Me enfundé la camiseta roja y los pantalones vaqueros, mirándome en el espejo del camerino. "Un trabajo más", pensé. Pero ni de lejos. Aquél trabajo me iba a cambiar la vida.
Salí del trailer y me dirigí al set, viendo cómo los que serían mis compañeros de reparto empezaban a ensayar.
Un chico bastante joven se ponía bien el pelo, de piel pálida y pelo castaño claro. Levantó la cabeza y me miró. Yo le sonreí con media sonrisa.
-Hola, soy Chris. -Me tendió la mano y se la estreché.
-Cory. -Lo saludé cordialmente, mientras un chico con el pelo un poco más oscuro que Chris y una chica negra se acercaron.
-Nosotros somos Amber y Kevin. -Los saludé con una sonrisa estrechando sus manos, y detrás del telón del escenario salió una chica. Bastante bajita, a decir verdad. Tenía el pelo negro, los ojos como el carbón, una nariz judía, bastante peculiar y unos labios carnosos. Me humedecí los labios y me quedé mirándola, mientras ella revisaba el guión con Ryan.
-Cory. -Me llamó Chris. Miré hacia abajo y lo vi allí, chasqueando los dedos.
-¿Quién es ella?-Murmuré mirándola fijamente sin que se diera cuenta.
-Lea Michele. -Apuntó Kevin susurrando. -Lleva actuando en Broadway desde los ocho años. Hará de Rachel. -Me giré hacia él, balbuceando.
-¿De Rachel? -Abrí los ojos, ya que la tenía que besar en varias escenas.
En ese momento ella se giró hacia mí, mirándome a los ojos esbozándome una sonrisa. Sin dudarlo, me acerqué a ella con una sonrisa. Levantó la cabeza para mirarme, mordiéndose el labio.
-Eres exactamente como esperaba que fuera Finn. -Dijo mirándome a los ojos, extendiendo su mano. -Soy Lea.
-Lo sé. -Tomé su mano con una sonrisa. En ese momento, sentí que encajábamos a la perfección. Su mano, tan diminuta, se deslizó dentro de la mía quedando enterrada. -Soy Cory.
-Eres muy alto. -Me dijo mirándome a los ojos.
-Y tú muy bajita. -Le dije ladeando la cabeza riendo.
-Eres gracioso.
-Me gustan tus ojos. -Le dije sonriendo, señalándolos con los dedos.
-Tus manos son enormes. ¿Seguro que eres humano? -Dijo cogiéndome las manos, examinándolas aguantando la risa.
-Sí. Mira, para demostrártelo, juguemos a un juego. -Cogí sus pequeñas manos haciendo que pusiera las palmas boca abajo. -Tienes que intentar que no te de en las manos.
-Eso es injusto. -Hizo un puchero mirándome.
-Ah, ah. Tú lo has querido. -Dije poniendo mis manos bajo las de ella. Hice un amago de golpear las suyas y las retiró, mientras yo me reía. -No seas tan miedica. -Ella me sacó la lengua y puso de nuevo las manos, cuando levanté mis manos y golpeé las suyas.
-¡Aaah! -Dijo ella doliéndose. -Eres malo.
-No, no lo soy. Tú eres quejica. -Dije riendo. Ella volvió a sacarme la lengua golpeando mi pecho.-Lo pasaremos bien, Lea Michele.
-0-
Algo se tumbó encima de mí, comenzando a darme besos por todo los hombros y la nuca, subiendo por mi mentón.
-Mmhh.. -Dije cerrando los ojos, apretando las manos en la sábana.
-Cory, arriba mi vida. -Me beso bajo la oreja haciendo que soltara un jadeo.
-Lea más que levantarme, vas a conseguir que se levante otra cosa, y es temprano. -Bromeé, con la cara pegada a la almohada.
-Si te levantas, quizás cuando volvamos tienes recompensa. -Me mordió el lóbulo y me levanté de golpe.
-Vamos todo el mundo en pie. -Dije dando unas palmadas colocándome bien el boxer y cogiendo a Sheila en brazos sacándola del cuarto.
-Mira que eres aplicado para lo que quieres. -Me señaló riéndose, echándose hacia atrás en la cama.
-¿Qué tienes que hacer hoy? -Dije poniéndome el pantalón vaquero y una camisa de cuadros azules.
-Muchas cosas, Monteith. -Se levantó de la cama, poniéndose una camisa a rayas blanca y negra con un pantalón negro.
-¿Por qué eres tan guapa dios mío? -Me pregunté clamando al cielo, dejando que se fuera riendo por las escaleras.
-¡Vístete! -Me dijo mientras yo me abrochaba la camisa bajando con ella.
-Estoy vestido. ¿Hoy no llevas vestido? -Me fijé en sus pantalones, cogiendo las llaves del coche.
-No, hoy pantalón. -Salió de casa dándole un besito a Perla y Sheila, dejándolas en casa.
-Qué mal. Me había acostumbrado a ver tus piernas. -Dije humedeciéndome los labios, subiéndome al coche con ella.
-¿Qué tienes con mis piernas? -Frunció el ceño, colocándose el bolso encima, retocándose el maquillaje. -Cada vez que hacemos el amor te pasas todo el rato acariciándome. Y no es que me queje, es decir, me excita mucho que lo hagas. -Frotó sus labios para esparcir el gloss, mientras yo miraba al frente.
-Porque son perfectas. Eres perfecta, en realidad. -Dije con seriedad mirando al frente, acariciándome la barba mientras conducía con una mano. Noté cómo ella se sonrojaba, agachando la cabeza guardando el gloss.
-No digas mentiras. -Murmuró mirándome con media sonrisa.
-Yo nunca miento, y menos sobre ti. -Dije aparcando en el sitio donde ella me había dicho. Me giré hacia ella, y se acercó a mí para besarme lentamente, acariciando su mejilla.
-Me voy un momento. -Susurró sobre mis labios, mordiéndose el suyo.
-Te quiero. -Susurré mirándola a los ojos, acariciando su mejilla.
-Yo más. -Suspiré con media sonrisa, haciendo una pausa.
-Si tú lo dices.. -Me encogí de hombros con una sonrisa, que ella me devolvió. Salió del coche y me quedé esperándola media hora más.
A los treinta minutos, Lea salió con un disco, enseñándomelo entusiasmada. Se sentó a mi lado y lo puso, mientras yo arrancaba de nuevo.
-¿Qué es? -Fruncí el ceño con una sonrisa, conduciendo.
-Mi disco. -Dijo con una gran sonrisa poniéndolo. Puso la primera canción, no al azar, la eligió ella.
And you said those three words
I've been waiting for, you became a part of me
You're mine, for life
And i'll be by your side
We are entwined, you're mine, for life
Hold me until we die, i'm yours and you're mine.
Cuando terminé de escuchar aquella canción, Lea paró el reproductor y se quedó mirándome con una gran sonrisa.
-¿Es... Es para mí? -Dije sin querer hacerme muchas ilusiones.
-Claro que es para ti. -Dijo acercándose a mí, cogiéndome del cuello y besándome lento. Haciendo que cerrara los ojos y lo disfrutara. -Por si no lo has notado, te quiero.
-Y yo a ti también. ¿Hay más canciones para mí? -Dije riendo mirándola a los ojos.
-Todas son para ti, en realidad. -Sonrió encogiéndose de hombros.
-¿Hasta Louder? -Fruncí el ceño soltando una risa. -Porque no veo nada que tenga que ver conmigo.
-Ya te lo explicaré cuando lleguemos a casa..
