La tarde caía de forma cansada y melancólica, los rayos del sol; agonizaban débilmente, iluminando empeñosamente las nubes oscuras y amenazantes que no se molestaban por disimular la tormenta que desatarían en unas cuantas horas y pronto cuando el astro rey terminara su jornada diaria, la poca luz que aun quedaba se desvanecería.

Las nubes oscuras, ocultarían las estrellas y la luna, y el olor a tierra mojada de unos cuantos kilómetros adelante, allá donde ya una gruesa cortina de lluvia azotaba el suelo despiadadamente, en lo que parecía un enfurecido berrinche de la naturaleza, así como un frio húmedo envolvía los sentidos.

Naruto aceleraba el paso, venía de regreso de una misión con Hinata; la chica se esforzaba por alcanzar al ninja, cuya energía era inagotable, pero lo hacía en silencio, sin dejar ver que ella estaba ya algo cansada; ni pedir en lo absoluto un descanso, pero algo en su cara debió delatarla, porqué al voltear a verla Naruto mismo propuso amablemente un descanso de algunos minutos. Aunque también pudiera haber sido la causa el saber que Hinata llevaba una rica merienda en su mochila y el hecho de que a Naruto le rugían las tripas escandalosamente.

-¡Hey Hinata! – dijo el rubio- sentémonos a comer esas bolitas de arroz que preparaste antes de irnos de casa de la señora.

-Hai -contestó Hinata, y al detenerse en medio de la arboleda; se quitó la mochila, sacó una frazada que uso como mantel y un recipiente de plástico, además de un termo con té caliente; que sirvió en dos practicas tazas, que llevaba consigo- es…es…espero que te guste - dijo con timidez.

Naruto sonrió al ver las bolitas de arroz, que a base de condimentos, tenían dibujado su rostro de un modo gracioso y original. Le pegó un mordisco a aquel unaguiri que acompañó con té- ¡está delicioso Hinata! ¡Qué suerte tendrá el que te tenga de esposa! - dijo irreflexivamente, haciendo que la chica se sonrojara hasta las orejas – sabes, hemos tenido mucha suerte ha sido una misión tranquila, un pequeño paquete para entregar a un par de días de la aldea y la señora que recibió el paquete estaba tan feliz que nos dejo dormir en su casa y hasta abastecernos de provisiones antes de regresar, ni siquiera encontramos ladrones por el camino –

Y así era, una misión, fácil, rápida y de carácter un tanto sentimental les había proporcionado la misión más sencilla de sus vidas.

-La señora estaba feliz de recibir las joyas de su bisabuela para que su hija las usara en su boda, eran costosas y bellas pero no creo que nadie supiera que las llevábamos, por eso no intentaron asaltarnos y la señora… bueno, me daba ternura ver que lloraba de alegría con el contenido del joyero que nos toco llevarlo- dijo la chica que jugaba distraídamente con sus dedos – sabes he estado pensando, en lo bonito que sería casarse con algo que tu bisabuela uso en su boda.

-Estoy seguro que el clan Hyuga tendrá muchas cosas guardadas de tus ancestros que podrás usar cuando te cases Hinata, yo en cambio, llevare de mis padres solo el nombre y el apellido que me dieron porque de ellos no tengo nada mas - dijo sin darle importancia el Uzumaki; mientras tomaba una tercera bola de arroz por lo que no notó la triste mirada de Hinata le dirigía, como si quisiera abrazarlo dulcemente para hacerle sentir algo de ese cariño que tanto le había faltado- como sea – agregó el rubio con la boca seca, ¡somos afortunados!, la misión ha sido simple, hemos comido delicioso gracias a ti, anoche fue como estar en un hotel 5 estrellas, gracias a la buena señora y por si eso fuera poco, nos ha dado a ti y a mí; generosas propinas, ¡ha sido casi el doble de lo que la Hokage nos dará por esta misión! ¡Estamos de suerte Hinata!

Ciertamente les había ido tan bien; que Naruto parecía haber olvidado que las primeras 3 horas de la misión había renegado de que todos los otros ninjas hubieran estado en misiones realmente importantes y relevantes, mientras que él y Hinata, que eran los únicos que aun estaban desocupados, eran usados prácticamente de carteros.

Hinata sonrió divertida por lo voluble que podía ser el chico que tanto le gustaba, que ahora con sus 18 años era para ella mucho más guapo que nunca; ¡tan rubio, con sus hermosos ojos azules, su picara mirada, su descarada sonrisa y sus comentarios irreverentes y divertidos, aderezados siempre de esa actitud segura que la inspiraba!.

Un trueno la saco de su embobada admiración de su rubio favorito

-Naruto-kun…de…deberíamos buscar un lugar donde refugiarnos, la tormenta no tardará en comenzar.

- Es cierto, con lo que nos han dado de más, creo que podríamos hospedarnos en la posada de aguas termales que queda en medio del camino –dijo terminando de guardar las cosas, menos la cobijita que habían usado de mantel -y si no, podemos refugiarnos en la cueva que esta a pocos metros de allí o…

Un ruido similar al de un golpe y un grito enfadado llamaron su atención, e interrumpieron sus palabras, venían de apenas unos metros de distancia un llanto infantil inundo el aire:

-¡Estoy harto! -gritó una de las voces – no soy niñera, ¡opino que la matemos!

Una segunda voz intervino:

-¡Serás estúpido! ¿Como cobraremos la recompensa que hemos pedido por la niña si hiciéramos eso?

-¡Pues juega tú a la casita si tantas ganas tienes!, hasta la pañalera te has robado con esa mocosa, pero no es el hambre, o los pañales sucios o lo que sea que la haga llorar ¡no se calla!

Naruto y Hinata entendieron enseguida que se trataban de secuestradores y la bebe que tenían era su victima de turno.

La pequeña no dejaba de llorar

El rubio sentía que la sangre le hervía de coraje y estaba apunto de entrar en acción cuando el hombre más desesperado grito:

-¡Maldita mocosa haber si dejas de llorar con un buen golpe!

Para entonces y con una rapidez que Hinata desconocía en sí misma; ella había arrebatado a la pequeña de los brazos del maleante y su acompañante le había acertado a él un gran manotazo en la cara, que de no ser por Hinata, hubiera acabado en la cabeza de la pequeña.

La niña aun lloraba y Hinata la acomodó más entre sus brazos para abrazarla dulcemente, lo que constituía un grave descuido, pero algo en ella le decía que hacer, y como tranquilizar a la bebe, era un cierto instinto natural.

-¡Muchacha entrometida entrégame a esa niña ahora o…! - ambos sacaron sus navajas, pero Naruto se abalanzó sobre ellos, y en menos de lo que dicen: "agua va", los dos, estaban ya sin sentido y sobre el suelo, Hinata se acercó a levantar la pañalera y Naruto amarró a los dos hombres en un viejo árbol seco, que se veía aun alto y orgulloso.

Naruto miró a Hinata y se acercó a ella para ver a la pequeña entre sus brazos. No tendría más de un año. Pero su excepcional belleza llamó enseguida su atención; tenía enormes ojos grises, rizos dorados y piel blanca y pálida; Hinata la sostenía como a un tesoro, con las mejillas sonrojadas mientras miraba las actitudes de Naruto, ante la pequeña.

-¡Ahhh que monada!, no puedo creer que ese malnacido hubiera querido golpear algo tan pequeñito, heeey bebe, ¡mira esto! - Naruto empezó a hacer caras tontas y a mover las orejas, mientras hacía viscos logrando que tanto la bebe como Hinata comenzaran a reírse.

De repente Naruto notó un brillo sobre el cuello de la niña y con cuidado lo alzó para verlo bien.

Era una placa de oro, con el nombre de: Hinamori y en cada letra había un pequeño rubí destellando, la cadenita que la colgaba del cuello de la bebe era también de oro finísimo, y aunque sucia y maltratada, la ropa lucia de finísima seda, así menos los zapatitos tejidos en rosa pastel.

-¡Mira Hinata, mírala bien, la niña a de ser de familia muy rica!

-Seguramente es por eso que la robaron, ellos decían que pedirían rescate.

-Es cierto, creo que lo mejor que podemos hacer es dejar a estos dos tipos atados aquí, la posada está cerca y también varias casas. Allí informaremos a las autoridades para que los recojan, entonces… - el resto del plan no alcanzo a escucharse, puesto que un trueno estremeció a la pequeña Hinamori. Haciendo que Hinata tomara la cobijita que aun no había guardado y la envolvió en ella; para hacerla sentir más calientita y segura, le abrazó con cuidado justo a tiempo, porqué unos segundos después, la lluvia que amenazaba desde hace rato; comenzó espectacularmente en medio de relámpagos luminosos y truenos ensordecedores .

Naruto tomó a Hinata de la mano, lo cual en otras circunstancias la habría hecho desmayar; pero con la niñita en sus brazos, se armó de valor para evitarlo; y el rubio y ella corrieron entre la arboleda hasta que el piso se empezó a hacer lodoso; entonces empezaron a brincar de rama en rama.

-Na... Naruto kun… ¿qué pasara con los secuestradores? ¿Los dejaremos allí?

-Una noche de lluvia y frio no los matara, mañana avisaremos a las autoridades de momento veamos si podemos llegar a la posada – eso fue todo lo que dijo, antes de hasta llegar al lugar indicado, rodeado de las casas de los trabajadores una tienda o dos, una casa de té y la oficina de las autoridades, el lugar parecía un pueblo diminuto.

Pero el agua caía ya con fuerza. La mantita de Hinata, protegía a la bebe de la lluvia pero la chica era ya una sopa, solo el sitio en su pecho en que la bebe recargaba su cara, cobijada por la muchacha seguía seco.

Naruto parecía preocuparse aun más de lo normal

-¿Los bebes se enferman más fácil? ¿Qué le daremos de comer? ¿Los bebes comen ramen?- el rubio no parecía muy convencido de ese último pensamiento, finalmente Naruto y Hinata se detuvieron en el pórtico de la posada.

-Hinata espera aquí en la puerta, iré a alquilar un cuarto -dijo el rubio y se fue hacia donde debía registrarse, a lo lejos Hinata veía la enfurecida tormenta desde el cristal elegante de la puerta, y se aseguraba de que la pequeña estuviera seca, pero la niñita estaba total y plácidamente dormida.

-Disculpe señorita, estaba pensando en alquilar un cuarto y…

-¡No hay! La tormenta a traído a muchos paseantes… además…- dijo la mujer mirando la silueta deliciosa de Hinata que le daba la espalda - ¡esta es una posada decente!, a la dueña no le gustaría que fuera un nidito de amor de adolecentes-. A Naruto se le subieron los colores al rostro:

-¡¿Qué estaba pensando esta mujer?! ¡¿Qué venía con Hinata para hacer algo indebido?!

A unos metros una anciana se acercó a Hinata, curiosa de ver que llevaba un bulto en los brazos.

-¡Escuche bien! no sé qué es lo que piensa, pero definitivamente, ni ella ni yo estamos aquí para ¡eso!- exclamó Naruto.

La anciana entre tanto miraba a la chica con curiosidad:

-¿Qué llevas allí? ¿Una mascota escondida, querida? - dijo la sonriente y amable anciana.

Hinata destapó un poco a la niña y se la mostro a la anciana con una sonrisa:

-Se llama: Hinamori

La anciana sonrió y miro a la niñita en brazos de la muchacha; era tan linda y tan rubia, la mujer miró de reojo al joven que discutía acaloradamente con la señorita de la registración, el mismo tono de rubio que la bebe en brazos. La anciana soltó un suspiro y miró a Hinata:

-¡Tan chiquita! – dijo la anciana mirando la pañalera, que colgaba del hombro de la chica.

Hinata supuso que se refería a la bebe y calculando la edad, contestó.

-Tiene cerca del año.

-¿Y cuántos años tienes tu?- dijo la canosa dama

-Estoy por cumplir los 18, ¡como Naruto! – dijo con un sonrojo que acudía a su rostro solo mencionar su nombre y la anciana sonrió. Calculó, que si la chica tenía 18 y la niña un año más nueve meses de embarazo, debieron concebirla con solo 16.

-¿Y ese chico Naruto, está contigo y las ha cuidado bien?- la pregunta confundió un poco a Hinata, pero considerando que estaban juntos en misión, que eran amigos, que allá le gustaba además de que él había prácticamente salvado a la bebe Hinata sonrió ampliamente.

-¡Claro! él es muy fuerte – dijo con un sonrojo aún mayor.

-Y esta guapo, ¿verdad? –. Dijo la anciana con tonito pícaro a modo de comprobación de sus sospechas.

Hinata se puso roja hasta las orejas, y asintió con un "hai" bajito y dulce que se le escapó de los labios.

-¡Ya se lo dije, todos los cuartos están ocupados!- dijo la irritada chica.

-¡Y yo ya le dije, que necesito un cuarto para una sola noche y además…!

-¡Meli! - dijo la anciana levantando la voz, de modo que Naruto, Hinata y la chica del mostrador miraron a la mujer.

-¿Si, Kali-sama?

-Dale a estos chicos: la suite especial, me parece que no está alquilada ¿verdad?

-¡¿Qué?! Pero es carísima, por eso es la única que no han alquilado. ¡Ellos no podrán pagarla, además…! -entonces la chica miró a Hinata con la bebe rubia en las manos, miró al rubio muchacho y por su mente pasó la misma idea que por la mente de la anciana

-Dáselas por el tiempo que dure la lluvia, si es esta noche o más de una noche, se las vas a dar y con la cuota de una habitación sencilla, no echaré a la tormenta a este par de niñas, además mándales: sopa caliente, leche y papilla para la bebe, ¿entiendes? – dijo señalando a Hinata y Hinamori, luego la anciana se fue tras de hacerle un cariño a la bebe y susurrarle a Hinata -ser mamá a tu edad niña, no es fácil, pero hay que aprender a ser más prudente y no salir cuando vaya a llover.

Hinata se quedo tan sonrojada y tan conmocionada que no podía hablar, de pronto la conversación anterior parecía tener significados diferentes a los que ella le había dado. Para cuando creyó que podría articular palabra de nuevo, la anciana se había ido.

La chica del escritorio, gruñó desde su asiento y Naruto la miró triunfante aunque la mirada le duro poco.

-¡Aquí tienes la llave!, la ubicación de la habitación y la comida te la mandare con la criada en media hora, ¡ahora vete, tienes suerte que la patrona sea una sentimental que se apiado de tu niña y tu esposa, pero pienso que tener una esposa tan, pero tan jovencita y una bebe tan pronto es obra de un: aprovechado pervertido calenturiento!-murmuró la muchacha.

A Naruto aquello le había caído como agua helada sobre la cabeza e iba a aclarar las cosas cuando la bebe empezó a llorar.

-Na... Naruto… creo que necesitamos cambiarle el pañal.- dijo tan sonrojada como él.

Meli sonrió, y agrego desde su escritorio:

-Anda demuestra que eres al menos responsable –Naruto la miró con rabia y luego miró a Hinata aun empapada, con la bebe en los brazos. Al menos tenían un cuarto, ¿lo seguirían teniendo si aclaraba las cosas?

-¡Vamos Hinata! déjame ayudarte con la pañalera- dijo llevando el gran bolso que aquellos hombre habían robado con todo y la pequeña.

Continuará