Estoy de vuelta con una historia que ya hace mucho publique en otra página, espero que les guste y que le den una oportunidad.
Atte: inariama-chan :]
La danza del dragón
Capítulo 1: El comienzo de nuestro baile.
El sol estaba a punto de ocultarse, la pradera lo presentía, los pájaros revoloteaban y los girasoles parecían quedarse dormidos; la pequeña niña que hacía ya más de media hora que corría, la cual estaba jugando con su joven madre, ahora se detenía. El camisón ya no estaba limpio, ahora estaba completamente manchado de barro, miraba hacia atrás, sus ojos enormes y de color azul se iluminaron.
— ¡Apresúrate Mami que el sol está a punto de ocultarse!
La joven madre miro a su pequeña, y sabía bien que el sol se escondería, corrió a su lado y le dio un gran abrazo.
—Kagome, ¿Cuál es la prisa? —dijo mirándola ahora.
—Papi volverá hoy.
—Así es, pero será por la noche.
—El sol se ocultara mami y será de noche, entonces papi vendrá.
La niña fue abrazada de nuevo por su madre, ella nunca quito sus ojos azules del sol y ahora podía ver como se ocultaba lentamente y cuando se hubo oscurecido, una voz interrumpió el silencio.
— ¡Abuela! —había gritado la niña.
La madre dejo a la pequeña ya que vio lágrimas en los ojos de la recién llegada, algo había pasado.
— ¿Qué ocurre madre? —dijo la joven mujer.
—Es Alan.
— ¿Qué pasa con él?
—Su avión se ha estrellado.
La pequeña no entendía por qué su madre se había arrodillado ante su madre y el hecho de que su abuela lloraba amargamente y aún más no podía comprender la mirada que ambas le daban, una mirada de lastima y frustración.
Sus ojos se abrieron rápidamente, de nuevo aquel sueño regresaba a su mente, se incorporó en la cama y miro el reloj de mesa.
—Creo que me levante demasiado temprano, aun son las 6:00 am.
Dejo el reloj y se quitó las sabanas de encima.
—El calor ya comenzó.
Se levantó rápidamente y se asomó por la ventana de su habitación, miro el enorme jardín, lleno de bellas rosas amarillas.
—La abuela estaría feliz.
Miro hacia una esquina de la habitación y ahí estaba un retrato de su querida abuela la cual había muerto ya hace 10 años.
—Si tan solo tú y mi madre se hubieran quedado más tiempo conmigo, yo no estaría tan sola y triste.
Había escuchado un ruido y sabía muy bien que provenía de la habitación de aquella chica.
—De nuevo se ha levantado temprano esa niña, son las 6:00 am y ella entra a las 8:00am.
La señora envuelta en un camisón se seda, el cual parecía ser muy costoso, se levantó y colocándose ágilmente su manta en la espalda salió de su habitación, recorrió los amplios pasillos y llego a la habitación, abrió estrepitosamente, encontrándose con su objetivo.
Se había sobre saltado por el ruido de la puerta, miro y sonrió ocultando su tristeza.
—Abuela, pensé que aun dormías.
—Me has despertado—dijo seria.
—Lo siento, pero es que hoy es el aniversario de la muerte de mi madre.
—Ha se me había olvidado, le pediré a las sirvientas que lleven flores.
—Pero abuela eso no tienes ningún significado, se supone que debemos llevarlas nosotras en señal de respeto.
—Sabes que no puedo, tengo que estar en el negocio, no tengo tiempos para esas cosas.
—Abuelita no digas esas cosas mi madre no era lo que tú crees.
—Aun no entiendo cómo es que mi hijo se vino a fijar en una mujer como tu madre, una nefasta bailarina.
—Abuela no insultes a mi madre, además ella era muy buena en eso y dejo todo por mi padre y por mí.
—Ya lo creo, pero Kagome, si tu madre murió a los pocos meses de la muerte de tu padre, realmente quería más a tu padre que a ti.
Estaba tan acostumbrada a los nada rebuscados insultos de su abuela que simplemente los ignoro, en estos 10 años que había estado viviendo con ella se dio cuenta de que llorar, patalear o refunfuñar no servía de nada; así que empezó a involucrarse más en la danza y sobre todo en el ballet como su madre, aun recordaba los gritos de su abuela al enterarse, pero simplemente no le importaba. Ella sabía que muy en el fondo, si la quería, era solo que se sentía tan mal por la muerte de su hijo que tenía que culpar a alguien, y eso era normal.
—Has terminado ya abuela, si me disculpas tengo que bajar a desayunar.
—Hay niña, anda ve, que yo tengo que ir a la oficina.
Kagome sonrió, siempre era igual, así terminaban todas las discusiones. Al pisar el primer escalón recordó un poco más. Su padre había muerto en un accidente, él era hijo de los dueños de la mayor empresa en comerciales y por lo tanto era codiciado. Su madre se deprimió tanto que dejo de comer y esto le había causado muchas enfermedades y posteriormente la muerte, solo tenía 5 años en ese entonces, su madre fue hija de una familia acomodada y era estudiante de preparatoria cuando conoció a su padre; fue amor a primera vista, pero su abuela, la dulce abuela había muerto por complicaciones en su presión, cuando tenía solo 7 años, fue ahí cuando supo que tenía otra abuela, la madre de su padre, era dueña de una empresa de comerciales, era frívola y muy poco comunicativa, pero nunca le había negado nada y por lo tanto nunca le falto nada, ni comida, ni ropa y mucho menos educación, había estudiado en las prestigiosas escuelas y ahora se encontraba en la Universidad más prestigiada de todo Hong Kong: Li Ka-Shing, estaba en su último semestre de la prepa y aun no sabía qué carrera tomar, pero eso era algo que tendría que pensar en unos cuantos meses más.
Se miró en el espejo, amaba ese uniforme, el de verano, una falda a cuadros con colores como el morado, el azul cielo y el verde, con tablones y arriba de su rodilla, y una blusa de botones y en el bolsillo derecho el emblema de la escuela y claro no podía faltar su moño, de encaje azul, dio una vueltas y sonrió.
—Presiento que este día será muy diferente a los demás.
Dicho eso tomo su bolso azul, del cual colgaba un llavero en forma de zapatillas de ballet. Su cabello lo llevaba en un chongo que era adornado por una cinta del mismo color, camino hacia la fotografía que estaba en su buro y sonrió.
—Este día será por ustedes.
Dicho eso salió de su habitación, camino hacia las escaleras, bajo y ya afuera de la casa, la esperaba una camioneta negra y el chofer, subió y partió a la escuela.
—Creo que es lo menos que debe interesarte—dijo la voz serena de un hombre.
El chofer lo miraba desde su espejo retrovisor, estaba hablando por teléfono.
—Después de clases voy y arreglaremos esto de la manera más fácil y eficaz.
El chofer volvió a ver su camino, el semáforo ya estaba en verde, siguió y pudo divisar la gran escuela.
—Ya vamos a llegar señor.
—Bien, venme a buscar a las 3 en punto.
—Claro.
—Y dile a mi padre que si esta escuela no me agrada, dejare de estudiar.
—Sí señor.
La limosina paro detrás de una camioneta negra, el joven salió y cerró la puerta tras él, acomodo su bolso y algo llamo su atención por lo que miro hacia su costado.
Kagome le había dicho a su chofer que viniera a las 3 en punto y también que comprara flores en el camino, girasoles de preferencia, se había bajado ya, y se acomodaba la falda y la mochila, y le dijo con una sonrisa a su chofer: ¡adiós! .Sintió que alguien la miraba, voltio y miro a un joven con cabellera platinada, sus miradas se cruzaron y por un momento los ojos dorados del joven le recordaron a la última puesta de sol que vio con su madre hacía ya 12 años.
Había mirado hacia la persona que había dicho: ¡adiós! Por extraño que pereciera le recordó a su madre, la cual había muerto cuando él tenía 7 años. No se había percatado de que los grandes ojos azules de la joven lo miraban, los ojos de su madre eran de un azul único, pero lo de esa joven también lo eran. Y fue cuando se había percato de que la estaba mirando fijamente, por lo que vio como la joven se sonrojaba y como volteaba rápidamente su cara, sonrió, eso le había parecido muy gracioso, y por extraño que fuera esa chica era un punto a favor, tenía el presentimiento que le gustaría esa escuela.
Aun podía sentir su rostro caliente, también había ignorado a los chicos que la habían saludado afablemente, pero es que ahora no podía dejar de pensar es ese chico, el cual nunca había visto. Ahora ya estaba en la puerta de su salón, se detuvo para respirar, aunque aún no se creía que hubiera corrido tanto, era la primera vez que se sentía acorralada y temerosa, la mirada de ese chico la cohibió demasiado, ahora rogaba a dios por que no se lo encontrara.
Sintió una mano en su hombro y se erizo por completo.
—Juro que no lo hice al propósito, lo siento —dijo cerrando los ojos y haciendo una reverencia, pero una risita conocida hizo que abriera los ojos y mirara a la persona frente a ella.
— ¿Ahora que fue Kagome? —dijo una joven con cabello castaño.
—No es gracioso Sango, ya te dije que no hagas eso.
—Lo siento, pero es que siempre llegas tranquila y feliz porque los chicos y chicas del instituto te saludan, así que pensé que lo estabas.
—Pues no.
—bueno, te tengo un chisme.
— ¿cuál?
—¡La noticia del año!, el hijo del multimillonario Taisho, ha venido a estudiar su cuarto semestre de diplomacia al instituto y eso no es lo mejor si no que lo echaron de su anterior escuela por golpear a un grupo de estudiantes y espera aún falta más, se dice que está involucrado con la mafia Americana.
—Pero Sango porque es bueno, si lo echaron.
—Kagome amiga, te quiero mucho pero realmente te falta malicia en la cabeza, a las chicas eso es lo que le atrae.
—A mí no.
—Bueno, pero a mí y a la mayoría sí, pero en fin lo preocupante y exótico es que esta en la mafia y lo llaman el dragón.
— ¿Dragón? ¿En la mafia? ¡Qué fuerte es eso Sango!
Kagome se quedó pensando por la noticia, se le vino a la mente infinidad de escenas, gente muerta, balas, el apocalipsis, espera…
— ¿No es el hermano de Inuyasha Taisho?, el que está con nosotros.
—Así es, es su hermano, tiene 21 años.
—Pero sango como va estar involucrado con la mafia, si es muy joven.
—Hay Kagome, eres tan inocente, no has leído los libros de historia, ahí hay mucha información, los de la mafia pueden ser muy jóvenes y Sesshomaru no es la acepción además era el líder de Kendo en su antigua escuela.
—Bueno luego me lo cantaras más a fondo ahora dejemos eso y entremos que tapamos el paso.
—Bueno.
—Kagome—la había llamado sango.
— ¿Qué pasa?
— ¿Qué haces?
— ¿A qué te refieres?
—Me refiero a que porque te escondes, le has dicho al maestro de educación física que tenías practica de ballet cuando en realidad solo te la pasaste encerrada en el baño y cuando teníamos practica en el laboratorio has dicho que te dolía la cabeza.
Kagome la miro.
—Y ahora estas detrás de mí, como un guardaespaldas.
—Lo siento, estaba nerviosa, es que no te conté algo.
— ¡Sango!
Ambas chicas miraron hacia la voz, una chica de cabellos rojizos les sonreía a ambas.
— ¿Qué pasa Ayame? —dijo Sango.
—Sesshomaru Taisho se ha unido al club de kendo.
— ¡QUE! —dijo Kagome.
— ¡Kagome!, pensé que estabas en la enfermería por tu dolor de cabeza—menciono la pelirroja.
—Ya estoy mejor, pero regresando al tema, ¿Cómo que se unió al club? Si el capitán es muy estricto y celoso con su equipo.
—Pues no sé, pero él está en el club—dijo Ayame emocionada.
— ¡eso quiere decir que se quedara en la escuela! —grito Sango emocionada.
Sesshomaru había salido del Dojo, realmente comenzaba a interesarse en esa escuela, se la había pasado bien, todos lo de su salón parecían admirarlo, los chavos habían platicado más de lo normal con él y las chicas se le habían acercado por su número de celular, pero él las ignoro con una sonrisa, y estas ya casi se desmallaban, eso le había parecido gracioso.
—Sesshomaru Taisho—había dicho un maestro.
Él se acercó.
— ¿Qué se le ofrece?
—A tu hermano lo está llamando el entrenador de baloncesto, ¿será que puedas llamarlo?
—Claro.
Se había retirado, con lo mucho que quería verle la cara, no lo odiaba, pero simplemente no lo soportaba, era demasiado infantil.
Kagome entraba al salón, Sango se había quedado a platicar con la loca de Ayame del chisme que rondaba por la escuela, camino hacia su banca y se sentó.
— ¡Hola Higurashi!
Kagome había quedado roja, que tuvo que ocultarlo con una sonrisa.
—Buen día Inuyasha.
—Pensé que estabas en la enfermería.
—He no, bueno ya me siento mejor y vine aquí al salón a descansar un rato, pero aún hay practica en el laboratorio, ¿Por qué no estás ahí?
—Me han suspendido de la clase por un mes.
— ¿por qué?
—Es que no estabas cuando mezcle mal las sustancias y casi ahogo a todos los estudiantes con el humo.
—No recuerdo eso, tal vez estaba practicando, pero bueno menos mal que no estuve ahí, no te ofendas, es que quería decir que…
Inuyasha le había colocado las manos en su boca, la chica lo miro con sorpresa.
—Deberás que así como bailas hablas Higurashi.
Le retiro las manos y sonrió.
—He escuchado que tu equipo quiere competir.
—Así es, tenemos fe que ganaremos la competencia.
—Contigo como capitana estoy seguro que lo harán, porque te he visto bailar.
Kagome se sonrojo.
—Es algo que hago por amor a la danza.
—No estoy de acuerdo con eso, tú realmente naciste para bailar.
—Gracias.
Kagome miraba como el comenzaba acercarse a ella, por mucho tiempo estuvo enamorado de Inuyasha Taisho, hijo del millonario Inu Taisho y de la difunta actriz Izayoi, y no olvidemos que muy popular entre las chicas y también por ser el capitán del equipo de baloncesto. Kagome nunca se hubiera fijado en él, pero en una ocasión cuando se había lastimado la muñeca ensayando, sola, el salió en su ayuda y la llevo al hospital, desde eso le había tenido confianza y con el tiempo nació el amor.
— ¿Qué pasa Inuyasha?
—No es nada, es solo que hoy luces muy tristes.
—Eres el primero que lo nota, ni Sango lo ha hecho.
—Es por tu madre, ¿no?
—Así es, hoy es su aniversario.
—También el de mi madre Kagome, que coincidencia ¿no?
—Más que una coincidencia creo que es algo que nos dio la vida para ser amigos.
—O para ser algo más.
Kagome se había callado y ambos se miraban, cuando estaba a punta de hablar la puerta se abrió, ambos miraron al que había interrumpido aquella atmosfera tan agradable.
Sesshomaru había preguntado en donde quedaba el salón de su hermano, un grupo de chicas lo había llevado y ahora que abría la puerta se encontró con su hermano y también con otra persona a la cual lograba reconocer.
— ¿Qué pasa Sesshomaru?
—El entrenador te está buscando, se suponía que estabas en el laboratorio por lo que fue a verte ahí, pero veo por qué no fuiste.
Kagome lo miro, era el mismo chico que vio por la mañana, de nuevo los recuerdos de su madre volvían, podía ver que ellos hablaban, pero no escuchaba, ¿pero por qué solo cuando miraba a los ojos a Sesshomaru le venía esos recuerdos?, ¿Por qué no cuando miraba a Inuyasha?, ¿Por qué?, su cabeza comenzaba a dolerle demasiado, se apartó de ellos y cerró los ojos, pero el dolor no se detenía.
— ¿y para eso me has interrumpido Sesshomaru?
Sesshomaru no le hizo caso, y pudú oír como las chicas que lo había acompañado charlaban.
—Oye Alice ¿no es ella la capitana del equipo de ballet?
—Si es ella, su padre es el que murió en un accidente de avión y su abuela es la dueña de la más grande cadena de comerciales.
—Parece que no se siente bien, creo que le duele la cabeza.
Inuyasha volteaba para mirarla, estaba arrodillada y tenía ambas manos en su cabeza, él se acercó a ella y le hablo, pero ella no le respondió. Sesshomaru quien había escuchado lo que las chicas habían dicho y miraba la escena.
—Kagome escúchame, ¿Qué te pasa?, ¡Kagome!
Sesshomaru camino hacia ellos y tomo a Kagome por los hombros y acomodándola en sus brazos la cargo en forma nupcial, Inuyasha estaba impactado.
—Sufre de migrañas, hay que ir rápido al hospital, llama a la limosina Inuyasha.
—Sí.
Las chicas habían tomado las cosas de Kagome y siguieron a Sesshomaru, cuando caminaban por los pasillos, el timbre de cambio de clase sonó, todos salieron de sus aulas y se encontraron con el chico nuevo cargando a la capitana de ballet, Sango salía cuando los vio pasar y llamo a las chicas.
— ¿Qué ha pasado?
—Higurashi ha sufrido una migraña y se ha desmayado en los brazos de Taisho, la llevamos al hospital.
—Yo voy, denme sus cosas.
—Claro—dijo dándole sus cosas—le hablaremos de esto al director, ve.
Sango corrió hacia Sesshomaru el cual la miro con cara de que no te conozco.
—Ahora no hay tiempo de presentaciones, lo importante es que Kagome llegue al hospital.
Sesshomaru le hizo caso y siguió caminando hacia la puerta donde Inuyasha ya estaba junto con la limosina.
Podía sentirse aliviada, ya no había más dolor, sentía relajado su cuerpo, sentía como si estaba volando, ¿es que acaso ya había muerto?, quito ese pensamiento de su cabeza, no, aun no podía morir, primero tendría que convertirse en una gran bailarina y luego ya veía que, sintió el aire, en el cielo no hay aire, pensó, abrió lentamente los ojos, primero veía borroso y luego de unos minutos vio el techo blanco del hospital.
—Has despertado.
Ella miro hacia la voz y se quedó sorprendida, quiso hablar pero las palabras no salían de su boca.
—No te esfuerces, los doctores dijeron que estarás bien.
Kagome respiro profundo y lo miro.
— ¿Qué hago aquí? Sesshomaru.
El joven de cabellos platinados la miro sorprendido por la forma en que había pronunciado su nombre, era como si se conocieran de toda la vida, lo ignoro y se levantó de la silla.
—Tu abuela debe de estar preocupada, le diré que entre.
— ¡No! —dijo con voz firme—no quiero verla.
Sesshomaru se había detenido, le dio una mirada y luego volvió a su lugar.
—Tengo que volver a clases, solo dame las gracias y me voy.
—Gracias—dijo Kagome con lágrimas en los ojos.
— ¿Por qué lloras?
— ¡Porque estoy contenta!
Sesshomaru la miraba.
—Porque aún es el aniversario de la muerte de mi madre, no me hubiera perdonado si no iba a verla, sería lo último que haga.
Ahora tenía una sonrisa en su rostro, por raro que parezca se veía tan bien, lloraba y reía con tanta facilidad, que por un momento se sintió envidioso.
—tu abuela está afuera, le diré que pase.
Ella se secó las lágrimas y sonrió.
—Ya estoy lista para verla, gracias Sesshomaru.
El no dijo nada, solo salió.
—Ha despertado puede entrar.
—Gracias joven Taisho—dijo la mujer envuelta en un traje rojo—No sé cómo agradecerle este acto, le pido mil disculpas en nombre de mi nieta.
—No hay de que Señora Higurashi, lo mejor será que la cuide.
Dicho eso él se fue, la señora lo miro irse.
—No cabe duda que lleva en alto el apellido Taisho.
Ella entro a la habitación donde Kagome estaba ya esperándola con una gran sonrisa, suspiro, ya que realmente estaba preocupada, aun que demostrara que no.
Sango estaba tomando un café junto con Ayame la cual comía una dona.
—Creo que estabas equivocada cuando me dijiste que era un mafioso.
—Creo que sí, pero no hay que descartarlo Sango.
—Pues ahora no se Ayame, lo que si se es que ha salvado a nuestra amiga.
—Pues si Sango, la ha salvado.
Ambas vieron como Sesshomaru cruzaba el pasillo y llega a la salida, ni las miro simplemente se fue.
—Sango, ¿Tú crees en el amor a primera vista?
— ¿Por qué me lo preguntas?
—Recuerdas que te dije que le llaman dragón, porque en su espalda tiene un tatuaje de este.
—Si lo recuerdo, es más Inuyasha lo dijo, pero a qué viene esa pregunta y que tiene que ver Sesshomaru.
—Pues creo que ha surgido una historia de amor.
Sango y Ayame se miraron una a la otra y sonrieron.
Sesshomaru se bajaba de la limosina, pero no era la escuela donde se bajaba, el chofer lo miro.
—Te prohíbo que le digas a mi padre donde estoy.
—Si mi señor.
—No hace falta que me vengas a buscar, ahora vete.
—Si mi señor.
—Y otra cosa.
El chofer lo miraba.
—No le digas a nadie sobre lo que paso hoy.
Dicho eso él se encamino al lugar, abrió las puertas negras frente a él.
—El dragón ha vuelto—menciono al entrar.
Continuara…
Nos vemos en el próximo capítulo, saludos y espero sus comentarios. :]
