ASOIAF, una corporación de espías que vagan por el mundo cumpliendo misiones e intercambiando arduas ideas acerca del mundo.
Stannis Baratheon y Jorah Mormont se encontraban sentados en aquella sala escuchando como un grupo de hombres hablaban sobre la siguiente misión.
- Iraq es la idea - dijo Edmund Tully incorporándose en el asiento.
- ¿Es lo mejor que tienes? - El jefe de aquella unida, Robert Baratheon estaba cansado de escuchar aquellas estupideces que repetían sus agentes.
Axell Florent iba a hablar pero se vio obligado a agachar la cabeza cuando Robert arrojo una carpeta hacia él. - ¡Nadie pidió tu maldita opinión!, ¡incompetente, descerebrado! - grito.
Todos se quedaron callados, estaba claro que muchos se querían reír, pero eso no era muy buena idea.
- ¿creo que necesitas unas vacaciones? - explico Stannis dejando su iPhone sobre la mesa.
Robert quemo con la mirada a su hermano y comenzó a reír. - Si, tienes razón, eres idiota, pero debo darte la razón. - Robert se puso de pie y todos miraron a Stannis con odio.
- Señor, ¿no es mejor que terminemos de arreglar estos asuntos?...- Barristan selmy se vio interrumpido cuando se jefe salió de la oficina.
- Mejor que lo traigas de vuelta, y que firme los putos papeles - grito Barristan.
- Esta claro que lo va hacer, pero Robert no fue creado para las reuniones, como Renly no fue creado para trabajar. - Stannis cerró su portafolio y miro a Jorah que seguía mirando su teléfono.
- Mi hijo - respondió a una pregunta que su amigo nunca había hecho.
Stannis Baratheon y Jorah Mormont habían sido amigos desde la secundaria, junto con Khal Drogo y Davos Seaworth. Stannis y Jorah habían optado por comenzar la carrera militar, y con eso siguieron la policía. Terminando en el centro de inteligencia londinense.
Davos había preferido dedicarse a su negocio, un simple bar que mantenía con su mujer Marya. Khal Drogo fue el que se diferenció de los cuatro, jamás termino el secundario y se dedicaba a hacer trabajos sucios para grandes señores de la mafia. Sus amigos se preguntaban como sobrevivía después de tantos golpes y tiros, también cuchillazos, que había recibido en su vida.
- ¿Sigue vivo?, no es de dudar que mi hijo no lo allá lastimado todavía.- Jorah miro dudoso a Stannis.
El Mormont espero a que todos salieran de la oficina. - ¿Se lo vas a decir algún día? - Jorah dejo el teléfono para mirar a Stannis que había apoyado una mano en el picaporte.
- ¿De qué hablas? - dijo confuso.
Jorah se paró y se puso frente a él. - De Gendry, no es tu hijo, pero lo criaste como tal, y él tiene derecho a saber quién es su padre...más cuando actúa igual que él.- Stannis bufo y se alejó de la puerta, dejando el portafolio con brusquedad encima de la amplia mesa de la oficina.
- No puedo...sé que Gendry es duro, pero no tiene sentido que le diga que Robert jamás se quizo hacer cargo de él - la voz de Stannis era tranquila, conmovedora.
- No eres el padre, y él tiene que pedirle una explicación a Robert de porque no quizo hacerse cargo - un golpe en la puerta obligo a los hombres a reincorporarse y dejar de hablar.
Jorah abrió. - Señor Mormont, señor Baratheon...- dijo una pelirroja entrando con una sonrisa.
- Ygritte - respondieron ambos.
La pelirroja se dirigió a Stannis - señor su mujer esta aquí y pide su presencia con mucha impaciencia, le dije que estaba en una reunión, pero no me pareció hacerla esperar, por su rostro no se encuentra bien...- ambos miraron a la pelirroja sorprendidos por el dialecto al hablar, hacía ya un año que ella estaba trabajando en ese puesto. Robert la había contratado a causa de que era demasiado desubicada y de cada dos palabras que decía uno era un insulto.
- Sera mejor que no hagas esperar a la fiera - le dijo Jorah levantando las cejas y saliendo del lugar - luego paso por tu casa, ahora tengo que ir a la comisaria, parece que james entro de nuevo.- Stannis asintió a ambos y se fue a encontrarse con su mujer.
Catelyn se encontraba en la sala de espera de la oficina, junto a ella estaba la pequeña Shireen y Robb.
- Tranquila - le dijo Robb abrazando a su madre. - él va a salir - le susurro mientras tomaba de la mano a su hermana menor.
Robb era el mayor de los Baratheon y el único que había salido como se los esperaban sus padres. Con tan solo veintiún años se encontraba estudiando medicina militar, tal como su padre había estudiado en su momento y servía de gran apoyo para sus hermanos, ante la ausencia constante de sus padres.
Stannis solía decir que era el único que había salido como la gente de la familia.
Catelyn y Stannis se había conocido en el casamiento de Robert con Cersei. Ella había sido invitada por el mejor amigo de Robert, Eddard Stark, pero aquella noche se había pasado todo el tiempo hablando con Stan que había olvidado la presencia de Ned.
- ¿Qué ocurrió? - dijo de mala manera Stannis acercándose hacia ellos.
- Frank...- dijo Robb duramente. No solía tener problemas con Stannis, tanto como las tenía Gendry que vivía discutiendo con él, pero siempre le reprochaba su ausencia.
El hombre respiro hondo. - ¿y ahora que tiene? - Catelyn lo miro con odio, sintió rabia. ¿cómo podía ser tan frio con su hijo?.
- Esta encerrado en su cuarto y no quiere salir, y tampoco comer. No estaríamos acá si te hubieras acordado de hablar con él ayer...te lo dijimos pero como siempre estás trabajando y...- Robb iba a continuar pero Shireen le apretó el brazo.
- ¿Vas a sacarlo del cuarto? - le dijo la pequeña con una sonrisa. Shireen era la más pequeña de la familia y la única que no era hija de Catelyn.
En un pasado cuando todos los hijos era pequeños, Stannis y Catelyn habían tenido una crisis matrimonial que los llevo a separarse por dos largos años.
Catelyn había hecho su luto llevándose a sus hijos a la casa de su hermana Lysa, que vivía en la playa, y Stannis decidió quedarse. Así cometio el error de conocer a Selyse y que ella quedase embarazada. Eso profundizo más el dolor de la pareja, pero después de un largo tiempo decidieron volver.
Cat nunca le quizo preguntar como conoció a Selyse y porque ella estaba encerrada en un manicomio.
Stannis miro a su hija e hizo una mueca que pareció ser una sonrisa. - Veremos...veremos. - respondió alejándose de ellos para salir de la oficina.
Melisandre miro fijamente los aposentos del lugar. Los caños de acero brillaban por su limpieza.
Theon sonrió y la miro tomando la cintura de la mujer.
- y... ¿qué dices?, ¿lo harías por mí? - El castaño sonrió cautelosamente.
Mel lo miro y sonrió. - No...- La dureza con que lo dijo transformo el rostro del joven.
- No pienso a bailar el caño para nadie, y tampoco pienso ser ninguna puta para llevarte dinero, Theon - le dijo mientras pasaba sus cálidos dedos por la barra del lugar.
El joven sintió odio en su interior, tomo a la chica por los cabellos y golpeo su cabeza fuertemente contra una de las mesas de madera del prostíbulo.
Melisandre trato de librarse pero fue imposible, Theon la golpeaba fuertemente. El joven la arrojo agresivamente contra la pared, dejándola tumbada envuelta de sangre.
- Si, lo harás...y esta noche empiezas - fue todo lo que dijo antes de salir. Melisandre intento levantarse pero fue imposible, sus ojos ya se habían cerrado y su cuerpo se desvaneció.
Cersei Lannister se encontraba sentada con demasiado mal humor. Su padre hacía ya dos horas que le dijo que necesitaba su presencia, pero jamás se presentó.
Ser la mano derecha del Primer Ministro implicaba estar ocupado, pero Tywin Lannister era más que eso. El hombre se encargaba de la mano sucia del primer ministro.
Su padre entro sacando de sus pensamientos a su hija. - Necesito que te metas en la unidad de servicio de inteligencia de Robert Baratheon. - le dijo con brusquedad observando una carpetas.
Cersei lo miro incrédula, ella se había graduado con honores en abogacía y había hecho una pasantía en la fuerzas armadas, allí conoció al hermano de Robert y a uno de sus amigos.
- Dijiste que tenías contactos...- su padre cerro la carpeta y poso sus ojos sobre los de su hija.- muy bien, eso hora de usar esos contactos. - Tywin espero a que su hija explotara y comenzara a gritar, pero se sorprendió al ver que ella solo se corrió el pelo.
- ¿y eso para qué es? - la voz de la mujer era áspera.
- solo quiero asegurarme de algunas cosas...de que no están investigando cosas por demás. - respondió con una sonrisa.
- No entiendo...- dijo ella levantando una ceja. Odiaba el misterio que rondaba a su padre.
- No debes entender, entraras ahí, y cuando ya tengas el puesto asegurado te voy a pedir que entres en sus informes más privados -
- ¿cuáles informes? - dijo seria, sin inmutarse ante la mirada intimidante de su padre.
- ¡No te importan! - respondió con brusquedad. - Me los traerás y no objetaras nada...te puedes ir - Tywin noto que su hija no se movió. - últimamente te está costando entender las ordenes - le dijo calmado.
Ella se levantó y se volvió antes de salir por la puerta.- Me enseñaron que hay que desconfiar de los traidores.-.
