¡Bienvenidos/as a esta historia!
Mi plan es retomar los acontecimientos que tuvieron lugar al final de la séptima temporada de la serie e ir avanzando según creo que se desarrollarían las cosas. Como suele suceder en GoT, prometo que habrá mucha violencia, drama, romance… y muertes inesperadas, sino no sería GoT, ¿no?
Soy un poco nueva con esto de los fics, así que espero humildemente que os guste, y si no es así sentíos completamente libres de dejar algún comentario o crítica constructiva (si os gusta, también os invito a hacer lo mismo).
Dicho esto, ¡espero que disfrutéis de la lectura!
INTRODUCCIÓN
El Invierno en el Norte era duro y, cuanto más al norte, más inclemente era el clima y el frío. Rory apenas era un niño de ocho años, pero su familia lo había preparado para ese invierno contándole historias sobre inviernos pasados desde que tenía memoria. Tan solo eran sus padres, su hermano mayor y él los que vivían en aquella humilde vivienda de muros de piedra, situada a unas leguas de distancia de Guardaoriente del Mar. Pero eran una familia fuerte y unida, duros como solo los norteños que estaban tan cerca del Muro podían llegar a ser…
Habían previsto ese invierno y, para ello, contaban con reservas de su propio ganado y cosechas, y también con montones de leña que habían recolectado su padre y su hermano mayor para combatir el gélido e inclemente frío. Ahora mismo todos se encontraban en frente del fuego que su madre había preparado para hacer aquel caldo, cubiertos de capas de ropa y con guantes a pesar de estar dentro de la vivienda; el frío de aquella tormenta de invierno se colaba por cualquier hueco que tuviesen aquellos muros de piedra y ese mismo frío calaba hasta los huesos.
—Mi abuelo solía decirme que inviernos duros crean hombres duros —comenzó a relatar aquel padre a sus dos hijos. Rory había escuchado esa historia cientos de veces—. ¿Sabéis que perdió cuatro dedos en su primer invierno? Tan solo era un niño, como vosotros. Estuvo al borde de la muerte por congelación, pero resistió y se convirtió en el hombre más duro de todo el Norte —añadió con completa seguridad, aunque el pequeño no podía evitar pensar que era imposible que su padre supiese aquello ya que no había conocido a todos los hombres del Norte.
—Y también en el más gruñón… —bromeó su hermano mayor, y Rory se unió a sus risas hasta que la mirada seria de su padre los hizo recobrar la compostura y las risas cesaron al instante.
—Ten respeto por tu abuelo, que los Dioses lo acojan en su seno —pronunció entonces de forma solemne, y todos los presentes repitieron aquella última frase.
Después reinó un silencio que solo fue interrumpido por el crepitar de aquel fuego, el castañeteo de dientes del pequeño Rory y la tormenta cada vez más intensa del exterior. Pero entonces, pasados unos momentos, pudo escucharse algo más… Como si el suelo temblase, casi como si se acercase una avalancha. El patriarca de la familia se levantó de pronto al escuchar tan inquietante sonido, con un gesto de preocupación que intranquilizó un poco al pequeño Rory y que lo hizo olvidarse de forma inmediata del frío que tenía.
—No salgáis de aquí dentro —ordenó su padre a todos con completa seriedad antes de abrir la puerta de la entrada y cerrarla tras de sí. Los tres esperaron con evidente preocupación mientras la tormenta se hacía cada vez más y más fuerte, y parecía que iba a arrancar de cuajo aquella vivienda con ellos dentro. Los minutos se hicieron insoportablemente largos y al final, desobedeciendo las órdenes de su padre, Rory fue corriendo hacia la puerta de la casa y siguió sus pasos.
—¡Rory, vuelve aquí! —escuchó la voz de su hermano mayor y los gritos alarmados de su madre, que lo siguieron hasta el exterior.
Un frío indescriptible los recibió a los tres y, aunque apenas era mediodía, había oscurecido de pronto. La tormenta de nieve era tan intensa que apenas se podía ver algo, solo el negro que lo cubrían todo a su alrededor como un denso manto que no anunciaba nada bueno. Muerte, anunciaba muerte, y todos los presentes lo sintieron. Rory corrió en busca de su padre, llamándolo a gritos, pero no obtuvo respuesta y tampoco logró divisarlo en medio de aquel infierno de nieve y oscuridad. Al final terminó por cansarse y paró, jadeando por el esfuerzo y notando cómo el aire gélido le congelaba los pulmones y le entumecía los músculos. El ruido de aquella avalancha, o lo que fuese, sonaba cada vez más cerca, pero no podía divisar de qué se trataba. Rory siempre se había dicho que debía ser valiente, como su padre, pero en esos momentos no podía tener más miedo; solo quería regresar al calor de su hogar y poder degustar aquel caldo que su madre hacía tan bien.
—¡Hermano! —escuchó aquel grito desesperado a sus espaldas y cómo alguien lo agarraba del brazo, pero lo que vio después le impidió responder.
Al principio no eran más que luces lejanas que apenas se distinguían entre la nieve, y después se habían vuelto más nítidas y de un azul realmente intenso. No tardó mucho en darse cuenta de que eran ojos, miles de ojos a su alrededor, ojos que los observaban como si no fuesen más que un pedazo de carne. Los dos quisieron retroceder y huir pero chocaron contra alguien, o más bien contra algo… Lo que vieron no se lo habrían imaginado ni en sus peores pesadillas. Uno de aquellos seres de ojos azules atravesó con su espada torcida el pecho de su hermano mayor y un grito de terror se ahogó en la garganta del pequeño Rory. El cuerpo de su hermano cayó de golpe en el suelo helado y su rostro se congeló en una mueca horrible, que hizo que Rory llorase y temblase de miedo, no solo a causa del frío. Buscó a su padre y a su madre de forma desesperada pero no logró divisarlos y entonces su hermano volvió a alzarse del suelo y lo atravesó con aquella mirada gélida de ojos azules, lo último que vería antes de seguir su mismo destino.
Notas del autor:
Antes de nada, muchas gracias por tomaros el tiempo para leer esta historia. Como veis este capítulo es una introducción en la que no sale ningún personaje canon. Mi idea era hacer una pequeña escena, un ejemplo del avance del ejército de los muertos después de que el Muro fuese destruido. No es de gran importancia, pero pensé que sería una buena forma de representar que allá por donde vaya este ejército sembrarán la muerte, ya sea con un pueblo entero o con una pequeña familia como la de esta introducción, y también de dejar claro que su avance será ahora constante y no se pararán ante nada. En los siguientes ya aparecerán los personajes canon e iré desarrollando las tramas de la mejor forma que se me ocurra, así que espero que sea de vuestro agrado y, si no es así, lo dicho: ¡toda crítica y comentario constructivo es bien recibido!
Gracias, a ti, que lees... y nos vemos pronto :)
