Quién diría.

Los personajes de InuYasha le pertenecen a Rumiko Takahashi.

Recomendado escuchar: Quién diría de Ricardo Arjona.

Un día decidí observarte, y hacer lo mismo conmigo, saber las diferencias entre nosotros. Porque, en realidad, somos tan distintos.

Veía tu uniforme, siempre usabas tu uniforme, aquel que te hacía lucir linda. No podría decir que eras a quién mejor le quedaba porque solo te había visto a ti.
Veía mi ropa, siempre usaba la misma, era algo así como una reliquia familiar, pero no lucía lindo¡vamos!, ni siquiera me veía bien.
Notaba como comías, lenta y pausadamente, masticando treinta veces cada bocado antes de pasarlo a tu estomago. Siempre con excelentes modales.
Notaba como comía yo, rápidamente y, en ocasiones, sin respiraciones de por medio. La mayoría de las veces hablaba con la boca llena y mi preferida era la chatarra.

Tú disfrutabas al escuchar una noche en tu ajeteadro mundo. El sonido causado por cada una de esas cosas con ruedas que iban de un lado a otro. Y quedabas extasiada viendo las luces de la ciudad en conjunto con las estrellas del cielo, peleando por quien brillaba más.
Yo disfrutaba la tranquilidad de mi mundo, de mi realidad, donde podía escuchar con mayor claridad lo que pasaba a mí alrededor. Donde me sentía seguro.
Preferías decirme las cosas, gritando, para que pudiera escucharte. Para poder conocerte.
Prefería callarme, no decirte mis sentimientos ni emociones. Para poder ocultarme.

Tenías 15 años, casi 16, pocos en realidad pero has vivido tantas cosas. En tu mundo y en el mío. Eras tan infantil y a la vez tan admirablemente madura.
Tenía 16 años, más algunos 50 dormido, y he vivido tantos peligros. Algo normal en mi época. Seguía siendo un niño, alguien en quién el tiempo se había detenido.
Admiraba tu sueño cada noche. Tus gemidos y movimientos al soñar. Deseaba poder saber que yo compartía esos sueños.
Admitía que no dormía para cuidarte. Dormitaba, y cuando lo hacía, tú eras quién estaba en mi mente, siempre en mi mente.
Cuando tomé tu mano, y tú me sonreíste, yo no pude evitar hacerlo. Porque somos tan diferentes pero al estar juntos, somos tan felices.

Tú eras estudiante en tu época, alguien con un futuro brillante. Inteligente y autodidáctica. Interesante.
Yo era alguien que no conocía su futuro, no tenía un futuro. Podía morir mañana y ya nada quedaba. Triste.
Pero aún así seguíamos juntos.

Tu madre, abuelo y hermano me sonreían cuando los visitábamos. Divertidos de vernos juntos. Y yo notaba en su mirar que para ellos sólo éramos, y seríamos, amigos.
Tú veías a mi hermano mayor y, los dos, decidíamos ignorarle. Dejarle ir. Él creía que yo era alguien que convivía contigo para lograr mi cometido, aquello que nos había unido.
Nos veían pelear, todo el día, y creían que no duraríamos. Que lo nuestro no existía.

Veo al pasado y observó el presente. Revisando cada detalle, tanto tuyo como mío. Sonriendo puedo afirmar y decir que lo importante es que yo acepté tu persona, con todos los defectos, y tú quisiste mi lado bestia y, sobre todo, el humano.

Y es entonces cuando entro tu mano sobre la mía, donde me doy cuenta que a pesar de las diferencias que intentan separarnos. El amor es tan fuerte que provoca que, esas mismas diferencias, nos unan.


¡Hola!

Éste one-shot salió cuando escuchaba la canción de Quién diría de Ricardo Arjona, en realidad era un song-fic pero aquí no son permitidas las lyrics por lo que las he retirado, espero le entiendan y les guste.