Capitulo 00- A Thousand Suns

En un ambiente increíblemente húmedo, lleno de ecos desconcertantes y oscuridad absoluta, despertó agitado; mirando a su alrededor confundido, no pudo menos que notar que estaba en un lugar desconocido. No hacía falta la luz para saberlo, puesto que en todo el templo no existía ningún lugar siquiera vagamente tan oscuro como aquel; las infinitas ventanas y la total ausencia de puertas hacían imposible tal cosa, incluso en las noches sin luna pues la luz de las antorchas se filtraba con gran fuerza en las estancias, incluso en las más lejanas. No, no estaba en el templo.

"¿Dónde diablos estoy?"

Como si alguien hubiese escuchado su pensamiento, una luz ilumino la estancia; la luz era de un tono blanco demasiado neutro como nunca en su vida había tenido la oportunidad de ver, pero era demasiado débil y apenas "desgarraba" la penumbra omnipresente. Sin embargo, fue lo suficiente para poder ver a su alrededor. Estaba acostado en una cama que no reconocía, pero que no tenía nada de especial; la estancia era más bien amplia pero desprovista de cualquier otro mueble además de un escritorio a unos metros de la cama. Las paredes, por otro lado, atrajeron su atención de manera poderosa. Esos símbolos tallados en la piedra morada… Eran los símbolos del aire, pero notablemente alterados. Y ese color morado en la pared, era obviamente natural pero él desconocía por completo la existencia de piedras moradas. Los relieves que adornaban las paredes se extendían en una armonía sin fin, encajando perfectamente con los de cada pared vecina y con el techo y con el propio suelo; no había principio, no había final, no había ninguna suerte de adorno resaltante o tema sobresaliente que resaltara cada cierta distancia respecto al monótono diseño. No, todo era perfecta armonía, vibrante y acompasada, que no dejaba de reflejar una profunda calma; el diseño distaba mucho de ser enfadoso, por el contrario era la perfección en su máxima expresión.

-Es el símbolo del sonido- dijo una voz asustándolo-. No el nuevo, por supuesto; no el de los instrumentos, sino el símbolo arcano de cómo el sonido es simplemente imparable.

Volteó hacia donde venia la voz y vio una figura parada observándolo, levemente iluminada; al principio esto lo desconcertó, pero tras unos segundos de escrutinio pudo ver la puerta de madera, único material diferente en la pared, abierta y detrás del hombre otra pared con el mismo grabado que cazaba perfectamente con la visión de la pared sobrepuesta. Casi era invisible en esa media oscuridad, además de que no había entrado una mayor luz al abrirse… O tal vez desde el aumento de luz se había abierto aquella puerta, era imposible para él determinarlo puesto que no contaba con ninguna clase de referencia respecto a de donde provenía la luz. Más aun, no conocía ninguna fuente de luz además de la luna que proyectara una iluminación tan pura y pálida.

-El agua al igual que la tierra obedecen a la gravedad- continuó hablando el hombre ampliando su sonrisa-. Trueno, fuego y aire se ven limitados por objetos físicos en su camino. Pero el sonido en imparable, las vibraciones sónicas atraviesan cualquier material y se reúnen para continuar su avance, aunque llegan a distorsionarse. Aun así, el sonido es invencible ¿No crees?

-¿Quién eres?- preguntó educadamente.

-No me recuerdas…- susurró un poco decepcionado el hombre-. No sé si alegrarme por ti o entristecerme por mi, de cualquier forma, por lo pronto puedo dejarlo pasar por alto.

-¿Qué hago aquí?

-Estas aquí para iniciar tu entrenamiento, Aang- declaró el hombre saliendo de las sombras.

Se trataba de un joven de cara agradable, con lentes y pelo blanco; al igual que el lugar, portaba un uniforme morado, y una espada a su costado izquierdo. De alguna forma le trajo algún recuerdo su presencia pero pronto se desvaneció.

-¿Qué entrenamiento?

-El mundo muere, Aang- dijo el hombre acercándose unos pasos más-. Mi maestro también lo hace; pero ha decidido que tú seas su sucesor. Por eso te ha salvado.

-¿Los conozco?- preguntó confundido Aang agarrándose la cabeza.

-A mi brevemente- declaró el hombre deteniéndose al pie de la cama-. A él no lo conoces, pero por eso he venido por ti. Él desea conocerte en persona y que entiendas tu papel aquí, que lo aceptes si así lo decides.

-Espera…- exclamó Aang confundido-¿De qué me has salvado? No recuerdo nada…

-Le será más fácil al maestro explicarte lo que no sepas cuando sepa lo que ya sabes- dijo sonriente el joven-. Todas tus preguntas serán contestadas, solamente te pido que las formules frente al maestro.

-Está bien, es justo… supongo…

Aang se puso de pie con algo de dificultad; al salir de la cama descubrió que portaba ropas extrañas, de colores azules. Pero no le dio demasiada importancia al asunto, sino que simplemente procedió a ponerse completamente de pie; con una leve reverencia, el joven lo saludo, se dio media vuelta y empezó a caminar. Sin perder el tiempo, Aang avanzo detrás de él. Salieron a un largo pasillo, iluminado con extensos tragaluces al medio interpuesto en distancias regulares; a través de uno, Aang pudo ver la luna, pero la posición y distancia hacia que fuera totalmente imposible que la estancia tuviera ese nivel de iluminación. No le quedo claro entonces si la luz provenía realmente de la luna, o porque medio extraño es que era posible que la luz entrara dentro de lo posible tan "bien" a la estancia, siendo que era obvio que se hallaban por lo menos a unos quince metros bajo tierra.

"Bajo tierra… que es este lugar?"

-¿Recuerdas algo, Aang?- preguntó el joven con tono precavido.

-Disculpa, pero no entiendo tu pregunta…

-Tu nombre.

-Aang, por supuesto.

-Tu apellido.

-Los monjes de la sagrada orden carecen de títulos posesivos- declaró Aang con tranquilidad-. Puesto que no pertenecemos a "padres" ni "madres" no tenemos tales títulos.

-¿Tu religión?

-Por supuesto, un monje de la sagrada orden- contesto extrañado por la pregunta Aang-. Fieles al gran creador, aunque negamos darle un nombre especifico…

-¿Qué más?

-Bueno, creemos en la perpetua ley de la naturaleza, expresada en forma armónica a través de sus cinco estados básicos- dijo un poco más tranquilo Aang-. Viento, agua, tierra, trueno y fuego… Esta el maestro Gyatso enterado de que estoy aquí?

-En efecto, Aang- asintió la figura-. No sabe con seguridad donde estas, pero fue él quien te puso a mi cargo.

-Mmm… como puedo confiar en usted si no recuerdo como llegue aquí?

La pregunta no fue contestada, debido a que el joven fue interceptado por otra figura que venía en sentido contrario.

-Maestro- dijo la otra figura, se trataba de una mujer de pelo rojizo y aspecto raro; su cara mostraba un perpetuó descontento. Tenía en su cabeza un gorro muy raro y vestía túnicas muy holgadas. Lo miró brevemente antes de continuar-. Partimos a la misión, los cuatro estamos listos.

-Excelente, no debo recordarte que en esto no hay posibilidad de fallas.

-No fallaremos, téngalo por seguro- dijo la chica sonriendo con malicia.

Esto no pudo menos que perturbar un poco a Aang, quien pronto olvido la pregunta que había formulado. La chica continuó su camino, y su joven guía le dedico una breve mirada antes de dirigirse a Aang.

-Nuestra organización ha degenerado terriblemente- declaró el joven suspirando-. Lamentablemente los más fuertes de los nuestros también son los más despiadados; no podríamos prescindir de ellos, y menos tomando en cuenta el peligro que representan dejándolos sin guía. Son ramas torcidas que no podemos talar por miedo a que se conviertan en arboles siniestros.

-Es algo tétrica la forma en la que hablas- declaró Aang con una media sonrisa.

-Lo lamento, supongo que he llevado una vida demasiado tétrica- dijo sonriendo el joven-. El maestro también está corrompido, pero cuento con que al conseguir su objetivo retome el camino…

-¿Y cuál es ese camino?- preguntó Aang, interesado por averiguar cuál era esa "organización".

-El amor…- susurró el joven dándose la vuelta.


El guía abrió la puerta al final del pasillo; no parecía una puerta especial, y en realidad Aang esperaba salir a otro pasillo más, pero en lugar de aquello entraron a una amplia habitación. Y era obvio que era una habitación, porque lo primero que vio fue una enorme cama frente a ellos; se encontraba a unos seis metros de distancia, y estaba cubierta por una fina tela blanca, aunque algo opaca. La cama estaba adornada con muy hermosos tallados que representaban serpientes y dragones en una especie de danza; y al mismo tiempo que esta hermosa misión, llegaron a sus oídos unos estremecedores gemidos de dolor. Una sombra se alzaba tras el velo de la cama, temblando continuamente y gimiendo en agonía; su guía dio unos pasos al frente y se arrodillo. Por respeto, Aang hizo lo mismo.

-Aquí estamos, señor- dijo el joven-. Ha despertado y parece estar sano.

-¿Esta aquí?- exclamó la figura sombría con dolor pero con un tono de alegría en su tono… una alegría siniestra.

-Si- asintió el joven.

-Aang…- llamó la figura-. Acércate… por favor…

Titubeante, el chico se puso de pie y avanzó hasta quedar frente a la cama; el hombre dentro permaneció escondido a su vista.

-Tú eres el elegido… Aang…

-¿Elegido para qué?

-Estoy muriendo, Aang…- exclamó el hombre gimiendo-. Mi gente está haciendo… los últimos… los últimos intentos para salvarme… pero no es seguro… que lo consigan…

-Pero yo ni siquiera lo conozco- exclamó confundido Aang-. No sé cómo llegue aquí, ni que es lo que quieren de mí…

-No te preocupes Aang, a su tiempo lo entenderás todo…

-¿Y se supone que despierto sin recordar nada y debo aceptar las peticiones de dos extraños tétricos que no me explican nada?- replicó enojado el chico-. Creo que no estás hablando en serio…

-Jeje…- exclamó entre gemidos de dolor el hombre-. Por supuesto… que no puedo obligarte… pero… lo veras tu mismo… y decidirás si quieres… ayudar…

-Realmente no entiendo de que se trata todo esto- dijo con desesperación Aang-. Sus palabras son vagas, y sus maneras extrañas ¿Cómo pueden esperar algo de mí? Quiere que sea su sucesor cuando ni siquiera sé quien realmente es usted!

El hombre empezó a retorcerse en la cama de dolor; su guía dio por finalizada la entrevista y tomándolo de los hombros, lo saco de la habitación con delicadeza mientras retomaban su camino a través de los pasillos.

-Vamos, Aang- dijo el joven con una sonrisa sincera-. Es momento que el maestro descanse…

-Yo… aun no se tu nombre…

-Llámame Yakushi- respondió sonriendo-. Y desde este momento, seré tu maestro…


-¿Qué es lo que realmente esperan de mi?- preguntó Aang sentado en la base de un árbol.

-Bueno, como bien dije, que seas el sucesor del maestro

-Si, si- dijo con enfado Aang desviando la mirada- ¿Cuánto tiempo estaré aquí?

-No mucho, Aang- respondió el maestro Yakushi con tranquilidad-. En realidad, puesto que el maestro se encuentra enfermo, solamente puedo enseñarte lo básico. Tú serás el encargado de aprender por tu cuenta después de esto…

-¿Y qué van a enseñarme?- preguntó el chico mirando al cielo-. Mira, no soy muy bueno con la meditación, y sinceramente eso de los exorcismos no se me da para nada…

-No…- suspiró Yakushi-. Puedes olvidarte de todo lo que aprendiste en el templo, nunca más te volverá a servir

-¡¿De qué hablas?!- exclamó asustando Aang- ¿Realmente no volveré a ver al maestro Gyatso?

-Me temo Aang, que nunca lo veras- dijo con cierto tono de tristeza que desagrado terriblemente a Aang.

-¿Cuánto durara este entrenamiento?- preguntó poniéndose de pie-. Al maestro aún le quedan unos años de vida… no sé, tal vez unos diez… Podría terminar el entrenamiento y volver…

-Aang, ya no serás un monje…

-No hablo de ser un monje, hablo de visitar a mi maestro- replicó Aang-. Puedo entender que años de entrenamiento se vayan al caño; los monjes entrenamos para no resentir las perdidas, pero yo solo quiero visitar a mi maestro…

-Creo que entonces tu entrenamiento también estaba lejos de terminar allá- dijo sombríamente el maestro, dándose la vuelta.

Aang se quedo en silencio observándolo alejarse; no le gustaba nada el tono que había tomado la conversación últimamente ¿Lo tendrían encerrado toda su vida ahí? ¿Era una de esas locas religiones donde uno no puede abandonar su propio cuarto? No quería hacer el rol de iluminado para otros cuando el mismo estaba muy confundido.

Suspirando tomó asiento en el suelo e intento recordar algo, lo que fuera; pero tenía amnesia, de eso estaba seguro. El propio maestro Yakushi lo había insinuado, y ahora tenía una terrible certeza de ello. No recordaba cómo había llegado ahí. Recordaba perfectamente la última celebración del año eclesiástico; recordaba la semana de la sagrada meditación, donde había sido castigado por desorden; recordaba cuando le habían gastado una mala broma los otros chicos, junto con su mejor amigo Bumi que venía de visita. Recordaba perfectamente momentos de su vida, pero ni siquiera estaba seguro del ultimo día que recordaba con exactitud; no sabía la fecha exacta en que estaba, pero sus últimos recuerdos incluían nieve y al parecer ya estaba cerca la primavera.

Su recuerdo más cercano y menos nebuloso era despertar en la habitación oscura; además de ese, recordaba vagamente otras cosas extrañas… fuego… madera… espadas… pastel… Nada concreto en realidad, nada que le explicara cómo había llegado ahí. Suspirando, procedió a seguir por el mismo camino por donde había venido Yakushi. Por lo pronto no confiaría mucho en esos extraños, pero solo el tiempo le revelaría la verdad sobre su pasado ¿Qué era lo peor que pudo haber ocurrido?


-¿Cómo va el chico?- preguntó la sombría figura en la cama.

-Bien, confundido pero bien- dijo Yakushi sonriendo-. No hay ni rastro de sus heridas… a excepción de…

-¿Qué cosa?

-Tiene amnesia- contestó Yakushi divagando en sus pensamientos-. No sea si sea un efecto secundario y temporal, o se trate de algo mas fuerte…

-¿Ha demostrado poder aprender algo?

-No le he enseñado nada aun, pero sabe mi nombre si de algo sirve.

-Creo que tu nombre no debería saberlo…- replicó empezando a gemir la figura-. Maldición… me muero… necesito a esos cuatro de vuelta pronto…

-Tal vez podría ser más rápido si yo…

-Olvídalo- replicó la figura-. Te necesito aquí… debes entrenarlo…

Yakushi guardo silencio acomodándose su pelo gris, inseguro de que mas decir o si debía retirarse; el dolor de su maestro, basado en una maldición incurable y de la cual era un milagro que hubiera sobrevivido, debía ser sobrecogedor. Día con día ocupaba mas su tiempo en intentar averiguar de que se trataba aquella rara maldición, intentando encontrar una cura, diseñando planes y medicinas para aliviar su dolor. Pero todo lo que hacia si no era inútil, era transitorio; la única solución definitiva era que la guardia especial de su maestro lograra su objetivo trayendo consigo la única pieza faltante en el rompecabezas.

Y en cambio, ahora se encontraba perdiendo el tiempo con aquel monje; un monje ¿Cómo era posible? ¿Cómo podría ayudarlos un monje? Una persona pacifica, tranquila, centrada… Era imposible siquiera pensar en manipularlo, menos aun en convertirlo en algún tipo de arma… y menos aun el algún tipo de líder. No entendía los planes de su maestro, pero obedecía lo mejor que podía.

-¿Qué es exactamente lo que le enseñare?- preguntó con enojo Yakushi-. No ha recibido nuestra formación, no puede ser uno de los nuestros. No puedes decidir de pronto que quieres ser sacerdote cuando tienes quince años asi como tampoco lo podemos volver uno de los nuestros si ni siquiera tiene las bases…

-Lo has entendido todo mal…- dijo la figura burlona.

-…-

-Mis intenciones no son que sea uno… de los nuestros…

-¿No?

-Aang no será mi sucesor- replicó el maestro burlón-. Mi puesto solamente es el escalón que debe seguir antes de llegar más lejos. Es caminar antes de correr, querido alumno mío…

-¿Entonces cual es mi labor?- preguntó Yakushi acomodando sus gafas.

-Tu, mi querido aprendiz, encontraras su más primigenia fuente de poder- explicó el maestro ahogando sus gemidos de dolor-. Buscaras su habilidad natural, para aquello para lo que es bueno… por si mismo. Y después, lo soltaremos al mundo…

-¿A buscar a los otros maestros?- inquirió Yakushi.

-Si, pero eso solo es el principio- dijo divertido el maestro-. Deja que te explique, por primera vez, mi verdadero objetivo; el plan de "Los mil soles"…

Fin Capitulo 00


Corenote:

Bien, retomando este proyecto con una reedicion; en realidad, el prologo lo deje intacto puesto que lo encontré igualmente aceptable para la historia original como para esta modificación. Avatar the catalyst a tomado un enfoque menos sombrio del que tenia planeado al principio, mas que nada por el hecho de que encontraba demasiado confusa la historia… Me encontré con una historia de soporte para Forsaken Crew en realidad de lo que debería ser: una nueva historia para Avatar. Y eso es terrible cuando ya llevas tres capítulos escritos… y hablo de CAPITULOS con mayúsculas, no escritos pequeños de ocho mil letras…

De cualquier forma, el nuevo enfoque que le he logrado dar a la historia me agrada demasiado, aunque he tenido que modificar en gran medida la trama y muchos eventos desaparecerán (tenia diálogos tan genialmente planeados! .); aun asi, esta historia viene con mucho esfuerzo y dedicación y les aseguro que la disfrutaran aun sin conocer nada del mundo de Naruto. Ese es mi compromiso: hacer una historia para fanáticos de Aang.

Por favor, no dejen de comentar. Hasta pronto!