Disclaimer: "Hetalia Axis Power" le pertenece a Estudio Deen y a Hidekaz.

Advertencias: AU, Historias de gatitos, Posible OC, Inocencia Extrema (?).

Aclaraciones: -Los capítulos están basados en la Tabla Hogareña de Musa Hetaliana.

-Se tratan de los gatitos "mascotas" de los británicos, a pesar de que los chicos no serán enfocados como tal.

-No habrá pairing entre los gatitos, o quizá sí, pero más que nada de forma inconsciente (?).

-Esto será un pecado (?), pero debo decir que yo no tengo un gato de mascota, así que el comportamiento real de estos animalitos no se verá reflejado en los episodios.

¡Hola a todos! Aishiteru-sama al habla. Me alegra mucho volver a esta sección, y sobre todo, con un fanfic más inocente que nada. Ya tenía ganas de algo mucho más relajado, más simple y bonito, sin complicaciones, lo que probablemente hará que las historias dejen una sensación de completa normalidad. Aún así, a pesar de que carezco de gatitos, me divierte mucho el comportamiento de estos animalitos y espero haberlo reflejado mediamente en esta historia. Dicen por ahí que quien tiene un gato es porque necesita algo que adorar (?) y francamente yo quiero que me adoren (?), por lo que la personalidad de un gato y la mía no se llevaría bien xDD.

¡Muchas gracias y disfruten la lectura!

Owari~.


"Kittens, kittens everywhere"


01# Llaves.


Arriba. Abajo. Derecha. Izquierda.

Un giro acompañado de un leve tintineo y de una vista colorida.

Tenían que ser suyas.

Estaba totalmente quieto, sólo aguardando el momento preciso.

Había que ser cuidadoso, ya que un movimiento en falso podía significar el fracaso de toda una semana.

Un poco… un poco más.

— Sí, ya te dije que sí. No sigas jodiendo con eso — el humano que se hacía llamar Scott estaba hablando a través de un pequeño aparato. Se encontraba sentado, moviendo distraídamente el tesoro que anheló por días — ¡Jah! ¿En serio? ¡No te arriesgues, no te arriesgues maldito inútil!

Tan sólo podía observar el objeto, tan quieto que incluso su respiración era pausada.

Lo necesitaba ya, ¡YA!

De nuevo sonó ese tintineo y todos sus nervios volvieron a crisparse.

Una oportunidad, eso era todo lo que tendría en la semana entera.

Pero de pronto Scott se detuvo.

Sus orejitas se levantaron en señal de alarma.

— ¿Y tú que tanto miras? — lo observó sonreír de lado — Luces como si esperaras algo de mí.

¡No de él! Bueno, sí, porque era dueño de lo que él deseaba, ¡pero cuando lo consiguiera sería sólo suyo!

No obstante, nuevamente reaccionó al tintineo.

Arriba. Abajo. Derecha. Izquierda. ¡Un giro con vista colorida…!

El pelirrojo rió haciendo cada vez más rápido el movimiento. Escuchó que mandó al diablo con quien hablaba y se concentró en torturarlo con maniobras más complicadas de predecir.

— Así que esto es lo que quieres.

Y puso por encima de su cabeza el objeto codiciado.

Era una llave dorada, de tamaño mediano y que sonaba al chocar con un llavero en forma de licorera, junto con otro con la figurita de Nessie. Sí, de esa lagartija acuática que una vez le quitó su pescado.

¡Todo en conjunto era tan colorido…! Tan curioso que saltó para agarrarlo con su boca.

La risa que hizo el otro le hubiera molestado de no ser porque estaba más al pendiente del tesoro.

¡Suyo! ¡Tenía que ser suyo!

El humano siguió moviendo todo de forma aleatoria, rápida, y únicamente un par de veces pudo rozarlo con sus garras.

Imaginaba todas las increíbles cosas que haría cuando las alcanzara.

¡Morderlas, esconderlas, morderlas, moverlas, morderlas, admirarlas, morderlas!

Estúpido pelirrojo, debía entregárselas.

— No serán tuyas — sin duda entendía todo lo que pensaba — Las necesito.

¡¿Qué?! Nadie podía necesitarlas tanto como él. Era ridículo.

— Esto hace que mi precioso auto arranque con ese motor de 2000 caballos de fuerza — no tenía idea de qué hablaba, ni le interesaba — Y si tú las tomas, pues…

De repente lo jaló por la piel del cuello, levantándolo del suelo para estar cerca de su rostro.

— Te mataré y arrancaré tu pelaje para ponerlo como cubrimiento de una silla. Así que si aprecias tu vida, aléjate.

Todo pasó muy rápido.

En un segundo de descuido, mientras Scott trataba de intimidarlo, dio una pequeña patada en su mano contraria.

La llave cayó al suelo con el tintineo, y él volvió a saltar. Tomó el objeto con la boca, saliendo disparado hacia afuera. Claramente era perseguido por el humano, quien lanzaba maldiciones que avergonzaban a sus vecinos.

¡JAH! Estúpido humano.

Lo que quería, lo conseguía.