Konishiwa…!
Aquí les presento un capitulo de Lime entre Kagome e Inuyasha. Este espacio se los dedico a las personas que les gustaría ver romance entre sus parejas preferidas en el anime de Inuyasha.
El inicio fue el romance entre Kagome e Inuyasha. Ustedes dejen sus reviews sobre que les pareció esta parejita y luego me dicen que pareja quieren y en el próximo capítulo será de la pareja mas pedida en sus reviews.
Recuerden: Los personajes empleados en este fanfics son propiedad de Rumiko Takahashi.
Sin más que decir aquí se los dejo.
Mi verdadera nacionalidad
Kagome e Inuyasha
La noche fría y el cielo nublado fue el indicio perfecto de lo que pasaría. La brisa helada hacia erizar su piel, paso una y otra vez las manos por sus brazos, logrando tranquilizar un poco el estremecimiento de su cuerpo. Las nubes estaban en su límite, sin duda ya iban a explotar en llanto.
Las horas pasaban rápido, Kogame ya debía de estar en la época feudal, pero el día sobrio aun la retenía. De camino al pozo, se encontró con el árbol sagrado. Su mente se lleno de dudas y temores, definitivamente la revolución que se estaba desarrollando en su corazón, causaba unos sentimientos encontrados que sobre cargaban sus emociones. La chica estaba enamorada y ese amor ya estaba arto de sosegar.
Se tumbo en el suelo, comprendía que no estaba bien. La lluvia se iniciaba logrando una brisa que condenaba la corteza que la envolvía. Se abrazo y mientras emitió unos gemidos de desacuerdo, sus lágrimas empezaron a brotar.
.- Al otro lado del tiempo-.
Inuyasha se encontraba inquieto – ¿Por qué Kagome no llega? – una incertidumbre incontrolable lo agobiaba, antes de lograr notarlo, ya estaba cruzando la línea del tiempo. El olor a lluvia era copioso, sin embargo, logro reconocer el aroma de la chica. Al salir del santuario, a lo lejos, pudo divisar la imagen de la jovencita derrotada ante el pavimento, justo al frente del árbol donde todo había comenzado – ¡Algo no está bien! – murmuro mientras corría desenfrenadamente hacia ella. Un chocante vacio se apatrono de su estomago, luego sintió ciertos animalitos volar en el.
Al llegar, se coloco al nivel de la joven, percibió sus lagrimas y ese semblante apenado. Tratando de encontrar su pérdida mirada, le pregunto – Kagome… ¿Qué sucede? – No recibió una respuesta inmediata, de hecho, solo recogió una leve sonrisa que abrazo un poco su alma. Que sensación tan extraña estaba experimentando el chico. Sus mejillas se enrojecieron, su mirada no encontraba reposo en ningún lado.
Kagome titubeo – He… He estado pensando – El chico no le permitió terminar. Tomo sus manos y las apretó con suavidad. Un enrojecimiento hurto las mejillas de la joven, los nervios empezaron a desarrollarse, causando un ambiente pesado.
Los corazones estaban inundados en una competencia de palpitación. Inuyasha estaba cayendo en la situación que se estaba presentando, lo que le causaba un inmenso terror. Sinceramente la confusión propia del amor, hace tiempo que se había adueñado de él, pero trato en lo máximo de ignorar el sentimiento que poco a poco crecía y de esa manera pudo continuar viéndole a la cara, penetrando sus ojos, día a día en su indefensa mirada, sin una pisca de remordimiento.
La lluvia los había empapado hasta los huesos, el jovencito tomo por los hombros a la chica y la aferro a él, ella abrazo su cuerpo, tan fuerte como su voluntad se lo permitió. Logro tomarla en sus brazos, mientras ella se aprisionaba a su cuello, el chico sentía el calor que cedía la joven, lo acariciaba dándole vencimiento al frio que recorría su piel – Vamos… No es sano que estés debajo de esta lluvia. – El chico se determino a albergar a su chica en algún lugar privado de la lluvia. Mientras caminaba, Kagome seguía declarando su tímida sensación mediante las rojizas mejillas que la censuraba.
Inuyasha por su parte, dispuso arreglar el momento regresando a la época medieval, ubico a la joven exactamente a la orilla del pozo, dejándola de frente a él, apoyo ambas manos al borde del hoyo, una en cada lado de la joven, deponiéndola perfectamente aprisionada a él.
– ¿Regresamos? – Pregunto seguido de una ilusoria sonrisa. Kagome se entrego al mundo de los tomates, rindiéndose ante su mirada para acto siguiente asentar con la cabeza. Iniyasha pudo salirse fácilmente por la tangente y había ahorrado un momento muy embarazoso, La adolecente se levanto y se tumbo ante el hoyuelo que los esperaba inanimadamente. Al llegar se desbarato a la raíz de un árbol, el clima estaba hermoso al otro lado del tiempo. Era una noche muy clara y estrellada.
El chico salió ágilmente del pozo, encontrándola tumbada a los pies del árbol. Se acerco y a un lado de la moza se sentó cruzando piernas y brazos, cerró los ojos y frunció el seño, cosa que divirtió a Kagome. La joven regalo un vistazo a la luna, para luego encontrarse con la mirada de su compañero. Se acerco a él y lo tumbo en sus piernas mientras acariciaba su blanco y largo cabello, una y otra vez, rozaba sus orejitas, causándole un estimulo indeterminado al chico.
El ambiente se estaba tornando nuevamente peligroso, Kagome lo miraba de forma apetitosa y el, instintivamente le correspondía. Las caricias de la chica lo conllevaron a un estado de embelesamiento, seguía un camino de luz, donde consumía su esencia y comenzaba la de ella. Aun con la cabeza descansando en las piernas de la adolecente, respirando cada tramo de su cuerpo, Inuyasha sabía que de seguir así, acabaría todo mal.
Se levando e intento alejarse lo suficiente, antes de perderse el momento, Kagome lo tomo del ante brazo – ¿Ocurre algo? – ¡Momento! Ella sabía perfectamente lo que ocurría, pero ese día, debía ocurrir lo nunca antes ocurrido, entre ellos existía química y física lo que sin duda "esa noche" traería como secuela una "historia". Su cuerpo así lo pedía, había sobre carga de amor, no quería continuar así. ¿Qué impedía su entrega total? El único que lograría acabar con aquel estruendo de emociones seria el mismísimo Inuyasha. Entonces todo se resumía a una decisión que yacía en sus manos.
La brisa soplo, trayendo consigo todo el aroma que enloquecía al chico. El perfume de Kagome, lo hizo estremecer – Creo que es mejor que me valla– La joven lo atrajo hacia ella, quedando sus cuerpos a pocos centímetros – Por favor… No lo hagas, no me dejes sola – Se inclino un poco, tratando de llegar a sus labios.
Inuyasha poco a poco se estaba entregando al momento, la adolecente poco le ayudaba, el mundo era una esfera que acababa en sus pies, después de todo, su belleza inmovilizaba al chico, lo empujaba sin piedad al deseo – Nunca podría dejarte Kagome – Sus palabras apenas lograban salir, una gota de sudor acariciaba su frente, los nervios comenzaron a descender nuevamente, sus piernas temblaban ligera e incontrolables hasta que por fin, estallaron las emociones, todas en un solo beso. ¡Por fin! La chica había logrado encontrar los labios del joven, los rozo, luego los acaricio para finalmente jugar con ellos.
El chico gradualmente perdía la decencia. La tomo fuerte y la aprehendo hacia él… El encogimiento de Kagome le permitió tener el control total de ambos cuerpos. Se dejaron derribar por el deseo en aquel lugar, tocándola mil veces por primera vez, siguiendo ese camino hacia su morada, paradero que le pertenecía y que ahora tenía bajo su poderío. Los desbordantes besos de Inuyasha acariciaban el alma de la adolecente, definitivamente no siempre lo que se mira es lo que realmente es. Aquello era un puñado de ternura. Los labios del chico seguían el camino hacia el cuello de la joven y así sucesivamente continuaban hasta encontrar sus pechos. El cantar de los gemidos de Kagome despertaba una sensación de adhesión en Inuyasha.
Era irónico amarla de la manera en que lo hacía, se había adueñado de su presencia y de sus pensamientos. Sus manos tocaban su cabello negro, seguían poco a poco hasta estimular sus caderas, el tiempo se hacía lento, jugaba con su piel y tranquilizaba su descomunal deseo por venerarla.
Esta vez no había podido controlar sus sentimientos, hasta ahora había notado que no sabía reír, no sabía sentir, realmente no sabía amar. Necesitaba todo eso para sentirse vivo… Y hasta ahora lo ignoraba. ¡Realmente vivo! Así supremamente se sentía. Los pequeños gemidos seguidos de un reconfortante llanto lo hacían sentir generoso. Sin duda, mirarla a la cara y notar su expresión de contentamiento, no solo aumentaba su ego, también causaba un atenuante relajo. Llenando con su vida todo lo que ella le permitía ver.
Kagome solo se aferraba a la idea de no perder la compostura ante él, su delicado y suculento baile le otorgaban vida a su existencia. Estaba en calma consigo y con él. Había logrado superar a cualquiera que ocupaba el corazón de Inuyasha. Posteriormente los deseos anunciaban concluir y el cansancio se daba por bien empleado. Sus cuerpos trataban de buscar aliento, aun aferrados. La luz del día amenazaba con avistar el momento. Asi que con pereza intentaron cubrir sus cuerpos aun descubiertos. El, ya casi durmiendo entre sus delicadas y femeninas piernas, aun respirando apasionadamente su aroma a mujer, escucho una voz con escasa inhalación – G-Gracias… – seguido de un sollozo gemido de colosal derretimiento.
…"Te amo Kagome"…
¿Qué tal? Opiniones, sugerencias, peticiones, amenazas, juramentos, declaraciones, etc recuerden dejarlos en su reviews junto a la pareja que desean que protagonice el próximo capítulo. La más pedida será la ganadora.
Espero que el capitulo haya sido de su agrado.
Matta nee
