Siempre Fuiste Tú

Por: Maggy

Clasificación: T

Parejas: Leon/Sora/Ken

Sumario: Leon le había prometido Sora que regresaría, pero rompió su promesa, escogiendo su carrera antes que ella y abandonándola con el corazón roto y un bebé en camino. Sin embargo, Sora nunca estuvo sola; Ken, que siempre la ha amado, permaneció a su lado apoyándola y ayudándola en todo lo que necesitara. Ahora, cinco años más tarde, Leon regresa a su vida, arrepentido y con intenciones de recuperar su amor. ¿Será Sora capaz de perdonarlo y volver con él¿O finalmente se decidirá por darle una oportunidad a Ken y comenzar una nueva vida junto a él?

Capítulo 1

Voy a regresar…

Pase lo que pase voy a regresar, te lo prometo…

Julio de 2001

"¡Vamos, Sora, una vez más!" Le dijo la enfermera mientras sostenía una de sus piernas. "Ya falta poco."

"Uno, dos, tres… ¡Puja!" Le indicó ésta vez el doctor.

Sora apoyó la cabeza sobre su pecho, su cara arrugada y roja, apretando los dientes para no gritar mientras pujaba con todas sus fuerzas. Habían pasado más de doce horas desde que había entrado en trabajo de parto y ya el bebé estaba a punto de salir, pero comenzaba a sentir que se le acababan las fuerzas.

"Descansa por ahora, pero quiero que en la próxima contracción pujes con todas tus fuerzas, será la última…" Le explicó el doctor. Mientras tanto Ken se encontraba junto a ella, sosteniendo su mano y refrescando su rostro con una toalla húmeda.

"Ken…" Dijo ella con voz débil y rompió en llanto. Estaba exhausta, toda esta situación era angustiante para ella. "Ya no puedo más…"

"Claro que sí puedes, linda." Le dijo con voz tierna y le dio un beso en su húmeda frente. "Yo estoy aquí contigo, ya falta poco…" Le dijo intentando consolarla. Ken sabía que Sora estaba sufriendo y eso lo devastaba, pero la verdad no podía hacer gran cosa, sólo consolarla y darle ánimos. Pronto terminaría todo.

"Prepárate, Sora. Ahí viene otra." Le dijo la enfermera. "Respira profundo." Ella también le daba ánimos. Pero Sora sentía que en cualquier momento se desvanecería.

"No puedo más… Ya no puedo más…" Comenzó a llorar más fuerte.

"Resiste un poco más, sólo una vez." La animó el médico. "Ésta es la última, ya puedo ver la cabeza…"

"Uno, dos, tres… ¡Puja!"

Sora tenía la sensación de expulsar todo el vientre…

"Eso es, Sora. ¡Vamos, puja más fuerte!"

¡Dios Santo! Ya tenía que ocurrir algo. ¿Cuánto tiempo tendría que seguir pujando y pujando…? Tiene que salir… que salir, que salir…

Por un instante todo fue muy confuso, sólo podía escuchar un fuerte zumbido en sus oídos. Estaba exhausta y a punto de desfallecer. Y fue entonces cuando lo escuchó… El primer llanto de su bebé. Una felicidad indescriptible la inundó y nuevas lágrimas nublaron sus ojos.

"Felicidades, Sora… ¡Tienes una hija preciosa!"

-xxx-

Sora.

Leon despertó sobresaltado; creyó haber escuchado la voz de Sora que le llamaba a lo lejos pero sólo había sido un sueño, o quizás una mala jugada de su conciencia. Aún así no podía deshacerse de aquella extraña sensación que invadía su corazón.

Esta noche había sido una de las tantas noches que había pasado en vela pensando en ella desde que se había marchado de su lado meses atrás para cumplir su sueño. Cada día se arrepentía de su egoísta decisión, pero esta noche en particular había sido más difícil. Estaba más intranquilo que de costumbre, la voz de Sora le había parecido más angustiada y no pudo evitar pensar que tal vez algo malo le estaba sucediendo y él no estaba allí para ayudarla, para consolarla.

Estuvo muy tentado a tomar el teléfono y llamarla sólo para cerciorarse de que todo estaba bien, pero sus intenciones fueron rápidamente frustradas por la persona que se encontraba a su lado.

"Leon¿te sientes bien?" Le preguntó la chica rubia con voz ronca y un tanto adormecida, mientras recostaba la cabeza contra su pecho y colocaba un brazo alrededor de su cintura.

"Estoy bien." Le mintió mientras se acomodaba entre los brazos de la chica.

"Es muy tarde, vuélvete a dormir." Le dijo ella con un bostezo antes de volver a quedarse dormida.

Sora, espero que estés bien.

-xxx-

La habitación se encontraba llena de flores, globos, peluches y todo tipo de regalos de felicitación, mientras que Sora se encontraba recostada en la cama con su pequeña hija en brazos amamantándola por primera vez. Era una sensación indescriptible y ella estaba muy feliz porque, después de tantos meses de larga espera, finalmente la tenía entre sus brazos.

La bebita extendió sus pequeños y delicados dedos con gracia y elegancia y Sora no pudo evitar sonreír ante el gesto. Era tan pequeñita y tan frágil, su piel era muy suave y con un saludable tono rosado en sus mejillas; una ligera capa de cabello oscuro cubría su pequeña cabecita, la cual Sora acariciaba con suavidad, percibiendo su suave y delicioso olor a bebé recién nacido.

"Eres la niña más linda del mundo." Le susurró con ternura, como sólo una madre puede susurrarle a su hijo. Y como entendiendo las palabras de su madre, la niña abrió los ojos y la miró. Un nudo se formó en su garganta y las lágrimas nublaron su vista. Los ojos de la bebé tenían un color violeta grisáceo, exactos a los de su padre…

Leon.

El hombre que había sido el culpable de sus mayores tristezas, también era el causante de su mayor felicidad.

¿Qué estaría haciendo en ese instante? Sora se sintió triste por él y por su hija. Si hubiera sabido lo de su embarazo tal vez estaría allí con ella compartiendo ese mágico momento. O tal vez no. No quería ni siquiera imaginarse la reacción de Leon al enterarse de que ella estaba esperando un hijo suyo, ni mucho menos el pensar que él le hubiera hecho lo mismo que con ella, las hubiera abandonado como lo había hecho con ella meses atrás sin importarle nada, y eso nunca lo habría soportado. Sin poder contenerse, un par de lágrimas escaparon de sus ojos y corrieron por sus mejillas.

"Sora, estás despierta."

La voz de Ken atrajo su atención hacia la puerta. Sora se secó las lágrimas con el dorso de la mano y trató de sonreír, fallando miserablemente. Ken corrió a su lado, la tristeza evidentemente reflejada en sus hermosos ojos celestes.

"Mírala, Ken, es tan hermosa, tan pequeñita..." Dijo Sora con la voz entrecortada.

"Sí, lo es. Se parece mucho a ti."

"¿Tú crees?" Sora volvió su mirada hacia Ken y se encontró con que éste la observaba un poco preocupado.

"Estás pensando en él¿no es cierto?" Preguntó Ken con el ceño ligeramente fruncido, aunque su pregunta pareció más una afirmación que otra cosa.

"¿Cómo no hacerlo? También es su hija, Ken." Le respondió Sora y Ken se puso tenso.

"Eso lo sé, pero no es razón para que continúes defendiéndolo. Leon-" Comenzó Ken, pero ella lo detuvo inmediatamente. Sabía que Leon no era santo de su devoción y mucho menos después de lo que había sucedido entre ellos meses atrás. Sora respiró profundo y trató de tranquilizarlo.

"No lo estoy defendiendo, Ken, ni mucho menos justifico sus acciones. Ya habíamos hablado sobre esto antes, y no creo que sea el mejor momento ni el lugar para volver a discutirlo" Dijo con voz firme pero sin perder la calma.

"Lo sé, y discúlpame por favor. Es sólo que… me siento tan mal, tan impotente al ver que continúas enamorada de él, y que sigues sufriendo por su culpa…" Le dijo Ken con voz suave bajando la mirada.

"Está bien, Ken, no tienes de qué preocuparte. Voy a estar bien, vamos a estar bien mi hija y yo… Con o sin Leon, saldremos adelante."

"Precisamente de eso quería hablarte, Sora. Quiero que sepas que puedes contar conmigo en todo lo que necesites, tú y la niña." La expresión de Ken cambió en ese momento, se suavizó y por supuesto Sora lo notó.

"Ken, muchas gracias. Yo..."

"Pero no sólo eso. He estado pensando en la mejor manera de decirte esto, pero creo que lo mejor es decirlo. Sora, quiero pedirte que aceptes-"

Justo en ese instante fueron interrumpidos por el grupo de chicas, Rosetta, Marion, May, Mia, Anna y Sarah, que se encontraban todas reunidas en la puerta ansiosas por ver a Sora y finalmente conocer a la bebé.

"Hola¿podemos pasar?" Preguntó Mia.

Sora desvió su atención hacia ellas y les sonrió, posponiendo así la conversación que sostenía en ese momento con Ken. Todas las chicas estaban muy emocionadas con la recién nacida, las expresiones de afecto, los arrullos y las monerías no se hicieron esperar, mientras discutían quien la cargaría primero, pero al mismo tiempo todas evitando mencionar el tema de Leon delante de Sora y Ken. Finalmente se decidieron por Rosetta.

"Y dinos, Sora¿ya sabes como se va a llamar?" Preguntó Rosetta mientras sostenía a la niña con cuidado.

"Sí, su nombre es Imari." Sora sonrió.

"Imari." Repitió Rosetta. "Imari Naegino. Es un nombre muy bonito."