Aqui con otra loca historia que les comparto que ha salido de mi mente y de una amiga, cuando claramente deberia estar haciendo otras cosas -cofcofotrosficscofcof- pero siempre estoy aqui para complacerlos.
La idea original fue de mi beta, ella me dijo sobre esto y yo solo le segui la corriente, incluso me hizo dibujar sobre esto (si quieren ver se encuentra en mi Deviantart, bajo el seudonimo de MaKrInItA) entonces me di cuenta de que seria una genial idea para un fic y por eso os quiero compartir.
El sepulcral frió de la noche golpeaba las dunas del desierto de Sahara en el año 400 a. C. Muy cerca del rio Nilo, el aire gélido hacia que los granos de arena se esparcieran, alzándose en un majestuoso vuelo. Siguiendo el rastro del baile arenoso, se podía apreciar a una mujer de extrema belleza, con un pequeño bulto en sus brazos.
Un niño.
La joven colocaba al bebé en una cuna que también serviría como balsa, dispuesta a dejarla vagar por la corriente del rio; las lágrimas cristalinas se deslizaban de sus ojos, lamentándose en silencio e implorado a los dioses que cuidaran a la criatura; el ruido de casquetes resonando sobre la arena alerto a la mujer y supo que ya no tenía más tiempo.
Dejo la cuna que contenía al niño sobre el agua que brillaba bajo la luz de la luna. Se inclinó ligeramente y observo a la criatura sonreír, ella también sonrió, depositando un suave beso en la frente del pequeño antes de empujar ligeramente el donde se encontraba el bebé, dejándolo a merced del rio, levándose con la corriente a su heredero.
"Adiós pequeño"
En el reflejo de los ojos escarlata cual fuego se podía ver claramente lo que ocurría ahí a lo lejos, en la arena. Unos corceles negros como el azabache rodeaban el cuerpo de la mujer dejándola sin posibilidad de escape; los jinetes bajaban de sus caballos y aprisionaban las extremidades femeninas. Uno de los hombres se acercó a la chica, con un cuchillo situado en una de sus manos, y le tomo de los cabellos para hacer a la joven mirarlo a los ojos.
–Dime ¿Dónde está? Y tal vez te deje vivir.
El silencio reino, sin que los labios de la fémina se abrieran. El hombre acerco el cuchillo al cuello blanquecino, esperando así una respuesta, pero la postura de la chica se mantuvo firme y sin miedo. Harto, el jinete pasó la filosa hoja del objeto con una rapidez increíble, cortando la yugular en un segundo, provocándole la muerte a la joven casi instantáneamente dejando que el viento se lleve sus últimas palabras:
"Vive… Hijo del Sol"
La cuna avanzo rio arriba por toda la noche, rodeada de muchos peligros, como son cocodrilos e hipopótamos, pero gracias al destino y ayuda de los dioses la criatura siguió con vida e intacta; Cuando los rayos del sol aparecieron, la pequeña balsa se encontraba ya en la orilla del palacio del faraón, en donde una de las sirvientas lo encontró. Tomo al bebé en brazos y lo llevo hacia su alcoba. Los jóvenes príncipes de un año y medio de edad, observaron todo, y librándose del cuidado de las niñeras reales, se alejaron a paso apresurado siguiendo a la sirvienta.
-Sora-san, ¿Qué es eso?
-Es un bebé, Aomine-kun.
-¿Es su hijo?
-No, pero desde ahora lo será.
Ambos niños utilizaron las puntas de los pies, indicándole a la mujer que querían ver al pequeño, la dama les concedió lo que pedían, acercando el bulto a los hijos de su faraón. Ellos observaron a la criatura, que aparentaba tener alrededor de entre medio año y un año; cabellos rojizos como el sol al atardecer que terminaban en raíces aún más oscuras como la sangre, peculiares cejas y una tez divina digna de envidiarse. Esas eran las características del niño, que dormía plácidamente en el regazo de su ahora madre adoptiva.
"Tu belleza no tendrá limites al igual que tu poder, y cuando llegue el momento tendrás que usarlo sabiamente, nunca lo olvides. Yo estaré contigo siempre, pero tú eres libre de tus decisiones. Solo ten en cuenta una cosa pequeño, tu vida podría incluso ser un peligro; después de todo ¿Quién no querría tener al hijo de Rá en su dominio?"
Uno de los dioses se escondía de los ojos mortales convertido en halcón. Horus había bajado del cielo para vigilar al niño de rojos cabellos, a nombre de Rá, su padre. Pues era una tarea que se le había otorgado y debía cumplir: debía ser el protector del huérfano, hasta que este nuevamente suba al cielo, junto a su compañía guiándolo.
Su ojo de halcón observo que los hijos del gobernante habían quedado maravillados por la belleza del niño, y supuso que eso no traería nada que a su jefe de dioses le gustara. Ninguno de los príncipes debía verlo de nuevo, al menos hasta haber cumplido la mayoría de edad. Convencido, alzo el vuelo hacia la habitación real del faraón, sin mirar que ahora el hijo mayor por meses se acercaba a la dulce sirvienta.
-¿Cómo se llamara Sora-san?
La fémina pensó por unos segundos tranquilamente, sin prisa, y cuando supo la respuesta, embozo una sonrisa sincera, despegando la vista del bebé para dirigirla ahora hacia los pequeños príncipes, que seguían viendo a la bella criaturita.
-Taiga, Midorima-kun, su nombre será… Kagami Taiga.
Eso es todo de parte de este prologo, pero no actualizare muy pronto, porque como he dicho en Amor Yaoi, tengo unos intercambios y retos que debo terminar que son para este 28 de febrero (ambos) pero cuando todo haya acabado podre actualizar sin inconvenientes.
Un beso para todos y espero con ansias sus reviews :3
