¡He vuelto con una de mis locuras! Esta en concreto sera por capítulos ^^ estoy muy ilusionada con esta historia, la verdad. Tengo que decir que es el primer fic que hago por capítulos y no se como saldrá la cosa... Pero advierto que a la hora de actualizar no se cuanto tardaré, me disculpo de antemano por posibles retrasos significativos ;)

Como ya saben, los personajes no me pertenecen, solo los utilizo a mi antojo. Para que hagan lo que yo quiera -introduzcaaquirisamalvada- XD

Espero que os guste y sobre todo GRACIAS por LEER!


Una pareja cualquiera en algún restaurante de moda. Cenaban aparentemente a la vez que intercambiaban palabras y promesas de amor eterno. Había acción, movimiento, debajo de aquella mesa. Un pie descalzo, travieso, iba en busca de la pierna ajena que le acompañaba. Jugando, acariciando, subiendo y bajando sensualmente, a sus anchas, como si aquella pierna le hubiera dado permiso para hacer tal travesía.

Pero ocurría todo lo contrario en la mesa de al lado, la mesa que nos atañe. La pareja que nos importa.

-Uf, estoy llenísimo. Tenias razón, no debería de haber comido tanto pan ¿Un postre a medias? -dice el hombre a la vez que mira la carta. -¿Estas bien? Te veo seria.

-Si, es que no sé que quiero. -dice la mujer imitando a su acompañante.

-Ni yo, ¿porque no lo decimos a la vez? Una, dos, tres... Crem...

-Quiero el divorcio.

.

-Y por eso es una oración subordinada de sujeto.

-Eeeh, ya veo ¿Le echas un vistazo ahora al comentario de texto de historia?

Ella, una joven aplicada, responsable y como buena estudiante de carrera; necesitaba un trabajo, dinero. Ella se hacia mayor y tenia que empezar a aventurarse en la vida adulta. Empezando por dar clases particulares para pagarse el deseado carnet de conducir. Porque ese era el primer paso para esa vida futura. Pero su cabeza daba vueltas junto con las hormonas y la timidez.

Mientras por el contrario, estaba él, un chaval de secundaria. Un completo desastre en el tema responsabilidad pero demasiado adelantado o maduro para su edad. En ocasiones demasiado impulsivo. Era increíble lo espabilado que podía llegar a ser, las mil y una vueltas que le daba a la mayoría de "críos" de su misma generación. Pero el problema era su reciente bienvenida a la adolescencia...

-A ver, dame el libro.

El abre la mochila y saca el pesado libro de historia para tendérselo a ella. Y sin querer golpea al marco de fotos sobre la mesa, haciendo que este caiga al suelo a la vez que se rompe el cristal.

-Puff, diremos que fue mi culpa.

-¿Puedo ir al baño?

-Claro. -suelta la joven recogiendo la fotografía y soltando un sonoro suspiro.

Los minutos pasaban y con ellos los segundos. Ella, al ver que tardaba demasiado en volver del baño decidió ir a ver que ocurría.

-Piers... Oye, no crees que... -dijo a la vez que abría la puerta de golpe para luego pararse en seco.

-¡Fuera!

-Oh, madre mía...

-¡Cierra la puerta!

La chica tras recibir la orden de su cerebro y enviar el mandato a sus piernas, se movió para salir por donde había entrado, cerrando la puerta tras ella. Entonces, la castaña habló tras la seguridad de la puerta cerrada.

-Oye, Piers. Lo siento mucho, no he visto nada. -dijo elevando el tono de voz para hacerse oír tras la puerta. Luego, se fue a la vez que se tapaba la boca con la mano.

-Oh, dios mio... -susurró el castaño, mientras se subía los pantalones.

.

Ella conducía, mientras él miraba al frente, derrotado en el asiento del copiloto. El camino de vuelta se estaba empezando hacer demasiado largo para ambos.

-¿No vas a decir nada? 25 años casados y no tienes nada que decir. -la rubia le mira un momento para luego seguir mirando la carretera, a la vez que esperaba respuesta. -Vale, no vas a hablar ¿y sabes qué? Eso hace que yo hable más. Pero quizás sea para bien, porque tal vez así te lo diga, tal vez... tal vez... te diga que me he acostado con otro -se hizo el silencio de nuevo para dar tiempo a una respuesta, una reacción, algo... lo que fuera. Pero por lo menos algo. -Carlos Oliveira, del trabajo. Le conociste en la fiesta de Navidad.

-No sigas.

-Eres la última persona del mundo al que querría hacerle esto... -sigue hablando, ignorando las palabras del castaño.

-Como sigas hablando me tiro del coche.

-...Pero creo que eso demuestra lo mal que estamos...

-Vale... -dice quitándose el cinturón de seguridad, abriendo la puerta y saltando fuera del vehículo.

-¡Chris!Oh dios mio ¡Chris! -asustada, frena en seco, baja e inmediatamente se quita los tacones corriendo hacia su marido. Bueno, ahora, mejor dicho exmarido. -¿Estas bien?

-Me iré esta noche, firmaré lo que quieras. Solo te pido que no hables más del asunto. -susurra, sentado en el asfalto.

-Vale. -contesta en el mismo tono, le tiende la mano pero el hombre la ignora descaradamente sin hacer ningún solo gesto. Apoya las manos en el suelo, flexionando las rodillas para levantarse, solo.

.

Sheva recogía libros, cuadernos, folios, bolígrafos y demás material de papelería. Intentando olvidar lo que hace unos momentos había tenido que ver (por accidente). Recoger el material escolar del protagonista de aquello que intentaba olvidar era algo totalmente estúpido e inútil. Eso mismo se reprochaba ella misma.

-Siento que hayas tenido que ver eso. -dijo Piers dirigiendo la mirada al suelo, apareciendo, apoyado en el marco de la puerta.

-No, yo... yo debería haber llamado.

-Que sepas que pienso en ti cuando lo hago.

Con solo oír eso, todos y cada uno de sus músculos se tensaron. Irguiéndose y poniendo recta la espalda. Preparándose para una huida que nunca llegaría.

-Piers... -contestó a modo de advertencia. Girando sobre sus talones para enfrentarle.

-Tengo una foto tuya y cuando estoy solo, la miro...

-Ya basta.

-Te quiero, Sheva.

-Te pido por favor que no sigas.

-Se que tienes 19 años y que yo acabo de cumplir 15, la edad de tu hermano pequeño... Pero dentro de nada esa diferencia no sera un problema y me alegro porque se que eres mi alma gemela.

-Vale, eehmm mira Piers...

-¡Ya hemos llegado!

-Mierda.

Ambos escucharon como la puerta se cerraba pero ninguno escuchó la llave abriendo la cerradura, dando lugar a los padres del muchacho.

-¡Hola! -soltó con un disimulo sorprendido, deseando internamente que la interrupción se hubiese producido mucho antes. -Eh hola, señor y señora Redfield... ¡Dios mio!¿Que ha pasado? -mirando al adulto y cayendo en la cuenta de que traía la ropa bastante sucia, el pelo revuelto, etc.

-La señora Redfield me ha pedido el divorcio y yo me he tirado del coche.

-Chris... -susurro la rubia, apesadumbrada.

-Bueno, ¿Piers bien? -dijo Chris, ignorando a la mujer.

-Papá.

-Ah, hola... no sabia que estabas aquí.

-¿Os vais a divorciar?

La pregunta causo que el ambiente se cargara de silencio, remordimientos y culpa.

-Eh bueno... ¿Has conseguido que haga matemáticas? -preguntó Jill a la joven, intentando desviar el silencio y la incomodidad.

-Si.

-¿Te has tirado del coche en marcha? -preguntó el menor a su padre.

-Si.

-¿Te la ha liado con Física? -continuó la mayor.

-No. Se ha portado fenomenal.

-Me alegro... Siempre me la lía con Física.

-Siento que te hayas enterado así. -se disculpó el mayor con su hijo.

-Siento que te hayas tirado del coche. -le contestó el chaval.

-Siento que te la haya liado con la Física. -siguió la madre.

-No pasa nada. -contestó Sheva.

-¡Hey, cielo! vamos a la cama. -dijo la mujer con cariño hacia su hijo.

-Coge el abrigo, te llevo a casa. -demandó el hombre a la profesora particular.

.

-Me da igual. Me tiene loca, de verdad. Y si por mi fuera, seria el padre de mis hijos.

-¿En serio? Ark Thompson. Te tirarías a Ark Thompson.

-Si, por supuesto que si.

-Que asco. De amiga a amiga, que asco.- Allí estaban las dos, hablando de amiga a amiga en su típico bar de copas. Hablando de cosas "sin" importancia. Futuro, amor y amistad. Pasando la noche entre sinceridad y confesiones. -No sé, tu vida es para todos los públicos.

-Mi vida no es para todos los públicos.- protestó la rubia de pelo corto.

-¡Oh! si que lo es. Claro que lo es. -afirmaba, mientras su amiga, enfrente, negaba con la cabeza. -No has salido de Los Ángeles... De verdad quieres ser una abogada de patentes casada con ese valium con patas... Mira me preocupo por ti, eso es todo.

Como respuesta la joven suspiró sonoramente a la vez que ponía los ojos en blanco.

-Con el potencial que tu tienes y fantaseas con... con SosainasArkThompson.

-Es divertido.

-Parece una zanahoria.

-¿Quién parece una zanahoria?- Fueron interrumpidas. Esas cuatro palabras unidas y ensambladas en una pregunta, fueron las culpables. Sin quitar protagonismo al sujeto que fue el responsable de pronunciarlas. Un hombre, ahí plantado, saliendo de la nada y entrando en la conversación de ambas para "preguntar". -Hola. ¿Quién parece una zanahoria?