Ana abrió los ojos como platos y exclamo impresionada:

- ¡¿Esto es real?!

En el cielo veía 7 lunas claras y plateadas, cada una con una forma diferente. A su lado, Peter permanecía en un profundo silencio, observando el lúgubre, pero extrañamente encantador paisaje. Ana toco el pasto purpura y miro más confundida que nunca los arboles dorados con manzanas azules. Se preguntó si era realidad o solo una fantasía. De pronto, apareció una araña gigante con antenas y 10 ojos negros como el carbón y le dijo tranquilamente:

- ¡Si nena! Esto es real… bienvenida al paraíso de las 7 lunas plateadas

- ¡AHHHHHH! ¡UNA ARAÑA! – Grito Ana aterrorizada

- ¡Tranquilízate! Yo ya conozco este lugar, y aquí estamos seguros. La mayoría de los animales son inteligentes y saben hablar, pero son inofensivos y tranquilos. No te preocupes, mi amor

- Si tú lo dices… - Contesto Ana todavía un poco asustada y temblorosa

Ellos siguieron disfrutando del hermoso paisaje a su alrededor, sin preocuparse por los bichos extraños que merodeaban el lugar. Ana se sentó y saco la comida y las mantas y servilletas para hacer un picnic con su novio. Flores psicodélicas y agua de todos los colores posibles adornaban el bellísimo paisaje. Ana y Peter empezaron a comer olvidándose de todo lo que paso y se besaron apasionadamente. Después de almorzar entre beso y beso, siguieron caminando por el paraíso surrealista, y cuanto más caminaban más sentían que las 7 lunas se acercaban a ellos. Entonces Ana se alejó, recordando de repente a la araña gigante, con miedo a que hubieran más criaturas horribles como esa a medida que se acercaban a las lunas. Peter le dijo que no se preocupara, volviéndole a repetir que las criaturas no les harían ningún daño, pero su sexto sentido femenino le decía que mejor no siguieran avanzando. De pronto apareció un dinosaurio con rayas multicolores, confirmado los peores temores de Ana. Se fueron corriendo rápidamente antes de que el gigantesco tiranosaurio rex psicodélico los aplastara o se los comiera vivos, y Ana dijo:

- Ya fue suficiente emoción por hoy…. Quedémonos en donde estábamos antes

- Lo que tú digas mi amor… - Dijo Peter con la respiración acelerada

Ana y Peter volvieron al lugar donde hicieron el picnic y se quedaron ahí admirando la belleza de las 7 lunas plateadas, mientras que se comían a besos y escuchaban la típica música psicodélica de este extraño pero hermoso paraíso surrealista.