Una nueva historia centrada en Mairin, contada por el detrás de escena en la saga XY&Z, espero les guste y disfruten este primer capítulo.
Pokémon XY&Z: Part of me
1. Capítulo: Niña
Así es, ella sólo era una niña, una novata, un estorbo, no podía luchar contra esas megas evoluciones, no tenía un pokémon poderoso, no tenía experiencia. Solo era una chiquilla que aspiraba ser entrenadora pokémon.
Y bajo esa reflexión constante, ella miraba a su Chespy en coma, profundamente dormida y aun brillando, no en un buen sentido, ese brillo solo le indicaba su culpa, por estar llorando dejo de lado a su pokémon, ahora está pagando las consecuencias de ese despiste.
— Pobre niñita —Escuchó una voz desde la puerta, elevo su vista hasta encontrarse con una mujer alta, de cabello llamativo y lentes rojos, por un momento no la reconoció, en cuanto ella se acercó a la cama de Chespy pudo apreciarla mejor.
— Señorita Malva…—Susurró aun sentía ese picor en su garganta, trago amargo pero el nudo no se deshizo, parecía peor.
— ¿Cuánto has estado llorando? —Pregunta ella, afirmándose en el respaldo de la camilla mirando a través de sus gafas al pokémon.
— No lo sé, tal vez un par de días— Dijo, refrenó sus ojos con las mangas de su playera.
— Una semana— Fue la respuesta de Malva. Pero Mairin le devolvió la mirada de inmediato.
— No, desde hace un par de días que no sale ni una lagrima— Una pobre y apagada sonrisa fue lo que se asomó en su cara. Expresión que alertó a Malva quien se enderezó de inmediato para fijar su vista en el estado de la joven.
— Y… ¿Eso ha solucionado algo? — Malva dio un paso hacia atrás acomodando su cabello.
Mairin miró al suelo, sintiendo de nuevo el nudo en su garganta, negó con la cabeza siendo esa la única respuesta que pudo dar antes de volver a sollozar.
— Y, aun así, sigues llorando— La mujer de la Elite de Kalos dio media vuelta dirigiéndose hacia la puerta de la habitación y salir dejando a la niñita con su pena— sabiendo que no resolverá nada, una lástima.
Los tacones de sus zapatos resonaron en la cabeza de Mairin que paró de sollozar, las palabras de aquella mujer le hicieron eco en lo más profundo de su ser, la puerta de la habitación se cerró al fin y ella solo pudo mirar en la dirección en que se había ido la señorita Malva.
"Pobre niñita" Niñita, es cierto, Mairin sólo es una niña "¿Cuánto has estado llorando?" demasiado, no basta con decir una cantidad de tiempo exacto, es una tontería contar los días… "Una semana" ¿Tanto?... Tanto tiempo en el mismo deplorable estado… "¿eso ha solucionado algo?" No, nada… ¡Nada ha cambiado! "aun así sigues llorando" ¿Podía hacer otra cosa? Ella… era solo una novata… ¿Cierto? "sabiendo que no resolverá nada" ¡Ya lo sabía!, no tenía que repetírselo, ¡Sabía perfectamente que era una pérdida de tiempo llorar por lo inevitable! Pero… "Una lástima"
— Lastima… — Mairin miró a Chespy una vez más, el brillo seguía ahí, sus ojos se nublaron— Si tú estuvieras despierta… te enojarías ¿Cierto?
Puso su mano sobre la cabeza de su pokémon, colocando una débil y forzada sonrisa, trago como pudo el nudo en su garganta ¡Era molesto! Esta estúpida culpa no la dejaba ser como siempre, si Chespy la viera así…
— Si Chespy me viera así, estaría muy enojada conmigo —Susurró como pudo colocando su cabeza en la orilla de la camilla, mordió su labio inferior haciéndose una pequeña herida, — Soy una tonta…
Se paró finalmente de la silla donde tanto tiempo había pasado, la alejó de ella y miró al techo respirando con fuerza. ¡Ella no era solo una niña! Aspiraba a ser entrenadora como muchos otros, solo debía entrenar. ¡No se dejaría llevar nunca más! Si tan solo ella no hubiera sido tan débil antes, si ella tuviera la fuerza de ir y buscar por su cuenta la cura de su Chespy… no. ¡Si ella no fuera tan débil, no sería una carga para Alain! Nada de esto hubiera pasado si ella…
— ¿Necesito más fuerza? —Rio un poco con eso, antes lo había escuchado de Alain y ahora, reproducía esas palabras que en su tiempo le parecían obsesivas y vacías, pero ahora tenían sentido. — ¡Chespy, te prometo que me volveré fuerte!
Y con aquella promesa Mairin corrió fuera de la habitación en busca de Malva, ella era parte de la Elite four de Kalos, debe tener una fuerza increíble, debe saber mucho sobre pokémon, ella debería saber cómo conseguir esa fuerza que necesitaba.
— ¿Mairin?
Ella se detuvo de inmediato, a la vuelta del pasillo venía el Sr. Lyssandre que sorprendido se dirigía hacia ella.
— ¿Ocurrió algo con Chespy? —Preguntó acercándose a ella quedando frente a frente.
— No, es solo que me canse—Respondió ella, mirando al suelo, — ¡Estoy cansada de ser una carga!
El grito de Mairin asustó un poco a Lyssandre, pero en esos ojos vio algo que antes ya había visto pero en la mirada de otro entrenador, puso su mano en el hombro de la chica.
— ¿Quieres ser fuerte? — le dijo lento y pausado, observando como la mirada de la joven se transformaba, ella asintió — Yo puedo ayudarte.
— Lo sé.
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— Es raro que me llames a tu oficina.
— Necesito que me acompañes a un lugar en específico, Malva.
Lyssandre se levantó de su escritorio con elegancia, camino lento hacia la puerta seguido de la mujer que con una sonrisa de curiosidad accedió a tanto secretismo.
Despues de caminar por esos largos pasillos y bajar varias escaleras llegaron hasta el patio trasero del enorme edificio, a pocos metros de la puerta trasera se ubicaba un enorme domo de cristal con mucha vegetación dentro.
Malva esta desconcertada, mira de reojo a su jefe y este solo sigue caminando.
— Lyssandre, no me sobra el tiempo ¿Sabes?
— Espera y verás.
Dentro, la flora era mucho más impresionante que por fuera; enormes árboles, miles de arbustos con flores y frutos, además de la fauna; Pokémon de todos los tamaños convivían dentro del domo, corrían de aquí para allá, jugaban entre ellos y algunos eran examinados por científicos que trabajaban para la empresa.
Malva volvió a mirar confundida a Lyssandre, este lugar ya lo conocía ¿Había algo nuevo dentro?
— Creo que ya conoces a Mairin.
A unos metros de la entrada estaba la joven entrenadora que hasta hace unas horas no había salido de la habitación de la clínica donde estaba su pokémon, ahora ella jugaba con los pequeños pokémon del lugar contándoles sobre su viaje por Kalos y Hoenn además de Chespy.
— De vista solamente —Contestó ella cruzándose de brazos y afirmando su peso sobre un lado de su cadera— ¿Me explicas esto?
Lyssandre sonrió de lado mirando a la entrenadora, la elite la miro de igual manera buscando lo que sea que él le viera.
— ¿Crees que tenga potencial?
La pregunta la dejó más confundida, ¿potencial? ¿Ella?, Lyssandre estaba loco, qué clase de potencial tendría una niña llorona que apenas y tiene dos pokémon, ni si quiera sabía si tenía alguna medalla o experiencia en batalla o algo interesante, lo que sea.
— Debe ser una broma.
— No bromeo con estas cosas —La sonrisa de Lyssandre se borró.
Malva enderezó el cuerpo y cerró sus ojos. Es cierto, él no está para bromas de nada. Miró de nuevo a esa niña con desdén solo para fijarse en un pequeño detalle que precisamente no era Mairin.
— ¿Será posible?
De lo alto de uno de los árboles que le faltaban bastantes hojas y se miraba muy maltratado estaba el nido de un Altaria de mal carácter que tenía una historia bastante complicada aquí en la compañía. De ése lugar estaba ese mismo pokémon mirando con cierto interés a la entrenadora, movía su largo cuello para apreciarla mejor entre las ramas y los arbustos.
Lyssandre interrumpió el asombro de la élite:
— Entrénala
— ¿Qué?
— Es una orden.
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Desde hace una semana que él estaba haciendo ese mismo recorrido a la hora del almuerzo, después de conversar con el profesor Sycamore sobre la situación en la que se encontraba Chespy tomaba algo de comida y se la llevaba a la joven Mairin que se la pasaba en esa sala hasta altas horas de la noche.
Abrió la puerta de la sala, preparó su mejor sonrisa y procedió a entrar.
— Mairin es hora de…
No había nadie, en el cuarto solo estaba Chespy en coma, el sonido de las maquinas a su alrededor son el único ruido. Miró a ambos extremos de la habitación antes de retroceder desconcertado.
