Disclaimer: No soy rubia ni inglesa, por lo que no soy JK.

N.A: Este fic participa en el minireto de febrero para "La Copa de las Casas 2014-15" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black. Esta vez me ha tocado escribir una historia sobre una pareja entre un miembro de Gryffindor y otro de Slytherin. La verdad es que no me llega a convencer realmente el fic (sobre todo el final), pero era lo único que me salia. Ahí queda mi... cosa.


Noche de tormenta


Cuando abrió la puerta de casa, escuchó el maullido molesto del gato por tener que apartarse del camino, pero no le importó. No le importaba nada en estos momentos. Lo único que tenía en la cabeza eran las palabras que le había dicho el patronus de Dorcas hacía unas horas. Gideon y Fabian. Muertos. La Marca Tenebrosa en el cielo. Las personas a las que consideraba como sus hermanos desde que tenía once años, ya no estaban.

Una lágrima comenzó a caer por su rostro, y no pudo evitar sorprenderse, pues no se había dado cuenta de cuando había comenzado a llorar.

Entonces fue cuando se dio cuenta de que había algo raro en el ambiente. Metió la mano en el bolsillo para sacar su varita, pero antes de poder hacerlo, una figura por la espalda la inmovilizó.

—Tranquila, soy yo —dijo una voz que conocía perfectamente a pesar de no haberla escuchado desde hacia casi un año.

—¿Te importa soltarme? —preguntó Marlene.

—Claro. Perdona.

Se frotó la muñeca mientras que se daba la vuelta. Estaba mucho más delgado desde la última vez que se vieron. Tenía ojeras en los ojos, y el pelo más largo que de costumbre.

—¿Qué haces aquí, Regulus? —preguntó Marlene con dureza en su voz—. Creí que había dejado claro que no quería volver a verte desde el día en que pusieron ese tatuaje en tu brazo.

—Me he enterado de lo que ha pasado con los Prewett, y pensé… —Regulus dejó de hablar. Parecía no saber muy bien que decir.

—¿Qué? —insistió Marlene—. ¿Qué te necesitaría? ¿Qué todo volvería a ser como antes? Estás equivocado, muy… —Mientras hablaba, su voz pareció perder fuerza poco a poco, hasta que incapaz de aguantarlo más, rompió a llorar.

Regulus cerró el espació que los separaba, y la abrazó fuertemente. Ella intentó rechazarlo, pero después de intentarlo un par de veces, desistió.

—¿Por qué? ¿Por qué ellos? —sollozó entre lágrimas—. Te odio. Te odio tanto…

—Tsss —dijo Regulus, intentado que se calmara, dándole un beso en la cabeza—. Lo sé. Lo sé, Marlene.

Así pasaron las horas, hasta que ella se calmó. Solo entonces Regulus se fue, como si nada hubiera pasado; respetando su deseo de no volver a verlo.