Hola que tal! Eh aquí mi primer fic largo… espero les guste; actualizare lo más pronto posible.

Disclaimer: Esta historia esta hecha solo con fines de entretenimiento y sin fines de lucro; ningún personaje me pertenece, si no a Naoko Takeuchi; creadora de una de un excelente anime y a la cual admiro mucho.

Prólogo.

¿Por qué cada instante que estoy sola pienso en él?, era la pregunta que llegaba a la mente de una princesa que observaba hacia el horizonte parada sobre un enorme balcón, perdida en sus pensamientos, tratando de encontrar soluciones a una situación que no podía comprender.

Si, la vida era perfecta para ella, apenas había subido al reino, estaba rodeada de amigas que también eran sus guardianas, su próximo esposo y adyacente rey la amaba tanto, y, sobre todo su mundo estaba reinado por la paz desde hace algún tiempo… pero aun así se sentía sola… como siempre… pero ahora había alguien que cubría sus pensamientos en esos instantes… uno que desde hace más de cinco años, como una estrella fugaz, aparecía y desaparecía en cuestión de minutos en su mente.

Ella era la próxima reina de Tokio de cristal, sabía que su destino estaba trazado en el firmamento como soberana del planeta, y a ella le gustaba esa idea; pero nunca había entendido el por que de esa soledad que siempre entristecía sus días, ese desierto que veía en su vida aun estando llena de alegría… comprendía que era algo no normal… pero perpetuamente había lidiado con ese ensombresimiento.

Dejo de concentrarse en sus pensamientos y movió la cabeza para admirar el palacio que aun continuaba en construcción, llevo su mano al barandal de la escalinata del balcón y suspiro, bajo la cabeza para observar el primer escalón y dejo escapar de sus labios un pequeño susurro… rápidamente llevo su mano a la boca y observo en todas direcciones para ver si alguien había escuchado ese nombre… sonrió y recordó que esa noche estaría sola. Entro al palacio y comenzó a acomodar algunos objetos que tenia sobre la cama real, pequeñas "baratijas" que el príncipe le había traído de sus viajes, como recuerdos… aun que para ella significaban ausencias y aislamiento.

Se sentó sobre la cama y observo el pequeño tocador con un enorme espejo que estaba justo al frente de ella, vio su reflejo y levanto la mano para deslizarla lentamente en el aire, presencio detenidamente aquel movimiento y recordó que no faltaba más de cinco meses para que ella contrajera nupcias, ya que ese era el tiempo para que por fin su gobierno diera inicio; sabia perfectamente que ese reinado estaría lleno de paz, amor y justicia, algo que ella y todos los que la rodeaban deseaban con todas sus fuerzas.

Se levanto de la cama y camino lentamente para recorrer la habitación; una morada demasiado grande para ella, llena de algunos cuadros de gran tamaño que al príncipe le gustaban, un enorme closet lleno de vestidos y trajes que no sabia cuando terminaría de usarlos, la cama… de la que pensaba era demasiado grande para la pareja y lo único que ella había podido elegir… el pequeño tocador, un inmueble sencillo con pocos cajones y escasos detalles… pero que la describían perfectamente.

Tomo el teléfono celular para hablar con el príncipe, marco el número y escucho los tonos que daba la línea, pero no fue contestada su llamada ya que esta fue enviada al buzon, suspiro frunciendo un poco las cejas y murmuro con enojo –que malo eres Mamoru-

Volvió a salir al balcón pensando en que gastaría su tiempo, pero no pudo evitar contemplar el firmamento… esa noche en especial había tantas estrellas, no podía apartar sus enormes ojos de aquel espectáculo nocturno que encantó todos sus sentidos, pero, volvió a llenarse su mente de él…