1) De vuelta a las andadas:
Habían pasado ya dos meses y medio desde que las chicas habían comenzado la universidad y como era obvio, las mandaron a la universidad especial para muchachas aristócratas. Esa universidad era famosa por tener a chicas de sangre azul de todas partes del mundo y no sólo países aliados, como era el caso de la preparatoria Sakuakao.
Era casi perfecto: se habían conseguido un apartamento donde todas podrían vivir juntas, junto con otras tres chicas, pero era lo de menos. Lo único que arruinaba su felicidad, era que los clubes de artes marciales, lucha grecorromana, boxeo, esgrima, kendo y otros estilos de combate no estaban a su altura como las grandes guerreras que eran. Así que, se terminaron por unir al club de música ligera de la universidad.
Además ahora tenían un problema nuevo: desde que vencieron a Sawako y a Death Devil, las cosas se habían vuelto muy aburridas. Seguían luchando entre ellas como un entrenamiento, pero no era ni la mitad de divertido como fue enfrentarse a un verdadero enemigo. Y la única que tenía algo más en qué pensar para distraerse de su club de combate era Yui, que estaba muy ocupada con los preparativos de su boda con Nodoka; lo que sería un evento internacional, ya que sería la unión de dos de las potencias más grandes del mundo.
Aquel día, igual que siempre, Akira y Yui caminaban juntas hacia el club de música ligera de la universidad. Akira con su tradicional mal humor y Yui con su alegría de siempre. Akira era princesa, igual que Yui, se suponía que los países de ambas eran enemigos, pero eso no importaba; se llevaban bien de una extraña manera. Y era que ambas habían seguido la misma carrera en la universidad, y Yui se las había arreglado para que Akira se convirtiera en una especie de mentora, presionándola para que hiciera las tareas, levantándola, etc. Era algo pesado para la pobre chica, pero lo consideraba su entrenamiento para cuando se convirtiera en una maestra propiamente dicha. Yui por su parte sólo sonreía y aceptaba las órdenes de Akira de forma obediente. Además, Akira también era guitarrista y eso de alguna forma las había unido un poco más.
—Ne, ne Akira-chan, ¿tu Gitah negra ya está mejor?
La pelinegra miró a Yui levantando una ceja.
—¿Guitah negra? ¿Cuántas veces te he dicho que no llames a mi guitarra con esos nombres tan raros? Además, ¿por qué no iba a sentirse bien?
—Bueno… porque se dio un golpe muy feo ayer en el club, ¿no te acuerdas? —preguntó Yui con inocencia.
Akira puso los ojos en blanco y siguieron caminando.
—Cuánto tiempo sin vernos Princesa Akira! —dijo alguien detrás de ellas. Ambas voltearon nerviosas ante el tono amenazante de la voz.
Era un tipo pequeño, delgadito sin mucho de impresionante, pero detrás de él iban unos matones de tamaño considerable. Parecían armarios vestidos de traje.
Akira iba a echar a correr, pero se dio cuenta que otro grupo de "armarios" les cerraban el paso.
—¿Quién demonios eres? —le preguntó Akira al tipo delgado.
—¿Quién soy? Soy el que contrataron para ponerle las manos encima, por supuesto. No sé quién me contrató, pero yo sólo obedezco. Ahora sea una buena chica y venga conmigo por las buenas —dijo el tipo delgado con una sonrisa.
Akira apretó los dientes y levantó torpemente los puños haciendo reír al sujeto.
—¿Qué esperan? Tráiganmela! —ordenó el tipo delgado.
—¿Y qué hay de la otra jefe? —preguntó uno de los "armarios".
—Sin testigos amigo. Hagan lo que quieran con ella, pero asegúrense que no hable.
Los matones asintieron y se lanzaron contra las dos. Akira iba levantó sus puños decidida, pero sabía que no podría hacer nada contra ellos. Yui sólo miraba hacia el cielo con las manos metidas en los bolsillos.
Uno de los matones llegó. Akrira iba a lanzarle un golpe, pero Yui se le adelantó dando un salto y con le dio una patada con efecto de giro justo en la cabeza. El tipo gigantesco cayó inconciente. Otro tipo se había acercado, pero Yui se adelantó mandándole un tremendo puñetazo justo hacia la boca del estómago. El impacto fue tal, que el tipo salió despedido hacia atrás llevándose a dos de sus compañeros con él. Muy humillado, el matón se levantó dispuesto a hacerle pagar a Yui, pero la castaña se había adelantado a una velocidad sobrehumana y ahora estaba justo detrás de él. Yui levantó al matón y con una mano en la cabeza y otra en los pies, lo dobló hacia atrás. Tanto el tipo delgado como Akira hicieron una mueca de dolor cuando escucharon el sonido de los huesos al romperse mezclados con los gritos de dolor del tipo.
—¿Pero qué? —dijeron los dos observadores con un hilo de voz.
Al ver que Yui estaba ocupada con sus compañeros, otros seis se lanzaron contra Akira; pero Yui los vio y una vez más usó su velocidad para adelantarse. Los matones casi atrapaban a la pobre pelinegra, pero Yui golpeó el suelo con todas sus fuerzas. El impacto causó que el sitio temblara y todos perdieron el equilibrio. Yui levantó el puño orgullosa; en donde había golpeado, ahora estaba una enorme grieta.
El tipo delgado gruñó de frustración y sacó un arma, que puso en la sien de Akira mientras le apretaba el cuello con un brazo. Yui los vio y desapareció entre las sombras.
—¿Ya huyes? —preguntó el tipo delgado con una nota de alivio en su voz.
—No, sólo cambié de lugar —le susurró Yui al oído apareciendo justo detrás de él.
El tipo delgado iba a gritar de la sorpresa, pero Yui aprovechó y con su dedo índice y su dedo medio juntos, le presionó ligeramente justo en la frente. Fue como si alguien liberara una corriente eléctrica sobre el cerebro del hombre delgado, que inmediatamente se desplomó completamente inconciente. Los demás matones huyeron atemorizados.
—¿Estás bien Akira-chan? —preguntó Yui con una cálida sonrisa.
—¿Qué fue eso? —preguntó Akira, pálida como el papel.
—Se llama toque paralizante. Me lo enseñó Mio-chan —respondió Yui con dulzura.
—No, yo hablo de todo eso…
—Ah! —dijo Yui sonrojándose. —Fue la velocidad de Ricchan, las técnicas ninja de Mio-chan y la fuerza y resistencia de Mugi-chan. Ellas me enseñaron todo lo que sé de combate. Pero por favor no le digas a Mio-chan que usé el toque paralizante! Se supone que es sólo como último recurso!
Akira seguía asustada, por lo que Yui corrió a comprarle algo de tomar. La pelinegra aceptó la bebida (café negro) y bebió con una gran sed.
—¿Me estás diciendo que esas también saben pelar? —preguntó Akira, ya recuperada.
—Hái —respondió Yui alegre. —Verás: Mio-chan es ninja, Ricchan es samurai y Mugi chan es campeona de boxeo, esgrima y lucha grecorromana. Es genial!
—Sí, sí, bueno… ¿saben que hay clubes de lucha en toda la universidad, verdad? —preguntó Akira fastidiada.
—Sí, pero no hay nadie que esté a nuestro nivel —respondió Yui encogiéndose de hombros.
Akira la miró severamente, pero mejor no dijo nada. Ni siquiera Ayame y Sachi podrían hacerle frente a Yui ahora que lo pensaba bien.
—Y dime, ¿qué fue todo eso, Akira-chan? —preguntó Yui.
—Ah, es una idiotez —dijo Akira por lo bajo. —Dentro de dos años, cuando termine de estudiar, me casaré con mi novio; el Barón Maeda. Desgraciadamente nuestra unión no deja felices a todos. Un duque de por ahí quiere unir a Maeda por fuerza con su hija para aumentar su poder con las tierras y ejército de mi novio. Pero antes tiene que quitarme del camino. Mamá no quería que viniera a esta universidad porque creyó que estaba en peligro, pero la convencí trayéndome conmigo a Ayame y Sachi.
—¿Ayame y Sachi? —preguntó Yui.
—Sí. Ayame es duquesa y Sachi condesa, pero sus familias ganaron sus fortunas y sus títulos en la guerra; y al ser todos sus miembros excelentes luchadores, son los encargados de proteger a mi familia. Ayame y Sachi son mis amigas, compañeras de banda y también guardaespaldas —explicó Akira.
Yui asintió y siguieron adelante. Sonó el celular de Yui.
—¿Moshi-moshi, Mugi-chan? Ah! Ok.
—¿Qué? —preguntó Akira.
—Parece que hay invitados en el club —dijo Yui con una sonrisa. —Y creo que son los nakama de los tipos que acabo de vencer.
—¿Qué?
—Mmh… —dijo Yui como si nada y siguió caminando.
—Ayame… Sachi… —dijo Akira preocupada. Silbó y un hipogrifo gigantesco apareció y ella se montó en él. —Llévame al club! —dijo tomando las riendas. El animal se encabritó y levantó el vuelo.
—¿Cuál es la prisa? —se preguntó Yui confundida.
Los matones eran aproximadamente dieciocho liderados otra vez por un sujeto pequeño y delgaducho. Todos apuntaban con pistolas de mano hacia las chicas reunidas en el club: Chiyo Hiroshi, la presidenta del club Kana Yoshii, Mugi, Mio y Ritsu.
—No muevan ni un músculo —advirtió el tipo delgado.
—¿O qué? —preguntó Mio arreglándose el cabello y cambiando de niña tímida y asustada a mujer fría y amenazadora. —¿Van a hacer algo con sus armas de cobardes?
—Qué gran boca tienes —dijo el tipo delgado. —Pues sí, vamos a disparar, así que no muevan ni un músculo. Ahora díganme —se dirigió específicamente a Ayame y Sachi. —¿Dónde está Akira?
—No sabemos —dijeron las dos al mismo tiempo.
—Bien. Ejecuten a una, a ver si se les suelta la lengua.
Tres matones dispararon contra Mio. Ella sonrió enigmática y contrarrestó las balas arrojando Kunais.
—¿Ya se lo pensaron mejor? —preguntó la pelinegra divertida.
Todos en el cuarto, menos Ritsu y Mugi se sorprendieron. Mio retrocedió hacia las sombras y desapareció sin dejar rastro.
—¿Qué…?
Los matones saltaron asustados esquivando una lluvia de estrellas shuriken.
—Sí —dijo Mio divertida. —Bailen para mí…
Los matones se estremecieron ante el tono de voz de la chica. El tipo delgado comenzaba a asustarse. Pero no tenían tiempo de concentrarse en Mio. Al ver que soltaron sus armas, Mugi saltó y usando sus piernas como tijeras, aprisionó al tipo más grande de todos y lo hizo gritar por piedad. Los otros se lanzaron para ayudar a su compañero, pero Ritsu usó su velocidad de samurai para aparecer frente a ellos y derribar a uno de una patada y al otro de un golpe directo al cuello. Los dos cayeron inconcientes. Los matones iban a disparar otra vez y Ritsu levantó la mano en el aire. Un zumbido comenzó a escucharse, y finalmente apareció una katana rompiendo una de las ventanas del club y aterrizando justo en la mano de Ritsu. Ellos dispararon, pero ahora armada con su "Dragón Amarillo", la baterista no tuvo problemas en cortar las balas antes de ser tocada por ellas. Mugi soltó al tipo al que le estaba aplicando el candado, lo levantó con ambos brazos y lo arrojó al suelo con muchísima violencia haciendo temblar el suelo. Lo levantó otra vez, revelando una agujero en el suelo y lo lanzó ahí de cabeza. Se lanzó por una nueva víctima.
Mientras, Ritsu se había ensañado con uno (el bushido le exigía enfrentar a sus enemigos de uno a uno) y era más que obvio que no era rival para ella; no podía esquivar los ataques de la espada de Ritsu. Mientras, los que peleaban con Mio no tenían tanta suerte, ella desaparecía y re aparecía siempre en los lugares menos esperados y el resultado siempre era o ser herido por una lluvia de estrellas shuriken (o kunais) o recibir fuertes golpes justo en los puntos de presión, causándoles un dolor insoportable.
Al final sólo quedó el tipo delgado, que tiró su arma y huyó de ahí presa del miedo. En la entrada se encontró con Akira, que lo derribó de un puñetazo justo en la nariz. La princesa no era buena en combate estructurado, pero era ruda y algo sabía de peleas callejeras.
—¿Están bien? —le preguntó a sus amigas.
—Sí, arigatou… —respondió Ayame. —Todo gracias a HTT. Demonios, eso sí que fue combate a otro nivel.
—Es una lástima que Yui-chan se lo perdiera —dijo Mugi con tristeza.
—No se lo perdió —dijo Akira. —Unos tipos nos cortaron el paso allá por nuestro edificio. Hirasawa los derribó en menos de diez minutos sin un rasguño.
—¿Qué? —preguntaron sorprendidas la presidenta Yoshii, Chiyo, Ayame y Sachi.
—Hái! —dijo Yui entrando al salón alegremente, con el pobre tipo delgado aún inconciente en sus brazos. —Mio-chan, gomen. Le hice un toque paralizante y no sé cómo despertarlo —dijo Yui inocente.
La ninja suspiró y le hizo al tipo unos cuantos toques en la cara. Finalmente despertó asustado. Mientras, Sachi despertó al otro tipo (hermano del primero) a bofetadas. Ambos iban a correr, pero al ver a Mio y a Yui respectivamente se lo pensaron mejor.
—¿Qué significa esto? —preguntó Akira. —¿Qué el duque se las arregló para infiltrar aquí a sus matones?
—¿El duque? No te das la importancia suficiente, princesa —dijo uno de ellos. —No, esto no tiene nada que ver con tu amado Maeda. Esto va mucho más allá.
—¿Ah sí? —preguntó Ayame.
—Sí, pero no importa. Estamos a punto de morir.
—¿De qué hablan? —iba a preguntar Akira, pero era tarde. Los dos tipos mascaron la píldora de cianuro que tenían entre los dientes y cayeron.
—Demonios —gruñó la princesa.
—No importa, ¿pueden ponernos al tanto? —exigió saber Mio.
—Nos gustaría, pero no sabemos cómo. Este tipo murió sin decir ni Mu —respondieron Ayame y Sachi.
Iban a seguir discutiendo, pero una sombra llamó la atención de Mio. Ella lanzó un kunai. La figura encapuchada desvió el arma con su sable.
—¿Qué rayos quieres, Nodoka? —preguntó Ritsu.
Nodoka avanzó y se quitó su capucha.
—Pues nada, venía a visitar a Yui cuando me encontré con este escándalo. Decidí no robarles a sus enemigos y las dejé actuar.
—Nodoka-chan! —dijo Yui alegremente y besó a su prometida.
Nodoka le devolvió el beso con ternura, pero rápidamente la apartó y guardó su sable.
—De todos modos vine algo tarde. Algo me distrajo en el camino.
—¿Qué? —preguntaron todas al unísono.
Nodoka se arregló sus gafas y se puso seria.
—En estos momentos hay cinco princesas inscritas en esta universidad. Todas ellas fueron atacadas hoy. A dos las salvaron sus guardaespaldas, otra es Yui, otra es Akira y a la última tuve que salvarla yo.
—¿Por eso te pusiste tu traje de vengadora encapuchada? —preguntó Yui.
—Sí y no —respondió Nodoka. —Eso fue porque a mí también me atacaron en mi universidad de aristócratas; pero por suerte era la única princesa inscrita. No sé qué demonios está pasando, pero parece que como guerreras legendarias, debemos volver a las andadas.
Mio sonrió sádicamente. Ritsu, Mugi y Yui solamente muy emocionadas.
—Qué bien! No nos divertíamos tanto desde que nos enfrentamos a Death Devil!
¿Y bien? Espero les haya gustado. Para esta versión, haré lo mismo que hace Kakifly-sensei en K-On! Restart: alternaré un cap con HTT y otro cap con las Wakaba Girls. Eventualmente las dos historias van a juntarse.
Sin nada más que decir,
Chao; nos leemos!
