Bueno... aquí va.. Nunca se me a surgido la idea de publicar un fic... porque la verdad no he tenido buenas ideas.
Pero, gracias a unos amigos que me dieron la idea aquí va mi primer fic Kataang. Esta historia es para ellos.
¡Espero que les guste!
Avatar La Leyenda de Aang no me pertenece ni nada que ver con el. xD
Amar no es para todos.
Capítulo 1: Nadie dijo que fuera fácil.
Auténtico. Me encontraba sentado en el balcón del Palacio de mi amigo, abrazando mis piernas y mirando el atardecer. La sombra que daban los árboles se acomodaron en mi frente, tapando mis ojos grises.
Una mano agarró mi hombro, se puso en frente mío con una sonrisa. Alzó una ceja y me sonrió nuevamente, tenía un poco de gracia en su cara...
Aang, ¿pero qué haces aquí sólo?- Dijo sentándose a lado mío con sus piernas extendidas y apoyándose con sus manos en el suelo- Necesitas compañía...
No es así...-Giro mi cabeza a dirección de la suya para encontrarme con sus ojos azules.
Me alza una ceja y me lanza su mirada, la de siempre, cuando sabe que no es así, que necesito el apoyo de un amigo, aquí, ahora.
Suspiro con modo de desesperación.
Bueno, tal vez sí la necesite- Joder, me había atrapado ¿qué querrá ahora? Es mi amigo, el mejor de todos. Pero tiene que saber que necesito mi privacidad, pensar, reflexionar solo lo que "ella" me hizo soportar por no permitir que terminara con ella, al verla, su mirada... y el justamente me está provocando ese dolor, de tan solo verlo aparece la imagen de su hermana. Quiero emitir algún sonido ignorante para que se vaya, pero me sentiría tan, tan, tan no sé-. ¿A qué haz venido?- Pregunté minutos después de su torpe llegada. Puso su mano en su barbilla, como si tuviera tanto cerebro como para pensar, reí.
A nada... solo a hacerte la vida imposible.
Típico de ti.
Yep- Se encogió de hombros.
Me le quede observando como iba vestido, una camisa rojo con un mosaico muy bonito color dorado, un pantalón rojo oscuro y unos zapatos como de "Aladín" negros. Lindo conjunto.
Oye... ¿y Katara?- Tibuteé mirando el cielo infinito naranja con el que admirábamos.
Jop. Igual que siempre- Murmuró.
¿Eh? ¿Qué quisiste decir con eso?- Reflexioné sus palabras por unos minutos, ¿estará triste? ¿debastada? ¿O tal vez peor? Arqueé mis cejas y miré sus ojos, perdidos en ese mar naranja.
Nada...- Dijo minutos después de sentir mi mirada clavada en sus ojos, me miró y sonrío.
Sokka... dime, por favor. Lo necesito, necesito saber cómo está- Murmuré la última frase desviando mi mirada mis pies.
Con el corazón roto- ¡Ding! ¡Usted, joven Avatar a acertado ¡Su ex-novia está destrozada! Bajó la mirada y continuó- Listo, lo dije. ¿Contento?
Corazón roto, corazón roto, claro; bastante obvio para no darme cuenta, tal vez no la conocía como creía ¿Pero qué estaba pensando con que ella y yo eramos almas gemelas? ¡Si no sé nada sobre ella! Hice puños mis manos, se resaltaron algunas venas de mi muñeca. Joder.
Es mi culpa.
¿Uh? ¿Qué?- Mi amigo me miró incrédulo- ¡Para nada! No es tu culpa, te lo aseguro. Ella a intentado hacer lo posible para seguir su vida, pero: cuando cree lograrlo se parte a llantos- Continuó con un suspiro-: No quiere olvidarte, Aang. Por eso sufre, por eso está devastada, porque si ella re-hace su vida con otro tú serás infeliz, no podrás hacer lo mismo; no seguirás adelante con nadie, porque eres el Avatar- Me señaló el pecho, prosiguió-: Tú no tendrás a nadie, bueno, no tendrás una familia, una novia... No sé si me entiendes. Parezco un estúpido.
No es así, no eres eso. Y- Llevé mis manos a mi corazón como si realmente me doliera (consecuencia que era así)-. Y te entiendo perfectamente.
Genial, porque hablar de esto no se me da mucho, ¿sabes?
Sí.
Aang... Te quedan dos semanas para cumplir 16, ya sabes: a esa edad eres todo un hombre. Aprovecha tu edad ahora, haz lo que quieras con la persona que deseas. No hay vuelta atrás. A los 16 todo es muy difícil, tienes que madurar.
¿Así como tú? Ya sabes... hace dos años...-Y efectivamente Sokka tenía 18, muy pronto los 19 en 4 meses.
¡Hey! Sé que no fui él más maduro del equipo, esa fue Katara- Se me hizo un nudo en la garganta al escuchar su nombre, ¿por qué tenía que ser tan difícil?-, además yo fui el de los planes y la organización.
Me arriesgué a esbozar una sonrisa.
Claro, y Katara nos alimentó, nos dio su amor y nuestras necesidades. Nada de lo que hizo ella se compara con lo tuyo, ¿eh?- Objeté dándome el lujo de bromear.
Calla.
Por un momento el foco se me prendió, ella me dio todo eso, ¿y yo que le di? Una golpe al corazón.
Creo que... si la veo una vez más tendré el valor de-bueno-de...
¿De decir lo que sientes ahora? ¿Qué quieres que te de una oportunidad por ser un idiota?- Interrumpido por Sokka, vaya. No me lo esperaba.
Sí, y no.
Me miró extrañado. Y luego le miré con los ojos diciendo "¿Me dejas continuar?" Asintió.
Tendré el valor de abrazarla y llorar, de buscar refugio en sus brazos.
¿Por qué?- Preguntó desconcertado, como si no entendiera lo que le digo.
Porque necesito a alguien como ella- Sonrió- Además porque soy el cabrón que la ama.
Lo sabemos, no lo repitas...además- Arqueé mis cejas imaginando no, pensando que era más que un cabrón, algo peor- Hiciste lo correcto que creías para ella, ¿no?
Asentí.
Entonces: gracias.
¿Qué?- Ahora yo era el estúpido desconcertado.
Te agradezco por amarla, chiquitín. Si no lo amaras por ser el Avatar no la hubieras abandonado, bueno... quiero decir: que hubieras dejado que ella pasara el resto de su vida sola, esperándote o viajando contigo- Sokka lo decía en serio, y aunque cuando supo que había terminado con ella me odió por minutos, después me había abrazado-. Así que gracias.
Asentí de modo de "de nada" con los ojos cerrados.
¿Mis antiguos yo habrán hecho lo mismo que yo? Sabía que el Avatar Roku se había casado con una de su región, Ta Min. Y aun sabiendo eso Ta Min respetó sus responsabilidades y que podría estar sola por un tiempo, pero valía la pena: ¿por qué? Porque se amaban.
Corría un gran riesgo con Roku en ese tiempo de guerra; pero a él no le importó para nada. Supongo que tenía en mente que cuando acabara todo eso estaría en paz con su esposa, con su mujer amada. Yo amo a Katara como para abandonarla por su bien, dejarla libre y tener una vida feliz, que no tuviera peligro.
Roku abandonó a Ta Min, sí. Una vez y para siempre, cuando murió, algo que no estaba planeado para ellos, y murió con Fang, todo siempre tan complicado.
Esto es aburrido- El guerrero de la Tribu Agua del Sur se levantó y salió caminando de la habitación; pero antes de que se fuera lo detuve con unas dulces y simples palabras que significaban mucho para mí.
Gracias, Sokka. En serio.
Sonreí. Mi amigo se encogió de hombros sonriendo.
No hay de qué.
Se fue.
FlashBack
¡Eres un imbécil! ¿Tanto dolor me quieres ocasionar?- Me gritó golpeando mi pecho con el ceño fruncido, ella me amaba ahí, no lo sé. No sé si me sigue amando aún- ¡Eso es lo más...!
¿Cierto?
Absurdo mejor dicho... Aang, ¿no entiendes como te amo, verdad?
Te entiendo perfectamente.
Tenía que ser frío, distante, directo pero sensible. La única solución para su bien.
Mientes- Me espetó con los ojos llenos de agua, poco a poco fueron recorriendo terreno en sus mejillas.
Katara... yo nunca miento...
¡Pues lo estás haciendo ahora!- Explotó, sujetó mi camisa, después con sus manitas morenas atrapó mis mejillas. Su carita hermosa se acercó a la mía, ¿pero que pretendía?
Giré la cabeza hacia la derecha, desviando lo que sea que hubiera hecho.
¿Qué haces?- Le cuestioné con el ceño fruncido, aparté sus manos de mi cara.
Quiero que mires mis ojos, no. Quiero que mires más que mis ojos, mira Aang- Iba a empezar, me explicaría algo de ella, de verdad, de verdad no quería que le terminara-. Mírame bien y dime ¿qué ves atrávez de mis ojos?
Entrecerré los ojos con el ceño fruncido observando detalladamente lo que quería que viera ella ahí; nada. Ah, no. Sí había algo ahí: Una chica, sí, una chica con el cabello blanco, ojos azules y piel morena. Al parecer era una maestra agua... De ahí después se acercó alguien más, un niño morocho, cabello castaño y menor que la chica. No controlaba ningún elemento. Por último apareció un niño chiquitín, calvo como yo, con mis ojos, un maestro aire. La madre, una mujer bellísima apareció y abrazó a todos sus hijos, con amor, el único que puede dar una madre.
Atrás de ella se aproximaba su esposo, un hombre calvo y con flechas, como yo. Un maestro aire. La miró con ternura y le dio un beso, a su mujer y a sus niños. Después se fue desvaneciendo, desapareciendo, yéndose. La familia lloró. Andaban sufriendo por la pérdida del padre.
Reflexioné lo que vi, dos maestras agua, dos maestros aire y un no bender. Era lo más obvio del mundo, me había visto a mí teniendo una familia con Katara, con 3 preciosos niños que sufrían por mi pérdida, bueno, por tener que tenerme ausente casi todo el tiempo.
Entendí que: si tengo una familia con ella todos iban a sufrir. Todos. Incluyéndome a mí, y eso no lo iba a permitir.
Nada.
¿Nada?- Se mordió el labio inferior con toda su fe desaparecida ante mi comentario.
Nada...- Repetí para que me entendiera. Esbocé una sonrisa, estaba mintiendo ¿y por qué? Por su bien, esa era la única razón para mentirle, por su bien, felicidad.
Aang, si estás tratando de mentir no está funcionando- Frunció el ceño y puso sus brazos en jarras. Como si me estuviera regañando por mentirle, cosa que era cierta. Me había atrapado, como siempre. ¿Por qué tenía que ser tan perfecta?
No lo hago- Repliqué para que me entendiera.
¡Como no! ¡Sí se te nota! ¿Acaso me crees tan tonta?- Hizo una pausa, me miró con enojo- Por supuesto que sí, ¡si es del Avatar con quien hablo! ¡De seguro es eso por cuál me ves cara de tonta!
¡No te estoy viendo cara de tonta! Solo digo que...: Quiero que seas feliz, pero tu no entiendes.
No entiendo por qué estás arreglando mi vida, estás decidiendo por mí. ¡No puedes hacer eso! Yo debo de tomar mis decisiones- Otra vez las lágrimas, me hacía sentir como un mounstro verla llorar, y más porque yo lo provocaba-, mierda. ¿Crees qué es fácil que todos tomen decisiones por ti? ¡Aang por dios! Tu eres el Avatar, tú tomas tus propias decisiones para el bien del mundo y para ti. Pero no puedes controlarme a mí- Llevó una mano al corazón demostrando que le dolía esto tanto como ella como a mí.
Si tomo mis decisiones para mí mismo eso implica tener la decisión de cortarte.
Bufó enojada.
Y yo tomo la decisión de no permitirlo.
Katara...-Llevé mi mano a su mejilla para poder acariciarla, pero ella reaccionó antes que yo y la apartó.
Está más que claro que no te rendirás hasta darme por vencida de dejarte, ¿verdad?
Asentí.
Pues no esperes despierto, no lo permitiré. No dejaré que te separes de mí. ¿Y sabes por qué?
Porque me amas...- Completé su frase y me sonrió- Y yo a ti. Y hago esto porque te amo demasiado como para no hacerlo, Katara.
En ese momento pude sentir como su mano impactó en mi mejilla logrando que esta girara a la izquierda, me había dejado el cachete rojo. Esperaba que hiciera esto, que se des-ahogara conmigo con aquel golpe.
¿Mejor?- Pregunté con serenidad.
No.
Me lo había dicho contante y frío. Estaba demasiada enojada conmigo, y me lo merecía, ya no quería seguir con esto, sabía que me arrepentiría en alquel momento, por eso ya no quería seguir. Para evitarlo.
Katara... ¿me podrías escuchar aunque sea?- Le pedí con dulzura- Por favor.
Está bien...-Aceptó, pero después añadió-: Pero que sea rápido.
Sé que esto es difícil para ti, y tanto como a ti también es difícil para mí- Abrió la boca para emitir algún diálogo, pero me vi a intervenir callándola con un susurro. Ella se limitó a cruzar sus brazos-. Y como para no hacerlo sería tan... egoísta de mi parte, exponerte...
Quiero que me expongas.
Pero yo no, ¿acaso qué no lo ves?- La contradecí con dureza sosteniendo sus muñecas, me atrapó la sorpresa tanto como a ella a mí. Me fui forjado a fruncir el ceño- ¡Tu vida no será normal conmigo, Katara! Y sé que ya vivimos así, con una vida anormal por un año, en la guerra. Puedes vivir normal con tu familia porque ellos te tienen a ti y tú a ellos... y, y, y yo no, yo no tengo a nadie.
Me tienes a mí- Me dedicó una sonrisa tierna, adorable, encantadora-, además: yo no quiero una vida normal, quiero aventuras contigo, Aang- Se sonrojó, se veía tan hermosa, si es que eso era más posible. ¿Acaso había otro ser más hermoso qué ella?-. Por favor... no termines conmigo.
Colocó su mano en mi mejilla, acariciándola con dulzura. Aparté su mano de mi mejilla, interrumpiendo su gesto amoroso. Pero ya no podía soportar tenerla para mí solito, que me esperara por mucho tiempo... años, meses...
Lo siento- Cerré los ojos-. Pero tengo que hacerlo.
Me di media vuelta, dando un paso adelante, hasta que escuché un grito ahogado de ella.
¡Eres un maldito cobarde, Aang!- Me giré y la vi con confusión, ella estaba desenfrenadamente llorando y con el ceño fruncido. Inhalaba con dificultad por la mucosidad congestionada en su nariz- No... ¡Si me amas tanto por qué haces esto! ¡Cobarde!
¡PORQUE TE AMO!- Le grité demasiado fuerte provocando que la nieve acumulada en mis zapatos se alzaran. Ella dio un salto por el susto. Me acerqué a ella y atrapé su cara atrayéndola a la mía. Calculando que en ese momento aplasté sin pensarlo dos veces mis labios con los suyos.
Se separó de mí con los ojos cerrados, confundida. Igual hice lo mismo con los ojos cerrados, pero con el ceño fruncido. ¿Pero qué acababa de hacer? Ahora será más difícil dejarle...
Y me amas tanto como para no dejarme ir...- Logró emitir con la cabeza gacha y sus ojos apagados.
Así es...
Y yo te amo tanto como para permitir eso...
No, por favor. Que pare. Empezará otra vez, de nuevo. Me hará sufrir al ver su carita destrozada, devastada. Sentí que me quedaba inmóvil, no podía hacer nada, ella había puesto su cabeza en mi pecho, abrazando mi cintura como si nunca quisiera dejarme ir, cosa que era así
Esto es lo más difícil que has hecho...
Nadie dijo que sería fácil- Conseguí decir con vos queda. Miré al cielo nocturno, estaba apagado. Las estrellas se habían ocultado.
Me arriesgué a mirarla, tan apagada, pálida. Con los ojos rojos de tanto llorar para no dejar que terminara con ella. El viento había dejado de acariciar su hermoso pelo que tanto amaba. Su sonrisa estaba pérdida en un punto inalcanzable. De nada, mi Katara.
Nadie dijo jamás que sería así de difícil soportar este dolor- Sus ojos se desviaron a la luna, al parecer esa era su único consuelo. Sus brazos estaban cruzados, tenía frío; tuve el impulso de abrazarla, pero ya no tenía yo ese derecho. Sentí vértigo al verla llorar nuevamente en silencio-. Aang- La miré-: Llevame de nuevo al comienzo, por favor.
Asentí.
Entonces eres oficial, habíamos terminado.
Fin del FlashBack
Entré a mi cuarto, me tiré en mi cama cubriéndome de sábanas todo mi cuerpo, oculté mis pómulos en las almohadas. Silencio.
Aang- Una voz preguntó mi nombre, alcé la mirada. Me froté mis ojos levemente, ya no me encontraba en mi habitación.
Era más un bosque, árboles frondosos, hojas anaranjadas y café. Aunque había agua... No sabía que era, hasta que se prendió el foco: "El Mundo de los Espíritus". Por supuesto. Era más claro que el agua.
Busqué por todos lados al Avatar Roku, para nada. Vi mi reflejo en una laguna, pero luego cambió de forma, ahí se encontraba mi amigo, mi maestro, el monje Gyatso.
¿Gyatso?- Cuestioné sorprendido.
El mismo- Se dio un poco el lujo de bromear, sonreí con júbilo y luego continuó-: ¿Sabes por qué te he traído aquí?
Negué.
Es por la chica...
¿Qué chica?- Le cuestioné otra vez con el ceño fruncido y con confusión- N-no entiendo.
Ya sabes... esa chica de la Tribu Agua del Sur...
¿Katara?
Asintió y dijo: Ella está en peligro.
Mi corazón se detuvo en ese instante, mis pupilas de dilataron, me quedé congelado, como si el mundo ya no se moviera.
¿Q-qué?- Tibuteé- ¿Qué Katara qué? ¡¿Está en peligro?! ¡Madre mía! ¡Tengo que ir con ella!- Pude escuchar a Gyatso gritar tratando de gritar.
Lo que tienes que hacer es...
Sentí que todo se movía, sentí vértigo.
Y volví a la realidad.
¡AANG! ¡AANG!
Zuko me estaba agitando, moviendo. Abrí los ojos y fruncí el ceño sacándole la lengua.
¡Zuko! ¡Estaba en una cita importando con el monje Gyatso en el mundo de los espíritus!
Ajá, bueno. Pues nosotros tenemos otra cita importante, señor ceños fruncidos- Me sujetó del brazo hacia aquella habitación.
Pasamos por los pasillos rojos, naranjas amarillos, con los cuadros adornando la pared. Pude observar a los antiguos Señor Del Fuego, en un caso pude ver a Azula de pequeña con Zuko.
Sentí un escalofrío al verlos, ¿cómo es que alguien tan inocente de bebé puede ser tan letal? He aquí el ejemplo...
Entonces... ¿qué les pareció? La verdad, me eh esforzado, y no sé como sintieron al leerlo...
¡Dejen sus opiniones por reviews! Sus opiniones e ideas me ayudarán mucho...
¡Chao! :D
