Naruto y sus personajes no me pertenecen.
Ilusión
Con una de sus manos recorre la nívea piel, deleitándose con la suavidad de aquella mejilla. Sus dedos recorren la firme mandíbula, pasando por un mentón puntiagudo y delineando finos y rosados labios. Finalmente deja que su mano descanse en su cuello, el pulgar acariciando insistentemente esa depresión situada justo detrás de su oreja. Un suspiro se escapa sus labios y choca contra los labios del otro, haciéndole estremecer.
Le besa como si su vida dependiera de ello. Le besa hasta quedarse sin aire, hasta que sus labios de entumecen; reparte besos por su rostro, por su cuello. Deposita suaves caricias en sus párpados cerrados, las largas pestañas haciéndole cosquillas y los mechones de cabello azabache rozándole los costados de la cara.
Repite su nombre una y otra y otra vez, como un mantra. Un escalofrío recorre su espina dorsal cuando el otro apenas abre sus ojos, dejando entrever un par de profundos e interminables orbes negros, tan oscuros como las sombras. No puede evitar besarle nuevamente, apresando su cuerpo entre sus brazos. Atrayéndole a él, le devora esa exquisita boca con apremio, en busca de aquel calor que no encuentra cuando está solo.
Siente sus fuertes brazos rodearle el cuello, sus dedos hundiéndose en su cabello. Suelta un gemido desesperado en su boca, y una de sus manos se escabulle dentro de la remera azul, acariciando la pálida piel. Abraza su cuerpo contra el propio con fuerzas, sin creer en la posibilidad de tener que dejarlo ir, y de repente la figura que hasta ese momento descansaba en su regazo desaparece en una nube de humo.
Naruto cierra los ojos y empuña las manos, dejando que la experiencia previa vuelva a su cuerpo. Aguantando las lágrimas bajo sus párpados, se reitera lo idiota que es por creer que uno de sus clones llenaría el vacío que Sasuke ha dejado en él.
