Buenos días, Ángela – saludé a mi secretaria.

Mi nombre es Isabella Swan y tengo 26 años. Soy abogada y tengo mi propio estudio jurídico. Soy unas de las mejores en los Estados Unidos.

Mi padre, Charlie Swan, es también abogado. Mi madre, Renee, es decoradora de interiores y exteriores; y mi hermano, Emmett, de 30 años y arquitecto, está casado con Rosalie Hale hace 5 años. Tienen un par de gemelos de 4 años, Molly y Matt. Ambos con ojos celeste como Rose, pero Molly con cabello rubio y Matt con cabello oscuro como Emmett.

Buenos días, Bella – saludó –. En 20 minutos vendrá un señor, Edward Cullen. Necesita que lo asesores.

Gracias. Cuando venga, por favor, tráenos café – pedí mientras entraba a mi oficina.

Dejé mi chaqueta en el respaldo de mi sofá, descansando con desenfado. Colgué mi cartera y apoyé el maletín sobre una esquina del escritorio de madera oscura.

Ya llego – oí la voz de Angie por el intercomunicador.

Hazlo pasar – acepté.

Me senté frente al escritorio y prendí la computadora. Oía como unos pasos firmes se acercaban por el pasillo.

Adelante – contesté cuando tocaron la puerta. Ella se abrió y vi entrar al ser más hermoso del mundo.

Buenos días, doctora – saludó el dios griego. Tosí un poco para intentar que no se note mi nerviosismo. Porque vamos, no siempre te llega un, casi, modelo para defender. –. Mi nombre es Edward Cullen y preciso de sus servicios.

Buenos Días, mi nombre es Isabella Swan. Y dígame en que me necesita – pedí saber mientras me inclinaba hacia atrás en el asiento

Necesito que me defienda en unos casos: en adulterio y violencia mental y física infantil – explicó diciendo este último tenso como una roca.

¿Contra quién se debe eso? – pregunté preocupada, demasiado, con la violencia infantil.

Mi futura ex esposa, Victoria Sutherland – contestó seco.

Luego de la charla, decidimos pedir una entrevista para el juicio en el juzgado para tres meses, ya que antes no había.

Buenos días, Isabella – Edward entró a mi despacho. Se corrió de la puerta y dejó entrar a un niño

El pequeño era un vivo calco de su padre. Cabello cobrizo y desordenado, unos orbes verdes atrapantes y su belleza característica. Tenía unos rasgos distintos, de su madre seguramente.

Buenos días, Edward – sonrió. Me hinqué junto al pequeño y lo miré con ternura -. Hola, pequeño. Soy Isabella, ¿tu?.

Anthony – sonrió tímidamente.

¿Sucedió algo, Edward? – pregunté extrañada.

Se sentó frente a mí, por una de las visitas para la entrega de pruebas, y suspiró enojado.

Victoria – lo dijo como si fuese un insulto -. Me tiene harto! Me hace los mil y un problemas cuando voy a buscar a mi hijo. Amenaza con suicidarse si nos separamos…

Calma – hablé con comprensión. Había tenido casos iguales o peores -. Es normal. Son manotazos de ahogado. Veras como todo se arreglara. Solo hace falta tiempo.

Los meses y días pasaban. Ya faltaba un día para el juicio

En verdad. Gracias, Bella – me agradeció otra vez.

Nos habíamos hecho amigos, y con su hijo. Me resistí, intenté no serlo. Debía mantener mi postura profesional. Pero cuando hablábamos… era todo tan fluido, tan normal. No lo pude evitar.

Edward, escucha. Es mi trabajo. Además con un niño no se juega – dije con un nudo en la garganta –. Es muy hermoso y tierno Anthony.

Si. Es la luz de mis ojos – asintió con adoración.

Recuerda: Mañana a las 10, en el juzgado – le recordé mientras íbamos a la calle.

Si. Gracias, Bella – agradeció, pero luego de buscar en sus bolsillos se giró hacia mi otra vez –. ¿Puedes tener a Tony un momento?.

Sí, claro. Ve – vi como el pequeño venia sin prisa a mi lado. Lo tomé en brazos y estuvo a mi altura.

Huda, Bella. Mañana nus vamus a ved, ¿nu? – pregunto mirándome con sus ojitos verdes.

Claro que si, cielito – respondí con ternura.

Bella – llamó mi atención nuevamente –, te quiero – escondió su rostro en mi cuello.

En ese momento mi corazón se contrajo de amor y la recordé.

Yo también, cielo – e hice lo mismo.

Bella – volvió a llamarme y yo reí.

¿Si, Toni? – pregunté acariciando su cabello.

Edes muy linda – dijo dándome un besito en mi mejilla.

De eso no cabe duda, cariño – respondió Edward detrás de mí –. Vamos, hijito.

Chau, chicos – saludé y comencé a caminar a paso lento hacia la parada de taxis. Pero la curiosidad mató al gato y escuché lo que hablaban padre e hijo.

Papi, vamus a id a cata? – preguntó Tony.

No, hijito. Tu papi tiene la cabeza en cualquier lado y perdió las llaves – respondió con risa –. Así que ahora iremos a un hotel, por suerte traje las tarjetas.

Edward – lo llamee. –, siento haber escuchado. Pero… si quieren pueden quedarse en mi casa. Tengo unos cuartos de huéspedes.

Gracias, Bella. Pero va a ser mucha molestia – explicó –. Además, puedo ir a un hotel. No tengo problemas en eso.

Edward, no son molestia – le explique con sinceridad

Vamus a lo de Bellita! – empezó a canturrear y bailar Tony.

Está bien, gracias – agradeció luego de habernos reído por la reacción de su hijo –. Pero yo te llevo, veo que no trajiste auto.

Si, es verdad. Mi auto esta en el taller – confesé levantando mis manos –. Vamos así podemos llegar y hacer la cenar. Tal vez, también, algunas galletas para Tony.

Shi! – gritó desde el asiento trasero– Gatetitas! Dicu, dicu.

Este es el cuarto de Tony – informe, entrando al cuarto que utilizaba cuando venia Matt. Tony empujó a su padre y se tiró de lleno en la cama –. Aquí tiene algunos juguetes por mis sobrinos.

Y este el tuyo, Edward – mostré el color beige –. Te di este porque no creo que te guste el rosa.

Gracias otra vez, Bella – dijo acercándose a mí. MUY cerca.

N-No hay de q-que – tartamudeé al rozar su nariz. Estábamos por besarnos cuando Anthony comenzó a gritar que le gustaba el cuarto. Bendito seas Tony –. Iré a preparar la cena.

¿Bella – me llamó Toni desde la puerta de la cocina –, puedu ayudarte a pleparad la cena?.

Gracias, chiquitín – agradecí –. Te daré los utensilios y tú los acomodas en el living, ¿vale?.

Uki Duki – aceptó. Corrió hasta el living y oí como iba de un lado a otro, acomodando y colocando todo. A los minutos volvió–. Termine. ¿Ahuda?.

Bien. La carne ya la coloque en el horno al igual que las papas. Hagamos el postre. ¿Quieres torta de chocolate y vainilla? – pregunté hincándome a su lado.

Shiiii! Quedu. Empetemus – dijo remangándose las mangas del sweater. Le coloqué un delantal para no manchar su ropita y un sombrerito. Era muy cómico. Luego de tomarnos una foto empezamos con la torta.

Listo. Ufff. Al fin - dije colocando la torta en el horno. La cocina había quedado desastrosa. Antes era negra y blanca, ahora era toda blanca.

Creo que se divirtieron, ¿no? – bromeó Edward, entrando, recién salido de la ducha, con su pelo mojado. Y bum! Una corriente eléctrica a mi vientre bajo. De solo pensar que Edward estuvo hace unos momentos en mi baño, mojado y desnudo… es un pensamiento para mayores de 18 –. Lo siento, Bella. Por esto – y señalo la cocina.

No importa, Edward. Además nos divertimos mucho haciendo la torta – expliqué revolviendo el cabello del diablillo –. Pasa siempre con mis sobrinitos. Es costumbre.

Claro, pero yo te ayudare – por lo que bufé y el rió –. Nada de bufar, señorita. No es justo.

Bueno, papa – bromee–. Ahora vamos a comer que si no se enfriara.

Este delicioso, Bella. Ya quiero probar esa torta – alagó Edward, mirándome intensamente.

Gracias. Pero aquí el chef fue Toni. El cocino todo, ¿no? – pregunté, rehuyendo de la mirada de Edward, que ya había causado un gran problema al sur de mi cuerpo.

No, Bella. Yu te ayule, vus cuchinastes – explicó y remarcó -. Pedu yu te ayule.

Bien, Toni. Ahora ayúdame con las cosas mientras Bella corta la torta – pidió Edward llevándose los platos.

Después de que llevaron todos los utensilios y los colocaron en el lavavajillas, cogimos otras vasijas para el postre.

Te ayudo, ¿quieres? – Preguntó Edward, colocando su mano sobre la mía mientras cortaba la torta – Debe estar deliciosa, igual que la cocinera.

Mmm… bueno, gracias – dije intentando de no parecer nerviosa –. Vamos, Toni debe querer comer torta.

¿Bella – me tocó la pierna luego de comer su trozo –, puedo id al cuadtu?.

Si, cielo. Ven que te llevo – lo tomé en brazos. Apoyó su cabeza en mi hombro y ronroneó. Yo reí por lo bajito.

Te quiedu, mami – murmuró dormitando. Mi corazón empezó a latir frenéticamente por ese pronombre.

Yo también, Toni – besé su cabeza y me giré a Edward, quien nos veía con ternura –. Lo llevaré al cuarto y ahora bajo.

Volví – dije bajando la escalera –. Lo dejé en mi cuarto porque estaba más cerca. Luego lo llevo al otro.

Ah! – medio gritó desde la cocina, por lo que salí corriendo. Debo admitir que esa escena fue bastante cómica.

¿Qué te paso? – dije riendo apoyada en el umbral de la puerta.

Quise saber si el suelo estaba frio – dijo sarcástico. Le extendí la mano, pero cuando se intento levantar nos caímos ambos al suelo –. Creo que tu también querías, ¿no?.

Jajaja. Graciosito. Ahora vamos – intenté levantarme pero me tomó de la cintura y capturó mis labios con los de él. Al principio me quedé estática pero mi voz interior hablo. Bésalo, estúpida. Tienes la oportunidad servida al plato!.Y por obediente que soy, le hice caso –. Lo siento, no quise incomodarte.

Yo no lo siento – dijo con una sonrisa, y otra vez una piscina entre mis piernas–. Bella, me enamore de ti y quisiera intentar algo contigo. Pero si no sientes lo mismo por mi te entiendo.

Edward, me sucede lo mismo – murmuré escondiendo mi rostro

¿Entonces quisieras ser mi novia? – preguntó tomando mi rostro y acariciando mi mejilla -. Entiende que sea un poco apresurado, pero ya te tuve 3 meses lejos, no puedo soportarlo más.

Si – murmuré silenciosa. Sacó mi labio, que tenia aprisionado contra mis dientes, y lo tomó en entre los suyos.

Luego de limpiar toda la cocina, tomamos un café y nos fuimos a ver a Tony dormir pacíficamente, abrazado a un juguete.

Es un hermoso niño – alagué mientras apretaba las manos de Edward en torno a mi cintura. Esa escena me pareció muy familiar. La típica pareja viendo dormir a su hijo, lo que daría por ser su verdadera madre.

Si. Un hermoso niño que ahora tiene una mami igual de hermosa, ¿no? – susurró en mi oído.

Sip. Ahora vamos a dormir – dije mientras entrabamos al cuarto –. Toma. Es un pijama que tengo cuando viene mi hermano o mi padre aquí.

Menos mal – dijo quitando su ceño fruncido -. Creí que era de algún novio antiguo.

Calma, celosito. Ahora vete a cambiar – lo empujé al baño y cerré la puerta. Mientras él lo hacía, yo también. Un short blanco y una camiseta con tiras finitas terminaban mi juego. Oh y claro, un par de calcetas.

Ven, tengo frio – dijo acostado, esperándome.

¿Y crees que te puedo calentar? – pregunté burlona, parada frente a la cama.

Más que lo que tú piensas – dijo arrodillado en la cama, frente a mí. Yo mordí mi labio y negué. Me recosté de lado y él me abrazo por la espalda -. Buenas Noches, Bells. Te quiero.

Buenas noches, Ed. Yo igual – dije y caí en la inconsciencia, mientras el tarareaba una extraña, pero no por eso fea, nana.

Arriba, Bella durmiente – me susurraron en el oído –. Arriba, hoy es el juicio.

Listo! – dije ya parada en el suelo –. ¿Cómo es que estas vestido?.

Fuimos hace un rato con Tony a casa. El portero nos abrió la puerta. Por cierto, las llaves habían quedado en casa. Ahora prepárate tú y luego baja que tenemos tu desayuno – informó cerrando la puerta

Fui hacia la ducha y me metí en ella. Realmente ahora si estaba nerviosa. Estaba por ver a su ex esposa, ya que hace unos 4 días firmaron los papeles de divorcio. Podría quedarme mucho tiempo en la ducha, pero hoy era importante, así que sali y me metí, literalmente, dentro del armario por un buen conjunto para el juicio.

Busqué y encontré algo sencillo, pero elegante. Un vestido de tiras anchas negro por las rodillas. Una chaqueta elegante blanca. Unos tacones y cartera de igual color al vestido.

Sequé mi cabello y dejé que caiga al natural. Delineé mis ojos por dentro, en el parpado interior para ser más específicos; hacia mis ojos más grandes. Unas cuantas capas de rímel y gloss en los labios.

Buenos días – dije entrando en la cocina, mientras guardaba todo lo necesario en mi portafolios y cartera. Levanté mi vista y ambos me estaban sonriendo.

Bella – me preguntó Toni muy cerca de mí -. Papa me dijo que sun novios… Entonces, ¿puedu llamarte mami? – me miró nervioso e impaciente. Miré a Edward y me guiñó un ojo, en signo de aprobación.

Claro que si, cielo – dije besando su mejilla –. Te ves muy guapo, Toni. Hay que ver que ninguna nena quiera pegarse a ti.

¿Papi, huy vuy a tened que vulver cun Victoria? – preguntó serio.

Tenía lastima por su madre. Tanto la despreciaba el pequeño que ni mama la llamaba.

No, Tony. Para eso estoy yo, para que no vuelvas mas con las personas que no quieres – expliqué acariciando su cabello –. Ahora vamos que se nos hace tarde.

Buenos días, Dr. Witherlade. Señorita Sutherland, Señoría– saludé formalmente una vez en el juicio. Corrí mi silla y me senté al lado de mi defendido, Edward.

Que empiece el juicio – ordeno el juez golpeando el martillo.

Aquí se acusa a la señorita Sutherland de adulterio y agresión infantil – informó el abogado de Victoria –, pero todo es una blasfemia ya que no hay pruebas de tal cosa.

Objeción – dije, el juez cedió mi palabra -. Aquí hay pruebas contundentes. Y luego de observarlas no puedo creer como usted, Señorita Sutherland, pudo de haber agredido de esa manera a su propio hijo.

Usted no sabe nada del trato infantil, Dra. Nunca tuvo una hija – gritó James. El Juez lo miró serio y se calmó considerablemente.

Si que se – dije parándome del asiento como una fiera. NADIE se metía con mi hija –.Yo tuve una hija, y la criee por mucho tiempo.

¿Y donde esta, si no está aquí apoyando a su madre? – Acotó Victoria, con una sonrisa burlona y cínica.

En una tumba –desvié la mirada –. Necesito un receso, por favor. Disculpen.

¿Bella, que sucedió? – preguntó Edward cuando sali del baño más calmada.

Tuve una hija Edward, pero murió – sollocé, nuevamente –. Hace 3 años que murió mi niña.

Flashback

Estaba caminando por las frías calles de Nueva York, cuando un llanto llamó mi atención. Lo seguí y me topé con una niñita envuelva en mantas, y con sangre en todo su cuerpo. Era una recién nacida.

Calma, linda – le susurré a la pequeña, acariciando su cabeza. Su llanto cesó y corrí, prácticamente, al hospital que se encontraba 3 calles abajo.

Muchas gracias, Señorita Swan – habló el Sheriff, Benjamín -. Ya hemos avisado y traerán lo antes posible a una asistente social.

No será necesario – dije decidida, y el miró con confusión -. Yo la adoptare.

Así paso el tiempo, hasta que mi pareja que tuve, desde que la niña tenía 5 años, Mike Newton, volvió borracho.

Unos sollozos me levantaron de mi sueño. Extrañada me coloqué la bata y bajee hasta la planta. Mi corazón se partió en dos.

Bella – susurró Mike. Lo ignoré y corrí al lado de mi hija. Yacía en el suelo, con sangre a su alrededor.

Cielito – sollocé, abrazándola a mi cuerpo. Me lo devolvió con las pocas fuerzas que le quedaban y susurró algo.

Te amo, mami – luego de eso, dio un último suspiro y cayó en un sueño eterno.

MIA! – grité con lagrimas en mis mejillas.

Busqué al culpable de esta desgracia, pero ya se había marchado, dejando la puerta abierta.

FinDeFlashBack

Lo siento mucho, Bella – susurró abrazándome – podemos posponer el juicio.

NO!, Es mi trabajo y lo cumpliré. Más sabiendo que ustedes está de por medio – informe retocándome el maquillaje y saliendo hacia el salón.

¿Está segura Dra. Swan, que quiere seguir? – preguntó el juez con cautela.

Más que segura – dije sentándome con una máscara de frialdad pura, aunque por dentro lo que más quería era llorar.

Seguimos con el juicio, entonces – informó pegando con su martillo, nuevamente.

Llamo al estrado a la señora Sutherland– pedí fríamente. Esta se levantó y se sentó en el nombrado. La miré de arriba abajo, con una mirada de desprecio y me giré.

¿Jura decir la verdad, y nada más que la verdad? – preguntó el oficial.

Lo juro – dijo girando los ojos. Esto será fácil.

Primera pregunta. ¿Es verdad que usted agredía tanto verbal como físicamente a su progenitor? – pregunté apoyando mis manos de golpe en la pequeña del estrado. Ella saltó del susto y me miró con odio. Yo solo levanté mi ceja, ignorando sus gestos.

No – dijo con la voz temblorosa.

Segunda pregunta, ¿Es verdad que usted engañaba al señor Cullen? – inquirí apuntándolo. El suspiró y masajeó sus sienes. Me sentía mal por él, por tener que pasar todo esto.

No – volvió a decir, removiéndose incomoda en su asiento.

Ultima pregunta. ¿Usted sabia que mentir en una corte implica condena perpetua? – la miré fijamente.

Si – asintió, con una máscara de firmeza.

¿Entonces por qué no lo lleva a cabo? – sonreí.

Porque eso me delataría– se delató. Un silencio sucrupsal se formó -. Digo… digo…

Tengo pruebas de que todo lo que negó la Señora Sutherland son blasfemias – informé con casetes en mi mano, mostrándoselos a la audiencia y el juez. Se los mostré a James, el solo me miró con odio y sonreí.

1. Aquí tenemos un video de cómo agrede a su hijo. Pido por favor que se lleven al niño – pedí y me acerqué a Edward –. Edward, ¿quieres irte mejor?.

No. Quiero ver que le hizo a mi hijo – miró con odio, a la mujer que amo en algún momento–. Ahora ve.

Bien. Prueba numero 1 – hablé fuerte y claro.

Le coloqué play y todos lo apreciaron. Aparecía ella de perfil, pero aun así se notaba su rostro. Se encontraban en la cocina, a esta instancia Edward dudaba de ella y por eso las cámaras.

Te he dicho que no comas galletas, niño estúpido – le pegó en su cabeza y el pequeño comenzó a llorar. Ella le dio dos cachetadas, lo tomó de un brazo y lo tiró dentro del corral. Cerró la puerta de la cocina y dejó al niño llorar.

Maldita! Es tu hijo, también– gruñó Edward, por lo que medio corrí a él para calmarlo.

Cálmate, Ed. Ahora sí quiero que te vayas. No quiero que veas esto – pedí, pero hizo caso omiso a mi pedido. Suspiré resignada y me dirigí a colocar el otro casete.

2. Aquí tenemos fotografías de la señora Sutherland con su amante de este mismo año – y mostré las fotografías por medio del video y luego al juez las del papel -. Quien es su abogado, James Witherdale.

Muy bien, señores, está todo dicho. Tendremos un receso de 1 hora para dar el veredicto final – informó el juez yendo a su despacho con el ceño fruncido.

¿Pueden calmarse? – pedí.

Estábamos los 3 en la cafetería. Edward y Anthony caminaban de un lado a otro. yo los miraba divertida.

NO! – gritaron ambos y siguieron con su labor

Okey. Ya comprendí – dije terminando mi café –. Iré a la toilette antes de entrar.

Papi – lo llamó Tony -. Yo también quiedu ir.

Okey – asintió y lo tomó en brazos. Lo demás no lo oí porque ya salía de la cafetería.

Entré en el cubículo e hice lo que necesitaba. Lavé mis manos y mientras caminaba gritaron a mis espaldas.

Tú, maldita perra – me gritó Victoria, a mis espaldas. Miré a los lados y estábamos solas en el pasillo del baño –. Tú, te robaste a mi hijo y mi esposo.

No te robe a nadie – dije levantando mis manos –. Tu sola lo has hecho, con tus agresiones y engaños. Ahora debo seguir con el juicio, permiso.

No te vas – y me tiró contra la puerta del baño de hombres –. Me las pagaras.

Vete, Victoria. Ahora – ordenó Edward, abriendo la puerta del baño –. Vete, si no quieres que pierda el poco respeto que te tengo.

No quedara así – amenazó y se fue como el alma lleva el diablo.

¿Etas ben, mami? – preguntó Tony, pidiendo que lo cargara. Lo hice y besó mi mejilla.

Si, bebe. Ahora vamos – informe yendo al juzgado.

Bien, señores. Daremos el veredicto final – informó el juez sentándose –. Dada a las circunstancias y las pruebas de la Dra. Swan sobre la señora Sutherland. Se declara culpable por adulterio y agresión infantil a 10 años sin fianza. También se le otorga la custodia completa del menor al Señor Cullen – golpeó el martillo, dando como finalizado este caso.

Gracias, mi amor – susurró Edward sobre mis labios, una vez que estuvimos fuera –. Ambos te agradecemos.

No hay de que, todo por la familia – dije tomando a Toni en brazos y girándolo, el solo rió y se abrazó a mí.

10 Años Después

Un día me lo prestaras – exigió Alice, señalando mi vestido.

Con Edward luego de 3 años de novios nos casamos. Quisimos una boda ''pequeña''. Pero para Alice, mi cuñada, son unas 200 personas. L aceptamos sin más, por la loca obsesión de ella y sus grandes eventos. Ella estaba con el hermano de Rose, Jasper, pero ambos se casaron un año luego de nosotros.

¿Y a mí, mami? – preguntó mi pequeña Nessie.

Al volver de la luna de miel nos enteramos que estaba de 3 meses de embarazo, mi pequeña Renesmee Carlie. Ya tenía 5 añitos y era una niñita hermosa. Cabello caoba, igual al mío, por mitad de su espalda, con unos orbes verdes iguales a los de Edward. Mis labios, según Edward, y mi pequeña y respingona nariz.

Los usaras cuando seas MUY grande – aclaró Edward, entrando a nuestro cuarto y tirándose en nuestra cama.

Es verdad, hermanita. Sería mejor que no los uses, así con papa no debemos espantar a los bichos que se te peguen – dijo Anthony riendo y tirándose como su padre. Mi, ya no tan, chiquito de 16 chocó los cinco con su padre con suficiencia.

Ey! Ustedes 2, dejaran que mi niña use los vestidos que quiera y que tenga los novios que quiera – iban a reprochar pero los corte –. ¿Entendido?.

Si – dijeron ambos con la cabeza gacha y con Alice reprimimos una risita.

Auch – me quejé al sentir una patadita en mi vientre. Estaba embarazada de mi 2 hijo, de sangre. Tenía 5 meses e iba a ser un niño.

¿Qué sucede, cielo? – preguntó Edward, sentándose a mi lado y acariciándolo.

Nada. Nuestro pequeño pateador, presiento que será muy fuerte – dije riendo con una mueca de dolor y risa.

WOW! No lo dudo, Bells – aclaró Alice con una mano en mi vientre –. Vamos abajo, Carlisle nos dice que ya está el almuerzo.

Carlisle y Esme eran mis suegros, y las personas más dulces que jamás había visto. En verdad me tomaban como una hija más, y yo como mis padres.

¿Y cómo anda este pequeñín? – Pregunto Carlisle a mi lado –. Bells, tus padres me pidieron que te diga que no podrán venir. Sus empresas están que rebalsan

No importa, Carlisle. Estuvieron en casa todo el embarazo, deben ir a trabajar en algún momento – dije con sinceridad.

Eres muy buena, Bella. Vales oro – apretó mi mano. Se levantó sonriente y llamó a toda la familia -. Ahora a comer que mis nietitos creo que tiene hambre.

Disculpen – dije yendo a atender mi celular de trabajo.

Hola, Bella –saludo Angie–. Tenemos el caso del señor Riley Biers.

Hola, Angie. Que sucede? – pregunté interesada.

Tenemos el juicio en 5 días y recién hoy me avisaron contra quien lo defenderás–dijo muy nerviosa, esto no me olía bien.

¿Y quién es? – pregunté impaciente.

Victoria Sutherland –dijo nerviosa–, la ex esposa de Edward

¿QUE DEMONIOS DICES? – Grité, ganándose miradas de mi familia –. Hoy a las 16 estoy en el estudio. Nos vemos.

¿Qué sucede, Bella? – preguntó Edward en cuanto volví a la mesa.

Tengo otro caso que atender – y me miró como restándole importancia –, contra tu ex esposa. Apenas sale de la cárcel ya tenía que volver a joder la vida.

¿QUE? – Gritó abriendo sus ojos –. Estás loca si iras. Imagínate si quiere hacerte algo.

Es mi trabajo – dije seria y mirándolo de la misma manera–. Yo tampoco quiero, pero debo.

Bella, dijo que se iba a vengar! – habló Edward entre dientes -. Va a ser el mejor momento. La conozco y sé que cosas es capaz de hacer.

Tu iras – ordenó mi hermano, levantándose y calmando a Edward –. Pero con todos los hombres de la familia te mantendremos a salvo. Seremos tu sombra. Ahora cálmate, Ed, y comamos en paz que tengo hambre. Joder!.

Adoro tu sentido del taco, Emmy – dije irónicamente. Me volví a sentar y terminé de almorzar.

Luego de terminar el almuerzo fuimos con Edward al estudio. Anthony había quedado shockeado con la noticia, pero luego de hablar con él se calmó y lo dejamos con Nessie.

Tal como me había informado debía pelear con ella nuevamente, aunque ahora por intento de homicidio. Todas las pruebas estaban guardadas y listas para el juicio en mi portafolio.

Los días pasaron y ya era la mañana del juicio. Todos estaban en casa para el desayuno. Hasta mis padres vinieron para apoyarme y protegerme.

Me duché y a los minutos salí para buscar mi ropa. Un vestido bordo, 5 dedos por encima de la rodilla, unos tacones negros y una chaqueta forma de igual color. Dejé mi cabello al natural y me maquille como siempre: sombra color carne, delineador, rímel y gloss.

Buenos días – entraron James y Victoria. Ambos tenían sus ropas corridas. Ella tenía su labial por toda su boca.

No me digas que llegaron tarde por… Oh, Dios!

Bien. Una vez ubicados en sus lugares procederemos con el juicio – informó el juez, que casualidad que fue el mismo de la última vez. Me miró y me sonrió.

Acuso a la señora Victoria Sutherland, por intento de homicidio a Riley Biers, a condena perpetua sin fianza – comencé –. Cabe aclarar que tenemos pruebas contundentes de que la acusada, aquí presente, es culpable.

1. En la vestimenta del señor Biers se encuentran cabello de la acusada.

2. La acusada tenía un gran rencor sobre la víctima.

3. Hay huellas digitales de la acusada en el cuerpo de la víctima. En especial el cuello y el cuchillo que quiso utilizar para el homicidio.

Objeción! –gritó James, por lo que el juez se lo concedió –. Debemos saber también si el Señor Biers no provocó a la señora Suhterland para que haga eso, ¿verdad, Dra.?.

Esta en lo cierto, Dr. – y miré al público, luego al juez–. Pero aquí tenemos pruebas de que la víctima estaba fuera del país y no tenia conexión alguna con la acusada desde la preparatoria. No la llamaré, Señorita Stuherland, nuevamente al estrado. No quiero que vuelva a mentir como 10 años atrás, ¿recuerda?.

Bien, señores. Nada más que decir. Tendremos un receso para saber la última respuesta – informó el juez y se marchó, con el mismo gesto que la última vez.

Hija, eres excelente -alagó mi madre-. Este pequeñín seguro saldrá igual que su madre.

No lo sé, creo que nos saldrá un boxeador. No sabes cómo me patea – dije frotando mi vientre –. Amor, me traes algo de beber ¿por favor?

Si, cielo – dijo, yendo a buscar un poco de zumo de naranja, mi favorito.

Lo tienes hecho un bobo, hermanita – bromeó Emmett, comiendo una dona, que extraño él con comida en su boca –. Hace todo lo que pides y ahora más que estas esperando a su otro hijo.

Es verdad – confesó mirándome con ternura y llegando con mi agua. Me la entregó y bebí un sorbo –. Pero ahora apúrense que debemos irnos.

Riley, cálmate. Vamos a ganar – alenté frotando su espalda. El me miró y me dio una pequeña sonrisa.

Muy bien, señores y señoras. Aquí el juez dará su veredicto – explicó el oficial.

Basado a las pruebas obtenidas de la Dra. Swan, y de lo poco que obtuvo el Dr. Witherlade, claro si agregamos que a la señora Sutharland ya estuvo en prisión por adulterio y agresión infantil: La declaro culpable y la condeno a cadena perpetua – dio el martillo contra la mesa y el caso quedó cerrado.

AH! – grité mientras caía.

Victoria se me había tirado sobre mi y comenzó a pegarme en el vientre, y si que dolía!.

BELLA! – gritaron todos. Pero de un momento a otro se volvió negro. Lo único que rogaba es que mi pequeño este bien.

.

.

Anthony, deja a tus hermanos tranquilos – ordené desde la cocina.

Ya hace unos meses había tenido a mi bebe, pero todos nos dimos un gran susto. En especial Edward, que tuvo que presenciarlo…

Flashback

Luego del golpe todo se volvió negro.

Bella, mi amor. Por favor, despierta – pedía una voz aterciopelada, Edward.

¿Qué sucedió? – pregunté sentándome. Grave error! Mi cabeza comenzó a zumbar.

Tuvimos el juicio, lo ganamos. Victoria se abalanzó sobre ti y comenzó a pegarte. El golpe de la caída produjo tu desmayo – explicó, acariciando mi mejilla.

Pero mi bebe está bien, ¿verdad? – dije nerviosa, tocando mi vientre.

Si. Solo que el embarazo ahora en más estará muy riesgoso. Debes tener mucho cuidado – explicó Alice acariciando mi mano.

FinDeFlashBack

¿Mami, que vamos a comer de postre? – preguntó Nessie, con Braian en brazos. El tiraba se su cabello y lo baboseaba.

Helado. Lleva las cosas para el living así lo sirvo allí – pedí dándole unas cucharas.

Los embarazos te sientan de maravilla, cielo – me ronroneó Edward en el oído. No sé si tan bien, pero me afirmaron las curvas del cuerpo y no podía quejarme –. Creo que te embarazare más.

OLVIDALO! La fábrica ya ha cerrado – informé.

Aunque, reconsiderándolo en este momento, podría llegar a aparecer algún otro pastelito. Pero prefería dejarlo en secreto, antes de que Edward quiera empezar a hacerlo ahora.

¿Mami, como se conocieron vos y papi? – preguntó mi princesita, comiendo helado. Lo miré y me regaló mi sonrisa preferida.

Gracias a un juicio – besó mis labios y comenzamos a contarle la historia.

Tony, de vez en cuando, contaba algo, ya que el también fue un personaje importante en nuestra historia.

Buenas tardes por aquí, buenas tardes por allá.

¿Qué les pareció mi ONE SHOT? ¿Tomatazos o rosas?. Déjenme un bonito review y cuénteme.

Besos y mordisquitos ;)