La Apuesta

Los personajes son mi S. Mayer, yo solo origine la historia de mi loca cabeza

Gracias por leer ñ_ñ

Emmett hace una apuesta con Bella, y se lleva una sorpresa de su novio. Aceptara o no, su sorpresa?

Wow, Bellita. Que humor! – rió Emmett, entrando en el departamento que compartía con Edward -. Tiempo sin Edward nos frustra, ¿eh?.

Mi nombre es Isabella Swan y tengo 22 años. Junto con mis amigos de preparatoria: Emmett, Rose, Alice, Jasper y mi novio, Edward, no queríamos separarnos al terminar la secundaria por ende nos fuimos todos a la misma universidad.

Hace unos días con Emmett hicimos una apuesta y perdí. Mi castigo fue tener que estar toda la bendita semana en la casa de Alice, sin ver a Edward. Aunque me escapase, me encontraban antes de que lo vea.

Cállate, Emmett. Te hare juicio – gruñí, poniendo a flote mis estudios de abogacía -. Luego me la cobraré, calmadito. Ahora iré por mi frustrado sexualmente novio.

Fui hasta la terraza de nuestro edificio y pude verlo, en las sillas del solárium y con gotas de su cuerpo luego de salir de la piscina. Mordí mi labio y apreté mis piernas. Con solo la vista se formaba una maldita piscina entre mis piernas!.

¿Cariño, sigues molesto? – pregunté subiendo en su pecho y besando su cuello, eso nunca fallaba con él.

Nena, no estay molesto contigo – dijo acariciando mis muslos -. Solo matare a mi queridísimo amigo por haber hecho ese reto y tú por aceptar. Era insoportable darme una ducha fría todos los días cuando te veía pasear por el edificio y veía a ti mi sexy novia con esta ropa.

¿Qué tiene de malo mi ropa? Es un simple short de jean, quizá un poco corto, una camiseta con tirantes finos y unas converse. Redé los ojos y besé sus labios.

¿Te piensas que a mí no me excitas como estas ahora? – pregunté, pasando los dedos por su pecho –. Al verte así a lo lejos consideraba violarte, pero como hay gente lo descarte. Pero no importa, hoy termina mi castigo.

Esta noche no te salvas, cariño – me susurró, acariciando mi espalda.

Agh. Miren aquí a la puta de Swan. Consíguete un cuarto, niña – chilló Laurent con su voz nasal y acompañada de sus 2 amigas/zorras, Jessica y Victoria. Eran mis vecinas favoritas, además de que le tenía unas ganas tremendas a mi hombre.

Lo considerare, cariño – me senté entre las piernas de Edward, dándole la espalda –. Aunque sé que les encantaría estar en mi lugar, debajo de el, haciéndolas gemir – me acerqué a ella y le susurré –. Para sentir como gruñe tu nombre en cada embastida, y cuando tiene su primer orgasmo en toda la LAAAARGA noche – y me fui con Edward otra vez.

Eres mala cuando quieres. Me encanta -. Y sin más me dio un beso demandante –. Hoy en la noche saldremos, y te tengo una sorpresa. NO! No te diré que sorpresa.

Odio amarte tanto – dije sobre sus labios.

El día pasó sin más inconvenientes, ni vecinas en celo. Ahora me encontraba en mi cuarto, con mis 2 locas amigas, terminando de darme los retoques para mi salida con Edward

Hermosa – suspiró Rose al verme.

Me paree frente al espejo no podía creer que era yo! Mis amigas se esmeraron. Llevaba una falda a mitad de muslo negra de tela, una camisa sin mangas blanca dentro de la falda y un chaqueta de algodón beige con los botones negro. En los pies tacones negros y una sobre marrón.

Si quieres puedo recogerte el cabello – se encogió de hombro Alice. Yo negué. Era un estilo salvaje el tenerlo suelto y con ondas.

Gracias, chicas – dije abrazándolas, y más por no llenarme de maquillaje. A penas delineador, rímel y gloss.

Tocaron la puerta y sonreí. Miré la hora y eran las 8. Siempre puntual. Al abrir la puerta me quedé estupefacta. Estaba endemoniadamente sexy con su pantalón de vestir negro, una camisa negra con cuello blanco, la chaqueta a juego del pantalón y zapatos de vestir.

¿Vamos? – preguntó con su media sonrisa, que hacía que me derritiese.

Okey, cielo – besé las mejillas de mis amigas y corrí hacia su encuentro.

Una vez fuera del edificio, nos subimos al volvo de Edward y nos fuimos hacia… no sé donde,

¿Amorcito – dije acariciando sus hombros –, te puedo hacer una pregunta?.

No te diré cuál es tu sorpresa – informó tenso, por lo que bufe –. Cálmate, bebe. Además se que también odias ir a lugares lujosos, pero en esta ocasión era necesario.

Chicos, hola! – saludó el dueño del local y amigo nuestro, Sam –. Hace mucho que no vienen por aquí. Es algo en especial ¿verdad?.

Si. Nos tendrás a nosotros y nuestras familias cuando nos graduemos – explicó mientras nos guiaban a la terraza,

¿Sam, como esta Emily? – tenían 10 años de casados y ya tenían 2 pequeños niños, Quil y Seth. Un par de diablillos endemoniadamente bonitos.

Bien. Está en el cuarto que tenemos aquí. No se puede mover mucho con 8 meses de embarazo – explicó y mis ojos casi se desorbitan –. Será una niña y la llamaremos Leah.

Wow! Creo que desaparecimos mucho ¿verdad? – bromeé y el asintió mientras reía.

¿Que querrán comer, chicos? – preguntó mientras nos sentábamos con Edward. Frente a frente.

Ravioles de verdura con salsa cuatro quesos y agua, por favor – pedí dándole la carta a Edward.

Yo, fideos con salda boloñesa agua. El vino de siempre – pidió. Sam se giró y se fue hacia la cocina.

¿Por qué estamos solos? – pregunté.

Volví a ojear nuestro alrededor. Era una afirmación: estábamos solos. Que extraño… siempre estaba lleno la terraza.

Es parte de la sorpresa – dijo nervioso –. Te la enseñare luego.

Pasamos la cena entre charlas, bromas, besos y caricias fugitivas. Minutos después de que nos retiraran los trastes sucios, y vacios, apareció Emily con Sam.

EMILY! – dije y corrí hacia ella, pero tuve un muy feo mareo que hizo tambalearme.

¿Estás bien, Bella? – preguntó Sam.

Si ya esta, Sam, debió ser que me levante rápido – le resté importancia.

Bells, hace mucho que no te veía, cariño. Estas muy cambiada, y muy linda – le guiñó un ojo a Edward –. Se sacó la lotería contigo.

Si que si – dijo abrazándome por detrás y apoyando su mentón en mi hombro.

¿Y, chicos? ¿Para cuándo el casamiento? – preguntó Sam, pero sus ojos decían otra cosa que no descifré.

Emm… Bueno, nunca lo habíamos hablado – admití confusa.

¿Cómo que no, chicos? Están juntos desde los 17 años. Ya cuatro años llevan juntos ¿y nada? – Emily elevó una cena, con una sonrisa cómplice a su esposo y Edward. ¿Okey alguien puede explicarme qué demonios esconden!? – Les dejaré una torta porque la otra me la comeré yo. Vamos Sam. Suerte, Edward.

¿Que decía…? – Pero me calleé abruptamente al sentir una venda en mis ojos –. ¿A dónde me llevas, Cullen?.

Calla y haz lo que diga, Swan – palmeó mi trasero. Yo di un respingo y reí despacito. Me tomó de la cintura y me guió a algún lugar.

Bella, luego de esta semana separados por la estúpida idea de Emmett – me sacó la venda y bufó para seguir –, me di cuenta que nunca estuve tan desesperado de verte como lo hice. De besarte, acariciarte, despertarme y verte. Hacerte el amor y muchas cosas más, por eso te quiero preguntar algo… – clavó una rodilla frente a mí y mostró una cajita de terciopelo roja. La abrió y delató un precioso anillo– ¿Isabella Marie Swan, estas dispuesta a pasar el resto de mi vida conmigo?.

Si! – medio grite mientras me ponía el anillo y me tiraba, literalmente sobre el – Te amo.

Yo igual, cariño – dijo girándonos –. Nos vamos a casar!

Siii! – reí entre nuestro beso.

Ahora vamos. Conseguí un departamento en el campus para nosotros. En cuanto lleguemos coges lo indispensable y vamos para cobrarte todo lo que se nos paso en la semana – dijo seductoramente, mirándome con lujuria y perversión -. Y cuando termines los estudios nos iremos a mi departamento. El que me regalaron mis padres, ¿recuerdas?.

Como no – dijo mordiendo mi labio.

De solo pensar que ese departamento tiene los recuerdos de nuestros ataques de amor comenzaba a hacer mucho calor.

….

AH! – Gritaron Alice y Rose mientras me sacaba los tacones – Te vas a casar!.

Si, chicas. Cálmense – dije intentando calmarlas. Pero… adiós a la seriedad y la gente -. Va! Al demonio la calma. ME VOY A CASAR!.

Y adivinen que… – vi sus caras de CUENTANOS AHORA! – Me iré a vivir con Edward! Consiguió un departamento, aquí en el campus, para los últimos 3 meses.

AH! Felicidades! – me tomaron de los hombros y comenzamos a saltar en círculos, como niñas pequeñas.

¿Quién es? – pregunté desde el cuarto, pero nadie respondió –. ¿Esperaban a alguien chicas?

Ambas negaron. Me acerqué a la puerta y la abrí - ¿Quién es?.

Laurent. Su rostro estaba rojo. Sus cabellos, rubios platinados, desordenados. Precia recién salida de una pelea. Su ropa arrugada, como si hubiese corrido para llegar, y una cara de desquiciada.

PERRA! – Me gritó –. TE CASARAS CON MI EDWARD.

¿Ahora escuchas detrás de las puertas? – me apoyé en el umbral, mirándola burlona.

ZORRA - y la idiota de Laurent zorra operada Mallory me dio una bófeta y un empujón. Trastabillé y caí hacia atrás. Golpeé mi cabeza contra la mesa de la mesa ratona.

MALDITA! – grité y me tiré sobre ella.

Le pude propinar muchos golpes en su cara operada, mientras Alice me intentaba separar y Rose le sacaba su estúpida peluca.

BELLA! – gritó Edward, por lo que mire al frente.

No te toques, puta! – gruñí, llevando sus brazos por sobre su cabeza. Apreté mis manos en torno de ellos hasta que se volvieron blancos.

¿Cómo quieres que lo haga? – chillé escandalizada – Vino de la nada, la muy zorra, y me pego sin motivo.

Ya. Calma – me apretó a su pecho. Intenté zafarme pero me mantenía firme, casi y podía moverme.

MALDITO, TU – se levantó, empujando a mis amigas -. ME ENGAÑIASTE!.

Vi cómo tomaba algo, dispuesta a pegarle a Edward. Me tiré a sus brazos, interponiéndome entre el objeto y el cuerpo de Edward.

AH! – grité de dolor. Algo duro y frio contra mi cabeza. ¿Una vara? ¿De dónde la saco? Aquí no tenemos esas cosas.

Llévatela, Emmett – ordenó Edward. Me sujetó ya que me tambaleaba por el golpe –. Bella. ¿Amor, te sientes bien?.

Si. Solo me duele la cabeza – mis piernas fallaron. Estaba por caer pero Edward me lanzó a su pecho.

No lo estas. Vamos al cuarto mientras viene Alice con lo necesario – indicó llevándome.

Sentí un liquido correr por toda mi nuca, sangre. Poco a poco comencé a sentir como todo el cuarto me daba vueltas y el conocido olor a metal y sal apareció.

Toma – Alice le dio el botiquín de nuestro departamento y comenzó a limpiar mi herida.

Más sangre comenzó a salir y no era bueno, o al menos para mí.

Oh, no. Cariño, mantente despierta. Por favor – decía Rose mientras yo respiraba por la boca. No funcionó. De un momento a otro todo se volvió negro.

…..

Ya está despertando – informó una voz femenina, creo que Rose.

Sí. Pero es mejor que Edward este afuera, estaba muy nervioso – dijo su novio, abrazando el costado de su cintura.

Ah! – gemí de dolor al intentar levantarme. Una punzada de dolor cruzó como bala por mi cabeza.

Hola, Bells – saludó mi rubia amiga dulcemente –. Como te sientes?.

Como si un camión me hubiese aplastado la cabeza – dije haciendo movimientos lentos –. Y Edward?.

Esta fuera. Estaba más que nervioso y eso que él te curó– explicó Emmett con una risotada, que me la contagió. Pero nuevamente me dolió la cabeza por esa acción –. Lo siento, no debí hacerte reír.

No importa –le quité importancia y me giré a Rose –.Por favor, dame una bendita aspirina que me está matando el dolor de cabeza.

Claro, cariño. Ahora vendrá la enfermera con tus medicamentos – informó acariciando mi cabello. Llegó Alice, con un cómico cartel de enfermera pegado en su camiseta, y con todo tipo de medicamentos. Yo negué divertida por tal broma.

Bells! Qué bien que estés mejor. Ya podremos organizar la boda, los manteles, invitaciones, el salón y oh! El vestido y peinado – intentó seguir pero la interrumpí.

Calma, bombita explosiva de cafeína – reí suavemente por su efusividad –. Deja al menos poner la fecha del casamiento.

Okey. ¿Entonces para cuando? Decidan! – preguntó impaciente y en eso llego Edward.

¿Cuando quieres que sea? – se sentó a mi lado y besó mi cabeza. Alice lo miró impaciente, esperando la respuesta a mi pregunta.

Veamos. Estamos ya estamos en agosto. En cuanto menos tardes en ser la señora Cullen mejor – dijo dándome un beso furtivo –. Cuando tú quieras, cielo.

Ummm…. – dije haciéndome la pensativa –. Alice, cuanto seria el menor tiempo en que organices mi boda.

Aproximadamente 25 días, ¿Por qué? – preguntó curiosa y atemorizada por mi respuesta

Perfecto! Entonces el 20 de septiembre nos casaremos – informé feliz –, y el 15 lo haremos por civil!

El tiempo pasó más que rápido. De solo recordar como estuvimos las últimas semanas… se me paran los pelos de punta. Alice no nos dejaba solos ni una milésima. Que por los manteles, las invitaciones, las flores. Pero, a pesar de todo…valió la pena.

Debo felicitar a las chicas por ponerte más hermosa que de costumbre – me alagó. Tomó mi cintura y nos meció levemente -. Eso está haciéndome perder el control, ¿sabías?

Llevaba un vestido blanco hasta las rodillas, que se sujetaban por 2 finas tiras a mis hombros. Un delgado cinturón se anudaba tres dedos debajo de mi pecho, haciendo juego con unos tacones de 10 centímetros, de igual color. Un semi recogido adornaba mi cabeza. Un poco de sombra blanca, delineador, rímel y gloss. Nada exagerad ni llamativo, como a mí me gusta

Y tú, qué? – me acerqué a su oído –. Causas el mismo efecto en mi, cariño.

Vamos, chicos. Ya pueden pasar – nos informó una Alice con exceso de cafeína y felicidad, pero más de cafeína.

Buenos días – nos estrechó la mano -. Soy la Jueza de Paz Kate Denali. Yo los casaré hoy.

Luego de charlar un rato con la jueza, pasaron a firmar los testigos. Yo seleccioné a Rose y Alice, mientras que Edward eligió a Emmett y Jasper.

Aquí esta su libreta – nos la entregó la jueza -. Muchas felicidades, jóvenes.

Los esperamos fuera – recordó Rose, yéndose con todos nuestros amigos.

Ah! Ahí vienen los novios – gritaron una vez en el pequeño parque y comenzaron a tirarnos paquetes y paquetes de arroz.

Felicidades – mis suegros, Esme y Carlisle, se acercaron y nos dieron un caluroso abrazo.

Cuídala, chico – advirtió mi padre antes de abrazarnos. A los pocos minutos se sumó mi madre y su esposo, Phil. Luego todos nuestros amigos, nuevamente.

Bien, chicos. Ya terminamos las fotos – suspiroo Alice, quitando el sudor imaginario de su frente -. Ahora vamos a comer.

Sii! – dije y comencé a saltar, por lo que me gane risas de mi familia.

Una vez en el restaurante de Sam, nos guiaron a nuestra mesa, en la parte destechada, para luego venir el mesero por nuestro pedido.

Y el vino de siempre, Alec – pidió Edward, guiñándole un ojo, y se fue hacia la cocina riendo.

No puedo creer a toda la gente que te conoces – le di un trago a mi agua.

Casi y la escupo al ver quien se acercaba a nosotros. Mi rostro palideció, seguramente.

¿Qué haces aquí? – me levanté como un resorte de mi asiento.

De un momento a otro tenía a Jasper y Emmett a mis costados. Edward se plantó frente a mí, protegiéndome con su cuerpo.

Lárgate, Witherdale. Piérdete por ahí con Victoria y no nos molestes. Ya lo hiciste bastante en el pasado – ordenó un Edward serio y frio.

Calma, cabron, no le hare nada a tu mujercita – sonrió cínicamente –. Solo venia a saludar. El día esta que explota, ¿no?. Digo por los periodistas en la entrada, las noticias y el calor. Mucho, diría yo. Quizá por su casamiento tiene un bonus, ¿ no creen?.

Intentaba procesar y buscarle algo oculto entre sus palabras. Se acostumbraba a darle un doble sentido cuando hablaba…

No les robare más tiempo – palmeó sus manos, intentando parecer despreocupado. Sonrió falsamente y se fue, con un andar tranquilo.

Wow, pequeña. Eres gelatina – bromeó Emmett sujetándome y colocándome en la silla –. ¿Estás bien, cariño?.

Si. Gracias, Emmy – me calmé. Realmente no quería pensar en todo el daño que nos había causado James.

¿Pequeña, que sucedió con ese muchacho? ¿Lo conoces? ¿Te hizo algo? – preguntó una Esme preocupada.

¿Hija – habló Charlie, con el ceño fruncido -, que quería James?.

¿Ese era James? – los ojos me mi madre salieron de orbita. Tenía razón. Estaba irreconocible. Desalineado, el pelo largo y con un aspecto de vagabundo.

Si lo conozco. Me hizo algo, a nosotros – dije refiriéndome a Edward y a mi –. Antes salía con él. Cuando me presentó a Edward, mientras estábamos en la secundaria, estábamos juntos. Sin planearlo me enamoré de Edward y dejé a James. Le hice creer que no lo quería más. Sabía muy bien que si le confesaba que amaba a Edward haría cualquier cosa para sacarlo del mapa. Cualquier cosa…

Jodido cabron! – bramó mi padre, golpeando la mesa. Me miro con ojos tristes y suspiró.

Se tornó posesivo conmigo. Me seguía, acosaba, intentaba llamar mi atención – seguí con el relato. Mi mandíbula se tenso al recordar lo próximo -. Dejó de molestarme hasta hace 2 años. Cuando me terminaba de arreglar para salir con Edward apareció en el departamento, que en ese momento usaba yo sola…

No noté cual era mi estado, hasta que sentí lagrimas acumularse en mis ojos. Parpadeé repetidas veces, alejándolas. Me había prometido no volver a llorar por eso.

Calma, mi amor – Edward sobó mi espalda. Me apreté a su pecho. No quería volver a hablar, menos recordar eso.

Intento… violarla – suspiró tenso. Exclamaciones sorprendidas, y enojadas, se oyeron por toda la mesa -. También intentó separarnos. Envió fotos falsas, mostrándola con otro hombre. Bella le tendió una trampa. Lo grabó, confesando que él las había falsificado. Luego de eso no nos molestó más, hasta hoy.

Mi niña – Renee corrió a mi lado y me abrazó -. ¿Cómo no me dijiste esto?.

Isabella – Charlie estiró su mano y apretó la mía -. ¿Por qué no lo denunciaste?

Temía que nos haga algo – susurré.

Bueno – Esme se levantó e intento alivianar el ambiente -. Vamos a decirle al mozo que nos tome una foto.

Iremos por la cámara al coche – informó Rose, junto con Alice -. Ya volvemos.

Suspiré y me apoyé en el respaldo de la silla. Tomé el vaso de agua y vi a James, pasar con su coche. Apuntó a mis amigas e imitó una explosión.

No puede ser - dije para mí misma. Me paree rápidamente e intenté parar a mis amigas –. PARENLAS!

¿Cariño, que sucede? – Edward me intentó sujetar, pero me zafé y corrí hacia las chicas -. BELLA, PARA! ¿QUE SUCEDE?.

NO! – grité.

Estaba a metros de ella, 1.5 como máximo. Un sonido sordo ocupó todo lugar. Una explosión!.

Las chicas volaron hacia atrás, yo también. Cubrí mi cabeza con las manos, intentando no golpearme.

Hasta pronto – saludó socarronamente James, pasando a centímetros con su auto.

Bella, cielo – me levantó Edward–. ¿Estás bien?.

Si, si – asentí un poco aturdida.

Giré mi cabeza y vi a Rose en el asfalto. Estaba quieta y un hilo de sangre adornaba su frente. Un sollozo salió de mi garganta. Edward me apretó contra su costado, con el rostro pálido.

Dos horas ya habían pasado y no teníamos noticias de Rose, o al menos yo. Luego de que llegamos al hospital me desmayé y me encuentro en un cuarto, mientras espero los estudios de sangre.

Hola, cariño – me saludó Edward, sentándose a mi lado –. No me asustes mas así, me preocupe mucho.

Lo siento – murmure abrazándome a su pecho, pero la puerta abrirse fue nuestra interrupción.

Chicos, lamento interrumpirlos – se disculpó el médico –. Pero aquí están tus estudios. Bella, me están llamando por una emergencia. En una hora volveré y hablaremos si no entiendes algo.

Gracias, doctor – dije y se retiro a carrera. Tomé el sobre y lo abrí, pero no entendí nada de lo que decía – Edward… ¿lo lees?.

Claro – intentó reprimir una risita, mientras se sentaba a mi lado. Fruncí el ceño y le di un zape -. Auch, nena.

¿Y bien? – pregunté impaciente al ver su cara sin expresión alguna. Un sonrisita apareció en sus labios y un brillo especial en sus ojos. Se giró hacia mí y estampó sus labios con míos.

Te Amo. Te Amo. Te Amo – repetía entre beso

Pe-pero que pa-pasa? – intenté preguntar entre cada uno.

Estamos esperando un bebe, mi amor – junto nuestras frente.

Instintivamente llevé mis manos a mi vientre y una lagrima cayo por mi mejilla. ¿Un bebe? Wow…

Edward bajó su cabeza y le habló a mi vientre – Hola, bebe! Soy tu papi. Por favor, no molestes mucho a mami, porque soy yo quien la aguanta… Auch, Bella!. En fin, te estamos esperando y vas a ser el más consentido.

Te amo – dije sobre sus labios –. Eres el mejor hombre que conocí.

Yo también te amo – susurró de vuelta –. Y gracias por estar conmigo y darnos a nuestro bebé.

A los días del accidente, Rose y yo, pudimos salir, alegando que tengamos mucho cuidado. A mí por el embarazo de 3 semanas y a Rose por su accidente y su también, inesperado, embarazo de 2 meses.

4 años después

Y ahora estamos todos reunidos en nuestra casa, celebrando el cumpleaños de nuestro pequeño Tony, de apenas 4 añitos. Que a pesar de su edad, muchas niñas ya suspiraban por él. Su ojos esmeralda y su pelo rebelde color bronce, como el padre. Su nariz y algunas pecas, heredadas de mi.

En qué piensas, cariño? – susurró mi esposo, abrazándome por la espalda, colocando sus manos en mi vientre de 5 meses.

Recordando – dije con una sonrisita.

Nuestra pequeña Renesmee, o Nessie como le decimos, hizo acto de presciencia revolviéndose en mi panza.

Parece que le gusta que recuerdes – rió.

Apareció Rose junto con su pequeña hija, Molly, en brazos. Una niñita dulce y tierna, pero no por eso menos fuerte. Unos ojos celestes de Rosalie y el cabello carbón de su padre. Unas facciones aniñadas y los hoyuelos en sus bonitas mejillas.

Vamos! Es hora de la foto familiar – insistió. Pude ver a Alice, ya ubicada, en un sofá con su hijo de apenas 6 meses, Ethan, y su esposo a un costado.

Ethan y Nessie terminaran juntos – canturreé para Edward. Sé que es extraño que le busque a mi hija un esposo, aunque no haya nacido siquiera, pero era divertido.

Me gusta Ethan – aceptó, aunque un poco indeciso–. Le tendré más confianza a el que a cualquier otro. Y creo que Tony con Molly, también.

Oh! – chillé emocionada.

Muy bien –habló Jake, el fotógrafo – Sonrían!

Si! – gritamos.

Ethan de fondo se carcajeo, por primera vez, y todos lo seguimos. Movió su melena dorada, debajo del mentón de su madre y esta rió. Abrió sus ojos, iguales a los de Alice, y sonrió a la cámara junto a nosotros.

Buenas, buenas! Esto nació de una apuesta que le hice a mi mejor amiga, y decidí plasmarla acá jajaja. Lo sé, soy malita, pero bueno...

Si les gusto las invito, cortes y amablemente, a dejar un bonito y amistoso comentario. A las que no, también con ayuda productiva.

Besos y mordisquitos ;).