OneShot: Vuelve

Sinopsis: "En nuestra relación estábamos rodeadas de personas tanto buenas como malas; Olvidé que en este mundo hay gente que tiene envidia, que existe la hipocresía, y personas que te fingen la sonrisa, y todo acabó, esa bonita relación por la que tanto luchamos en construir, poco a poco por culpa de él terminó".

Disclaimer: Frozen y sus personajes pertenecen a Disney.

Advertencia: Es un Oneshot con AU. Elsa no tiene sus poderes.

Nota: aún tengo mi fic pendiente llamado "Una como tú" el cual confieso no he podido retomar porque no tengo ni inspiración o tiempo. Aún así, intentaré terminar el capítulo que sigue antes de que finalice el año.
Les invito a que me agreguen en mis redes sociales (Están en mi perfil de ff).

Sin más qué decir por el momento, a leer:

ELSA

La vi y sentí que el corazón se me quería salir del pecho, los latidos tenían un ritmo más acelerado de lo normal, yo aún no comprendía que me estaba flechando Cupido, mucho menos entendía que era el inicio de una nueva ilusión de la cual se desatarían tantos sueños, deseos, anhelos, y pasiones. Así me enamoré de la mujer de mi vida, de aquella pelirroja bonita que al mirarme dominó toda mi alma y mi ser. Así dio inicio nuestra historia de amor.

Empezamos a vernos de vez en cuando, en citas fugaces las cuales disfrutábamos mucho. Todo era un sueño hecho realidad. Le conté de mi vida, de mi pasado, y también ella hizo lo mismo. Me contó sus sueños, sus anhelos, sus pasiones, sus fracasos, sus triunfos, y sobre todo me confió sus heridas, aquellas que aún no terminaban de sanar, y esas otras que le dejaron cicatrices.

Yo no tenía realmente heridas qué curar, al menos no mías, pero le confié lo que fui, le confesé que nunca me había enamorado, que solía ser la mil amores, la don Juan, la que destrozó corazones, la que tenía un corazón desatado, pero ahora con su llegada este solito colocó sus cadenas para que ninguna otra ilusión entrara, que solo se mantuviera la que nació por ella, porque quería mantener este amor por siempre dentro de mí palpitando exclusivamente para ella.

Sí me creyó, porque es verdad, porque mis pupilas dilatadas se lo gritaron.

Si bien dicen, una foto dice más que mil palabras, pero jamás la verdad, y es que, cuando ella subía una foto de las dos, todo el mundo creía que éramos la pareja perfecta, otros pensaban que ella merecía a alguien mejor que yo, y su familia aún tenía la esperanza de que ella recapacitara, me dejara y considerara andar con alguien de su sexo opuesto.

Con mi familia nunca hubo reproche, al contrario, todos estaban fascinados de que alguien logró "domarme", y le rezaban a todos los dioses de que por favor ella jamás me dejara.

Si bien recuerdo, detrás de cada foto que nos tomábamos realmente había felicidad, pero después esa felicidad se opacaba por esas pequeñas cosas que no parecían importantes, por reclamos absurdos causados por los celos tanto por mi parte como por su parte. Aquellos "Likes" en sus fotos no estaban mal, pero lo que me molestaba era cuando él le comentaba, y no era cualquier él, era ese hombre que soñaban sus padres para ella, me daba rabia, porque de pronto sentía la inquietud de que ella pudiera considerarlo, pero la calma llegaba enseguida, ella acariciaba mi mejilla y me decía que jamás habría alguien más, que en su corazón ya no quedaba espacio, que todo lo ocupaba yo. Me hacía sentir la mujer más feliz del mundo, tenía una dicha tan grande, que jamás terminaría de pagarle por tanto amor.

A pesar de mi pasado, ella no me juzgó, ni me echó en cara nada, tampoco desconfiaba de mí, y de hecho rara vez teníamos peleas, porque yo nunca le oculté nada, hasta la más mínima cosa que carecía de importancia se la contaba, porque entre nosotras no había secretos, y lo hacía simplemente porque me nacía hacerlo, porque quería estar firme y fiel por siempre para ella.

En nuestra relación estábamos rodeadas de personas tanto buenas como malas, porque había algunas que nos felicitaban por nuestra bonita relación, y había otros que aunque no estaban de acuerdo en que Anna y yo anduviéramos, lo aceptaban. Sabía bien que yo no le agradaba a sus amigos, y no era algo que deducía, ellos me lo dijeron directamente, mas no les di importancia porque mi mundo no acababa si no me hablaba con ellos, mi mundo solo podía acabarse en el momento en el que Anna decidiera dejarme. Aún así, eso no tuvo fuerza para terminar nuestra relación, al contrario, nos fortalecieron más, y tampoco yo le iba a pedir a mi novia que dejara de hablarles a sus amigos, yo no tenía ese derecho de ordenárselo. A mis amigos tampoco les agradaba ella, pero respetaron mi decisión y terminaron por aceptarla.

Todo eso lo pudimos vencer durante tantos meses, fueron muchas batallas difíciles que logramos ganar, pero hay un detalle, olvidé que en este mundo hay gente que tiene envidia, que existe la hipocresía, y personas que te fingen la sonrisa, y todo acabó, esa bonita relación por la que tanto luchamos en construir, poco a poco por culpa de él terminó.

Yo cómo podía sospechar que durante mi ausencia ella le abría las puertas de su casa, y no me refiero a ese él, al hombre soñado de sus padres, sino a él, su mejor amigo, sí, uno que en vez de brindarle una amistad sincera, se puso de lado de sus padres, y comenzó a luchar para quitarme de en medio.

Ahora entiendo por qué de pronto ella comenzó a actuar raro, y empezó a hacerme más reclamos y reproches, cosa que no hacía antes. Era a causa de aquel mejor amigo que le calentó el oído, diciéndole cosas malas de mí.

-/-

"¿Quién diablos es Jane?" –preguntó mientras yo me encontraba sentada en el sofá leyendo un buen libro. Su pregunta me desconcertó, pero lo entendí cuando la vi con su celular en la mano.

"¿Qué?" –atiné a decir mientras salía de mi trance de confusión.

"¿Quién diablos es Jane?" –preguntó pero ahora con un tono más molesto que el anterior.

"No lo sé" –respondí, y era verdad. Yo no sabía quién era la tal Jane.

"¿Entonces por qué la tienes agregada en tu "Facebook"?" –preguntó mostrándome la pantalla.

"¿De verdad estás revisando a los amigos que tengo que de hecho la mayoría ni son realmente mis amigos?" –pregunté ahora yo molesta porque se me hacía absurdo que ella casi diera inicio a una discusión sin importancia.

"Ahora te haces la desentendida" –dijo en son de burla.

Me puse de pie para encararla, pero ella me empujó y caí de sentón sobre el sofá.

"¿Qué rayos te pasa, Anna?" –pregunté aún más confundida. Volví a ponerme de pie y la tomé de los hombros. "¿Qué te está pasando?" –le pregunté preocupada mirándola a los ojos.

De pronto venía eso que tanto quise evitar, una lágrima, otra lágrima, el llanto se desató.

"Suéltame, Elsa" –rogó enojada y no lo hice.

"Mírame, Anna, te lo digo en serio, no sé quién es ella, y no sé por qué de pronto empiezas a desconfiar, no entiendo qué está pasando" –le dije y ella seguía intentando zafarse de mi agarre hasta que por fin logré que dejara de intentarlo, y solo se rindió bajando sus hombros, la solté lentamente y ella se dirigió al sofá para sentarse.

"No puedo con tu pasado, es todo" –confesó mientras secaba sus lágrimas. "Lo mejor será que me vaya" –dijo y se fue. Para qué ir tras ella, para qué ir a detenerla, tenía que dejarla pensar, tenía que darle su espacio para que pudiera asimilar la situación, y yo también lo necesitaba, quería saber por qué de pronto le nació esa inseguridad.

-/-

ANNA

Cuando me vio, sentí un escalofrío correr por todo mi cuerpo, después sentí arder por dentro, un fuego que iba creciendo sin cesar, yo no lo entendía, yo no lo sabía, que Cupido le atinó ese día a dispararme su flecha, y quedar enamorada al instante. Quise hacerme la indiferente, pero después ella se acercó a saludarme amablemente, por dentro temblaba, pero sabía disimular mi nerviosismo, y en vez de continuar con mi plan indiferente, le saludé sonriente. Así empezaba mi mejor historia de amor, aunque estaba un poco insegura y temerosa, me animé.

Comenzamos a vernos casi a diario, y aunque eran citas que no solían durar horas, disfrutábamos cada momento juntas. Todo parecía ser un sueño, no podía creer que después de tanto haber derramado lágrimas, por fin estaba teniendo momentos de felicidad que guardaría para siempre en mi memoria. Recuerdo que en un día de esos le conté a Elsa mis historias de amor, lo mal que la pasé, lo traumático que fue cuando me fueron infiel, le confié las heridas que aún tenía frescas, y ella prometió ese día que una por una iba a curar. Y de las que dejaron cicatriz, con sus besos las iba a parchar.

Le creí, claro que sí, porque por fin después de tanto tiempo estaba sintiendo un amor verdadero. Ella me contó su pasado, y yo ya sabía un poco al respecto, sé que antes de mí hubo otras que tocaron su cuerpo y besaron sus labios, pero me dijo que ninguna logró dejarle huella, y para hacerme sentir la calma, me confesó que nunca en la vida se había enamorado así como ahora lo está de mí, que antes su corazón estaba desatado, pero con mi llegada, colocó sus cadenas, y ahora solo guardaba dentro del pecho una ilusión que latiría siempre por mí.

Y claro que le creí, porque en sus ojos brotaban las mismas chispas de amor como en los míos. Le creí porque sé que me estaba diciendo la verdad.

Siempre que estábamos juntas quería grabar esos momentos, no solo en mi memoria, sino también en fotografías, y eso hacía, subía una foto nueva a mi perfil, y parecía que a todo el mundo le gustaba nuestra relación. Nos aplaudían por presumir lo felices que éramos, y algunos otros se disgustaban pensando que quizá yo merecía algo mejor, y mis padres, cuando ellos conocieron a mi novia, quedaron con la esperanza de que yo pudiera curarme, como si el ser "Gay" fuera una enfermedad, y que pronto la dejaría y andaría con alguien de mi sexo opuesto.

En cambio con la familia de Elsa nunca hubo problema, ellos me adoraron enseguida, y agradecieron que haya sido yo la que eligió mi rubia como novia.

Recuerdo también aquellas pequeñas peleas que arreglábamos de inmediato, realmente eran esas peleas como de juego, y terminábamos en besos. Eran absurdas, por aquellos "Likes" o "Comentarios" en mis publicaciones, pero para darle la tranquilidad a mi novia, bastaba con decirle que ya no había más espacio en mi corazón, que ella ocupaba todo, y jamás nadie la quitaría de ahí.

Ella nunca me juzgó por mis fallidos amores del pasado, y agradecía tanto eso, y yo tampoco la juzgué, pues pude entender que es un ser humano, y tiene derecho a equivocarse. Lo que importaba era nuestro presente, y nada más.

A mis amigos no les caía para nada bien mi novia, puesto que ellos la llegaron a conocer antes que yo en sus facetas de loca enamorada, y temían que pudiera hacerme lo mismo. Aún así, rogué para que no sacaran más esos temas a la luz, que solo me brindaran su amistad, y por mi parte tendrían lo mismo. Aceptaron. Y todo siguió siendo paz y tranquilidad. Yo tampoco le caí bien a los amigos de Elsa, y el motivo era solamente porque mi novia dejó de salir con ellos, y pensaban que yo era la culpable, que quizá no le daba permisos, cuando la realidad era que yo jamás le prohibí nada a mi novia, porque yo no tenía ese derecho.

Todos esos pequeños detalles los pudimos vencer durante tantos meses, vencimos todas las batallas que parecían imposibles de ganar, pero entonces llegó mi mejor amigo a ponerme los pies sobre la tierra, aterrizó mi vuelo y me contó la verdad.

-/-

"Sabes muy bien que me encanta verte feliz, y que no me gustaría que en un futuro tenga que decir 'te lo dije', pero ella no te merece, ella no es lo que dice ser" –comenzó a decirme Olaf en un tono tan serio que sentí miedo.

"Ella ya cambió, me lo ha demostrado" –defendí de inmediato un poco dudosa.

"Las personas solo cambian de estrategias, Anna, no te confundas, amiga, ¿Quién puede asegurarte que cada noche no se encuentra con otra?" –Sembró la duda en mi alma, y comencé a pensar.

"Olaf, Elsa no es así, ella jamás me lastimaría" –

"¿Estás segura?" –

"¿Hay algo que sepas que yo no?" –

"¿Por qué no lo compruebas tú misma? Llégale de sorpresa" –

"¿Eso que demostraría?" –

"Nunca la encuentras haciendo nada malo porque siempre le avisas cuando irás a verla, qué tal si intentas sorprenderla para que compruebes por ti misma lo que intento decirte" –

-/-

Y me animé, hice lo que mi amigo me recomendó, pero al llegar no la encontré con nadie. Entonces volví a conocer la calma.

"Amor, ¿qué haces aquí? ¿Por qué no me avisaste que vendrías?" –preguntó confundida, y la noté nerviosa.

Sí, ella estaba nerviosa, yo no estaba alucinando o algo por el estilo.

"¿No puedo venir a sorprenderte?" –

"No dije eso, amor, siempre serás bienvenida" –dijo y entré a su casa.

Ella se sentó en el sofá y tomó un libro. Comenzó a leerlo, mientras tanto yo tomé mi celular y comencé a revisar a sus amigos para comprobar que Olaf me decía la verdad. Él me dijo que Elsa estaba mandándose mensajes y viéndose de vez en cuando con una tal Jane, y para eso tenía que comprobar si se tenían como amigas en "Facebook" o algo por el estilo. Y entonces lo pude comprobar, ahí la tenía mi novia como amiga.

"¿Quién diablos es Jane?" –pregunté mientras ella seguía sentada en el sofá leyendo un buen libro.

"¿Qué?" –dijo haciéndose la confundida.

"¿Quién diablos es Jane?" –pregunté aún más molesta. Eso era cinismo, cómo podía fingir que no la conocía.

"No lo sé" –respondió al fin.

"¿Entonces por qué la tienes agregada en tu "Facebook"?" –pregunté mostrándole la pantalla.

"¿De verdad estás revisando a los amigos que tengo en "Facebook, que de hecho la mayoría ni son realmente mis amigos?" –preguntó ella haciéndose la enojada.

"Ahora te haces la desentendida" –dije casi queriéndome reír en su cara.

Se puso de pie para encararme, pero la empujé haciéndola caer en el sofá.

"¿Qué rayos te pasa, Anna?" –preguntó aún más confundida. Volvió a ponerse de pie y me tomó de los hombros. "¿Qué te está pasando?" –preguntó fingiendo preocupación.

De pronto un lágrima, luego otra, y comencé a llorar.

"Suéltame, Elsa" –rogué, pero ella no me soltaba, me tomó con más fuerza de los hombros pero sin lastimarme.

"Mírame, Anna, te lo digo en serio, no sé quién es ella, y no sé por qué de pronto empiezas a desconfiar, no entiendo qué está pasando" –Intentó defenderse pero no quería escucharla, y entonces me tranquilicé, ella me soltó lentamente y me senté en el sofá.

"No puedo con tu pasado, es todo" –confesé.

Mi mejor amigo me estaba haciendo ver la verdadera cara de Elsa, y me costaba creerlo. Me puse de pie y salí de ahí. Ella no me siguió, y era lo mejor, no quería verla.

-/-

ELSA

Para arreglar mi problema con Anna la cité, y entonces pudimos hablar, y lo solucionamos, le dije que no debíamos permitir que terceras personas interfirieran en nuestra relación.

"Amor, ¿no te das cuenta? Hay muchas personas que no nos quieren ver juntas, todo esto es absurdo, no puedes estar creyendo en todo lo que te digan de mí, hay cosas que ni siquiera sabía que yo había hecho y me entero por ti"

"Tienes razón, simplemente que a veces me entra la duda" –

"Pues siempre que tengas duda, háblalo conmigo, y no la sigas alimentando" –Le dije. Ella solo asintió un poco insegura.

Tenía que hacer algo por hacerle recuperar su seguridad.

Y fue lo que hice, le confié todas mis cuentas, mis contraseñas, etc.

Se sintió un poco mejor.

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ANNA

"Eso es lo que ella quiere que creas, pero ¿Cómo no sabes tú que tiene otra cuenta?" –dijo Olaf y entonces volvió a encenderse la duda. Era verdad, pero qué tonta soy, ella fácil podía hacerse otra cuenta y seguir charlando con la tal Jane.

"Mientras no lo vea con mis propios ojos, ya no creeré nada" –

"Está bien, amiga, solo una cosa te digo, ella te está engañando, que no lo quieras ver, es tu problema, yo solo intento ayudarte" –dijo dándome un beso en la frente, y se fue.

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ELSA

Me sorprendió tanto escuchar que alguien llamaba a mi puerta tan temprano, recién levantada corrí para abrir pensando que era Anna, pero al abrirla me di cuenta que no.

"Hola, Elsa" –saludó una castaña muy sonriente.

"Ho-ola" –saludé confundida.

"¿No te acuerdas de mí? Soy Jane" –dijo y yo seguía procesando la información, pero no lograba recordarla.

"Lo siento, no te recuerdo" –admití.

"La chica de la biblioteca" –dijo y entonces llegaron los recuerdos. ¿Cómo pude olvidarme de ella? Fue con la chica que salí, y ya no llamé jamás, pero estaba tan diferente, el cabello más largo, y un maquillaje mejorado. Se veía realmente preciosa.

"Oh, ya pude recordarlo" –le dije y ella se invitó a pasar. Cerró la puerta. Caminó hasta el sofá y se sentó a observarme desde ahí.

"¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?" –

"Me debes una salida" –

"Bueno, eso no podrá ser por dos motivos, el primero es que tengo novia, y el segundo es porque no quiero salir contigo" –

Ella se puso de pie y de alguna forma logró hacer que girara y quedara a mis espaldas el sofá. Me empujó lo cual provocó que cayera se sentón, y subió encima de mí.

"Oye, ¿Qué diablos pasa contigo?" –le pregunté enojada pero ella me encarceló con sus piernas. Esta no era la Jane que conocí hace meses, esta era una totalmente transformada.

Y entonces sucedió lo que ni siquiera temía, pero una inquietud me atormentaba dándome a entender que en cualquier momento algo así podría pasar, como en las telenovelas.

Anna entró y vio a Jane encima de mí, y como lo dije, una imagen puede decir más que mil palabras, pero jamás la verdad.

"Elsa" –susurró Anna decepcionada, y escuché cómo su corazón se quebraba.

"Anna, no es lo que sea que estás pensando" –le dije y entonces Jane se quitó.

"Lo mejor será que me vaya" –dijo la castaña, y se fue.

Solo vino a hacer la maldad.

"Anna, de verdad que te lo puedo explicar" –

"No quiero escucharte más, Elsa, tantas veces te lo dije, y te lo pregunté, y todo lo negaste" –

"No lo negué, siempre te dije la verdad, yo no quiero que piensas mal de mí, lo que acabas de ver…"

"Lo que acabo de ver confirmó mis sospechas, y confirmó que todo lo que mi mejor amigo me dijo era verdad, tú nunca cambiarás" –

"Anna, no te puedes ir así, ni siquiera me has dado la oportunidad de explicarte" –

"Vaya que sí te di bastantes, y lo echaste a perder" –dijo con llanto en sus ojos, antes de seguir avanzando a la puerta de salida se detuvo, dio media vuelta y me miró a los ojos. "Esta relación terminó". –Dicho eso último, se fue.

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ELSA

Y entonces así había terminado todo desde hace un mes, ella ya no me quiso volver a hablar, y a Jane ya no la volví a encontrar.

Para aquel mejor amigo le fue más sencillo convencerla porque le conocía sus debilidades, en cambio cuando lo intentó conmigo, tuvo las de perder, porque recuerdo bien cual él me contó que ella me estaba siendo infiel, su mejor amigo me lo contó, y en vez de creerle me reí en su cara, era la forma más absurda de querer separarnos, jamás pensé que usaría la misma estrategia pero invertida.

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ELSA

"Conozco muy bien a Anna, sé que pronto te dejará" –me dijo Olaf y yo lo miré confundida.

"Bien por ti que la conozcas, pero el dejarme lo veo imposible, nos amamos" –le dije y solo me limité a seguir esperando a que Anna saliera de su casa.

"Quizá solo tú la amas, porque bueno, no me corresponde a mí decírtelo, pero Anna se está viendo con alguien más" –soltó de pronto, y debo admitir que lo dijo con tanta seguridad que por poco se lo creía, pero entonces comencé a reír.

"Eres su mejor amigo, Olaf, debes estar feliz si ella es feliz, y serle fiel como amigo, ahora, si ella me está siendo infiel como lo has comentado, entonces deja que yo me entere por mí misma" –le dije y entonces me alejé.

Ese día ni siquiera se lo comenté a Anna, ni pensaba reclamarle porque yo sabía que no era verdad, sabía muy bien que ese comentario estaba mal intencionado y quería provocar una gran pelea entre ella y yo, pero no le di el gusto, y es por eso que quizá me empezó a agarrar coraje.

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ANNA

Hacía un mes que mi relación con Elsa había decidido terminarla, y de no haber sido por Olaf, seguiría en esa farsa.

La primera semana sí lloré mucho, pero decidí que no valía la pena seguir derramando lágrimas por alguien así. Los primeros días ella vino a buscarme, pero jamás salí a recibirla, no quería verla, ni quiero, ni querré. No puedo creer su cinismo, después de que le confié mis heridas, y ella solo vino y como si de una competencia se tratara, me provoca la más grande.

"Anna, es hora de irnos, nuestros amigos esperan, y Kristoff también estará ahí" –dijo mi amigo guiñando su ojo pero solo lo ignoré.

A mí no me importaba si Kristoff estaría ahí o no, yo no quería nada con él, pero en fin, ya no podía cancelar esa salida, ya eran tantas veces en las que les rechazaba, que esta vez no aceptaron mi negatividad, y me convencieron de ir con ellos a pasarla bien.

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ELSA

A mis amigos se les hacía difícil creer lo que me estaba pasando, sobre todo aquella tristeza que me seguía inundando. Mi amiga Punzie vino a visitarme a casa, y quedaba sorprendida al verme llorar.

"¿Sabes? Si ella realmente te ama, regresará solita" –dijo la de cabello dorado.

Yo reí un poco.

"Ella no me quiere ver ni en pintura" –confesé.

"Porque ahora está muy molesta por lo que vio, pero ella vendrá, no dormirá a gusto hasta que pueda escuchar tu versión de la historia" –

"No es una versión larga, simplemente alguien me puso una trampa, y sé que fue su mejor amigo, él lo planeó todo tan bien, pero eso Anna no me lo creerá" –

"Lo hará, tendrá que creerte, porque le dirás la verdad" –dijo y entonces me dio un abrazo. Uno que no sabía que necesitaba pero me brindó un poco de calma. "Te dejaré sola, no te obligaré a que vengas con nosotros a la fiesta, por muy difícil que parezca, pero realmente cambiaste, esa niña sí que te dominó"

"Gracias, Punzie" –le agradecí por el gran gesto que tuvo de venir a hacerme compañía por un rato.

Ella se fue y volví a sentir la tristeza, tan solo seguía aquí esperando a que aquel Dios me cumpliera el milagro o me regresara la dicha de que Anna vuelva.

Escuché que alguien comenzó a tocar la puerta, seguro era Punzie que había olvidado algo.

"Ya voy, Punzie" –dije y al abrirla me encontré con mi pelirroja que comenzó a reír.

"¡Guau! Realmente esperabas a alguien más" –dijo en son de burla y la desconocí.

"Anna, ¿qué haces aquí?" –fue lo único que se me ocurrió preguntarle porque quedé congelada, a pesar de que siempre la estuve esperando, no sabía con certeza cómo podría reaccionar cuando la viera.

"Perdón si te decepcioné al no ser Punzie" –dijo

"Tú sabes quién es Punzie, es mi amiga, Anna" –le dije y entonces vi cómo comenzó a marearse y sostenerse de mi puerta. Ahora lo entendía, venía ebria.

La tomé de las manos y la ayudé a que entrara a mi casa y la senté sobre el sofá.

Ella volvió a reír como loca, y me asusté.

"Anna, ¿por qué decidiste venir así? Te pudo haber pasado algo malo" –le regañé.

"Pero si lo más malo que me ha pasado en la vida es haber andado contigo" –

"¿Entonces qué haces aquí?" –pregunté un poco molesta.

"Porque no te puedo olvidar, porque sigues aquí todavía, y vine a devolverte lo que siento, ya no lo quiero, no quiero llorar más" –confesó y comenzó a llorar.

Me dolían sus palabras, cortaban poco a poco mi alma en pedacitos.

"Anna, lo mejor será que nos relajemos, y evitemos decir palabras que puedan herirnos" –pedí casi en un sollozo.

Se puso de pie intentando marcharse, pero la detuve, esta vez no la dejaría ir, no de nuevo.

"Suéltame, Elsa" –rogó pero ella carecía de fuerzas.

"No, Anna" –le dije pero entonces ella me abrazó, me miró a los ojos y comenzó a besarme. Al finalizar el beso ella comenzó a reírse, y a insistir en que quería irse, pero yo no lo podía permitir. "No dejaré que te vayas así" –le dije, y entonces la llevé a mi habitación, la recosté sobre la cama, comencé a quitarle los zapatos para ponerla más cómoda y durmiera.

Ya no se quejó ni hizo reproche. Se quedó dormida, y yo solo esperaría a que amaneciera para ver qué pasaba entre nosotras.

-/-

ANNA

Cuando desperté la cabeza me daba vueltas, pero entonces me percaté de que no me encontraba en mi casa, y pude recordar lo que había pasado.

"Al fin despertaste" –dijo Elsa colocando un vaso de agua y una pastilla en el buró.

"Tengo que irme" –atiné a decir, pero al ponerme de pie el piso se me movió y casi caigo.

"Primero tómate esa pastilla, relájate un poco y después ya podrás irte" –me dijo y salió nuevamente de la habitación.

Cuando salí de su cuarto pude verla sentada en el sofá leyendo como solía hacerlo siempre.

"Espero no haberle causado problemas con su novia Jane" –le dije y es que aún tenía tan presente esa imagen de cuando las encontré en ese mismo sofá donde ahora ella estaba tan tranquila.

Ella soltó un gran suspiro, cerró el libro y se puso de pie.

"Jane no es mi novia" –dijo y solo reí por dentro. No podía creer que su cinismo fuera tan grande.

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ELSA

Anna aún seguía dolida, aún no superaba lo que vio, y lo podía comprender muy bien, pero no era justo que ella siguiera creyendo que yo le era infiel cuando la verdad nunca fue así.

"Entonces ¿también solo fue una chica para el rato?" –preguntó y me dolió.

"No, Anna, tampoco. –Contesté e hice una pequeña pausa. –Ok, sí, reconozco que hace mucho salí con ella, pero jamás volví a saber de Jane hasta ese día que nos encontraste" –

"Ya no sigas, Elsa" –dijo e intentó irse pero alcancé a tomarla de la mano.

"No, Anna, esta vez no me dejes así, necesito explicarte lo que pasó, y después de eso si decides irte lo aceptaré, pero no me dejes así" –rogué

Pude notar que para ella era difícil estar aquí, que si llegó aquí conmigo ayer fue por el impulso del alcohol, pero tampoco era sencillo para mí, porque yo quería recuperar eso que tuvimos, que alguien con tanta maldad hizo que terminara.

"Bien, dime" –dijo en un tono firme, como si no le importara, pero sabía bien que ella por dentro estaba muriendo por conocer mi versión.

"Solo sé que ahora estás cegada por tanto dolor, y que lo que te diga no lo creerás, pero una vez que estés sola y lo puedas reflexionar, podrás sacar tus conclusiones" –

"Deja de darle tantas vueltas al asunto, y dime" –dijo con impaciencia y la invité a que se sentara en el sofá.

Me senté a su lado, y cuando quise tomarla de las manos, ella cruzó los brazos de inmediato. Esto sería más difícil de lo que pensé. Mi alma ya estaba muy destrozada con el simple hecho de no tenerla, pero el tener de paso su indiferencia y esa mirada llena de resentimiento terminaba por matarme, porque era algo que no me merecía.

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ANNA

En sus ojos podía notar su arrepentimiento, y aunque se haya disculpado de mil maneras diferentes, yo no podía perdonarle el daño que me causó. Deposité mi confianza en plenitud, le confié hasta mi vida, y terminó pagándome con una dolorosa traición. Podía leerlo muy bien en sus ojos, quería llorar, pero se aguantaba, porque a pesar de todo se mostraba fuerte, pero sé que por dentro estaba que se arrepentía por sus malas acciones. También noté que si en sus manos estaba, retrocedería el tiempo y evitaría hacerme tanto daño. Pero a mí de nada me servía su arrepentimiento, tampoco me servía que me pidiera perdón mil veces, porque yo no le perdonaría, no ahora, quizá en un futuro, pero no hoy, ni mañana. Esto era algo que tenía que asimilar muy bien, tenía que ponerme en su lugar y analizar los motivos del por qué lo hizo, porque a pesar de todo, siempre seré una empatizante para intentar saber qué pasa por la mente de la otra persona. Y sí, ahora mismo me estoy odiando por no haber aplicado eso mismo con Elsa, pero me cegó tanto el dolor, me dominó la duda, me atormentó la angustia, que simplemente no quería sentir más dolor.

"Bueno, ahora sabes la verdad, yo ya no tengo nada más qué decir, tan solo que me perdones, que de verdad mi intención no fue mala, desde mi punto de vista, alejarte a Elsa me pareció lo mejor para ti, y sabes bien que siempre he pensando en tu bienestar" –dijo poniéndose de pie en un tono firme.

"Yo estaba bien, todo era perfecto para mí, Olaf, y lo sabes. Ahora solo te pido que te vayas, ya has hecho bastante, y dile a Kristoff que ni se acerque, no quiero verlos por un buen tiempo" –le dije intentando sonar firme, pero él se quebró.

"De verdad lo siento, Anna" –comenzó a decir y me abrazó. Yo no pude corresponderle. "Solo te pido que no me odies. De verdad solo quería lo mejor para ti, y ahora me doy cuenta de que he cometido un terrible error" –finalizó el abrazo y me miró de frente una vez más. "De verdad lo siento". –

Salió de mi habitación, y al fin me desarmé. Me dolía, claro que sí, él era mi mejor amigo, era mi hermano, pero después de esto ¿Cómo podía llamarle? ¿Mi enemigo? No, claro que no. Todos cometemos errores, y los que se arrepienten de verdad, merecen ser perdonados, pero por ahora yo no podía perdonarle, no me nacía si quiera, por lo tanto se lo dejaría al tiempo.

-/-

ELSA

Afuera estaba lloviendo, y con mi libro en mano y mi taza de café leía distraída algún párrafo que dejó de cobrar sentido desde que inicié, y es que mi mente divagaba en otros lugares, mi cuerpo atontado no se movía, y mi alma buscaba la calma desesperada. De pronto alguien llamó a mi puerta, y mi alma volvió al cuerpo, mi libro cayó al suelo, y mi equilibrio logró sostener mi taza de café.

Al abrirla me encontré con la persona que menos esperé.

"¿Me permites pasar?" –dijo el pelinegro y solo asentí.

Comenzó a observar mi casa de un lado a otro y después se posó frente a mí.

"Sigo pensando que no eres buena opción para Anna, pero hoy descubrí que no soy yo quien deba decidir sobre su vida. No vine a reclamarte por delatarme, al contrario, vengo a agradecerte por haberlo hecho, porque al fin pude darme cuenta de que no estaba siendo buen amigo" –comenzó a hablar y yo simplemente quedé muda ante esa declaración. "Solo te pido que la hagas realmente feliz, y que no traiciones nunca su confianza, porque duele, y es un dolor indescriptible" -

"De verdad no sé qué decir" –empecé a hablar, y era verdad, Yo no sabía ni qué decirle. "Bueno, lo del dolor, lo he experimentado, y de manera injusta. Me alegra saber que Anna sabe la verdad, y sobre todo que se lo hayas confirmado" –

"¿Cómo negarle la verdad cuando ya me miraba fijamente a los ojos y rogó que ni le mintiera?" –contestó y medio sonrió. "Solo hazla feliz, y espero que tú puedas perdonarme, de verdad lo siento" –soltó de pronto y no me lo esperaba.

Regresó a la puerta principal, ni si quiera la había cerrado.

"De verdad lo siento" –soltó un suspiro. Quiso decir algo más, pero alcancé a silenciarlo.

"Ya no te atormentes tanto. Yo te perdono, y te agradezco que le hayas dicho a Anna la verdad. Eso simplemente puedo considerarlo como un buen detalle" –le dije y solo sonrió.

Se fue y cerré la puerta.

Regresé al sofá. No sé por qué de pronto yo sentía una paz tan inmensa, que ahora mi alma estaba tan inquieta como si tuviera fiesta.

Y entonces sentía que algo bueno podía pasar, cogí mis llaves, sí, esta vez iría a buscarla nuevamente, ya llevaba la esperanza colgada en mi corazón, y al abrir la puerta para salir ahí estaba ella a punto de tocar.

"Anna" –susurré sorprendida.

"Elsa" –dijo ella intentando sonreír.

La verdad es que ambas estábamos nerviosas, como si recién nos acabábamos de conocer.

Ella dio un salto y pude tomarla entre mis brazos. Con mucha desesperación comenzó a llenarme de besos y yo solo le correspondí.

"Perdóname por no haber creído en ti" –dijo y volvió a besarme. La miré a los ojos y antes de que pudiera darme otro beso le contesté:

"No tengo nada qué perdonarte, estabas en todo tu derecho de poner en duda mi sentimiento al llenarte de tantos chismes mal intencionados" –

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