Este fic es la continuación a 'El Experimento' así que si no lo has leído, probablemente encontrarás algunas cosas que no entiendas ;P
Disclaimer: Los lugares y personajes que aparecen en este fic no me pertenecen, a excepción de Casey Nayron y Anne Sullivan.
Capítulo 1: Todos juntos. Otra vez.
James caminaba con resolución por una calle larga y ancha, rodeada de centenares de casas iguales: dos plantas, una chimenea en la zona derecha del tejado y un pequeño jardín delante de la puerta principal. A pesar de la igualdad, él sabía perfectamente a cuál de las casas se dirigía, el número 97, unos metros más arriba. Se apretó un poco más el cuello del abrigo y se maldijo por no haber cogido la bufanda como su madre le había sugerido. Y es que estaban ya a comienzos de diciembre y los últimos coletazos del otoño presagiaban un invierno crudo. Sin embargo, todo el frío se le esfumó un momento después de tocar el timbre del número 97, cuando una señora alta, delgada y de melena castaña le invitó a pasar.
- Lily bajará enseguida, querido. – le dijo la mujer con una sonrisa después de darle un beso en la mejilla.
- ¿Cómo está, Amanda? – James se desabrochó el abrigo y siguió a la mujer hasta la cocina.
- Muy bien, gracias.
Amanda se acercó al frigorífico mientras que James fue a sentarse en una de las sillas, al lado de un hombre de espeso cabello pelirrojo y unos ojos verdes que ocultaba tras las gafas que usaba para leer el periódico.
- ¿Qué tal todo, hijo? – le preguntó al chico, dejando a un lado el periódico y quitándose las gafas. – Lily nos ha contado que esta última semana en la academia ha sido complicada.
- Sí, nos están exigiendo mucho – admitió James con tranquilidad. – Pero ya sabíamos que no sería fácil.
- ¿Quieres tomar algo mientras esperas, James? – preguntó Amanda acercándose hasta ellos.
- No, gracias. Ya hemos quedado con los demás para comer – repuso el chico educadamente.
- Tal vez lleguéis para la hora del té.
- ¡Papá! – protestó una voz dulce desde el umbral de la puerta.
James se levantó y vio a Lily, que llevaba una falda beige por las rodillas, un jersey de cuello alto a juego y unas botas marrones. En una mano llevaba un abrigo de color café y en la otra una bufanda azul marino. El chico se quedó embobado unos segundos, viendo cómo la melena pelirroja le caía graciosamente por los hombros. Y suspiró. Ya llevaban más de un año juntos y él no podía dejar de pensar que cada día Lily era más hermosa.
- Ten – la pelirroja se acercó a él y le dio la bufanda. – Estaba segura que no traerías una. – le dijo con un suspiro.
- Pasadlo bien – dijo Greg, padre de Lily, cuando los dos jóvenes ya se habían abrochado los abrigos y se ponían las bufandas de camino a la puerta de la entrada.
- Y tened cuidado – añadió Amanda dándole un beso en la mejilla a cada uno.
Lily y James se despidieron de los señores Evans y salieron al frío de la calle. Se cogieron de la mano y se dirigieron a un lateral de la casa, donde nadie podía verles, y con un 'crac' apenas perceptible se desaparecieron.
Unas milésimas de segundo más tarde aparecieron en medio de una calle de Hogsmeade; habían quedado para almorzar en las Tres Escobas.
- Aquí hace más frío que en Londres – comentó James pasando un brazo por los hombros de su novia. - ¿Habrán llegado ya?
- Sirius lo dudo porque siempre llega el último, pero Casey y Remus sí deberían de estar ahí ya. – contestó la pelirroja.- Aunque Anne puede que tarde un poco porque me dijo que tenía que venir con un compañero para no sé qué antes de ir a almorzar.
- Sí, creo que llegará más tarde que nosotros.- agregó James cuando vio a Casey y a Remus esperándolos en la puerta de las Tres Escobas.
Cuando llegaron a su altura se saludaron y decidieron que esperarían a los otros dos dentro del local, porque el frío empezaba a ser más intenso.
- ¡Eh, chicos!
Los cuatro se dieron la vuelta al escuchar la voz de Anne. Lily y Casey sonrieron desde la puerta y, justo delante de ellas, James miraba con suspicacia la cara de Remus. Anne se acercó a ellos después de despedir con un beso en la mejilla al chico alto y de pelo castaño que la acompañaba. Remus se quedó mirándola con un gesto de sorpresa, pues hacía varios meses que no se veían y ella había cambiado un poco. Ahora llevaba el pelo en un recogido bajo del que se le escapaban unos cuantos rizos oscuros y tenía un brillo en aquellos ojos marrones que Remus nunca le había visto. Anne se acercó a James y lo saludó con un abrazo, mientras que a Remus le dio un beso rápido en la mejilla que el chico no tuvo tiempo de responder. Luego se acercó a sus amigas y las abrazó antes de entrar en el local.
- ¡Y por fin el gran Sirius Black nos honra con su presencia! – exclamó Lily con sarcasmo quince minutos después de entrar al local y sentarse en una de las mesas del final.
Todos rieron por el comentario menos Casey, que veía con el ceño fruncido cómo el chico iba caminando con lentitud, echando un vistazo a todas las mesas por las que pasaba. Algunas mujeres le sonreían un poco ruborizadas, a lo que él contestaba con un guiño.
- Vuelves a llegar tarde, Canuto. – le regañó Remus dándole una palmada en el hombro a su amigo.
- Un asunto me ha retrasado. – contestó enigmáticamente antes de darle un beso en la mejilla a Lily y otro a Anne.
- Ya, un asunto... – James saludó a su amigo dándole un apretón de manos. Sirius se sentó a su lado y en vez de explicar el 'asunto' se limitó a sonreír.
- ¿Podemos pedir la comida ya? – preguntó Casey con tono cortante.
- Avisaré a Rosmerta. – Remus se levantó y fue en busca de la dueña quien, un poco más tarde ya les estaba sirviendo el almuerzo.
En las dos horas que estuvieron allí se pusieron al día, después de todo hacía meses que no estaban los seis juntos; la última vez había sido en agosto.
Lily, James y Sirius habían comenzado en octubre las clases en la academia de aurores, Remus y Casey habían encontrado una escuela especializada en Defensa contra las Artes Oscuras (la asignatura favorita de ambos) y habían comenzado las clases a mediados de septiembre. Anne, por el contrario, era la única que había dejado de estudiar. Después de varias entrevistas había conseguido un pequeño empleo en el Ministerio de Magia, en el departamento de Transportes Mágicos. Trabajaba como ayudante del coordinador de la Red Flú a escala internacional y, aunque no era lo que ella había soñado, le permitía pagar la carrera universitaria muggle que quería comenzar al año siguiente. Todos se habían extrañado mucho de su decisión ya que con las notas podría hacer cualquier cosa. Pero Anne quería trabajar en los juzgados mágicos y para ello necesitaba tres cosas: un gran conocimiento de las leyes muggles que aprendería en la Universidad, conocer por supuesto las leyes mágicas (que debía hacer por su cuenta ya que no existían escuelas para ello) y lo más importante: alguien del Ministerio que la ayudara, alguien con contactos. Por eso trabajaba donde lo hacía y por eso comenzaría la carrera de Derecho muggle al año siguiente.
- ¿Y sabéis algo de Peter?- preguntó Remus al cabo de un rato. Ya casi habían terminado de almorzar y el local se estaba quedando vacío.
- La última vez que lo vi fue en el Ministerio – comentó Anne después de que los otros negaran en silencio. – Me lo crucé en el ascensor cuando yo iba al trabajo hace un par de semanas. Nunca le he caído demasiado bien porque no me contestó al saludo. No sé qué hacía allí ni dónde iba porque yo me bajé antes, pero no se le veía mal.
- Pues a mí no me contesta las cartas. – respondió Remus un poco preocupado.
- A nosotros tampoco. – reconoció Sirius señalándose a sí mismo y a James. – Ya desde antes de salir del colegio parecía evitarnos, pero nunca descubrimos por qué.
- Yo también pondría tierra de por medio contigo si pudiera. – aseguró Casey con ironía. – Pero nos unen los amigos, Black. ¡Qué lástima!
- ¿Sabes? Ya empezaba a pensar que estabas enferma o algo así porque no habías dicho nada de nosotros aún. – Sirius sonrió con suficiencia.
- ¿Nosotros desde cuándo, imbécil! – protestó la chica buscando su varita.
Anne, sentada al lado de su amiga le mostró disimuladamente la varita de Casey a James, Lily y Remus; James enseñó la de Sirius. Evidentemente aquella no era la primera discusión que tenían delante de sus amigos y ellos ya sabían cómo actuar para que no acabase como la primera vez.
Fue un par de semanas después de que James y Lily empezaran a salir juntos. Estaban los seis en la sala común después de la cena, terminando las tareas del día. Una chica de quinto curso se había acercado a Sirius con una excusa estúpida y Casey no pudo aguantar el comentario sarcástico. Las dos semanas de tranquilidad y aparente 'simpatía' entre Sirius y Casey se esfumaron con aquel comentario, que acabó derivando en una discusión de altos vuelos. De las ironías y palabras con veneno pasaron a los insultos y a los hechizos. La rapidez de reflejos de los otros cuatro evitó que la sala común se convirtiese de nuevo en un desastre. Aquella no fue su última discusión. Se ignoraron mutuamente unos días, luego pasaron una semana hablándose con monosílabos y después, vuelta a las ironías y discusiones. Eran las cuatro etapas básicas de la relación entre Sirius y Casey: discusión, silencio, monosílabos y discusión.
Con el paso de los meses consiguieron añadir una etapa intermedia entre los monosílabos y la discusión: la cordialidad fingida. Podía llegar a durar un par de semanas como máximo y consistía en compartir las típicas frases de desconocidos que acaban de ser presentados.
Aquello, como relación de amistad no tenía ningún futuro como bien sabían Remus, James, Anne y Lily; quizás otro tipo de relación sí, pero Casey y Sirius nunca serían amigos. No hasta que cambiaran.
Tras el amago de pelea los chicos terminaron de almorzar en un silencio roto únicamente por la conversación de Anne y Lily.
- ¿Y cómo te va en el Ministerio?
- Bien, aunque es bastante aburrido. – reconoció Anne con gesto de resignación. – Yo sólo me dedico a hacer el papeleo más básico y a llevar los recados. Pero al menos me ayuda a conocer gente allí y me permite ahorrar para los estudios muggles.
- ¿Has conseguido la plaza para este año?
- Aún no me han llamado de la universidad, pero espero poder empezar en febrero.
- ¿Estudiar y trabajar al mismo tiempo? No sé cómo te las vas a arreglar. – intervino James.
- En el Ministerio no me han puesto problemas. – contestó Anne – Eric me ha asegurado que me ajustará el horario de trabajo con el de las clases.
- ¿Eric? – Lily miró a su amiga con una sonrisita. - ¿Ese chico alto, de pelo castaño, ojos claros y una sonrisa preciosa?
- ¡Oye¿Qué es eso de sonrisa preciosa? – protestó James a su lado.
- Es que es muy bonita. Pero la tuya es simplemente perfecta. – repuso Lily con serenidad antes de darle un beso corto en los labios. James se quedó satisfecho con la respuesta.
Remus sonreía ante la complicidad que James compartía con la pelirroja, pero permanecía muy atento a la contestación de Anne.
- Sí, ese es Eric – Anne se movió en su asiento, incómoda por la situación.
- ¿Y? – Casey se unió a la conversación mirando con curiosidad a su amiga.
De hecho, todos miraban a la chica esperando una respuesta, aunque Remus se debatía entre mirarla disimuladamente o terminar de comer para que nadie notara que estaba impaciente por escuchar lo que Anne tenía que decir sobre aquel 'Eric'.
- No es nadie, sólo mi compañero de trabajo. – bufó la chica, haciendo nota mental de que Eric no la volviese a acompañar cuando quedase con sus amigos.
- ¡Bah! Y si fuera algo más¿os creéis que lo contaría estando nosotros aquí? – opinó Sirius señalando a James y a Remus.
- ¡Oh! Cierto, son cosas de chicas. – coincidió James con una sonrisa burlona.
Lily le dio un codazo a su novio y este dejó de sonreír al instante. Pero Anne ya no sabía dónde meterse para no fulminar a Sirius y a James, y ni siquiera se dio cuenta de que Remus seguía en silencio a su lado.
- En serio Black, yo te coso la boca gratis. No es necesario que vayas a un sastre. – Casey se saltó de golpe todas las etapas y ya volvía a provocar una discusión con el chico.
- Mira, Nayron... – empezó Sirius, irritado.
- ¡Oh, no¡Venga chicos, por favor! – suplicó Lily antes de esconder la cabeza en el cuello de James, que intentaba aplacar los ánimos de Sirius con gestos.
Sin embargo, fue Remus el que cortó la discusión de raíz lanzando sin decir palabra dos Silencius.
-Había olvidado que ahora podíamos hacer eso sin que nos castigaran. – comentó Lily cuando dejó de escuchar las voces de Sirius y Casey.
- Gracias, Remus. – dijo Anne mirando al chico a la cara por primera vez.
Él no contestó, sólo sonrió débilmente.
Media hora después los seis amigos paseaban por un Hogsmeade casi desierto. Sirius, después de que le devolvieran la voz y la varita, indicó que quería ir a Honeydukes porque en Londres era imposible encontrar unos caramelos que le encantaban. Y como los demás no tenían otra idea mejor, siguieron al moreno hasta la tienda de golosinas.
Tardaron más tiempo en elegir lo que iban a comprar que en pagar, ya que la tienda estaba vacía y no tenían que hacer colas. Sin duda aquel sábado no había visita al pueblo de los alumnos de Hogwarts.
Después de que sus amigos pagaran, Anne, que no había querido ningún dulce, se despidió. Dijo que había olvidado revisar unos documentos importantes del trabajo que debía tener listos para el día siguiente y desapareció.
- ¿Y esas prisas? – preguntó Sirius en la puerta de la tienda, un minuto después de que Anne desapareciera.
- Ya la has escuchado, tenía asuntos pendientes en el trabajo. – respondió Remus intentando parecer indiferente.
- Sí, el trabajo ha de ser muy duro porque ya casi no la vemos¿verdad, Lily? – Casey sacó un caramelo de cereza de su bolsa. – Entre la academia de aurores, mis clases y su trabajo nos hemos visto demasiado poco estos últimos meses.
- Todo cambia al salir del colegio. – comentó James con pesar.
- Deberíamos repetir esto más a menudo¿no creéis? – propuso Lily.
- ¡Claro¿Qué tal si quedamos el domingo que viene? - James fue el único al que le animó la idea, al menos fue el único que contestó.
- Yo... el domingo no creo que pueda. – anunció Remus rápidamente, al tiempo que buscaba en su cerebro una excusa creíble. No es que no le gustara ver a sus amigos, pero no sabía por qué no tenía ganas de ver a todos otra vez la semana siguiente... simplemente sentía que no lo pasaría bien.
- Yo con ver a Black una vez al mes tengo de sobra. – Casey fue mucho más directa y sincera que Remus. – Si él no va a ir me apunto, pero si va creo que haré otros planes.
- ¡Casey! – protestó Lily en susurros. Miró a su amiga con los ojos muy abiertos, en señal de reprimenda.
Pero Casey pareció no hacerle caso y se quedó cruzada de brazos, con la misma mirada desafiante con la que había anunciado su decisión. James y Remus miraron a Sirius, que seguía entretenido con una de sus golosinas y no daba muestras de prestar atención. Los cinco se quedaron en silencio un tiempo, sin saber qué decir. Sirius seguía con su caramelo, Casey cruzada de brazos y empezando a enfadarse, y James, Lily y Remus se miraban entre sí.
Lily abrió la boca un par de veces pero sin llegar a decir nada, cualquier cosa que dijera tenía que estar muy medida porque el ambiente se había puesto tan tenso que no se necesitaría mucho para que estallara otra vez.
- Yo, si Lunático no va, paso. – dijo Sirius ante la sorpresa de los demás, que creían que el chico no les había estado escuchando. – Porque a vosotros dos ya os veo a diario. – prosiguió, señalando a James y a Lily. – Y Anne, como siempre, dirá que no en el último momento. ¿Y qué pinto yo con los tortolitos?
Casey se enfadó aún más al comprender las palabras del chico. ¿Ella no era parte del grupo o qué?
- Hace frío.- soltó de pronto, con brusquedad. – Ya nos veremos James, Lily. A ti te veré el lunes Remus.
Y sin decir nada más se desapareció.
- Yo me voy antes de que se os ocurra regañarme. – murmuró Sirius antes de hacer 'crac'.
- Esto se pone cada vez peor. – observó Remus. – Y eso que pensaba que como ahora no se ven a diario, la cosa mejoraría.
- Un día de estos los encierro en una habitación sin varitas y ya arreglarán sus diferencias. – propuso James frotándose las manos.
- O se matan, una de dos.
- Pues yo creo que la razón de que se lleven peor que antes está en que no se ven todos los días. – intervino Lily con un suspiro. – Y lo de la habitación no me parece tan mala idea.
Los tres rieron al imaginar el resultado de encerrar a dos personas como Sirius y Casey, tan parecidas y a la vez tan diferentes. Al final Remus también se marchó, con la promesa de verse pronto y la pareja se quedó sola. Pasearon una hora por el pueblo que tan bien conocían, hasta que el viento helado los echó de allí.
N/A¡Volví! Aquí estamos ya con la segunda parte de 'El Experimento', espero que os guste (al menos que no os decepcione ;P).
Quiero dar las gracias a todas aquellas personitas que me dejaron un rr en el otro fic, que me animaron y me instaron a que continuara la historia. ¡Este fic es por vosotros! Y también agradecer a mi hermana por su labor de correción : p
Este fic va a ser más largo que el anterior (lo prometo!) aunque la actualización no sea muy a menudo. Empecé las clases y tengo mañana y tarde, de forma que los únicos momentos libres son las tardes de miércoles y jueves y los fines de semana... Tengo que hacer bastantes trabajos... así que nadie se extrañe si tardo un par de semanas o tres en subir el nuevo cap.
En fin, no me enrrollo más... un beso a todos y espero los review's para saber qué os ha parecido este nuevo comienzo!
Nasirid
