Declaimer: Los personajes de Haikyuu! no son propiedad mía sino de Haruichi Furudate. Cualquier cosa que no cuadre con la vida real pueden decirme, pero con amor.

Advertencias: Creo que ninguna, por ahora.

Parejas: De todo morocho.

Notas al final


"Haikyuu"

"Haikyuu" es uno de los mejores hospitales de Japón. No sólo tiene los equipos con la más nueva tecnología y una enorme variedad de especiales en el, no, eso sólo es mero adorno. Su prestigio está basado en que sólo acepta a los médicos más preparados, sólo los mejores entre los mejores.

Por eso no podía más que sentirse orgulloso de ser aceptado como un interno en tan grandioso lugar. ¿Quién es él? Kageyama Tobio, estudiante recién egresado de medicina.

—¡Lo lamento!—chillan al lado de su oído.

No entiende lo que pasa, sólo que ha perdido su tren y que la persona culpable es tiene una melena de un excéntrico color mandarina.

—¡Ah!— exclama enojado.

Esto es una mala señal.

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—Estoy bien—contesta por décima vez.

Siente el escozor del alcohol sobre su mejilla,

—Y una mierda estás bien, Iwa-chan—presiona con más fuerza sobre la herida superficial, espera que el dolor le haga sentirse un poquitín culpable—. Terminaste metido en una pelea de machos, eres un paramédico no un policía.

Iwaizumi Hajime es un paramédico en Haikyuu, tiene 32 años y es amigo de la infancia del burro que ahora está tratando sus heridas.

—Y tú—le arrebata la bandita de las manos para ponersela el mismo—. Eres un médico cirujano, no uno de urgencias así que vete a hacer lo único que sabes. Además se supone que hoy llegan los nuevos.

—Lo sé, pero eso es en una hora—dice haciendo una mueca, la herida en el brazo de Hajime es fea pero no parece necesitar puntadas—.Iba de camino a la cafetería cuando te vi ensuciando el piso del hospital ¿No piensas en los conserjes que limpian?

Y vaya que se asustó, se supone que el moreno sólo tenía que ir a recoger a una persona que sufría de congestión alcohólica a un bar, nada fuera de lo normal. Vaya sorpresa que se encontraron cuando un par de sujetos se negaban a que se llevaran al tipo, no escuchaban de palabras, Iwaizumi no estando dispuesto a perder valioso tiempo se hizo paso entre ellos. Uno de ellos, alterado entre tanto alcohol consumido, sacó un cuchillo y arremetió contra el paramédico; su otro compañero se unió a los pocos segundos. Por suerte Iwaizumi era más rápido y fuerte, logró derribar a su agresor y dejarlo inmovilizado, pero no se pudo salvar de dos que tres rasguños.

Al final logró traer al alcoholizado sujeto al hospital y salvar su vida, un brazo con un corte y un rasguño en la mejilla izquierda.

—Debes de cuidarte, no me gustaría perderte—dijo Oikawa con la mirada en su perfecto vendaje.

Viendo sus avellanados ojos volverse cristalinos, Iwaizumi se sintió culpable.

—Lo lamento, tendré más cuidado la próxima vez ¿Vale?—limpió la pequeña lagrima que había escapado de su ojo.

Una atmósfera tenue se formó entre ellos. Oikawa era una persona muy especial para Iwaizumi, su vecino cuando nacieron, su amigo en el preescolar, su hermano en la primaria, su dolor en el trasero en la secundaria y desde la preparatoria hasta ahora, el amor de su vida. Verlo con esa expresión desolada hacía que su rudo corazón de contrajera.

—Oikawa, yo…—susurró posando la mano en la mejilla del médico.

—¡Iwaizumi, ya nos vamos!—le gritó Daichi desde la entrada.

El moreno dio un salto de sorpresa, por un momento sus sentimientos escapan de sus labios. Se abotonó la camisa rápidamente y la metió debajo del pantalón mientras caminaba a la salida de urgencias. Se despidió con la mano en alto y le deseó suerte con sus nuevos "hijos".

Oikawa se quedó con la cinta en las manos y el corazón palpitante. Sentir los ásperos dedos de su mejor amigo sobre su mejilla y sus ojos mirarlos con tanta profundidad hicieron que su piel se erizara. Ante esa sagaz mirada su alma se había desnudado, esperaba que Hajime hubiera descubierto el amor que por tanto tiempo ha guardado, porque sentía que nunca sería capaz de confesarlo por sí mismo.

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Iwaizumi recibió con gusto la mano de Daichi para subir a la ambulancia.

—Creo que interrumpí algo importante allá atrás—dijo Daichi mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.

El conductor encendió la ambulancia mientras respondía:

—¿Iwaizumi tratando de confesarse por cuarta vez esta semana?—preguntó con voz divertida.

Daichi asintió avergonzado.

—No hay nada que lamentar, hiciste que no perdiera 500 yens contra Futakuchi que apostó que este día se le confesaría

Iwaizumi gritó un "listo" en la parte de atrás.

—No deberían apostar con los sentimientos de los demás—le regañó Daichi, su compañero no pudo evitar soltar una carcajada.

—Ni siquiera le molesta—Daichi lo miró no muy convencido—¡Hey, Iwa!

—¿Qué sucede?

—¿A quién le has tirado esta semana?—preguntó sin perder la vista del camino.

Iwaizumi se apoyó en los dos asientos de enfrente. Con un poco de pena respondió:

—A que Sawamura por fin le pedía la cita a Sugawara de pediatría antes del viernes.

La mandíbula de Daichi llegó hasta el piso, de todos sus compañeros no esperaba que Iwaizumi formara parte de esos juegos, él que siempre era tan serio y maduro. Tampoco esperaba que su flechazo por aquel chico peligris ya fuera la comidilla del hospital. Pero bueno, era un lugar muy chico y ellos unos tipos con lengua larga.

Una emergencia en el comunicador pone fin a los minutos de charla, es hora de trabajar.

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Suga termina de firmar la receta médica. Un jarabe y mucho descanso dice aquel papel.

La mamá de la niña parece que vuelve a la vida cuando el médico le ha dicho que es sólo una tos, ni neumonía, ni influenza.

—Gracias—dice la niña.

—Sólo hago mi trabajo—responde sonriendo, le entrega una paleta y con ello concluye la última consulta antes de su almuerzo.

Deposita el expediente en la mesa de recepción, después camina a la cafetería. Espera que hoy hayan hecho gelatina de fresa, no es su favorita pero se le antoja terriblemente.

—Suga.

Cuando voltea ve a Nishinoya, que como siempre viene desbordando energía con cada paso que da. Con sus manos húmedas intenta acomodar su cabello, en un pico alto como es propio de él.

Yuu es un camillero del área de pediatría, su personalidad risueña y algo alocada hace que simpatice con los niños de inmediato. Se conocen desde que Koshi inició en Haikyuu, desde el inicio congeniaron muy bien y ahora eran grandes amigos, aún cuando había un par de años que los separaban.

—¿Vas para la cafetería?—pregunta mascando una menta.

Suga asiente, está tentado a preguntarle por la razón de tan inmensa sonrisa pero tiene un poco de miedo que la explicación vuelva a involucrar un cuarto de servicios y al nuevo médico de cardiología.

—Muy bien, me muero de hambre —se queja—. Asahi nos alcanzará en un momento —comenta risueño.

—Noya...—lo reprende.

—Esta vez fue consensuado, lo juro

Lo mira fijamente y luego desvía los ojos a un Asahi que camina por los pasillos con la cara llena de culpa. Ve absurdas intenciones de parecer normal, aunque nada más logra hacer que la pequeña Yachi grite despavorida.

No culpa a la enfermera. Azumane es un médico que se transfirió recientemente, cardiología es su especialidad, si no fuera por su pulcra bata blanca nadie creería que es una persona honorable. Su cabello castaño largo, barba espesa y altura figura han servido para que mucho le teman, por los pasillos hacen circular rumores de que es un vendedor de órganos en el mercado negro, él no hace más que reír cuando lo escucha.

La blandura de Asahi es tanta que no puede ponerle un alto a Noya, quien lo ha acosado desde que fue presentado.

—Que no te haya alejado no cuenta como consensuado, Nishinoya.

Su amigo eleva los hombros.

—Lamento la tardanza—se une el castaño.

—Asahi-san ¿Gemir mientras te la chupan cuenta cómo consensuado?—pregunta con picardía.

Asahi tiene el rostro colorado y dice palabras sin sentido al aire.

Suga palmea su frente, espera que Asahi aprenda a lidiar con Noya, de otra manera van a tener que conseguir un nuevo médico.

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Silenciosamente dos cabezas están vigilando la conversación. Una vitorea, ha ganado en la apuesta de que el barbón de cardio se ha enrrollado con Noya nuevamente.

—Vuelvan al trabajo—añade una tercera voz.

—Claro, Tsukki—dice una de las cabecillas, su cabello tiene una extraña tinción negra y blanca —nada más Kuro suelte el dinero—comenta con voz de mafioso.

De mala gana, el mencionado saca un montón de billetes y los pone en manos.

—Fue un placer hacer negocios contigo, bro.

Tsukishima Kei, residente de Haikyuu, no puede creer que aquel par de idiotas sean su superiores. A veces se siente tentado a salir y decirle a todos los pacientes que los médicos a los cuales entregan sus vidas en el quirófano, pasan su tiempo libre apostando sobre las relaciones amorosas de todos los que trabajan en la clínica. Pero no lo hará, porque después de todo están aquí por ser los mejores en su rama.

—¿Cómo lo hiciste, tú, búho idiota?—pregunta enojado Kuro.

No se necesita mucho cerebro para saber que el cuarto de las escobas ha sido el favorito del camillero desde que llegó, ni lo que hace ahí, pero definitivamente necesita intuición para acertar con los días en los que se llevará a cabo el espectáculo. En la última semana, Bokuto ha acertado de manera limpia.

—El poder del amor, sólo eso.

—Bokuto-san, es hora de que regrese—interrumpe uno de los enfermeros—. Kuro-san, Kenma-san lo ha estado buscando, parece que es algo importante.

—Bien, por ahora me voy—contesta resignado, esta noche tendrá que decirle a Kenma que no podrá invitarle una porción extra de pie de manzana—. Esto no va a quedarse así, veinte a que Michimiya le gana a Sugawara en invitar a Sawamura a una cita.

—¡Veinte a que lo hace Suga antes!

—¡Vayan a trabajar!—les grita Kei desesperado de su actitud.

Akaashi le agradece, no quiere que su novio siga apostando el dinero de su almuerzo. Sabe el horario de los médicos del área K y puede que le haya insinuado a Noya sobre que andaba libre cierto cardiólogo más de un par de veces. Iba a ser muy difícil hablar con el pediatra, esperaba que le gustaran las jaulas de bateo.

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"Salvar vidas es una labor única y especial. No todos son capaz de hacerlo". Recita Oikawa Tooru, uno de los cirujanos con mayor renombre en Haikyuu. "Si llegaron hasta aquí es porque tienen algo que otros de sus compañeros no, y ahora que tienen la oportunidad no la desperdicien, deben aferrarse a esto con todo lo que tienen si quieren pertenecer aquí, pueden ser amigos fuera de quirófano pero ahí dentro" señala la puerta "competirán los unos contra los otros, no juegos estúpidos o peleas de mocosos, y no sólo entre ustedes, sino contra la muerte"

A Hinata le fascinaba oír la palabras de bienvenida de los cirujanos, tenían algo muy especial en ellos que lograba poner su energía al cien. El era un enfermero del área de cuidados intensivos, parecía nada al lado de los aquellos que operaban, sin embargo todos sabían que para que el hospital funcione se necesita más de un engranaje.

—Necesito que recuerden esto siempre, la vida de los pacientes siempre será su prioridad...

—¡Lo siento, llego tarde!—interrumpe una voz el flamante momento.

Un muchacho de cabello azul, por su manera de vestir puede ver que es uno de los nuevos.

Los ojos del cirujano se abren con sorpresa, como si hubiera visto a un muerto cobrar vida.

—Oikawa-sempai...

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Hola

Después de sentirme el macho alfa por actualizar una de mis historias por dos semanas consecutivas y ver unas imágenes de un crossover médico de los personajes de Haikyuu, me vino toda esta idea loca. Espero que salga bien, estoy en la punta de por fin acabar algunas historias y otras seguirán esperando por mi.

No espero que dejen algo a cambio, nada más que les guste esto que les traigo hoy :)

Rina~