay algo que lo impide, quisiera saber que es–
–yo… también– su pálida mano sujeto la morena que se dejaba ver entre las sabanas
–¿puedo quedarme contigo, aunque sea así?–
–si–
Flotando se coloco frente a su amado como si estuviera acostado a su lado –descansa, que tengas dulces sueños–
Ya no recibió respuesta, y se quedo contemplándolo, fue durante tanto tiempo que vio llegar el amanecer, y escuchar el despertador, lo vio desperezarse y tomar un baño.
–Daiki– ambos escucharon el grito desde la planta baja –ya ven a desayunar, que nos vamos en una hora–
–ya voy–
Lo vio bajar, saludar oscamente a su padre y hermano, desayunar rápidamente, subir a su cuarto y lavarse los dientes, hacer una pequeña maleta y revisar el celular. Salió nuevamente de su cuarto.
–¿ya están listos?– pregunto el mayor de ellos. Ya sabía que la familia pasaría la noche buena con los abuelos Aomine, y regresarían al día siguiente.
Vio a los tres morenos abordar el auto, Daiki de copiloto quien tomo su celular lo vio mandar un mensaje, no quería saber a quién, porque estaba seguro que no era para él. Con su mano alzada se despidió de la familia, aun sabiendo que ellos no lo veían.
Se sentó en los escalones de la casa, preguntándose porque aun no despertaba. Y pensó, si este es un sueño, ¿Por qué no pasar la noche buena con Aominechi? Voló hasta alcanzar el vehículo y tomo asiento atrás del adulto, veía perfectamente a Daiki y sonrió satisfecho.
~~o~~
El vehículo se estacionaba en el patio de la casa, los dos hijos ayudaban a bajar las cosas
–Dai–chan– una pelirosa corrió a abrazarlo –¡Feliz Navidad!– un rápido abrazo –Aomine–sama, también Feliz Navidad– y corrió a abrazar al último miembro de la familia –Yoshiki–chan Feliz Navidad– en cada abrazo entrego una bolsita de regalo –espero hayan tenido un buen viaje–
–lo fue, gracias– cargando unas maletas al interior de la casa – Al rato paso a ver a tus padres– entro seguido por el menor
–claro que sí, yo les aviso– se acerco a Daiki –¿y mi regalo?–
–¿Por qué supones que te voy a darte un regalo?–
–porque soy tu amiga y la única que te soporta–
–eso supones– saco de su maleta una bolsa plástica –ten, te lo manda la abuela–
La chica descubrió una bufanda tejida –que cálido, ahora el tuyo– se lo puso en el cuello
–¿el mío?, ¿no te conformas con eso?–
–no–
–ya– saco ahora un pequeño paquete –mas te vale que te guste–
Descubrió unos aretes –no están mal– se veía encantada –tu no los escogiste– una mirada inquisitiva –¿Quién fue?–
El moreno guardo silencio un momento, recordando todo lo sucedido para comprarlos –Kise–
–¿y ya te disculpaste con él?–
–¿Por qué insistes en ser yo quien se disculpe? además fui a su aburrida fiesta, ¿no basto con eso?–
Suspiro resignada –por lo menos ya le hablaste para desearle Feliz Navidad–
–espero que él lo haga primero– se acerco a la entrada de su casa, cargando su maleta
–Dai–chan te quiero mucho– eso llamo la atención del moreno –pero el día que Ki–chan termine contigo estaré muy feliz– giro con altivez y se marcho de ahí.
Ryota había presenciado todo, pensar en terminar con Daiki no le había pasado por su mente, solo buscaba la manera de que su relación mejorara, pero ya no podía soportar la indiferencia de su novio.
En un momento vio sus manos, parecían más traslucidas que antes, no le dio importancia.
Kise siguió al moreno al interior de la casa, llegar a su habitación y sentarse en su cama ahí abrió el cajón del buro, saco una pequeña caja envuelta a la que miro fijamente con tristeza, pero luego su gesto cambio a uno de enojo y lanzo la caja de vuelta al cajón.
Se recostó en su cama, no quería dormirse porque últimamente se sentía inquieto cuando despertaba, así que se entretuvo con el celular.
El rubio se acostó a su lado, con la cabeza recargada en su brazo podría ver lo que hacia el moreno, y se asombro cuando lo vio checar su página la cual se notaba que llevaba rato sin actualizar. Vio que subía y bajaba la página, y la actualizo varias veces como si buscara algo. Pudo ver extrañeza en la cara de Daiki.
El celular azul sonó.
–Mochi mochi Aominechi–kun– escucho del otro lado
–¿Qué tal Tetsu?–
–Akashi–kun ha pedido que nos reunamos mañana para jugar el último partido del año–
–por mi está bien–
–por cierto, te toca avisarle a Kise–kun–
–¿Qué? No, háblale tú–
–no le voy hablarle yo, primero porque es tu novio, y segundo porque debes de dejar de lado tu orgullo o él terminara contigo–
–Eso… eso es… algo que no va a pasar, porque lo termino yo antes – le colgó
Lanzo el celular al otro lado de la cama y se levanto furioso –maldición– decía de una lado a otro de su cuarto –maldición, ¿Por qué es tan difícil?–
Los ojos de Kise se habían teñido de rojo por el llanto contenido.
–maldición Kise, es que tu…–
–¿es que yo?– repitió con voz llorosa
–es que…– se sentó en la cama, calmándose poco a poco –¿Por qué me siento así?–
–¿Cómo te sientes?– se le acerco y le toco una de las manos que estaba recargada en la cama
Aomine se toco la cabeza con la otra mano, intentaba aclarar su mente –¿Por qué siento que te desaparecerás en cualquier momento?–
–no lo hare–
–¿Qué me dejas atrás?–
–no Aominechi, no lo hare–
–se que hago las cosas mal– ambas manos en su rostro –maldición– se levanto y camino al baño mojándose la cara –se que te lastimo cada vez que estas a mi lado— miro su rostro que reflejaba angustia –hago que te alejes de mi–
–no lo haces–
– te extraño tanto que ahora sueño que estas a mi lado–
–estoy a tu lado, porque es lo que quiero– se recargo en su espalda –te amo Aominechi–
–quizás es mejor que…– sus manos en puño
Sus ojos se abrieron con temor temiendo lo que diría
Un vacio.
Algo lo tomo de los costados, lo jalaba con tanta fuerza y rapidez que no podía distinguir por donde era llevado, un fuerte golpe que lo llevo a cerrar los ojos, sentía una fuerte opresión en todo su cuerpo.
Todo se detuvo.
Distinguió que los ruidos no eran los mismos, estaba en otro lado.
–gracias Doctor– reconoció la voz y abrió los ojos con rapidez
Era su mamá, ¿Qué hacia ella en un hospital? Se pregunto, temiendo que algunas de sus hermanas estuviera enferma.
La siguió a una de las habitaciones, ahí vio a sus dos hermanas sentadas en uno de los sillones. Ryoko la mayor de ellas se levanto en cuanto entraron.
–¿te dijo algo nuevo?– los cuatro miembros de la familia compartían el cabello dorado, pero ellas tenían ojos color cobre
–no, nada– la afligida mujer se sentó en la silla cercana a la cama
–¿Por qué Ryota?, ¿Por qué no despiertas?– la desconsolada voz de Ritsuka, la otra hermana
El varón las miro confundidas, su cuerpo seguía traslucido, ¿no debías de estar aun en su sueño? Se acerco a la cama que las tres miraban con tristeza.
Su rostro lleno de sorpresa, ahí estaba él conectado a varias maquinas.
–pero… ¿qué hago ahí?– volteo a ver a las tres mujeres –debería estar en mi cama como las otras veces– amaba a su familia, y no podía soportar el rostro de dolor que ellas mostraban.
Escucho un tono conocido, Ritsuka tomo el aparto –¿deberíamos avisarle a sus amigos?– el celular marcaba una llamada de Kuroko.
–no, su representante dice que aun no es momento– contesto la mayor de ellas –hasta que sepamos lo que pasa, es mejor guardar silencio–
Ritsuka se acerco –¿Por qué no despierta Ryouta?–
¿Por qué no despiertas? Se repitió en su mente, se suponía que estaba en un sueño, uno donde podía estar con Aominechi. Las veces anteriores había despertado sin ningún problemas, ¿Por qué esta vez no?
–vamos despierta– se pellizco un brazo –vamos, vamos– se palmeo la cara con fuerza –¿Qué es lo que pasa?– retrocedió varios pasos, atravesó la pared de la habitación llegando al pasillo, las personas pasaban a través de él, le causaban una extraña sensación, se apresuro a regresar a la habitación.
–¡DESPIERTA!– se grito así mismo –esto es solo un sueño– cayó de rodillas en el piso –un sueño, no, una pesadilla–
–Ryouta te queremos, vuelve con nosotras–
~~o~~
Paso la noche en el cuarto del hospital, acompañándose así mismo, y a su madre a quien le otorgaron permiso para quedarse.
La mañana llego con una ligera nevada cubriendo el pequeño jardín central del lugar. Kise había intentado brincarse encima, dejarse caer, tantas cosas para regresar a su cuerpo; pero nada funcionaba.
Sus dos hermanas volvieron, la mayor venia acompañada de su prometido, un joven más alto que él, de cabello negro y ojos violetas.
–¿algún cambio?– la madre negó con la cabeza, y el joven alto abrazo a su amada.
–en la tarde vendrá Kisaragi–san, informaremos a la prensa antes de que se vuelva un chisme–
La menor de las rubias saco algo de su bolsa –cargue el celular de Ryota, no ha dejado de sonar, creo que debemos avisarle a sus amigos–
Las dos mayores lo meditaron –solo a los más cercanos–
–¿También a Aomine–kun?– las tres habían aceptado con dificultad la relación de Ryouta con su excompañero de escuela, pero eran una familia unida y al final lo aceptaron.
–creo que tenía problemas con él– una madre siempre sabe
–no le ha mandado ningún mensaje, ni siquiera le felicito por la navidad– la menor aun tenía el aparto en sus manos revisando el historial
–quizás ya terminaron– menciono la hermana mayor, una vez Ryouta le llamo y comento que habían tenido una pelea
–creen…– Ritsuka titubeo –¿haya sido por eso?–
–no, no lo creo, esa vez se escuchaba triste, pero… no lo creo– estaba tomada de la mano de su prometido, que solo escucha atento.
Kise también empezó a poner atención a la conversación
–¿quizás debamos investigar un poco?– las hermanas se acercaron –ellos tenían un amigo en común cercano a ellos, ¿recuerdas como se llamaba?– se dirigió a la menor
En eso el celular amarillo comenzó a sonar –Kuroko– menciono al ver el nombre en la pantalla; amabas acordaron con la mirada, acercándose a una de las ventanas, intentando alejarse de los ruidos del hospital.
–Mochi mochi–
–Buenos días, eh, disculpe con Kise–kun–
La hermana sonrió al escuchar el nombre –soy Kise, Kise Ritsuka–
–oh buenos días Ritsuka–san, quería comunicarme con Ryouta-kun–
–en estos momentos no está disponible, pero ¿necesitas informarle algo?–
–sí, los chicos y yo nos reuniremos en la tarde para jugar un partido de basquetbol y queríamos ver si nos acompañaba–
–¿ira Aomine–kun?
–¿eh? si ira– se le escucho confuso al peliazul
–¿puedo preguntarte algo Kuroko–kun?–
–no sé si pueda–
–son cosas sencillas, no te meteré en problemas–
–bueno, pregunte Ritsuka-san–
–¿mi hermano y Aomine-kun aun son pareja?–
–pues hasta donde sé, aun lo son, solo están enojados–
–sabes ¿Por qué?–
–opiniones distintas desde mi punto de vista. Pero ellos se vieron antier, se que Aomine-kun lo acompaño a la fiesta de su agencia–
–¿fue con él?– pregunto con sorpresa –¿a la fiesta de la agencia?– repitió para que las personas presenten se enteraran de la conversación.
–si, así es–
–¿sabes que pasó ahí?–
–no, no he hablado con ellos sobre eso–
–Kuroko-kun necesito que me hagas un favor–
–si está en mis manos, claro–
–¿podrías investigar que pasó esa noche?–
–Si puedo, pero es extraño que me lo pida, ¿le paso algo a Kise-kun?–
–necesito saber que paso esa noche, considéralo urgentísimo– ignoro la pregunta
–bueno, lo veré en la tarde con los demás, y puedo preguntarle–
–Te agradezco, te marco en la tarde–
–Si claro, adiós–
–Adiós Kuroko-kun– ambos colgaron
~~o~~
Aomine había llegado temprano a las canchas, desde el día anterior sentía que algo le faltaba y tanto incertidumbre lo llevo a buscar con que distraerse; cuando llego había varios chicos jugando, no tardo en incorporarse al juego, pero al poco rato estos hartos de jugar con un monstruo como él se marcharon dejándolo solo.
Y solo otra vez, esa sensación volvió, como si se hubiera acostumbrado a algo, y ahora se lo quitaban.
Murasakibara y Himuro no tardaron en llegar desde Akita; gustosos los tres practicaron encestadas. Akashi desde días antes estaba en Tokyo se había reunido con su familia para la noche buena. Midorima y Takao fueron los siguientes en llegar.
Kagami y Kuroko iban un poco atrasados, tras recibir a su hermano y compañero tomo otro camino para ir por el peliceleste, en cuanto llego pudo notarlo distraído, éste no tardo en contarle la conversación que tuvo con la chica Kise.
–Kuroko llegas tarde– el excapitan fue el primero en verlos llegar
–lo siento Akashi-kun– vio a los presentes –ya están todos ¿y Momoi-san?–
–me aviso que llegaría tarde, sus padres le pidieron un encargo–
–ya veo– el ojiceleste se acerco a los tres que jugaban –Aomine-kun quiero preguntarte algo–
Este tardo en reaccionar, pues estaba lanzando –¿Qué me quieres preguntar?–
–¿fuiste a la fiesta de Kise-kun?–
–si fui– volteo a verlo, con cara de fastidio –no eras tú el que me dijo que tenía que ir–
–¿se volvieron a pelear?– el resto del grupo hacia sus cosas sin mucho interés en la platica
–no, apenas si hablamos, así que fue difícil pelearnos ¿no lo crees?–
–¿Por qué?, ¿Qué paso?– Kagami que sabía, era el único atento a esos dos chicos
–¿Por qué tanto interés?–
–¿te molesta contestarme?–
–de hecho sí, no veo porque es importante– el As de Too salió del área de tiro, y tomo su botella de agua
–ya no te molestare si me cuentas que pasó–
Un suspiro resignado por parte del moreno –Kise estuvo platicando con todos, riéndose como un idiota como siempre, hubo un momento en que lo perdí de vista así que me fui–
–¿lo dejaste solo?– pregunto sorprendido el ojiceleste
–¿Por qué lo preguntas así?, él se estaba divirtiendo, así que me largue–
–¿al menos le avisaste?–
–el me marco, me pidió que lo esperara, pero yo ya había tomado un taxi–
–lo abandonaste– fue un fuerte reclamo que llamo la atención de los demás
–¿a quién abandonaste?– Takao recién ponía atención
–a Kise, y no lo abandone, solo me fui de ahí–
–pero lo dejaste solo, ¿no pensaste que le podía pasar algo?– su voz sonaba con preocupación, alertando aun más a los otros
–¿Qué le podía pasar, estaba con… sus… amigos?– en eso recordó al castaño molesto
–¿Qué pasa?– seguía indagando Kuroko
–pues había un tipo molesto, que se comía con los ojos a Kise, dijeron algo de que lo molestaba o acosaba, pero le deje en claro que él es mío–
–¿es tuyo?–
–¿Qué?–
–¿Kise-kun es tuyo? ¿O es tu novio?–
–pues…– Daiki se tallaba la nuca –es lo mismo– la mirada acosadora de los demás le ponía nervioso –estamos saliendo–
–es tuyo, pero la forma en cómo lo tratas no es la de un novio, no crees que eso confundiría a cualquiera, si te importara no lo hubieras dejado solo–
–pero…– quiso discutir lo dicho pero el celular celeste empezó a sonar
Kuroko contesto rápidamente, había visto de quien era la llamada –Mochi mochi–
–perdona que te marque Kuroko-kun pero ¿averiguaste que pasó?–
–Si Ritsuka-san, Aomine-kun si lo acompaño, pero lo dejo solo, dice que había un tipo que lo estaba acosando–
–espera…– escucho como preguntaba a alguien –¿le hicieron prueba de drogas?–
Eso tenso al peliceleste –¿Qué pasa Kuroko?– el alto pelirrojo se preocupado, al igual que el resto.
–Kuroko ¿sabes algo más?– de nuevo la voz en el celular
–solo eso ¿Qué le paso a Ryouta-kun?– esta vez fue Aomine el que se tenso
–no puedo decírtelo–
–por favor, quiero saber, es mi amigo–
–ok, te veo en el Hospital T–
Al colgar, le lanzo una mirada furiosa al moreno –si algo le paso a Kise-kun te hare el único responsable– las palabras "no puedo decírtelo" lo llevaron a pensar en lo peor.
–¿Qué le paso a Kise?– el moreno se acero para tomarlo del brazo, porque se estaba marchando con rapidez
–no lo sé– se sacudió del agarre y continuo su camino
–¿a dónde vas?–
–voy donde Kise-kun, pero a ti no te importa, así que ya no preguntes– estaba muy preocupado y se quería desquitar con Daiki
–claro que me importa, es mi novio–
–¡no lo eres!– casi grito por el enojo –si así lo fuera serias tu el que supiera donde esta Kise-kun–
–maldición Tetsu, soy un patán lo sé, pero si me preocupa Kise, dime donde esta–
–¿y qué harás al respecto?– esta vez fue Kagami el que pregunto
–a ti no te importa–
–Kise también es mi amigo, y no sé qué le pasa– le molestaba que Kuroko no dijera nada –pero si solo vas para seguir lastimándolo, mejor quédate–
–maldición Kagami, no te entrometas–
–Kuroko-chan– esta vez hablaba el pelinegro de Shutoku –yo también quiero saber que le pasa a Kise-chan–
–todos queremos saber– apoyo Akashi
–era una de las hermanas de Kise– quería explicarles rápido e irse, sentía que había perdido mucho tiempo –quiere que la vea en el Hospital T–
–iremos contigo– acoto Taiga y todos acordaron ir juntos.
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Continuara