El sonido de una gota de agua golpeando una roca y el olor a humedad fue lo primero que Hange Zoe percibió al llegar a la celda iluminada tenuemente. Una rata chilló y escapó metiéndose por las grietas entre las viejas paredes de roca enmohecidas por el paso del tiempo y el abandono, no era común mantener prisioneros en el cuartel de la Legión de Reconocimiento, pero aquella situación ameritó que la mazmorra volviera a funcionar.
Hange frunció el entrecejo cuando escuchó la voz del sargento Levi Ackerman.
- ¿Por enésima vez, quién eres? –Interrogó amenazante.
- ¡Aish! ¿Qué año es este? –Preguntó el prisionero.
- ¡Tch! Aquí las preguntas las hacemos nosotros, idiota. –Levi Lo agarró del pelo para obligarle a mirarlo. –Suelta la lengua. ¿De dónde putas has salido?
Pero todo lo que tuvo por respuesta fue el silencio del sujeto. Perdiendo la poca paciencia que le quedaba, Levi procedió con mayor rudeza. Un par de puñetazos en el rostro macilento y sucio del prisionero. Unas cuantas patadas.
- ¡Levi! ¡Suficiente!
Hange Zoe se acercó y colocó su mano sobre los hombros cansados del sargento.
- Muerto no será de utilidad. –Dijo a su camarada. Después fijó su mirada en el hombre atado y semidesnudo, encadenado a un cepo en el fondo del calabozo. –Extraño… -Murmuró más para sí que para los presentes.
- ¿Qué cosa? –Levi también fijó la vista en el sujeto pero no veía nada extraordinario a parte de un hombre encadenado de apariencia débil.
- Esa mirada… Es similar a la de… -Hange no había apartado la vista de los ojos verdes del extraño, apartó la vista con un dejo de molestia y se dirigió a Levi. –Vamos. Hay que reportar esto al comandante Smith.
- ¿Está vivo? ¿Erwin Smith? ¿Todavía vive?
- ¿Todavía? –Levi levantó las cejas interrogante. –¿Qué mierda has dicho?
- Levi. Tranquilo. –Hange volvió a colocar su mano sobre el hombro del sargento. –Aunque lo muelas a golpes no va a hablar. Vamos, hay que notificarle esto al comandante y pensar las cosas con cabeza fría.
Levi chasqueó y se dirigió a la salida de la celda. Hange echó una última mirada al sujeto para asegurarse que sus manos y cuello estaban bien puestos en el cepo, las piernas separadas por los grilletes. No había manera de que pudiera escapar.
Tomó la única antorcha que iluminaba la celda y salió no sin antes dar instrucciones a los soldados que hacían guardia.
- Es raro.
- Dime algo que no sepa, cuatro ojos. –Levi siguió los pasos de Hange hacia la oficina de Erwin. –Ese sujeto… Tsk…¿Es un titán?
- Si nos apegamos a lo que hemos descubierto, podría ser… Todavía no tengo certeza al respecto. –Hange se encogió de hombros. –Supongamos que es un titán que ha vuelto a ser humano después de muchos años… Eso podría explicar porque parece confundido respecto a lo que está sucediendo.
- Pero no explica la manera en que reaccionó cuando nos encontramos por primera vez, parecía sorprendido por encontrarse cara a cara con nosotros, como si nos conociera por nuestros nombres y a la vez estuviera sorprendido por nuestra presencia. –Levi golpeó la pared. –¡Ese idiota!...
Hange guardó silencio. Recordó el caos de los últimos dos días. Los ciudadanos del distrito de Karenese corriendo por sus vidas mientras las tropas de la Legión de Reconocimiento se movilizaban para frenar la amenaza.
Erwin dio orden de luchar hasta el último aliento para contener la amenaza. Eren, en su forma de titán, movió a rastras una de las torres para cubrir la fisura por donde cuarenta titanes de diez metros entraron para sembrar el terror. Hange suspiró pensando en lo que pudo ser un segundo Shinganshina si Eren no hubiere estado con ellos o si Armin no hubiera pensado con agilidad la manera rápida de cubrir la fisura. Afortunadamente actuaron con la mayor diligencia posible y esa noche, Karenese volvió a estar a salvo.
Nadie quería un segundo Shiganshina. El recuerdo del fatídico día en que la muralla María cayó estaba fresco en la memoria de la humanidad cuya esperanza se desplomaba con cada centímetro que avanzaban los titanes. Hange también sintió desesperanza cuando fueron llamados al frente, cuando escuchó los gritos desgarradores de dolor de sus soldados muriendo entre las fauces de los titanes, pero ahí estaba, batallando porque si debía morir prefería hacerlo en combate.
Lo peor era el sentimiento de tener las manos manchadas con la sangre de inocentes. Los titanes fueron gentes ordinarias que fueron convertidos en monstruos. Hange cuestionó por un momento si hubiere sido mejor no saber nada acerca de los transformados, prefería matar monstruos a matar humanos inconscientes, pero Erwin tenía razón, se trataba de defender sus vidas o de morir, y Hange eligió vivir.
- ¿Y si es una jodida trampa? –La voz de Levi sacó a Hange de sus pensamientos. –¿Qué tipo aparece de la nada y acaba con diez titanes en un abrir y cerrar de ojos?
- Tu. –Respondió con algo de sorna, por la manera en que sucedieron los hechos no le cabía duda de que ese sujeto extraño que capturaron ocultaba algo, y por la forma en que se negaba a hablar, debía ser algo muy grande.
- No es gracioso, cuatro ojos. Soy una persona normal.
- Tan normal que prefieres a la escoba por compañía en lugar de las personas.
- Las escobas no se la pasan hablando mierda el 90% del tiempo. Volviendo al tema, este tipo oculta algo muy grande y haré que lo escupa aunque que tenga que meterle un jerbo por el culo.
Hange guardó silencio. No tenía intención de especular con Levi. El sargento estaba más que cabreado porque el extraño no quiso ceder durante el interrogatorio y alguien tan observador como Hange no quiso añadir más leña al fuego.
Encontraron a Erwin observando el paisaje citadino desde la ventana de la oficina del comando de la Legión de Reconocimiento. Hange lo llamó por su nombre para atraer su atención, Levi se sentó en el sillón y cruzó las piernas para estar más cómodo.
- Ni una puta palabra. –Comenzó a explicar cuando Erwin les dirigió la mirada.
- Es demasiado extraño. Su forma de vestir era extraña, el equipo de maniobra es totalmente diferente del nuestro, y todavía no entiendo cómo funcionan las armas que llevaba consigo. –Hange respiró profundamente. –Encontramos restos de pólvora y trozos de alambre de cobre en sus prendas, pero lo más raro de todo, es esto… –Sacó de su guerrera lo que parecía un reloj de bolsillo y se lo enseñó al comandante. –No sabemos el tipo de material en el que está hecho ni el significado de los símbolos, las manecillas están detenidas y al parecer no funciona, pero no deja de ser extraño.
- El prisionero, ¿Es un titán? ¿Cómo Annie o Eren? –Preguntó Erwin.
- No estamos seguros, todavía. –Hange suspiró con cansancio. No tenía manera de probarlo, pero aquella conjetura estaba en su mente desde que apareció frente a ellos como por arte de magia. –De todos modos tomamos las medidas necesarias para confinarlo.
- Lo único que preguntó fue el año en que estábamos y si todavía estabas vivo. –Añadió Levi logrando que Erwin se sorprendiera.
- Eso hace que este caso sea cada vez más extraño. –Erwin Smith suspiró. –Ha capturado toda mi atención, creo que es hora de que le haga una visita.
Hange observó la manera en que Erwin se las arreglaba para acomodarse la chaqueta, deseó ayudarle, pero sabía que el rubio no quería eso, desde la pérdida de su brazo había comentado el sentirse como un inútil. Levi pensó lo mismo, posiblemente, porque también permaneció sentado en el sillón mirando hacia la nada.
Cuando regresaron a la mazmorra, encontraron a los soldados que custodiaban la entrada muertos, había signos de pelea en el interior de la celda del extraño, pero el sujeto no estaba ahí.
- ¿Huyó? –Levi observó detalladamente la escena.
- Se lo llevaron. –Indicó Erwin al echar un vistazo a la cerradura forzada.
- ¿Quiénes? –Hange también ojeó algunos objetos destruidos.
- Los enemigos de la humanidad. –Erwin apretó su puño.
*************************NOTAS DE AUTOR********************************
Los personajes de Shingeki no kyojin pertenecen a Hajime Isayama. Este es un fanfic sin animo de lucro por fan y para fans.
Imagen del cover: . ?id=4269065 Lena_レナ
