DISCLAIMER: Nada relacionado con Harry Potter me pertenece!

He aquí el primer capítulo de "Snape y la Misión Imposible" XD Espero que les guste! Ah si, si lo leen, dejen reviews porfa... motivan a seguir escribiendo ;)


Hace seis días, en la casa de Severus Snape…

"¡Nymphadora!"

Nymphadora Tonks, más conocida como Tonks (tan solo su madre y sus peores enemigos solían llamarla "Nymphadora") parpadeó y miró a Severus Snape tras ojos soñolientos. Había pasado una noche de lo más fatal. Desde las 21:00 p.m. hasta las 03:00 a.m. de la mañana había estado bailando en una discoteca cerca de Hogsmeade llamada "La boca del infierno", un lugar que en los últimos años gozaba de una creciente popularidad tanto entre los jóvenes magos como los muggles. Esto se debía a que los dueños, un matrimonio joven y flexible, estaban familiarizados con ambas tendencias musicales. Ella había sido alumna en Hogwarts, y se graduó unos 2 años antes que Tonks entrara a primer grado. Él, un muggle australiano, había empezado a creer en la magia y hechicería el día en que ambos se conocieron. Se casaron 3 meses después, y gracias a esta unión, en "La boca del infierno" no solo se tocaba música de las "Weird Sisters", sino también de las "Scissor Sisters". Era uno de los lugares preferidos de Tonks, y cada vez que su ocupada rutina de estudiante de último año se lo permitía, se daba una escapadita con Charlie para mover sus caderas al ritmo de los estrenos más recientes y de los viejos clásicos. Había entablado una amistad sólida con Henry y Elisa, y los cócteles gratis eran una razón más para preferir "La boca" ante establecimientos similares.

Esa noche, a pesar de las advertencias de Charlie, quien conocía su incompatibilidad con el alcohol, Tonks consumió demasiados cócteles, e irónicamente, terminó pagando caro por ellos. Felizmente, no recordaba muchos detalles de la noche anterior. A cambio, el presente la cogió por sorpresa y completamente desprevenida.

"¡NYMPHADORA!"

Esta vez, Tonks optó por hacerse la dormida, pero no era muy buena fingiendo. Cerró los ojos con fuerza, mientras una sonrisa pícara se dibujaba en sus labios. Lo que escapó su atención fue que al lado de su cama, Snape también sonreía, pero con malicia. A Severus Snape, el temido profesor de Pociones de Hogwarts y antiguamente un mortífago a servicio de su señoría Lord Voldemort, Dumbledore le había asignado una "misión especial". Snape ya llevaba 3 meses tratando de ejecutarla, pero a sus ojos se trataba de una causa perdida hace mucho, mas el director no quiso oír palabra de ello. Por esa razón, el desafortunado profesor se hallaba aquí en una habitación con la que era, en su opinión, la alumna más incapaz de todo el colegio. Por lo que había escuchado de varios colegas, la chica no era completamente bestia, sino más bien indisciplinada e inmadura, cualidades que para Snape eran equivalentes al pecado mortal. Como si fuera poco, tenía un talento inigualable para meterse en todo tipo de problemas y situaciones que fluctuaban entre puramente embarazosas hasta verdaderamente peligrosas.

Sin duda, La torpeza de Tonks era lo que más le molestaba. No le alcanzaban los dedos para enumerar las veces en las que ella había roto algún utensilio valioso, o echado a perder una poción de las más simples. Por su puesto, siempre lo hacia "sin querer", pero Snape ya estaba harto de prestarle oído a sus excusas y promesas ("No volverá a pasar, se lo juro profesor, yo…"), y si no fuera por orden de Dumbledore ya hubiera dimitido hace mucho de esta odiosa tarea, que se convertía cada vez más en una autentica Misión Imposible.

Con la sonrisa aún en la cara, Snape se acercó lentamente a la cama de Tonks, hasta casi rozar su rostro con su protuberante nariz aguileña. Podía sentir el suave respirar de la chica, y cada vez que ella expiraba, él percibía un ligero olor a alcohol… a alcohol y a… algo más. Se quedó contemplándola por un largo rato. No había estado tan cerca de una mujer desde… bueno, nunca. Estudió la cara de la chica con auténtica curiosidad, y de repente, comprobó perplejo que le gustaba lo que veía. Tenía unas cejas perfectamente arqueadas, bajo las cuales se encontraban los ojos con las pestañas más largas y negras que jamás había visto. Su nariz esbelta y levemente respingada y sus rojos labios, exquisitamente carnosos, le proporcionaban un aspecto muy femenino, que contrastaba drásticamente con sus cortos cabellos alborotados de color morado. Snape divisó un pequeño lunar en la comisura de sus labios, y fijó su mirada en él un buen rato, absorto ante lo que acababa de descubrir. Extendió su mano para tocar su piel, pero se detuvo antes de hacerlo.

La respiración de Tonks era tranquila y rítmica, y sus facciones estaban completamente relajadas. Se había vuelto a dormir… De pronto, Snape se apartó bruscamente de la cama, con una expresión disgustada en el rostro.

"¡Nymphadora!", gritó por tercera vez en esa mañana.

Ésta abrió los ojos y le dirigió una sonrisa amplia y sincera.

"Tuve un sueño hermoso", dijo.

Snape tragó saliva y se obligó a no mirarle a la cara. Sus ojos eran de un azul oscuro extraordinario, entrelazado con filamentos color esmeralda, e irradiaban una alegría contagiosa. Snape arriesgó entonces una rápida ojeada. Tonks continuaba sonriéndole, y por alguna razón, ello lo sacó de sus casillas.

"Nymphadora, no estoy bromeando, sal de la cama,
¡AHORA!", vociferó hoscamente.

"No grite, que me hace retumbar los tímpanos" le contestó ella, se dio media vuelta y volvió a taparse con las sábanas.

"Nymphadora...". Su voz, aunque calmada esta vez, tenía un tono amenazante.

"Ya, ya, está bien", refunfuñó Tonks mientras se incorporaba de la cama. "Tampoco es necesario que armemos un drama"

Snape ignoró este último comentario y se dirigió hasta la puerta.

"Te veo abajo en exactamente diez minutos", dijo. "Como nos hemos atrasado más de una hora no habrá tiempo para desayunar. Empezaremos con la nueva lección en… nueve minutos y 47 segundos"

"Pero…", objetó Tonks.

"No hay pero que valga Nymphadora, no cumpliste con tu deber y ahora te atenderás a las consecuencias. Te espero abajo en… 9 minutos y 34 segundos". Con esas palabras, se dio media vuelta y salió de la habitación, con una sonrisa de satisfacción trazada en su cara.

"¡Estaré lista en menos de cinco!" le gritó Tonks a la puerta cerrada. "¡Y jamás vuelva a llamarme Nymphadora!", agregó enojada. Tenía ganas de volver a echarse a la cama, en parte porque el dolor de cabeza la estaba matando, pero sobre todo para provocar a Snape. Lanzó un hondo suspiro, se paró de la cama con un brinco y empezó a vestirse con la mayor prisa posible.