Imaginación

Linda se para frente al espejo y baja el cuello de su blusa desabrochada, para apreciar su hombro, redondo y pálido. Han pasado varios meses desde que sabe lo que sabe y probablemente ese sueño que despierta al caer la tarde, sangre naranja en los ventanales, es producto del insomnio y los nervios de una mujer destrozada.

De haber tenido el coraje de pedirle a Mello para huír juntos, ¿qué habría hecho él? (Linda quiere llorar y sus huesos todavía sin desarrollar, tiemblan con la sacudida de odio contra sí misma. Sabe que jamás le hubiese sido posible decidirse a hacerlo: no tenía ni tiene ahora, las agallas que se necesitan para dejar lo poco que le pertenece atrás). Probablemente dejarla, ignorarla.

Es duro imaginarle obviar todos sus esfuerzos y marchar por la puerta, como si nada.

La tristeza es una soga en su cuello, pero logra atenazar con las manos temblorosas, bañadas en sudor tibio, un poco de esperanza. Mello la llevaría, si ella pusiera toda la pasión que duerme en su interior, volcada por entero en sus ojos, ambos temblorosos. No sería tierno, niño arisco. A regañadientes, ofendido por su osadía y dolido por el vistazo que ha dado a los posibles desenlaces.

El alba aún no despunta, pero él se la lleva, tironeándola de la muñeca, obligándola a ir calle abajo hasta las zonas peores, a buscar transporte. Escaso equipaje y lágrimas mudas, que temen molestar con la pirueta realizada en la mejilla. Así es como daría inicio. Mello y ella viajarían juntos a Los Ángeles, tras robar una pequeña tienda de abarrotes y saquear las cuentas bancarias de un par de conocidas estrellas de rock. Linda comenzaría a hacer bocetos de Mello en diferentes posturas (siempre cuidando de trabajar mientras que él duerme) y llegaría a tener más cincuenta al terminar el viaje.

Primer viaje. El resto a penas comenzaría.

Linda sería celada y bombardeada con recriminaciones de toda clase a diario desde el día en que partieran juntos hasta… la noche del Informativo. Conspirarían juntos durante el día (ella se sentiría inútil, porque no sería lo suficientemente hábil como para darle la ayuda que podría significar Matt o Near en su lugar, inverosímil) y por la noche, Mello se iría a la calle, para hacerse un lugar en el mundo criminal.

Y nada. Ser considerada su hermana por unos, su esposa por otros y nunca suficiente valor para declararle un amor cuya existencia es palpable pero no tan consistente como para resistir las embestidas del mundo real. Esconderse de las miradas que Mello consideraría peligrosas y esperar a que triunfe en su misión, ayudándole como hacker de tercera y pintora excelente (apoyo moral).

Al final, sobreviviría, como una rata encerrada en su departamento.

Los ojos se le llenarían igualmente de lágrimas al oír la noticia y se jalaría también los cabellos, cayendo de rodillas.

Al final, Linda vuelve a su realidad y el corazón le duele de envidia al pensar en las mujeres que contempla por la ventana, casi a kilómetros de distancia del suelo.