Bueno, me quedé con ganas de escribir, pese a que se que no debería porque no tengo tiempo. Igual, no es una ocasión de todos los días el hecho que esté inspirada y pienso sacarle todo el provecho que pueda.
Como la estoy subiendo ya estando terminada (fueron largas mis noches de investigación y proceso productivo) voy a actualizar todos los miércoles, hasta terminar los seis capítulos que completan este fic. No van a ser tan largos como lo son los de mis otras historias, así que pueden empezar a leer tranquilos, no van a necesitar un montón de tiempo para terminar cada uno de los episodios.
La idea la tuve hace mucho tiempo, y ahora, con la inminente llegada de una de las formas de entretenimiento que más me gustan, me pareció una buena idea pasarlo a una versión digital. Una última nota, los que no gustan de las parejas alternativas no sé si quedarán satisfechos.
Nos vemos pronto. Espero que lo disfruten.
El Padre de la Novia
Primer Episodio
Misao es una chica que, en varios estándares de felicidad (si es que existe tal cosa) se podía poner en la posición de "muy feliz". Con una familia bastante funcional, que le daba todo lo que ella quería en el plano afectivo y en el plano material, no podía dejar de considerarse la chica de 16 años más afortunada de Japón.
Eso, y que tenía el novio más guapo de todo el universo.
El era mucho más alto que ella, muy inteligente y responsable de sus obligaciones. Además de ser el capitán de su deporte favorito en el colegio. Pese a que las veces que salían parecía más su hermana menor (como a veces también pasaba cuando salía con su mamá) ella no podía dejar de sentirse afortunada y agradecida por su suerte. En el colegio le iba todo lo bien que ella quería y sus padres estaban muy orgullosos de que su única hija fuese, como no podía ser de otra manera, presidenta de la clase y candidata preferida por todos a vicepresidenta del consejo estudiantil. Lo hacía más que nada para demostrarle a los otros, que a pesar de ser menudita y con apariencia frágil bien podía no solo hacer valer sus derechos sino también los de los demás.
Bueno, eso y que su novio era el presidente también ayudaba.
Al principio cuando empezaron a salir, la escuela entera no podía creer que alguien había logrado capturar el corazón de Misao (que detestaba que la llamen por el apellido, más que nada por las formalidades. Ella era toda una nena de papá) por su apariencia escurridiza a implicarse románticamente con alguien. Además, con la cantidad de cosas que hacía la chica tenía una agenda bastante ajustada por actividades extra curriculares como para pensar en novios y salidas al cine los fines de semana.
Eso y que su papá de ninguna manera aceptaría un condenado poniendo un dedo encima de su nena. No que lo fuera a aceptar en voz alta, pero a veces el cuerpo indica más que las palabras. Aunque nunca estaba de más con algún grito...
Su mamá, sin duda, era de otro mundo. Dejando de lado el hecho de que parecía que los años le sentaban cada vez mejor (eso y su forma de vida tan activa que tenía) tenía una paciencia y amor con respecto a su papá que a veces ella no llegaba a comprender. Se notaba que, a pesar de que si bien su padre había sido su primer novio formal, ella nunca había dejado de amarlo como cuando se casaron el día en que ambos cumplían 19 años. Cosa rara, esa del destino, pensaba Misao, cuando pensaba en que justo de la cantidad millonaria de personas que habitan en Japón, su mamá encontró justo a un chico que no solo era fantástico sino que vivía relativamente cerca de su casa y cumplía años el mismo día que ella.
Gracioso, honestamente.
Siempre que Misao miraba a sus padres interactuar no podía evitar sentir un calor tibio que se le formaba en el pecho. Le daban mucha ternura esos dos y también, sin poder evitarlo, un poco de celos. No es que se sintiera celosa de su mamá (solo el hecho de pensar en su papá de otra forma le daba ganas de vomitar) sino de ese cariño tan profundo, esa cuestión que sobrepasa la amistad, la familia, todo. Esa clase de sensaciones que dan ganas de hacer cosas, de compartir, planificar, ese cosquilleo antes de ver a la otra persona y sentirse tan lindo con cada beso.
Yup, Misao nunca se había enamorado.
A veces, mientras iba a tomar algo con sus amigas al centro comercial, tenían largas charlas sobre esa clase de cosas, como todas las chicas de esa edad y sin excepciones. Las chicas no entendían como Misao, teniendo el tremendo novio que tenía, nunca se la veía satisfecha con nada, ni tampoco se mostraba emocionada cuando le hablaban de él. Y eso era algo que, personalmente, a Misao le daba en el hígado. No sabía que demonio se le había metido en el cuerpo que la hacía tan puntillosa. El chico era perfecto, en más de un sentido... ¿por qué no podía ser perfecto para ella? Su mamá también pensaba que el chico se veía adorable (su papá, por la seguridad del novio en cuestión, no sabía) pero aun no se convencía si era lo mejor para su hija. "Es lo que toda madre quisiera para su hija", repetía cuando hablaban cuando su papá no estaba, "solo que tu no eres cualquier chica, Misao. Piensa en eso"
Demonios. No es que no lo "hubiese" pensado, el problema era dejar de hacerlo.
Hablando claro, Misao adoraba a Enishi. El era fabuloso, respetuoso y todas esas cosas que harían que a cualquiera le tiemblen las rodillas. Pero no era por eso que Misao se le había acercado a él, o mejor dicho, dejar que el se le acerque. El había entendido la única obsesión de Misao y no la miraba como un bicho raro. Al contrario, ella estaba convencida que lo había atraído todavía más.
¿Quieren saber de qué se trata? Bueno, es algo bien simple, si tenemos en cuenta el país y la familia en la que Misao se crió. Su obsesión eran los vídeo juegos.
Casi a semanas de que terminara el mes de febrero, con un frío horrible, Misao regresaba a su casa luego de haber comprado unas cosas que le había pedido su mamá. Estando ella resfriada le pidió a su hija que le hiciera el favor de comprarle un par de artículos de limpieza que se le habían gastado y por culpa de su fiebre a la mañana no había podido ir. Como la más chica de la familia había dormido hasta muy tarde, todavía rompiéndose la cabeza con un puzzle del Onimusha, no había ido cuando hacía más calor y ahora se estaba congelando.
Camino a su casa habían abierto un nuevo salón de vídeo juegos. No se iba a morir nadie si paraba un segundo a calentarse un poco las manos jugando un poco¿no?
Se metió, inspeccionando las nuevas instalaciones, donde antes había una tienda de productos eléctricos y se fijo en los juegos que habían conseguido. Entre los clásicos ("Hpmf, juegos de mujeres les dicen", sin poder evitar pensar) encontró muchas cosas que merecían que se dé una escapada a marcar un par de récords. En particular en varios juegos de lucha en los que no había terminado de probar todos los personajes y hacían la cosa mucho más interesante. Los chicos, que estaban absortos mirando las pantallas, no se preocuparon ni se percataron de su presencia, ya que con esa camperota que le llegaba hasta la mitad del muslo se confundía con un chico con la ropa de su hermano mayor. Y la gorra, por supuesto.
Viendo que uno de sus clásicos personales en juegos de lucha estaba desocupado, se apresuró a conseguir cambio y se puso a jugar casi de inmediato. Se sacó los guantes mientras se ocupaba de la selección de personajes y luego su orden en el grupo (le encantaban los juegos así) mientras la máquina le decidía los contrincantes. Cuando vio como le indicaban que empezaba la pelea (con un FIGHT enorme y un contador en cuenta regresiva) se despreocupó de su derredor, focalizandose únicamente con lo que pasaba en ese monitor que tenía enfrente y metiéndose en la pelea como si en ese momento perdiera la cualidad de ser Misao y pasara a ser Yuri, uno de sus personajes favoritos de SNK.
Y el tiempo pasó y pasó y la gente se empezó a juntar, al ver que la chica llevaba ganando varias rondas sin parar con un invicto increíble. Muchos incrédulos hacían comentarios escépticos cuando el contrincante le daba un golpe que le sacaba una gran parte de su barra de energía pero se callaban la boca cuando un par de movimientos bien dados y tomas especiales bien colocadas le terminaban dando la victoria otra vez. Lo importante, y que valía destacar, era que en menos de una hora, había marcado récords admirables con la mitad al menos de los personajes del juego.
Ya aburrida de jugar siempre el mismo, se fue a probar suerte con los juegos de autos, siempre acompañada de su bolsita con los mandados. Jugó un poco, dejó un par de marcas, y se fue mientras se volvía a calzar los guantes y un par de chicos, los mismos que la criticaban antes, la saludaban respetuosamente. Ya recuperada del estupor del primer golpe de frío, se encaminó a su casa, todavía asombrada de haber pasado ahí al menos dos horas y no haberse dado cuenta.
Ups, en casa la iban a matar.
Ir al otro día al colegio fue una tortura. Su papá, como de costumbre esta enojadísimo por su tardanza y su mamá trataba de calmarlo. La discusión terminó con un grito de "basta!" de la dueña de casa, seguido por una ronda sin parar de toses que los hizo sentir a ambos lo suficientemente culpables y avergonzados para dejar las cosas como estaban. Además, su mamá era una mujer demasiado racional así que cortó en seco las quejas de su marido con un "aunque le grites y te enojes, eso no va a hacer que ella vuelva más temprano este día. Ya está, las quejas no cambian el pasado, esperemos que no se retrase más con este frío. Misao, trata de volver más temprano la próxima, estamos con alerta meteorológico y no sabemos cuando puede caernos una nevada. Ahora, pídele perdón a tu padre y ve a tu cuarto hasta que te llame para cenar. Sin PlayStation hasta mañana por imprudente, ne?"
Cielos, no había forma de quejarse con esa forma de pensar.
Y cuando llegó al colegio al otro día se dio cuenta de que su padre todavía seguía un poco enojado porque estuvo más serio de lo normal. Bueno, al menos ella había dormido bien, no como el que se pasó la noche en vela cuidando de su mujer de sus subidas y bajadas de fiebre. Nadie dijo que el matrimonio era una tarea fácil, después de todo.
A la salida la estaba esperando Enishi, como siempre. Ah... el perfecto, ideal Enishi.
No ideal para ella, de todas formas. Que daría por recibir un buen golpe en la cabeza por ser tan complicada...
Se saludaron (ella, sonriendo; el, sonriendo con cara embobada) y se fueron hasta la esquina de la casa de ella, donde el la dejaba todos los días, aun en los que ella tenía entrenamiento. Siempre hablaban de cosas que ambos creían que eran las correctas ("¿Cómo estuvo tu día?""¡Qué frío que hace!""¿Tienes mucha tarea?") hasta que llegó algo que se lo veía ella como inevitable, en cierto punto de su relación que llevaba ya varios meses. El quería que ella conozca a sus padres (cosa que espantaba endemoniadamente a Misao) y luego, como era lógico, conocer a los de ella. Y el pensaba que el día del cumpleaños de ella, que era dentro de unas cuantas semanas era un buen momento. Demás está decir que la respuesta quedó en el aire gracias a una intromisión oportuna por parte del cielo que quiso que en ese momento empiece la gloriosa lluvia y ella tenga que correr adentro de su casa porque no tenía paraguas.
Pero Enishi era un hombre paciente, así que, teniendo en cuenta que había esperado lo suficiente, no pudo esperar y cuando llegó a su casa la llamó por teléfono.
"Creo que fue un poco precipitada tu acción, Misao", le contestaba una de sus amigas por teléfono, Ayako. "No creo que haya estado bien tomar esa decisión tan rápido, o al menos hubieses esperado a decírselo en la cara, mañana en el colegio"
"Claro, y aguantarme el acoso del fans club de "Yukishiro-senpai", por haberle hecho daño... por supuesto... no sé como no lo pensé antes, una situación envidiable, de veras", contestó con un inevitable sarcasmo que aprendió de uno de sus tíos. Es verdad que todo se había sucedido demasiado rápido y casi de forma inevitable. Enishi llamó, su padre atendió y no tuvo la mejor idea que proclamarse novio de Misao. Ufff, el pandemónium que se había armado. Con su estado nervioso y además con la presión de Enishi haciendo preguntas que ella no estaba segura de tener respuestas terminó cortándole al chico, no solo por teléfono sino que a grito pelado.
Genial, no solo había quedado como una desgraciada sino que además sus vecinos lo sabían.
Todo por culpa de su padre con la idea del maldito perfil bajo y de vivir en un barrio de clase media. Con lo que ganaba en su trabajo podría comprarse la mitad de Kobe! Menos mal que ahora que había escuchado lo de la ruptura estaba más tranquilo (aunque no menos ofendido ni enojado por el encubrimiento) y al menos ya no le hablaba a su hija. La mamá de Misao, mientras tanto, estaba en la cocina haciéndole un poco de té de tilo a su hija que estaría, según su criterio, bastante nerviosa.
En bata, y caminando a paso firme para hacerse escuchar, llamó la atención de su hija que cortó la comunicación con su mejor amiga y se fue a dar una mirada rápida al espejo para ver si no era un desastre.
Lo era, pero bueno, ya no había remedio. Tirándose en la cama boca arriba esperó el toquecito en la puerta a lo que contestó con un "adelante". Se sentó en la cama, dejándole lugar a su mamá para sentarse y tomo el té que ella le ofrecía. Hubo un momento de silencio, en el que Misao miraba fijamente a su té y su madre miraba por la ventana aún abierta de la joven, mientras se levantaba a correr las cortinas. Misao no podía evitar maravillarse siempre cuando veía a su mamá. Ella le había contado que de joven (bah, antes de conocer a su padre) había sido modelo publicitaria en varias ocasiones y eso le ayudó a poder disponer de ese dinero para pagarse sus gustos ya que siempre había sido una mujer muy independiente. Con un cabello largo, fino y brillante color ébano y su piel blanca como la nieve había sido cara de varios comerciales de productos de belleza, peluquerías y joyeros. Ya cuando fue más grande y su cuerpo se había desarrollado mejor participó de más de una campaña de ropa, zapatos y otras cosas. Siempre que Misao le preguntó el por qué de que no haya probado desfilando fue porque sencillamente era demasiado baja y no quería sentirse disminuida en un ambiente tan competitivo. Así que se divertía sacándose fotos y soñando que era una de las mujeres más bellas de Japón. Ahora solo se dedicaba a dictar clases en los dojos de la familia de su marido que se habían fusionado con el dojo de su familia cuando se casaron. Aunque siempre una que otra madre, tía o hermana mayor la terminaba reconociendo cuando iban a buscar a los estudiantes de ella como la "maiko del comercial de sake", que había sido uno de los comerciales en los que participó casi cuando terminaba su carrera.
Era sorprendente ver las fotos del comercial y luego ver a su mamá en bata, con la nariz roja por el resfrío y corriendo las cortinas porque decía que el frío de alguna forma entraba lo mismo. Ya una vez que la tarea de las cortinas terminó, se sentó frente a su hija y, tan directa como siempre, dijo que había escuchado los gritos de ella como los de su padre, y como él estaba demasiado ofendido como para hablar con ella por ser cómplice, se había ido al estudio para seguir con su trabajo.
"No pasó nada que no hayas escuchado. Le corté a Enishi" le dijo Misao mientras tomaba otro sorbo de su té. Cómo su mamá no agregó nada siguió diciendo "No es que el haya echo algo malo, es solo que él quería que yo haga algo que no quería hacer y se puso insistente con el asunto". En eso la madre de Misao puso cara de alarma, que hizo que la aludida se ponga roja como un tomate y negara enérgica con la cabeza. Dando un suspiro de alivio, Misao siguió "solo quería que nuestros padres se conozcan, parece que quería oficializar nuestra relación o algo así"
"¿Y tu no estás cómoda al respecto, verdad?" Contestó con una voz graciosa su mamá, por tener la nariz congestionada. Extendió sus brazos y Misao se dejó abrazar, reconfortándose. Luego apoyó su cabeza en el regazo de su mamá, mientras ella se acariciaba el pelo, deshaciendo su larga trenza.
"Princesa¿recuerdas por qué te dejas esta trenza tan larga y atada?" Preguntó la mayor con una sonrisa, recordando. Claro que Misao se acordaba, era porque había prometido que se soltaría el pelo cuando se enamorara por primera vez, como uno de los personajes que su papá podría en una de sus creaciones. "Cuando me dijiste que estabas saliendo con este chico, Yukishiro, estaba segura que el no lograría que tu promesa se cumpliera, pero yo soy una persona que confía mucho así que pensé que era mejor que no dijera nada y que aprendas tus experiencias por ti misma. Al ver que casi con nueve meses de noviazgo tu trenza sigue intacta me doy cuenta que no estaba equivocada, solo lamento que tengas que sufrir ahora porque yo no supe aconsejarte en el momento preciso" dijo, mientras peinaba con los dedos las suaves hebras de su hija, que tenían el mismo color que las suyas. Misao, aun en su posición, negó con la cabeza y dijo con una voz calma "No mamá, estuviste bien y no me asombra que tus presunciones fueran buenas. Solo fallaste en una cosa, que me hace sentir culpable de alguna forma. Yo no estoy sufriendo, sino que siento como si una soga se me haya soltado del cuello".
"¿Por qué no haces una cosa, hija? Ve a tomar un baño caliente, así te relajas mientras yo hablo con papá y luego tenemos una cena tranquila. Mañana si quieres te paso a buscar por el colegio y vamos a ese lugar nuevo de videos que abrieron la otra vez¿si?"
Con una sonrisa en el rostro, Misao asintió y fue a agarrar sus cosas para darse un largo baño, mientras su mamá iba y le preparaba el agua. Ah... que bueno tener una mamá como esta!
Saludos especiales para Blanca, Pola, Dark Raxiel yMiyuki Kobayakawa. Las quiero mucho y gracias por su apoyo. También un abrazo grande para Shanshitoconcola y Sumire-chan, mis compatriotas. Ahh, un besote para Ritsuko-Ayasaki, kochirakoso yoroshiku!
Ahora si me voy. Nos vemos el miércoles que viene!
Kirara26
