Hola chicos, espero que le den una muy buena bienvenida a este nuevo fic que estoy realizando basado en una película que se llama: Hitman: Agente 47 del año 2007, como ya saben (o por si no lo saben) es KorrAsami lo sé, lo sé… ¿alguien ha notado que solo de estos dos personajes escribo? ¿No? ¿Nadie? Debe ser mera coincidencia.
Y como siempre antes de comenzar ATLA y LOK no me pertenecen tampoco la película, solo los tome para aumentar el KorrAsami para los lectores y para hacer una historia que en lo personal considero que es genial. El personaje es Korra lo seguiré ocupando cuando me refiera a ella, pero en lo demás será 47. créditos a los respectivos creadores de las imágenes que tome. Sin más disfrútenla y sobretodo Feliz Segundo Aniversario de Korra y Asami. (Algo atrasado x2)
Avatar: Agente 47
Prólogo
En ausencia de luz… la oscuridad prevalece.
En algún lugar de Europa, niños huérfanos son tomados con el fin de convertirlos en los mejores mercenarios. Entrenados para utilizar todo tipo de armas de fuego así como también peleas cuerpo a cuerpo. Y como si fuera un rito de iniciación eran tatuados para dejar en claro cuál era su profesión en ese mundo y único propósito: Asesinar.
La mayoría de estos huérfanos son niños rapados y marcados con un código de barra en la cabeza una vez que logran pasar las pruebas rigurosas a los cuales eran sometidos constantemente, en cambio las niñas que también eran sometidas a las pruebas y si lograban sobrevivir todo el proceso su tatuaje es puesto en el cuello muy cerca del lóbulo de la oreja.
Quienes osaran revelarse eran asesinados sin piedad por los "profesores" gracias a las órdenes de un solo director que monitoreaba uno por uno el avance de sus discípulos. Bajo la mirada de las personas eran un sacerdote de impecable moral y debajo de eso era la mente Maestra en un plan macabro financiado por muchas empresas fantasmas.
El párroco coloco una caja de madera con dos armas Para-Ordnance P18.9 frente a la nueva integrante de la fraternidad de asesinos. Había logrado pasar todas las pruebas impuesta ganándose el respeto de los demás siendo la única mujer de ese grupo en sobrevivir obteniendo así los tatuajes en su cuello.
En la ciudad de Londres – Inglaterra, después de un largo día en el trabajo, la agente de la interpol Azula Balefire volvía a su casa. Como siempre un jornada atareada con múltiples casos era presentado ante ella, unos más riesgosos que otros sin embargo ella cumple con su deber de manera eficiente. Aunque había uno que no dejaba de rondarle la cabeza y había sido un dolor desde el momento que lo tomo directamente de las manos de Lin Beifong la jefa del departamento.
Una vez terminado el papeleo fue directamente a su auto y volvió a casa para estar con su familia, la madrugaba se había abierto con una pequeña tormenta pero eso no fue suficiente para detenerla y llegar hasta sus seres amados.
Apago y bajo de su auto, el abrigo era acogedor y sobre todo no dejaba que el agua helada de la tempestad la abordara directamente a excepción de su cabeza. Sonrió con gracia por la bicicleta que esperaba en la entrada.
Probablemente no encontró su lugar en la cochera se dijo, tendría que hablar con su hija para que no dejara sus juguetes fuera de su zona.
Agarro la bicicleta y corrió hasta la entrada para refugiarse, acomodando el objeto a un lado. Metió la llave en la ranura y por fin logro entrar a su morada para lograr conciliar el sueño en su lecho junto con su esposo.
Encendió una pequeña lámpara para obtener mejor visibilidad, se deshizo de su abrigo así como también de su arma y placa colocándolos en el taburete.
Muy lindo. La pequeña luz deslumbro un dibujo hecho por su hija y junto a el un vaso de leche y una galleta con chispas de chocolate, las iba a degustar después de todo fueron hechas por su pequeño retoño.
Siguió caminando y trato de encender una luz pero le fue imposible, creyendo firmemente que talvez algún fusible había explotado por el tifón. No le dio importancia posiblemente mañana su esposo lo arreglaría.
En la penumbra trato de caminar apenas alumbrando el camino por los relámpagos, sin tener que chocar con algo. Iba inmersa en sus pensamientos cuando se topó con algo en su alfombra, inmediatamente el vaso que reposaba en su mano cayo.
–Ohhh… demonios… –Por reflejo busco su arma.
–No está ahí… está en la cocina donde la dejaste.
Una luz fue encendida revelando a una mujer vestida de esmoquin con una corbata roja, sentada en un escritorio apuntándole con su el arma Para-Ordnance P18.9, estaba cargada porque sabía muy bien que significaba ese ligero clic que escucho.
–¿Cómo entraste? –todavía estaba sorprendida por observar a la individua que estaba ahí.
–… –la misteriosa giro su rostro para contemplar el pequeño objeto en sus manos, sin dejarle de apuntar a la oficial–. Tienes una linda familia –señalo mientras giraba su rostro para encararla–.
La mujer de ojos ámbar estaba pálida, pensando en su familia y lo que esa desgraciada podría hacerle.
–Están bien… con vida y durmiendo –susurro como si alguien fuera a escucharla mientras dejaba en el escritorio la fotografía de ella, su esposo e hija.
Para la mujer de cabello negro fue una corta tranquilidad, aún tenía un problema y se aferraba a la mano enguantada de la mujer punteando directamente a su torso. Quedaban varias preguntas sin contestar y la más importante salió de sus labios con un relámpago.
–¿Vas a matarme?
–Si te quisiera matar lo hubiera hecho esta mañana cuando ibas hacia tu auto y hubiera desaparecido antes de que tu cuerpo tocara el piso –manifestó con tanta tranquilidad que logro inquietar a la agente.
–¿Por qué estás aquí?
–Para hablar. Pero Azula si haces que te mate, no morirás sola… –su mirada sin inmutarse seguía clavada contra la otra mujer–. Siéntate –ordeno.
Sin más remedio y con pasos temblorosos hizo lo que la mujer le pidió, sentándose frente a frente contra su atacante. Ya había estado en peligro antes pero nada se comparaba con sentirse tan minúscula e insignificante contra una mujer que pretendía atacar y asesinar tanto a ella como a su familia.
La tensión se podía cortar cuchillo mientras el duelo de mirada de daba entre la morena y la de tez blanca, por su parte Azula no quería hacer movimientos bruscos que incentivaran a su atacante así que estaba a su merced.
–¿Eres una buena mujer inspectora?
–Ahhh eso creo –titubeo con la pregunta tan extraña que le hacia su agresor.
–Sin embargo has matado –señalo.
–Mmm si… –¿Cómo es que una buena persona mata? Se preguntó a ella misma mientras respondía con una sonrisa irónica.
–Te voy a hacer una pregunta… –se enmudeció por un momento pensando bien las cosas para proseguir–. Tu respuesta determinara el final de esta noche…
Otra vez el desafío de miradas demostrando que ninguna de las dos tenía miedo. Aunque el nerviosismo de Azula era más palpable por la mirada vacía de esos ojos azules.
–¿Cómo decide una buena mujer el momento de matar? –sentencio la morena.
Que La Fuerza Los Acompañe…
