Ante todo cuatro consideraciones para los lectores:

1. Este fanfic es 100% Maui/Moana Adulta Ship. Si no te gusta, no sigas leyendo.

2. Los tags tienen una razón de ser; el contenido es explícito y para adultos. Insisto, si no te gusta, no sigas leyendo.

3. Se desarrolla varios años después del Film.

4. El texto en comillas son pensamientos de Maui.

Muchas gracias a Noa, mi invaluable betareader.

Moana y lo demás pertenece a Disney. El único fin que persigo es entretenimiento.

Capítulo 1

El sol caía lánguidamente en el pequeño atolón, recientemente convertido en patio de Juegos de Maui y Moana.

El inocente juego de Tu la Traes que venían jugando se tornó, luego de que Moana le arrebatara el collar de dientes a Maui, en un juego de Prendas. Varios minutos después ambos andaban en paños menores, con la mayor inocencia, que años de juegos y franca amistad les permitía compartir. Luego del enésimo intento fallido de atraparla y con las carcajadas contagiosas de la chica, Maui perdía la esterilla y los calzones de hoja.

-HEY! –Dijo enrojeciendo hasta las orejas. Pero Moana siguió con el juego, echando a correr riendo. Maui extrañado de la osadía o ingenuidad de la chica, dejo de lado la estupefacción inicial y le siguió dando zancadas sonriendo pícaro.

-Ja!-Con un rápido movimiento el pequeño sarong de Moana caía al suelo. Maui clavó a propósito la mirada en los ojos de Moana, con todas sus fuerzas para no desviarla indiscretamente. No tuvo tiempo de formular ni una palabra cuando el top de Moana se estrellaba de lleno en su cara y la joven continuaba con la broma, riendo de lo más despreocupada. O al menos eso creyó Maui. En la mente de Moana, el pudor luchaba contra la resolución de seguir adelante. –Solo un poco más-musitó para sí.

-Basta ya de juegos, Moana!-Gritó indignado Maui.-¿Te das cuenta de lo que haces?!-la espetó.

Moana sostuvo su intensa mirada.-SI!-respondió con aplomo. Era el momento. El momento que había estado imaginado y planeando por años.

Con un suspiro, Maui tomó asiento en la suave grama bajo los árboles. Moana se sentó a su derecha. Pero ¿por dónde comenzar?

-Maui…Cuando nos conocimos me dijiste que tenías un origen humano. Aun siendo un semidiós, esa parte de ti sigue viva. Tienes sueños y deseos igual que nosotros. No hay nada malo, ni incorrecto en eso, es una parte de ti que debes aceptar y atesorar.-Se tomó unos segundos para ver la posición del sol en el cielo, empezaba a atardecer.

-Yo, no podría ser más empática contigo, siendo humana, pero creo firmemente, no, por favor, no me interrumpas, solo escúchame.-dijo al tiempo que alzaba la mano para detener a Maui que ya iba a interrumpirla.

-Escucha-,mientras le miraba a los ojos.-Soy humana, pero creo que después de todo lo que he pasado, de todo lo que hemos pasado y superado juntos, me merezco un poco de crédito. No me veo como una frágil humana, me siento igual a ti, en todos los sentidos. Somos iguales, Maui.-

Maui, visiblemente inquieto, luchaba por mantener las manos en su regazo y la vista fija en el verde césped. Sabía perfectamente adonde se dirigía esa conversación; lo que más había temido y deseado a la vez.

-Lo que quiero decir es que, si hay algo en medio de nosotros no son ni los Dioses, ni la Humanidad, ni las costumbres, ni el futuro. Son nuestros prejuicios.-Maui palideció.-¿Qué?-dijo en una voz casi inaudible. Moana volvió la vista al piso y continuó tras un suspiro.-No hace falta disimular, es obvio que ya cruzamos esa línea hace tiempo.-

Pasaron unos minutos. Discretamente Maui bajó ambas manos a sus costados, para ocultar de la vista sus palmas empapadas en sudor frío.

La verdad es que no era una revelación, ni nada inesperado para ninguno. Hasta la Gran TE FITI lo había previsto. Sencillamente la vida sigue su curso, quieran o no quieran sus protagonistas, el sentimiento había nacido hacía tiempo y pujaba por más.

Maui sintió la leve caricia de unos dedos sobre su mejilla derecha y la suave presión de Moana sentándose en su regazo. Su corazón aceleró de 60 a 140 latidos en un nanosegundo. Pero la tierna mirada llena de confianza de Moana le relajó.

Cerciorada de tener toda su dócil atención, prosiguió con una voz más queda.- Hay cosas que una mujer solo puede consultar con otra mujer, y aunque no lo hubiera creído hace unos años, mi madre fue la mejor confidente. Me habló de lo que significa esto, este sentimiento y…también lo que ocurre con nuestros cuerpos.-Le miró con timidez, aunque resuelta a continuar. Maui asintió con la mirada,apremiándola para continuar. Tal vez esta charla era demasiado íntima, pero Moana esperaba tuviera el efecto de despertar más que un letargo.

-Cuando dos seres se aman, la naturaleza sigue su curso. Los sentidos de sus cuerpos siguen un patrón y encuentran la forma de expresar lo que sienten.- Se detuvo un momento para disfrutar del calor que bailaba en sus mejillas y que empezaba a contagiarse a las del semidiós.-Las caricias siguen a los besos y estos toman más profundidad; de un roce a ambas lenguas tocándose…es un preámbulo de lo que sus cuerpos compartirán; el deseo imperioso de sentirse uno adentrándose en otro-.

Las uñas de Maui se enroscaban en la hierba, pero seguía quieto en su sitio, completamente embelesado, absorbiendo cada palabra. El paisaje de frente se pintaba como brochazos borrosos; solo podía ver esa boca. Sus ojos empecinados en seguir cada movimiento de esos labios.

-Mamá me dijo que cada mujer es diferente, pero las sensaciones son más o menos similares…cuando la persona que amas te acaricia o toca ciertas partes, se siente como, como, mm, choques eléctricos… Cuando llegue el momento, ambos lo sabrán. No es algo que se deba planificar o que esté definido con pasos como un ritual;es la expresión física de lo que tú y la persona que amas sienten…La entrega intima…hacer el amor.-

Ya no había marcha atrás, así que presta a no hacer más paradas, continuó.-Las manos dan lugar a las bocas que van al cuerpo. Sus labios acariciando la piel sensible provocan una sensación de placer. Más aun en la piel del cuello, los pechos, la parte interna de los muslos…y en medio de ellos.- Moana cerró los ojos para darse valor y continuar sin advertir que sus manos se habían posado en los pectorales de Maui.-Entonces, se siente un cosquilleo en el vientre,como pequeñas olas que rompen contra la playa, una tras otra…hasta que una más grande avanza tierra adentro, como los chorros de Alofaaga. Y moja toda la playa, la arena, todo.-A esta altura Maui estaba más que erecto, pero la serenidad de Moana, quien también lo había notado pero optado por ignorar le ayudaba a mantener el control.

Moana hablaba cómo si su madre, Sina, fuera quien hablara por su boca.-Los cuerpos de un hombre y de una mujer son tan diferentes y a la vez tan perfectos complementándose. Tú tienes una cavidad sumamente sensible y él un apéndice igualmente sensible. Cuando haces el amor, él penetra por esa cavidad, que estará lubricada por tu propio placer. Luego seguirán un lento movimiento de vaivén hasta que encuentren el ritmo que mejor les sienta. En cierto punto, duele un poco porque romperá una pequeña piel, pero solo será la primera vez y pasará pronto. Y la sensación que sigue es de plenitud total.-

De repente el mundo se hizo presente para ambos, al notar que ya ninguna ave cantaba su canción de arrullo, el sol se había ocultado quien sabe hace cuánto. Y volvieron a su pequeño universo.

-Maui…eso es lo que quiero.-Alzó la mirada con reticencia hasta que tuvo los ojos ámbar de Maui clavados en los suyos, inquiriendo su mismísimo corazón. -Te...deseo….-. Unos minutos eternos pasaron hasta que Maui escuchó sus propias palabras susurrantes en su propios oídos, casi como si no las hubiera pronunciado; como traídas por el perfumado viento.

-Yo también, Moana.-


Notas del autor:

Los ojos de Maui-Siempre he pensado que son castaño claro, como en la mayoría de los habitantes de Samoa. Pero algunos autores los han descrito como oscuros. En fin. Percepciones de cada quien.

El atolón es invención mía. No es la isla de Maui.

Sarong-pieza de tela que se ciñe a la cintura.

Alofaaga- respiraderos de origen volcánico en la isla Savai´i , en Samoa. Aparecen brevemente en la película cuando Moana corre por la costa y en el corto Gone Fishing.