Muñequita de Porcelana

Desperté en mi cama en la lado izquierdo, tal y como lo había hecho los últimos malditos dieciocho años. Con desagrado quite la mano que reposaba en mi pecho, la cual era perteneciente a mi esposa. La noche anterior habíamos tenido sexo, el cual era cada vez mas escaso y menos satisfactorio. Procurábamos tener intimidad una vez al mes; revisabamos nuestras apretadas ajendas y hacíamos una cita de sexo. Patético, lo se.

Mi matrimonio con Leah ya habia perdido la magia desde hace años, o mas bien nunca hubo tal magia. Solo nos casamos por que nuestras familias lo sugirieron. Desde adolescentes habíamos tenido encuentros casuales, nada serio. Su difunto padre, Harry Clearwater era socio de mi padre en el bufete de abogados y... el resto es historia.

Mientras me duchaba, me pregunte que había malo en mi.

Tengo una buena vida. Una casa preciosa con un gran jardín y piscina, trabajo en algo que me gusta, tengo una esposa que aun es muy hermosa, un hijo al que adoro y me tiene muy orgulloso, un lujoso auto y mi ultimo capricho: un Maseratti hecho a mi gusto... Tengo todo en la vida para ser feliz... y no lo soy.

Tal vez es la crisis de los cuarenta, resumí al cerrar las llaves del agua.

-Invite a Renesmee Cullen a comer hoy... después de clases - murmuro mi hijo Seth en el desayuno.

-Eso es genial, cielo -exclamo su madre-. Verdad, cariño? - frente a mi hijo y los demás fingimos que somos un matrimonio feliz.

-Si, claro - murmure sin ponerle mucha atención y continue leyendo el periódico.

Renesmee Cullen es la novia de mi hijo. Tengo entendido que es una niña muy linda y adorable y Seth tiene bastante tiempo parloteando acerca de ella. Hace unas semanas la invito a salir y desde entonces no se separan. Adolecentes. Haber hasta cuando le dura ese capricho, lo mas seguro es que la deje abandonada igual que a sus clases de karate, de bateria, de guitarra. Solo espero que la chica no salga lastimada.

Lleve a Seth al colegio como cada mañana, antes de irme a la oficina.

En el trabajo no habia mucho que hacer, el lunes se habian terminado las negociaciones de compra de una de las compañías que represento. Yo lleve personalmente las negociaciones, las cuales me dejaron muy buenas ganancias.

Pense ir al club un rato para distraerme, tal vez jugar golf... No, incluso eso ya no me llamaba la atención.

Decidí ir por Seth a la escuela, llevarlo a comer y platicar con el, saber que había de nuevo en su vida. Genial, ahora iba a ser de esos padres que quieren vivir a través de sus hijos.

Llegue al colegio unos minutos antes de la hora de salida, aunque algunos estudientes ya habían salido. Los adolescentes jugaban, se reían y platicaban en los jardines que rodeaban al colegio.

Vi con alegría y tristeza que tenian toda una vida por delante. Yo ya iba cuesta abajo.

Escuche muy cerca de mi, una risa alegre, melodiosa y sobre todo contagiosa. Busque con la mirada a la dueña de aquel dulce sonido y encontre un grupo de niñas a dos metros de mi auto. La niña rió de nuevo captando mi entera atención.

Era hermosa.

Su cabello caía por su espalda en espesos risos de un extraño tono castaño cobrizo, su piel era tan blanca, lisa y perfecta que parecía de pocelana. Su delicada faz contrastaba poeticamente con unos labios rojos exquisitamente llenos. Sus grandes y hermosos ojos eran de un delicioso color chocolate y estaban enmarcados por largas y gruesas pestañas negras.

Parecia una muñequita.

Cuando creciera, cuando se convierta en mujer... sera toda una belleza. Traera una fila enorme de hombres tras de ella y lo peor es que ella ni se daría cuenta.

Mi mente comenzo a divagar de la peor manera.

Imagine que acariciaba sus mejillas sonrojadas, tocaba sus apetecibles labios con la punta de mis dedos, mis manos se hundían en sus risos para atraer su carita de princesa hacia mi...

En que diablos estaba pensando?

No soy un mostruo! No soy un pedofilo! Me repugnan esas personas que se atraven a tocar a un ser tan indefenso como lo es un niño.

Mis desobedientes ojos la miraron de nuevo y en mi cabeza ella me devolvió el beso, enroscando sus brazos en mi cuello y parándose de puntitas para alcanzar mejor mis labios.

Deja de pensar en eso, cerdo asqueroso!

-Renesmee! - gritaron a lo lejos.

Renesmee? Ah si, Renesmee Cullen.

Mire en todas direcciones, supuse que fue Seth quien grito el nombre de su novia. Salí del auto para que mi hijo me viera y no fuera a tomar el autobús escolar. En eso recorde que el había invitado a comer a su chica a nuestra casa, así que no iba a tener oportunidad de hablar con el.

Ya sera otro día.

Vi a Seth correr por el jardín y se acerco al grupo de chicas donde estaba la princesa de porcelana.

-Hola, buenas tardes señoritas -saludo muy cortez a las chicas-. Y hola a ti - le dio un beso en la mejilla a la princesa de porcelana!

Sentí como se me revolvían las entrañas, llenas de celos.

Renesmee Cullen era la muñequita de porcelana?

Me dieron nauseas y los arboles comenzaron a girar a mi alrededor.

Que rayos estaba ocurriendo conmigo?

Tenia celos de mi propio hijo?

Estaba celoso de que el podía tocarla, besarla y abrazarla como lo estaba haciendo el y sin ir a la carcel?

Estaba celoso de su juventud?

Si, si lo estaba.

Que rayos me ocurre?

Apreté mis manos en el marco de la puerta del auto, tragándome la bilis.

-Papa? -grito Seth para llamar mi atención- Hola, que haces aquí?

-Vine por ti - respondí luego de un momento.

La muñeca de porcelana me miro sonrojada.

Seth le dijo algo al oído y ella asintió. Ambos se despidieron de su compañía y caminaron en mi dirección tomados de la mano.

Contrólate!

-Papa, ella es Renesmee Cullen -nos presento Seth cuando estuvieron frente a mi-. Renesmee, el es mi padre: Jacob Black.