Beckett vio alejarse a la asesina a sueldo que le había dejado inexplicablemente con vida. Era sólo una sombra en la niebla y en pocos segundos ya no hubo ni rastro de ella. Sus últimas palabras rondaron en su cabeza, pero ahora no tenía tiempo de pensar en su significado. Sólo era una mujer con las manos atadas a la espalda, en un paraje desconocido y con el cadáver de uno de los malos desangrándose a sus pies.

Rápidamente intentó ponerse de pie y cuando sus doloridas piernas lo consiguieron, ahogó un gemido mientras forcejeaba con el atado de sus muñecas. Aunque el tipo que yacía ahora en el suelo la había traído a solas en un coche, no le pareció buena idea volver sobre sus pasos y escapar en el vehículo. Conducir de noche por caminos desconocidos podía llegar a ser más peligroso que huir a pie, podría perderse o podría levantar sospechas de algún otro esbirro que pudiera estar vigilando el paraje.

Así que la detective empezó a caminar por donde más fácil le resultaba, ladera abajo, intentando esquivar las pendientes más pronunciadas para evitar caerse de nuevo, puesto que con las manos a la espalda le resultaba más difícil mantener el equilibrio. Pensó que donde quiera que estuviera, no podía quedar muy lejos de algún lugar civilizado. Aunque no confiaba en la hospitalidad del neoyorkino medio, sí que lo hacía en su habilidad para sobrevivir.


Cuando Beckett se asomó por la puerta de cristal de la gasolinera que había encontrado siguiendo las luces de la autopista y comprobó que no se abrían, intentó llamar la atención del dependiente, que estaba adormilado apoyando la cabeza encima del mostrador. Unas patadas en el cristal le despertaron, al grito de '¡Policía!'. El hombre levantó la cabeza y aturdido miró hacia la puerta, enfrente suyo, e inmediatamente pegó un salto y se escondió detrás del mostrador.

-¡Policía! - insistió Beckett autoritariamente - ¡Llame a la policía!

Nada se movió en la tienda. La detective reparó en un espejo redondo de ojo de pez que seguramente el dependiente utilizaría para vigilar los hurtos. Se encontró con una delgadísima figura encorvada, con la ropa mojada y llena de barro, despeinada, con la cara magullada y sucia... le tomó unos segundos reconocer que se trataba de su propio reflejo. No le extrañaba que el hombre se hubiese asustado.

-¡Llame a la policía, por favor! - dijo con un tono menos autoritario, intentado conectar con el lado humano.

El dependiente entonces salió de detrás del mostrador con una escopeta recortada apuntándole. Caminó muy despacio hacia la puerta sin apartar la mirada de los ojos de la detective, lo que ella aprovechó para fruncir el ceño del dolor que le había supuesto el esfuerzo de llegar hasta ahí y dejándose caer para que el tipo 'dedujera' que no era peligrosa.

Tras unos segundos, el dependiente volvió sobre sus pasos, guardó el arma y se sacó el móvil del bolsillo. Cuando Beckett lo vio hablando por teléfono mientras le miraba con atención, supo sin duda que estaba dando su descripción. ¡Bien hecho neoyorkino medio!

Por fin sintió que podía relajarse, se quedó arrodillada en el suelo, sentada sobre sus tobillos y con la espalda encorvada. Cerró los ojos e intentó calmar su respiración, aún jadeante por el esfuerzo y la adrenalina. Los minutos que pasaron hasta que vio las luces de un coche patrulla transcurrieron como una especie de sueño, durante los que ya no fue consciente de los calambres en sus piernas, del agarrotamiento de sus hombros, del ardor de sus heridas ni del helador contacto de la ropa todavía húmeda sobre su piel.

Sintió unas pisadas de varias personas acercándose, giró la cabeza para intentar ver algo, pero perdió el equilibrio y a punto estuvo de caer y golpearse la cabeza si no fuese porque alguien la cogió de los hombros. Ella sintió el firme pero suave agarre y se sintió segura.

- Soy... la detective Beckett... homicidios... Policía de Nueva York... - balbuceó ella en su empeño de aclarar el asunto

- ¡Kate! - oyó como respuesta.

Era la voz que le había estado acompañando durante toda la pesadilla que había vivido, pero estaba tan aturdida que pensó que había sido su imaginación.

- Beckett... comisaría 12 - repitió ella.

Notó cómo le soltaban un hombro y le apartaban un mechón de la melena que le impedía ver a su interlocutor. Inmediatamente en su cabeza se despejaron los nubarrones y salió el Sol.

- Ca... ¡Castle! - pronunció sorprendida.

- Sí, Kate. - dijo él con calma.

Beckett vio como los ojos de él brillaban de la emoción mientras aparecía una sonrisa en sus labios.

- ¡Castle! - repitió, esta vez aliviada, observándole arrodillado junto a ella.

Uno de los agentes que acompañan al escritor le tendió un cutter que él utilizó para cortar la brida que maniataba a Beckett. En cuanto Kate se sintió liberada, movió sus doloridos brazos y le rodeó el cuello. Él se encorvó para que ella descansara la cabeza sobre su hombro.

- ... Castle... - repitió con la voz quebrada a punto de llorar de alegría. El escritor no dijo palabra, sólo la sostuvo fuertemente entre sus brazos deseando permanecer así para siempre.


Kate se había lavado la cara en el mismo aseo de la gasolinera después de convencer a Castle de que podía hacerlo sola.
Sentir el agua en su rostro la trasportó mentalmente a sus sesión de tortura. Había tragado tanta agua helada que pensó que no bebería más que café caliente durante una semana.

A la salida él le esperaba con una cazadora de la policía en la mano, que galantemente le ayudó a ponerse. El calor que sintió con la prenda de abrigo no tenía comparación con el calor que sentía mirando a los ojos de Rick. Recordó la carta que le había escrito y quiso repetirle las mismas palabras en persona, pero con el alboroto de agentes y personal sanitario que había decidió esperar a otro momento.

- ¿Mejor? - preguntó él con su grave voz.

- Síhh... - contestó ella terminando la palabra con un suspiro, mientras se frotaba los brazos.

- Te iba a traer un café calentito, pero el médico ha dicho que te tiene que examinar primero.

Kate asintió con la cabeza. El escritor la cogió de los hombros, salieron de la tienda y la ayudó a subir en la cabina de la ambulancia. Un facultativo empezó a hacerle pruebas de reflejos ante la atenta mirada de Castle, apoyado en la puerta de la cabina.

- ¿Cómo has llegado tan pronto? - preguntó Kate en un susurro dirigiéndose a él, mientras comprobaban la flexibilidad de sus rodillas.

Rick se enderezó y sonrió levemente antes de contestar.

- Tu mensaje de texto, con la dirección a medias, salió de un repetidor de Scarsdale. Ryan y Esposito empezaron a buscar direcciones que casaran. Era desesperante. Así que yo pedí a Gates que me enviara en un coche patrulla hasta la casa del tipo ese al que pusiste perdido de ketchup, para buscar alguna pista que hubieses dejado. Su casa casualmente no está muy lejos de aquí, entonces oí el aviso en la radio del coche patrulla "mujer blanca, alta, delgada, maniatada, en una gasolinera de Scardale" así que pedí a los chicos que nos desviáramos.

- Guau. - fue lo único que logró articular ella, pensando que una casualidad tan grande sólo podía deberse al destino.

- Conducen como locos... Creo que les voy a regalar todos mis abonos de temporada. - dijo echando la vista por encima de su hombro hacia los policías y haciendo un gesto con el pulgar hacia arriba.

La detective sonrió por primera vez en muchas horas, exhaló aire de sus maltrechos pulmones y empezó a toser. El profesional le auscultó, le hizo ponerse la mascarilla de oxígeno y que se tumbara en la camilla. Castle no pensaba alejarse de ella durante una semana entera, así que se subió a la cabina. Se sentó a su lado, le cogió la mano, le miró a los ojos y cerró la puerta para hacer el viaje de vuelta con ella.


NOTA de la autora:

Aunque el episodio 6x17 ha sido impresionante, yo eché de menos alguna escena como la que he escrito. Cierto es que hubiese cortado la tensión de la investigación y que el director lo quiso contar focalizándose en la faceta 'policial' de Beckett y que en definitiva hubiese sido 'diferente'. Pero bueno, yo creo que lo hicieron así para que luego escribiésemos fanfics, jeje. No descarto escribir alguna escenita más.

Otra NOTA:

También lo he escrito en ingles, con el detalle de que en inglés Kate llama a Castle 'Babe' en algún momento, mientras que en castellano no lo hace ¿Por qué? Pues no sé.. es un misterio el porqué se pierden los 'Babe' en los doblajes de la serie así que no sé que palabra utilizaría Kate en castellano ('Cari' 'Churri' 'Nene' 'Monin') así que ahí se queda, jeje.

Los reviews siempre serán bien recibidos ;)

Review a mí misma: ¿'Monin'? ¿En serio? ¿Qué clase de palabra es esa? JAJAJA.