Mi distracción en época de exámenes es escribir pequeñas cosillas como esta. Realmente me gusta como quedó, espero que a ustedes también les guste... Pk realmente creo que si Yanagi y Kirihara tuvieran una relación, sería más bien sádica XD
Mordiscos y arañazos
Salió de la ducha y cogió la toalla que había dejado preparada para secarse. Primero fue el turno del cabello, que empapado le rozaba los hombros, después los brazos, musculosos tras años de duro ejercicio, los abdominales, las piernas… Tampoco se tomó mucha molestia, quería que el frescor del agua durara lo máximo posible. Se enrolló la toalla a la cintura y se plantó delante del espejo, cogió el cepillo y empezó a peinarse los oscuros rizos que una vez secos le harían parecer un nido de pájaros.
Dejó el cepillo en su sitio y se miró en el espejo, sospesando si era necesario afeitarse o podía dejarlo para mañana, y entonces se dio cuenta; en su clavícula derecha, muy cerca del cuello, había una gran marca roja con las inconfundibles marcas de un mordisco. Alzó el brazo izquierdo y acarició la zona, que no le dolía pero no podría ser escondida por ninguna de sus camisetas. Suspiró al mismo tiempo en que la puerta se abría y su pareja aparecía, con cara de sueño y en calzoncillos. Sus ojos, siempre alerta, se posaron en la mano que tenía en el cuello y sus labios se transformaron en una sonrisa con un tinte de sadismo.
-Ya te vale Renji…
La sonrisa del aludido tan sólo se hizo más grande y éste se colocó detrás de él apoyando la barbilla en el otro lado del cuello.
-No te rías, no hace gracia… Como cuando empiece la entrevista aun esté así, te mato.
-No oí quejarte. Es más, lo que sí oí fue "oh sí, Renji… más, más…"
La imitación que hizo de su vos le puso los pelos de punta, sobre todo por que le hizo recordar lo sucedido pocas horas antes. La sonrisa de Renji volvió a surgir y éste pasó sus brazos por la cintura del chico y llevó una mano a sus abdominales, acariciando los músculos con un dedo.
-Por cierto Akaya… deberías cortarte las uñas. Tengo la espalda llena de arañazos.
El chico giró el cuello rápidamente, sorprendido por lo dicho.
-¿En serio? ¿Te duele?
-No, no es nada— le dijo dándole un beso— Aunque dudo poder ir a la playa esta tarde…
-¿Habías quedado? —preguntó el chico asustado.
-No, era una broma.
Renji se separó de Akaya, le revolvió el cabello ya casi seca con una mano y le sonrió.
-Voy a ducharme yo también. Que vaya bien la entrevista.
Akaya asintió y observó como su novio se desnudaba y entraba en la ducha. Antes de que su cuerpo desapareciera tras la mampara Akaya pudo apreciar largos y rojos arañazos en la espalda del chico. No pudo evitarlo, sonrió como Renji había sonreído al verle a él.
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Niea.
