Disclaimer: Pokémon no me pertenece es propiedad de Satoshi Tajiri .
Notas de autor: "Participante de El otro lado del espejo del foro: DexHolders del Prof Oak" (En realidad como administradora no participo, pero le doy publicidad al foro xd)
Advertencias: OoC, creo o.ó
トウコ
"Hay una historia detrás de cada persona, hay una razón por la cual son como son"
トウコ
No recordaba nada más que oscuridad.
Desde qué era apenas sólo un niño su rostro había estado oculto tras una máscara que protegía no sólo su identidad sino también sus debilidades; su miedo. Era un ente que le rodeaba para evitar mostrar el ser indefenso que con sólo dos años había sido separado de su hogar.
Cuando apenas había aprendido a leer gracias a las enseñanzas de la niña de ojos azules mayor que él, había podido entender una cosa. La única calidez que había en su mundo era esa mano aferrando la suya; sin embargo ambos huyeron de aquel lugar años después y perdió cualquier señal de calor a la que aferrarse y de nuevo; la oscuridad fue su única compañía.
Vagó mucho tiempo, tanto que perdió la cuenta de cuanto fue realmente lo que estuvo andando, con un montón de preguntas arremolinandose en su mente, pero la más importante.
¿Quién era él?
Se detuvo cerca de un pequeño manantial, el agua cristalina devolviéndole el reflejo de un ser perdido y asustado con dos ojos grises como un océano lleno de pérdida; porque él había perdido todo ó más bien, siendo completamente sincero, nunca había tenido nada que llamar suyo.
Su Sneasel era quien lo cuidaba, pero el pequeño pokémon no podía llenar el vacío que tenía en su pecho. Cuando su equipo se hizo más grande con el robo de totodile y un chiquillo de su misma edad empezó a perseguirlo pensó que aquello no iba a cambiar, sino que sería peor, sin embargo el de ojos dorados nunca lo delató sino que lo protegió en dos ocasiones.
El pelirrojo tuvo que reconocer eso a regañadientes y sólo para sí mismo. Aquel chico era lo opuesto a él.
Luego la conoció a ella, sus ojos grises se cegaron momentáneamente y el mundo de sombras que lo rodeaban se disolvió en menos de un parpadeo.
Cuando inesperadamente ella lo abrazó, la voz dulce acarició cada parte de su cuerpo ante sus palabras.
«Puedo ver la tristeza en tus ojos, pero recuerda que estoy aquí contigo, Silver».
Se había aferrado a ella con fuerza, sintiendo como esa pequeña luz se volvía calor en su pecho que por años había ansiado un lugar donde poder estar.
Las pruebas habían sido duras, golpe tras golpe que había recibido se había mantenido de pie y sabía que mientras existiera la organización que su padre había creado no podría escapar de la oscuridad; pero ahora la luz se aferraba a él como un manto protector.
A favor de la Campaña "Con voz y voto", porque agregar a favoritos y no dejar un comentario es, como han dicho otras autoras:"como manosearme la teta y salir corriendo."
Hayden
